por LUIS FELIPE MIGUEL*
Bolsonaro es un cobarde, pero uno de sus temores es admitirse como tal frente a sus seguidores. Por lo tanto, la tentación de dejar escapar algo de bravuconería hoy es grande.
El acto de hoy es un paso importante para Jair Bolsonaro. Sólo tiene un propósito: escapar de la cárcel. Con el acto quiere alcanzar dos objetivos que sirven a este propósito.
La primera es demostrar que tiene fuerza popular. Enviar el mensaje a un Poder Judicial tan preocupado por el impacto político inmediato de sus acciones que no es fácil meterse con él.
Idealmente, el mensaje sería que su arresto generaría un levantamiento popular espontáneo e incendiaría el país. Pero ni siquiera Jair Bolsonaro lo cree.
Demostrar que tienes capacidad de movilización ya es una buena idea. El problema es qué métrica se utilizará para calcular esto.
Con tanta inversión en la convocatoria del evento, tiene que ser realmente gigantesco, al menos tan grande como los más grandes durante su periodo como presidente.
Por supuesto, Carlas Zambellis y Nikolas Ferreiras dirán de todos modos que fue monumental y cuentan la audiencia por millones. Pero el mensaje que Jair Bolsonaro quiere enviar no es para el parque. Esta fuera. Y luego hay que ser más convincente.
El segundo objetivo es obligar a la derecha a unirse en torno a él, exactamente en el momento en que las investigaciones cierran y la prudencia recomienda tomar distancia. De ahí la presión sobre los gobernadores, Tarcísio de Freitas en primer lugar, para que asistieran.
Muchos asistirán, incluso sabiendo el potencial de desgaste. Pero, si yo fuera Jair Bolsonaro, no contaría mucho con su lealtad. Después de todo, todo político es proverbialmente un pez jabonoso: siempre escapa de las manos de quienes quieren arrestarlo.
El desafío de Jair Bolsonaro es mantenerse dentro del guión – evitar bravuconadas, nuevos ataques a la Corte Suprema, nuevas amenazas a la democracia.
Es un cobarde, ese es uno de sus rasgos definitorios. Siempre amarillo cuando el enfrentamiento parece serio. Pero uno de sus temores es el miedo a asumirse como un cobarde frente a sus seguidores. Por tanto, la tentación de desatar la bravuconería es grande.
*Luis Felipe Miguel Es profesor del Instituto de Ciencias Políticas de la UnB. Autor, entre otros libros, de Democracia en la periferia capitalista: impases en Brasil. (Auténtico) [https://amzn.to/45NRwS2]
Publicado originalmente en las redes sociales del autor.
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