José Antonio Elenco

Alison Wilding OBE, Sin título, 1990
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por ATILIO A. BORO*

Un político más reaccionario, déspota y violento que Pinochet

La estrecha victoria de José Antonio Kast en la primera vuelta de las elecciones presidenciales (solo unos 150.000 votos por delante de Gabriel Boric de 7 millones) pone a Chile al borde de un pésimo resultado. Detrás de esta opereta Führer, orgulloso de sus ancestros nazis y admirador declarado de un tirano -y también ladrón- como Augusto Pinochet, se agrupan los restos en descomposición de la derecha tradicional chilena. Sus pérfidos personajes, anidados en varios partidos, que inicialmente lo despreciaron y se burlaron de sus ridículas tonterías, ahora lo exaltan como el mesías destinado a salvar a Chile de las garras de los vándalos de izquierda, o los extraterrestres que la esposa del presidente Sebastián Piñera creía haber visto en los grandes días de octubre de 2019.

Kast, como Jair Bolsonaro, Donald Trump y Santiago Abascal (el líder de Vox, con ardiente nostalgia de los buenos tiempos de Francisco Franco y la Santa Inquisición en España) son las excrecencias que expulsa la sociedad capitalista una vez iniciada su irreversible decadencia. Las buenas maneras y las hipócritas invocaciones a la democracia y los derechos humanos dan paso a los vómitos de estos grotescos que aceleran la marcha de la humanidad hacia su destrucción. Desde el otro lado de los Andes, llegó el saludo exultante de Javier Milei, otro demagogo de la misma estirpe, quien en un tuit envió sus “felicitaciones por lograr traducir en votos una propuesta de superación de problemas para Chile y al mismo tiempo mover lejos del socialismo empobrecedor. VIVA LA PUTA LIBERTAD”. En plena sintonía con la estupidez del argentino, Kast respondió diciendo: “Muchas gracias querido Javier. ¡Viva la libertad en los putos Chile y Argentina!”.

Más allá de estas manifestaciones, lo que importa es que este tipo, y la turba reaccionaria que lo rodea y lo mima (y que celebró su victoria el lunes con una importante suba en la Bolsa de Comercio de Santiago), es el proyecto concreto que se propone imponer de ser elegido. presidente de Chile El “Programa de Gobierno” de Kast se presenta en un extenso documento de 204 páginas titulado “Atreva-se Chile” que comienza con un “Manifiesto Republicano” que describe los males que aquejan a ese país: “el castigo progresivo a la propiedad; la promoción de un estado intervencionista; la identificación de enemigos irreductibles como la empresa privada y el sistema de mercado; la protesta violenta y el vandalismo como justificación para infringir las normas y faltar el respeto a la autoridad; el resurgimiento de un falaz discurso neomarxista de la lucha entre sexos, razas, orientaciones sexuales, visiones corruptas de los derechos humanos, la interpretación de la ciencia (y el) acoso a la fe cristiana” (p. 3). Sigue una extensa enumeración de las 829 (¡sic!) correcciones requeridas para remediar una situación tan insoportable. No es necesario reproducirlas aquí, pero invito a mis lectores a hacer un esfuerzo y animarse a hurgar en esta fétida letrina de propuestas reaccionarias, para caracterizar con precisión lo que le espera a Chile si llega a La Moneda este Führer de los más sucios antros. .

Aquí hay unos ejemplos:

# 72 “Fortalecer los lazos de Chile con Estados Unidos, Reino Unido, Japón y Alemania, como líder de la Unión Europea, como socios políticos estratégicos. También fomentamos lazos más estrechos con los países de Asia-Pacífico, dada su creciente importancia económica”. Por supuesto, para Kast y sus severos asesores, China no existe.

# 74 “un aspecto importante en el tema de la seguridad es evitar que los actores políticos nacionales busquen alianzas transnacionales para incrementar sus posibilidades de llegar al poder en Chile, e incluso hacerlo de manera irreversible. Un grave peligro es la tendencia histórica de regímenes subversivos como Cuba y Venezuela a apoyar, por medios ilegales y encubiertos, a grupos y partidos políticos de la extrema izquierda chilena, ante los cuales nuestros gobiernos electos han mostrado extrema debilidad y tolerancia”. La vieja teoría de que los conflictos y las luchas sociales llegan al idílico Chile desde el exterior; antes de la Unión Soviética, hoy de Cuba y Venezuela.

Y luego hay otra tontería cavernícola que yo, como orgulloso egresado de FLACSO, no puedo dejar de mencionar. La recomendación número 77 de su programa advierte que “caso especial merece la situación de la FLACSO, entidad de carácter supuestamente académico, que durante décadas se ha inclinado hacia el activismo político y refugio de trabajo de ex políticos nacionales y extranjeros. Esta entidad será notificada del cese de sus operaciones en nuestro país”. La verdad es que hace años que no me encuentro con personas tan ignorantes y primitivas como los escritores de estas tonterías, incapaces de valorar las credenciales académicas internacionales de FLACSO. Continúa el programa en el número 82 que “Retiraremos a Chile del Consejo de Derechos Humanos de la ONU”, algo que ya estaba previsto en el número 30, que anunciaba el “Cierre del actual Instituto Nacional de Derechos Humanos y su sustitución por un institución transversal dedicada a la defensa efectiva de los derechos humanos de todos los ciudadanos”. El siguiente artículo, el número 31, promete “más detenciones para Chile y más protección y beneficios para los Gendarmes… No más garantías”.

La culminación de este proyecto fascista y grotesco es a la vez una reedición del funesto Plan Cóndor, que en tiempos de Pinochet, Videla y compañía cobró la vida de miles de latinoamericanos y condenó a otros tantos al exilio. El # 33 declara, sin ambigüedades, que la “Coordinadora Internacional de Izquierda Antiradical” (¡sic!) avanzará. Lo que está pasando en Colombia no es casualidad. Se repite el modelo de irrupción antisocial en Chile. Coordinaremos con otros gobiernos latinoamericanos para identificar, arrestar y juzgar a los agitadores radicalizados”. Pinochet llevó a cabo el Plan Cóndor, pero nunca confesó su existencia. Kast, en cambio, lo anuncia con el pecho hinchado de arrogancia y buscando el guiño cómplice de Washington.

En definitiva: un programa guiado por el grito de guerra del franquismo: “viva la muerte!” y combinado con un programa económico ultraneoliberal. En resumen: este loco ha logrado lo que hasta ahora parecía imposible: que apareciera en Chile un político más reaccionario, déspota y violento que Pinochet. Kast lo hizo. Ojalá el electorado despierte a tiempo y evite que este monstruo llegue a la presidencia y hunda en la barbarie la tierra de Salvador Allende, Víctor Jara, Pablo Neruda, Gladys Marín, Violeta Parra y tantos otros.

*Atilio A. Boro Es profesor de ciencia política en la Universidad de Buenos Aires. Autor, entre otros libros, de Búho de Minerva (Voces).

Traducción: Fernando Lima das Neves.

Publicado originalmente en el diario Pagina 12.

 

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