por BRUNO GUILHERME FEITLER*
Comentario al libro de Ronaldo Vainfas
En este libro, Ronaldo Vainfas se mantiene dentro del tema de los estudios sociorreligiosos, siguiendo una vena que comenzó con trópico de pecados (1989). Desde entonces, Vainfas ha estudiado varios fenómenos de desviaciones religiosas en el mundo católico portugués. Este prisma a menudo arroja más luz sobre las instituciones y culturas dominantes que los estudios directamente dedicados a ellas. Es un relato sociológico, centrado en las rupturas y discontinuidades, a lo Foucault, que Vainfas domina con extrema sensibilidad y familiaridad.
Em Jerusalén colonial, además de estudiar la estructura y el funcionamiento de la comunidad sefardí local, Vainfas no escapa a la regla de destacar los personajes heterodoxos. No le interesa estudiar los ritos y ceremonias religiosas, sino los comportamientos sociales y los dilemas identitarios de sus personajes, tema, por cierto, bastante actual. Con todo el cuidado necesario, el autor abre una ventana sobre las relaciones entre religión, cultura, origen geográfico e identidad en el mundo portugués, en el que estos judíos a menudo se insertaban con extremo placer, y a pesar del rechazo que sufrían por parte de la " buenos” católicos.
Esta lectura sociológica de la (breve) historia de la comunidad judía nororiental (1636-1654) tiene su origen en el propio camino de Vainfas. Pero también debe mucho a la producción historiográfica más reciente sobre la diáspora sefardí, como bien señala en la introducción, especialmente a la obra de Yosef Kaplan y su concepto de “nuevo judío”. Tales judíos, descendientes de los convertidos a la fuerza en Portugal en 1497, estigmatizados con el epíteto de “cristianos nuevos”, sufrirían, debido a su origen judío ya una experiencia católica a veces secular, “dramas de conciencia”.
Vainfas hace así una historia general de la comunidad judía en el Recife de Israel (Kahal Kadosh Tsur Israel), reconstruyendo cuidadosamente la trayectoria de la comunidad madre de Amsterdam, y retomando de José Antônio Gonsalves de Mello –su principal inspiración– temas como la importancia de los sefardíes para la economía, especialmente para la empresa comercial de la Companhia das Índias Ocidentais en Brasil, sin dejar de centrarnos en el tema de la identidad. Trató de evitar cualquier conceptualización más amplia de un "espíritu judío" o sefardí, como habían hecho muchos de sus predecesores. Así, se cuidó de no reducir el análisis de la religiosidad de este pueblo a algo unívoco, desviándose del camino seguido por los inquisidores, y poniendo en entredicho a autores más recientes como Nathan Wachtel, que defienden la idea de un "judaísmo" generalizado. esencia" de cristianos-nuevos iberos.
Sin embargo, Vainfas sucumbe, en mi opinión, a una cierta generalización, cuando afirma que “la ambivalencia de los nuevos judíos era, por lo tanto, inherente a la identidad cultural –e individual– de la mayoría de ellos”. Pero esta pequeña nota no disminuye en lo más mínimo la importancia del libro. Aplica al caso brasileño, en su estilo sugerente e inconfundible, las interpretaciones historiográficas más recientes del judaísmo sefardí, que hasta ahora han quedado restringidas a publicaciones académicas limitadas.
Jerusalén colonial también trae novedades. Sorprendentemente repasa, entre otras cuestiones (el origen recifense del judaísmo en Nueva York, la figura del jesuita Antônio Vieira, las divisiones dentro de la comunidad judía...), el personaje de Isaac de Castro Tartas. Detenido en Bahía en nombre de la Inquisición en 1644 y quemado vivo tras el auto de fe de Lisboa de 1647, fue transformado en un verdadero mártir del judaísmo por la comunidad de Amsterdam. Vainfas desmiente el mito del joven erudito y valiente que fue a Salvador desde Recife para hacer proselitismo de cristianos nuevos, mostrando la trágica falta de identidad de Isaac.
El autor también logra encontrar nuevas e interesantes lecturas de la estructura social de la comunidad judía en el Pernambuco holandés, al retomar una documentación ya de por sí destartalada. Muestra que Tsur Israel fue monopolizado por hombres que venían de Europa. Habla primero de “Una nueva diáspora, diáspora colonial” para referirse a la comunidad de Pernambuco, en vista de su vinculación intrínseca con la Compañía de las Indias Occidentales. Pero luego muestra que esta colonialidad también puede estar atrapada en la preponderancia numérica que los “retornados” en Europa tenían sobre aquellos que se convirtieron en judíos profesos en Brasil.
Para crecer, la comunidad dependía principalmente de la inmigración. Finalmente, esta preponderancia europea también fue social. “Los judíos convertidos en Recife terminaron siendo relegados a la condición de judíos de segunda categoría. Judíos inciertos. judíos coloniales”. Sin duda, esto es lo que explica por qué algunos de estos judíos nuevos optaron por ir a Amsterdam para circuncidarse, en lugar de utilizar los servicios de la mohelm ubicaciones.
La elección de una estrella de seis puntas para ilustrar la portada del libro constituye un anacronismo editorial. La llamada Estrella de David solo se convirtió en un símbolo específicamente judío durante el siglo XVIII, a partir del mundo Ashkenazi.
*Bruno Guilherme Feitler es profesor de historia en la Unifesp. Autor, entre otros libros, de En las mallas de la conciencia: Iglesia e Inquisición en Brasil – Nordeste 1640-1750 (Avenida).
Publicado originalmente en Revista de reseñas no. 11 de marzo de 2011.
referencia
Ronaldo Vainías. Jerusalén colonial: judíos portugueses en el Brasil holandés. Río de Janeiro, Civilización Brasileña, 376 páginas.