por JEAN PIERRE CHAUVIN
Consideraciones sobre la editorial del diario El Estado de S. Pablo
“El hombre medio dirá que las cosas racionales son aquellas que resultan obviamente útiles” (Max Horkheimer, Eclipse de la razón).
Saludos en este 2022 que parece el final del día: verduras, legumbres, verduras frescas se van superponiendo poco a poco a naranjas, plátanos, guayabas y aceitunas en estado de putrefacción. Como bien sabemos, cada vez que peligra la (des)razón de mercado, conservadores envidiosos (“conservadores” de qué, ¿eh?) salen a la luz pública para refundar los pseudoargumentos del suscriptor y, si es posible, confundir al lector ocasional.
Afortunadamente, no estoy suscrito a periódicos, diarios y tabloides orientados por la imbecilidad neoliberal: no soy cómplice de los vehículos que detonaron a João Goulart en nombre de dios-propiedad-familia; que apoyó la dictadura; que promueven golpes de estado (incluido el más reciente) y, entre otras aventuras, ayudaron a elegir el no ser en 2018, coparticipando en la noticias falsas difundido a través de las redes sociales. Evito a los lectores reproducir extractos del editorial injusto y ofensivo publicado en el periódico. Pero es necesario comprender las “razones” de la Estadão, con perdón del juego de palabras.
La llamada prensa “grande”, en la que confían sectores de la clase media, parece no haber aprendido mucho del golpe de 2016 y del asalto a las urnas, con el derecho al tres oitão como prueba de votar por el monstruo . O más bien, tal vez aprendió que el sistema en el que vivimos es autodestructivo. Ni siquiera tendremos que esperar al meteoro, fenómeno tan celebrado en las redes sociales, para morirnos de calor y falta de agua, rodeados de plástico y sin la sombra de un árbol.
Para los paulistas que tienen fobia a todo lo que huela a “bienestar social”, “dignidad”, “ocupación de baldíos”, “defensa del SUS”, “protección de la soberanía nacional”, “expansión de la industria park”, “agricultura familiar”, “lucha contra los prejuicios”, “lucha contra la misoginia”, etc., ciertamente las palabras del editor, en vísperas del 468 aniversario de Pauliceia – tucana perseverante y cínicamente, hasta el punto de ignorar la 31 mil personas en -situación-de-la-calle- las falacias transmitidas en el periódico habrían sonado como una a lo grande regalo. A ver si la editorial no parece un texto por encargo, financiado por los sectores más reaccionarios de la “élite” de São Paulo.
Sí, porque nuestra clase media, salvo un puñado de expertos y orgullosos lectores de bestsellers, prácticamente no cultiva otra cosa que mensajes que se deslizan entre los dedos en la pantalla del teléfono inteligente, financiado en cómodas cuotas. Nada mejor para este selecto público que recibir este regalo: un texto lleno de falacias disfrazadas de sentido común, caras a la “ética” neoliberal. En este sentido, la redacción Estadão nada debe a los libros que llevan en sus portadas la magia de interiorizar lo-maldito-lo-demás, celebrar el emprendimiento-sin-jefe (en un país sin clientes) y detonar asuntos públicos (con excepción de sectores providencialmente bien- pagados por el Estado FEDE-ral).
Marco Aurelio de Carvalho[i] tiene toda la razón en estar indignado contra la “resistencia mostrada por ciertos sectores de los grandes medios de comunicación”, que acusan a Luiz Inácio Lula da Silva de atentar contra la democracia. ¿Qué nombre se le da? ¿Cinismo? ¿Hipocresía? ¿Complicidad en el genocidio? ¿Apología de la destrucción del Estado? En estos momentos nos damos cuenta de que la moralidad de algunos seres es tan elástica como la simbólico reciben y tan convenientes como la defensa de sus propios intereses o los de sus asociados.
¿Por qué piezas como esta infectan a tales lectores? En primer lugar, por el fomento pragmático de la pereza. El editorial es un género breve y de “opinión”: no cansa la lectura y es “instructivo”, “sincero” como el actual Disgovernant. En segundo lugar, porque, a pesar de la desvalorización de la memoria y el cultivo de la inmediatez, el lector de reseñas y similares podrá retener tres o cuatro palabras clave del texto estampadas en un “vehículo-que-tiene-credibilidad” y, así , establecer pub-talk o ascensor-talk: enérgico, a pesar de no estar conectado a tierra.
Seamos sinceros. Es un fenómeno, cuanto menos, curioso que algunos de estos escasos lectores de diarios (ocasionales o de carné) critiquen los “excesos” de ese ideólogo victimado por el virus, olivo terrón, pero no vean similitud entre ciertas editoriales del Estadão y la bravata pseudofilosófica de un “pensador” tan neoliberal como autoritario; tan patriótico como sugería su hogar, a salvo de esta neocolonia teocrática, en el Estados.
*Jean Pierre Chauvin Es profesor de la Facultad de Comunicación y Artes de la USP. Autor, entre otros libros, de Mil, uma distopía (Luva Editora).
Nota
[i] https://www.cartacapital.com.br/opiniao/a-irracional-e-absurda-a-tentativa-de-atribuir-a-lula-a-pecha-de-adversario-da-democracia/?utm_campaign=novo_layout_newsletter_-_2601_-_quarta-feira&utm_medium=email&utm_source=RD+Station