por JOSÉ CASTILHO MARQUES NETO*
Nueva investigación “Retratos de lectura” muestra que Brasil perdió 6,7 millones en el período 2020-2023
Han pasado 396 años desde la primera publicación de Por Motu Cordis por el médico revolucionario inglés William Harvey. Contrariando la medicina tradicional que prevalecía en el siglo XVII, William Harvey desafió los conceptos de Claudio Galeno y demostró el funcionamiento del sistema circulatorio y el movimiento de la sangre dentro de los vasos sanguíneos. Además de los descubrimientos médicos, sus estudios científicos inspiraron a algunos pensadores modernos como René Descartes.
Por eso, la medicina sabe desde hace casi cuatro siglos lo que significa la palabra hemorragia. En los diccionarios lo explican muy claramente, como en este resumen: “La hemorragia es la pérdida de sangre que se produce cuando se rompen los vasos sanguíneos. La gravedad de la hemorragia está determinada por la cantidad de sangre que se pierde y la rapidez con la que se pierde. El sangrado puede ser interno o externo”..
Cuando es grave, persistente e ininterrumpida, puede provocar la muerte y, si la pérdida de sangre es gradual, puede provocar cansancio y dificultad para respirar. Como sabemos, la sangre y su circulación establecida por los movimientos cardíacos, iniciada por William Harvey, son esenciales para la vida de los humanos y de muchos otros seres naturales.
Era inevitable asociar mi análisis de los resultados de la sexta edición de la encuesta Retratos de la lectura en Brasil con una gran y profunda hemorragia de los derechos humanos, sociales y de desarrollo del pueblo brasileño.
Soy uno de los analistas de Retratos de lectura 6, publicado el 19 de noviembre, coordinado por el Instituto Pró-Livro/IPL y la Fundação Itaú, y accesible en el sitio web https://www.prolivro.org.br/. Y soy veterano, porque participé del análisis de investigaciones desde la segunda edición, realizada en 2007, siempre con foco en las políticas públicas y su relación con el aumento y disminución del número de lectores en Brasil.
Aún con esta experiencia acumulada, y con la templanza que caracteriza mi vida personal y profesional, el sentimiento más profundo que tuve, al igual que mis compañeros analistas, fue de indignación. Como una grave hemorragia de una tragedia sin sorpresa para el observador de la política nacional, el país perdió, desde 2016, millones de lectores tras obtener la cifra de 16,5 millones de nuevos lectores revelada por el mismo Retratos en su cuarta edición de 2015.
Esta no es la primera vez que nos indignamos ante las pruebas científicas de la pérdida de lectores. En la quinta edición, en 2019, ya sentíamos ese sabor a hiel en la boca, con la triste perspectiva de que nos estuvieran empujando a la oscuridad de la civilización a pesar de los esfuerzos de los activistas. El año 2019 registró la pérdida de 4 millones de lectores, reflejando la interrupción de las políticas públicas en torno al Plan Nacional del Libro y la Lectura/PNLL.
El inicio de este ciclo negativo fue la crisis que paralizó el último año de la presidenta Dilma Rousseff, la desastrosa presidencia de Michel Temer y el primer año del innombrable que nos gobernó de 2019 a 2022. Escribí sobre esta pérdida en el volumen 5 del libro Retratos que se puede leer en el sitio web de IPL.
La indignación actual me llevó también a pensar en William Harvey y su época, la Modernidad y sus avances científicos y sociales. Esa época significó para la humanidad la creación del Estado Moderno que rompió con la idea del Estado Teocrático de la Edad Medieval. La posibilidad de un mejor reconocimiento de los derechos, la expansión de las ciencias y las artes, el surgimiento de la prensa y los primeros logros para que la escritura y la lectura rompieran barreras y se expandieran más allá de los lectores privilegiados: los hombres de la iglesia, los nobles y la élite gobernante. .
Desde Gutenberg, uno de los exponentes de la modernidad, la producción masiva de libros y su circulación cada vez más amplia se ha convertido en un instrumento fundamental para la lectura literaria, la construcción de ciudadanía y la creación ininterrumpida de conocimiento.
Como he comentado muchas veces en este espacio, el movimiento literario que produce y consume conocimiento, poesía y literatura siempre ha sido un peligro, durante siglos, para las élites dominantes en sus diversas formas. Conocemos, por nombrar sólo el siglo pasado, la quema de libros y la persecución y asesinato de escritores y científicos en períodos totalitarios, particularmente el nazismo.
En el Brasil de hoy, en el que persiste una sociedad autoritaria, sexista, racista y violenta, vemos cómo los dos últimos gobiernos entendieron que, contrariamente a las políticas públicas de estímulo, estímulo y apoyo a la formación de lectores, el mejor medio para la regresión social, la promoción de la ignorancia y el irrespeto al derecho a leer y escribir, provocaría la hemorragia de los avances logrados en el corto período que simbolizó el primer PNLL entre 2006-2015.
Sumando esfuerzos federales de los Ministerios de Cultura y Educación, instituciones públicas y privadas, varios Estados y Municipios y todo el mundo del libro y la lectura, la incorporación de 16,5 millones de nuevos lectores en Retratos El año 2015 no fue un resultado milagroso y no tuvo una causa única, sino que fue algo producido por el conjunto de estos esfuerzos apoyados directa o indirectamente en una política pública agregadora y con ejes de acción objetivos, involucrando a Estado y Sociedad, Educación y Cultura.
Para sustentar estos comentarios, les comparto algunos datos del Retratos de lectura 6.
Todos los resultados para este período de 2020 a 2023 son negativos. En lugar de crecer, Brasil disminuyó. Si en 2019 hubo una pérdida de 4,6 millones de lectores, el periodo 2020-2023 arroja una pérdida de 6,7 millones. Si queremos hacer un ejercicio comparativo y aislar el número de nuevos lectores que aumentó en 2015, 16,5 millones, a esta cifra restaremos 11,3 millones de lectores.
Los números son claros, dentro de la metodología de Retratos y en el concepto establecido de lo que se considera lector y no lector:
(i) De 2011 a 2015, pasamos del 50% de lectores en relación a la población brasileña al 56%, resultando en un aumento de 16,5 millones de personas (88,2 millones en 2011 para 104,7 millones en 2015); (ii) de 2015 a 2019, el 56% en 2015 cayó al 52%, o una disminución de 4,6 millones de lectores en 2019 (de 104,7 a 100,1 millones); (iii) de 2019 a 2024, el 52% en 2019 cayó al 47%, o una nueva disminución de 6,7 millones en 2024 (de 100,1 a 93,4 millones).
Otros datos, entre muchos, son igualmente preocupantes:
a) Fuerte caída de la lectura entre los estudiantes de Primaria I, período crucial para la alfabetización y el desarrollo del gusto por la lectura y la escritura: en 2019 el porcentaje de lectores en este segmento fue del 49%, o 21,1 millones de estudiantes lectores; en 2024 el índice cayó al 40% o 13,7 millones.
b) Caída del número de lectores en el grupo de 5 a 10 años, igualmente fundamental para el desarrollo de los lectores: del 71% en 2019 al 62% en 2024, una pérdida de 9 puntos porcentuales. En el mismo grupo de edad, los no lectores aumentaron del 29% al 38%.
(c) Caída del número de lectores en todas las regiones del país, con excepción del Centro-Oeste que creció 1 punto porcentual. El Norte perdió 15 puntos porcentuales, el Nordeste, el Sudeste y el Sur, 5 puntos porcentuales cada uno.
Esta muestra de escandalosos resultados se multiplica en los demás ítems de la encuesta y son señales de alerta para evitar un desastre mayor en los próximos cuatro años que se reflejará en la Retratos 7 de 2028.
¿Y por qué nos indigna lo que nos revelan estas cifras, frutos del desgobierno bolsonarista? Porque la política de lectura pública es fundamental para la democracia, tal como la define Marilena Chauí:
“[…] en una democracia, algo que caracteriza la vida política es la creación de derechos, la garantía de derechos, la conservación de derechos y la capacidad de promover nuevos derechos de tal manera que el poder es social y es este poder social el que se expresa en la toma de decisiones políticas. Entonces, la política que se lleve a cabo depende de la calidad de la sociedad en la que vivimos. Porque la política expresará si estamos en una sociedad conservadora, una sociedad democrática, una sociedad autoritaria, una sociedad violenta”. (Entrevista televisión brasil, el 11/2024).
*José Castilho Marqués Neto, Es profesor jubilado de filosofía de la FCL-Unesp. Fue presidente de la Editora Unesp y de la Biblioteca Mário de Andrade y secretario ejecutivo del PNLL (MinC y MEC). Autor, entre otros libros, de Soledad revolucionaria: Mário Pedrosa y los orígenes del trotskismo en Brasil (WMF). [https://amzn.to/3XNwXEi]
Publicado originalmente en el diario Sequía.
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