por CAIO BUGIATO*
Occidente no logró sacudir a Putin, y la quinta fase de la guerra en Ucrania trae otro elemento de preocupación para el gobierno de Zelensky: la masacre israelí en Gaza
La ofensiva de la OTAN y Ucrania para retomar los territorios conquistados por Rusia ha fracasado, a pesar de toda la ayuda occidental. Los rusos todavía controlan alrededor de una quinta parte del país, desde la región de Donbass en el este hasta Crimea en el sur, y ahora están inaugurando la quinta fase de la guerra.
La primera fue la contraofensiva rusa ante el avance de la OTAN y la presión ucraniana sobre las provincias separatistas de Donetsk y Luhansk, en Donbass. Durante esta fase, Rusia conquistó prácticamente toda la extensión territorial que aún hoy mantiene bajo su control. La segunda fase fue la reacción de la OTAN y Ucrania, que provocó pérdidas y reveses a los rusos. La tercera fase fue la larga batalla de Bakhmut, con la victoria rusa en una región estratégica para el control total de Donetsk. La cuarta fase fue la ofensiva ucraniana que no logró penetrar las líneas de defensa rusas.
La quinta fase es una nueva contraofensiva rusa, cuyos combates se concentran en las orillas del río Dniéper, en el sur, cerca de la ciudad de Kherson, y en la ciudad de Avdiivka, en la región de Donestk. El objetivo ruso en esta etapa es controlar la integridad de las cuatro provincias, Luhansk, Donetsk, Zaporizhzhia y Kherson, además de mantener Crimea.
Además, ante la llegada del invierno, Rusia bombardeó Kiev, que alberga grandes infraestructuras de gas y electricidad. Un segundo objetivo sería dañar al máximo estas instalaciones para obligar a los ucranianos a negociar el fin de la guerra en condiciones desventajosas.
La quinta fase de la guerra en Ucrania trae consigo otro elemento de preocupación para el gobierno de Volodymyr Zelensky: la masacre israelí en Gaza. Occidente ya estaba dando señales de descontento por el fracaso de la ofensiva ucraniana, lo que fue admitido indirectamente por el comandante en jefe de Ucrania, Valery Zaluzhny. En una entrevista con The Economist, afirmó que la guerra está en un punto muerto, es decir, no hay avance por parte de Kiev, lo que provocó malestar entre las autoridades ucranianas.
Ahora, con los ataques de Israel, la ayuda estadounidense y occidental tiende a migrar al Medio Oriente. Muestra de ello son las declaraciones del nuevo presidente del Congreso estadounidense, el representante republicano Mike Johnson, quien priorizó el apoyo estadounidense a Israel. Para él, incluso si Estados Unidos no puede permitir que Vladimir Putin gane en Ucrania, tiene que apoyar a su importante aliado en Medio Oriente, que es Israel. Además, las encuestas muestran que el apoyo de la sociedad estadounidense a la ayuda a Ucrania ha ido disminuyendo; al igual que ha ido aumentando el número de parlamentarios (en su mayoría republicanos) que se oponen a este apoyo.
Así, el contexto actual de la guerra parece ser el siguiente. En primer lugar, para Ucrania, como se señaló anteriormente, la ayuda occidental tiende a disminuir. Otro problema, dado el desgaste que generan las bajas, es la dificultad de reunir suficientes nuevos soldados para las próximas operaciones. En segundo lugar, las sanciones occidentales, además de no funcionar para derribar la economía rusa, alentaron una importante reconversión industrial y geopolítica.
Occidente tampoco logró socavar la popularidad de Vladimir Putin, y mucho menos incitar rebeliones. En tercer lugar, como señalan los analistas, las batallas de la guerra la convirtieron en una guerra de desgaste, en la que el estancamiento entre las fuerzas implica una serie de pérdidas humanas y materiales para ambos bandos. Quien pueda soportar pérdidas durante más tiempo ganará la guerra.
De esta forma, el tiempo juega a favor de los rusos, ya que su población es tres veces mayor que la de Ucrania, su economía es diez veces mayor y sus recursos militares son potentes para mantener el control de los territorios conquistados durante un largo período. La fuerza y las operaciones del aparato militar ruso dependen únicamente de los rusos; en Ucrania este no es el caso. La tendencia entonces es que cuanto más dure la guerra, mayor será la probabilidad de victoria rusa.
Esta situación obliga, de hecho, a una negociación entre las partes, ya que una victoria de Ucrania en el campo de batalla parece poco probable. En esta negociación, el gobierno de Volodymyr Zelensky –y el país y el pueblo de Ucrania– pueden pagar un alto precio por involucrarse en el proyecto de dominación universal de Estados Unidos.
* Caio Bugiato Profesor de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la UFRRJ y del Programa de Posgrado en Relaciones Internacionales de la UFABC.
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