por RENATO DA SILVA QUEIROZ*
Los capitanes de la selva cazan, pisotean y exterminan a los habitantes de las favelas en ese quilombo urbano
Los hombres son muchos. un pelotón Enmascarados, uniformados, empuñando rifles, ametralladoras y pistolas. Descienden de vehículos blindados camuflados. Desfilan al son de una acelerada marcha fúnebre. disparan sus armas.
Botas lustradas derriban las puertas de chozas barrocas, inmortalizadas en pinturas ingenuo. Niños en pánico, niños a la fuga, mujeres protegiendo a sus bebés, refugiándose en los rincones de las chozas. Hombres indefensos destrozados.
Los capitanes de la selva cazan, pisotean y exterminan a los habitantes de los barrios marginales de ese quilombo urbano. “Todo matón”. Negro y casi negro. Quienes no se emanciparon. Eso no se liberó. ¿Adónde irá la princesa Isabel?
Eviscerado intenta escapar, sosteniendo sus entrañas explícitas. Se deslizan en la sangre que corre por los callejones estrechos y mal trazados. Choques, gritos, dolor, terror. Fuego. CPF cancelados. “Todo matón”. “¡Dispara a la cabecita!”.
Carros fúnebres alineados, listos para el desfile triunfal. Cadáveres irreconocibles. “Todo matón”. Les falta rostro, les falta identidad, les falta dignidad, les falta humanidad.
El ataque continúa. Más sangre para saciar la sed de quienes ordenaron el exterminio. ¡Mas sangre! ¡Mas sangre! ¡Mas sangre! Humo denso sale de los cañones de las armas. Bebés niños marimachos mujeres hombres indiferenciados – “todos matones”.
Las chozas no son casas, no son hogares, los habitantes de los barrios marginales no son personas. ¡Derribar! ¡Ponle fuego! ¡Bosque! ¡Bosque! Sin clemencia, sin piedad. “Todo matón”. El hedor de la muerte no se disipa.
Perros rastreadores, los capitanes de la selva registran las chozas. Derriban puertas y ventanas y muebles y todo lo que está en pie. Nada puede permanecer en pie. La verticalidad del cerro da paso a la horizontalidad de la muerte.
Una vez terminada la matanza, los capitanes de la selva regresan a las comisarías. Botas ensangrentadas. Reuniones. Aclamado. Reverenciado. Decorado. Cumplieron órdenes. Con el placer de los sádicos, con la mirada de los locos.
Los que sobrevivieron a la matanza buscan a sus muertos. Sin abrazo final, sin despedida final. Todas las lágrimas han sido derramadas. Estas personas realmente no se apegan a la vida. “Todo matón”.
*Renato da Silva Queiroz Es profesor del Departamento de Antropología de la USP. Autor, entre otros libros, de Un mito muy brasileño (Policía).