por ANTONINO INFRANCA*
comentario sobre el libroSobre Lukács: Fragmentos de un discurso ético-político”.
Unos meses después de la muerte de Giuseppe Prestipino, un pequeño libro (Su Lukács: Frammenti di un discorso ético-político) llama la atención sobre el análisis que el filósofo italiano dedicó a György Lukács, especialmente a un aspecto central del último Lukács: la ética.
Como es sabido, Lukács, en los últimos años de su vida, alrededor de los últimos veinte años, se dedicó a la elaboración de un verdadero sistema filosófico. Primero Estética, al que le seguiría un Ética. Después de haber terminado el Estética -al menos en la forma monumental en que la conocemos, 1600 páginas, porque la intención de Lukács era escribir un segundo volumen-, el filósofo húngaro se disponía a escribir el Ética, pero se dio cuenta de que antes debía haber definido el sujeto de esta ética y, por eso, se puso a escribir Por una ontología del ser social. Esta obra acababa de finalizar, junto con su versión más corta y ágil, la Prolegómenos para una ontología del ser social, cuando la muerte interrumpió el trabajo sistemático de Lukács. Tenemos algunas notas de Ética, de la que, con cierta dificultad, se pueden extraer algunos conceptos.
Prestipino, sin embargo, logró, sobre todo en el cambio de siglo, identificar algunos conceptos de carácter ético-político de Lukács y La Porta, organizadora del libro, logró sintetizar esta investigación en las páginas de este cuadernillo, supo, en particular, sintetizar la actitud de Lukács ante la gran cuestión de la democracia: “Para Lukács, la democracia es estar con el otro, o estar entre otros” (pág. 12). Se advierte que la democracia, categoría de la política, tiene un contenido ético, una apertura al Otro y una convivencia con los otros, de modo que el individuo es un ser-en-común con los demás; el individuo es, en el fondo, una comunidad de acciones recíprocas.
Es de destacar que en alemán –el idioma en el que escribió Lukács– “comunidad” es Comunidad que también significa “acción recíproca”. Personalmente, siempre leo el Ontología de Lukács como teoría de individuo, es decir, de un ser no dividido entre una singularidad y una colectividad, entre un hombre y la comunidad en la que vive. Ahora veo en Prestipino una lectura muy parecida a la mía, como es evidente para los marxistas como nosotros.
Este individuo, este ser social, es “una posibilidad aún no realizada” (p. 24), en palabras de Bloch –otro filósofo marxista muy querido por Prestipino– es un no-ser-todavía. Lo que impide la realización de esta posibilidad es el extrañamiento que domina el mundo contemporáneo –añado– en todos los sistemas de producción de riqueza y en todas las sociedades existentes, de hecho, el extrañamiento, hoy, es el verdadero elemento globalizador. Prestipino sostiene que “el concepto de extrañamiento […] sustituye a la noción de explotación” (p. 43); Creo que el extrañamiento es un instrumento más refinado para completar la acción de exploración y, en ese sentido, utilizo el concepto de “reificación” que utilizó Lukács en Historia y conciencia de clase, su primera obra maestra marxista.
Em Por una ontología del ser social, el extrañamiento vuelve como un fenómeno extendido a toda la esfera del ser social, como dije más arriba, puede ser considerado un fenómeno global, el fenómeno característico de nuestro tiempo. La característica epocal, observada por Prestipino, es que el extrañamiento es una forma de desarraigar al individuo del género humano para encerrarlo en su particularidad, para convertirlo en un átomo aislado de la relación recíproca, de la comunidad, con los demás. Hablo de desarraigo, porque el aislamiento en lo particular es también el aniquilamiento de las relaciones con la tradición, con la historia, que forman la particularidad del ser social de cada ser humano.
El individuo particular de hoy puede encontrar nuevas identidades en las relaciones naturales con los otros, como por ejemplo el sexo, las etnias, las generaciones (cf. p. 45), que son formas de comunidades primitivas y ancestrales, que superar para tener una vida llena de sentido. Las revueltas contra estas barreras naturales, es decir, el feminismo, o el movimiento LGBTIQ, o el Negro Materia Vidas, o la Revolución Blanca –que sería el movimiento de emancipación de los ancianos, del que no se habla en un continente antiguo como Europa, pero sí vigente en América Latina, un continente joven–, son la manifestación actual de la lucha contra “ barreras naturales”, a la que se refirió Prestipino.
Estamos, por tanto, en el umbral temporal de un cambio de época. La situación de extrañamiento/explotación a la que genéricamente está sometida la humanidad no puede durar para siempre, nació con la subsunción del trabajo al capital y con el “condicionamiento fundamental ejercido sobre la producción por racionalidad” (pág. 24). La racionalización extrema hace inviable una vida humana en estas condiciones de extrañamiento y explotación, que se ha convertido también en explotación ambiental, con el riesgo de acabar con la propia vida biológica del ser social.
El marxismo puede presentarse como una nueva filosofía de la historia que investiga las posibilidades futuras –el todavía-no-ser de Bloch- porque éstas pertenecen a la generalidad del ser social (cf. p. 51). Las posibilidades de futuro no deben construirse de la nada, sino que deben extraerse del ser social, donde quedan ocultas y oprimidas por la extrañeza. Ellos son potencias -en palabras de Spinoza- eso puede pasar de hecho, como consecuencia de un acto de liberación de la verdadera y auténtica esencia humana.
Pero, cabe señalar, esta liberación es, ante todo, un acto de elección: en la naturaleza humana se puede optar por lo propio, por el gesto de maldad hacia otro ser humano, pero se puede optar por el acto solidario, fraterno hacia el otro ser social, superando obviamente las barreras naturales antes mencionadas. Es una elección por la vida del otro, como si fuera la propia. Se puede elegir la relación recíproca, la comunidad, y esta es la elección para el crecimiento del ser humano, para el crecimiento de la humanidad. Esta es la sustancia del discurso de Prestipino, que profundicé evidentemente hacia una filosofía de la liberación, que no era en modo alguno ajena al filósofo siciliano.
Prestipino no abraza en su totalidad posiciones de Lukács, sino que retoma algunas de las acusaciones características dirigidas a Lukács por sus críticos; sobre todo, su falta de comprensión de las vanguardias. Lukács, no comprendiendo los nuevos rumbos de la ciencia contemporánea, “no comprendió que las vanguardias artísticas y literarias tal vez perseguían un 'realismo' más adecuado a las vías experimentales del conocimiento en general y del conocimiento científico en particular en nuestro siglo.
Luchó contra los exponentes de la vanguardia, porque, a su juicio, la 'angustia como afecto dominante', lejos de presenciar con nuevos instrumentos de conocimiento el 'caos' reinante en la sociedad contemporánea, sería sólo la 'expresión emocional' de una 'incapacidad para vislumbrar las leyes y direcciones del desarrollo social' subyacentes al supuesto caos” (p. 59). el lector de páginas lukácsianas sabe que la opinión de Lukács sobre al menos dos de los máximos exponentes de la vanguardia del siglo XX, Brecht y Kafka, no era tan negativa. Respecto a Brecht, Lukács, en el elogio fúnebre del dramaturgo alemán –publicado bajo este epígrafe–, reconoce el gran mérito de haber provocado una crisis en la conciencia contemporánea, pues ese afecto dominante, esa angustia tuvo un efecto estimulante en la liberación del extrañamiento. En el caso de Kafka, aunque en una carta privada al filósofo Konder –también presente en este apartado– Lukács reconoce que su opinión negativa estuvo equivocada.
En mi opinión, Prestipino no se detuvo en el término “realismo”. Lukács quería decir que el realismo de las vanguardias, aunque adecuado a la época en que vivían los artistas, no llegaba a profundizar en descubrir lo propio de la época y de la sociedad capitalista, blanco polémico común de las vanguardias. -garde y Lukács. En la práctica, Lukács reprochó a las vanguardias su atipicidad, es decir, no saber representar los elementos típicos de la época, salvo de manera superficial y no esencial.
Sin embargo, Lukács reconoció en un autor contemporáneo, como Thomas Mann, esta capacidad de profundizar en la representación de temas de época. Por ejemplo, en la novela Doctor Fausto el escritor alemán trata temas artísticos de vanguardia, pero, al mismo tiempo, representa el distanciamiento dominante en la sociedad alemana entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX. De hecho, para Thomas Mann, como auténtico realista, lo real es la esencia típica, la síntesis de singularidad y universalidad (cf. p. 75), ciertamente no una singularidad que exprese sensiblemente una realidad que es sólo propia, no reconocible por otros.
La crítica a la incomprensión de las vanguardias abre paso a un informe de las típicas acusaciones del estalinismo dirigidas a Lukács: “Me parece que la peculiar 'mala suerte' de Lukács deriva del hecho de que fue el único, entre los grandes de la cultura occidental, en alabanza de Stalin y, al mismo tiempo, 'trasnochado' pensador 'hegel-marxista'[…]; estaba subordinado al estalinismo y, al mismo tiempo, tenaz opositor del 'irracionalismo'[…]; era 'estalinista' y, al mismo tiempo, antimodernista desde el punto de vista estético-artístico […]; finalmente, ningún otro gran intelectual estuvo tan condicionado como él, en vida y pensamiento, por la disciplina del partido” (p. 71).
Se percibe que el tono es irónico, Prestipino no parece convencido de que Lukács fuera un verdadero estalinista, aunque algunas actitudes y posiciones teóricas no se alejaban lo suficiente de las concepciones estalinistas. En definitiva, Prestipino reconoce que Lukács fue para muchos de sus críticos “un chivo expiatorio con demasiadas cabezas para ser cortadas de golpe” (p. 72).
En lo personal, no creo en el estalinismo de Lukács, al contrario, reconozco que fue víctima del estalinismo varias veces: fue arrestado por la policía estalinista, en julio de 1941, y liberado por intervención del líder de la Tercera Internacional. Dimitrov, solo por motivos personales; fue expulsado de la Universidad de Budapest en 1949 por sus posiciones poco ortodoxas; fue deportado a Rumania como miembro del gobierno revolucionario de Nagy en 1957. Fue miembro del Partido Comunista Húngaro durante algunos años, porque sus posiciones no eran ortodoxas, por lo que no era nada fiel a las posiciones del partido, especialmente en concepciones teóricas: si el estalinismo exaltaba el realismo socialista, Lukács exaltaba el realismo burgués; si el estalinismo sostenía que no había relación entre el pensamiento hegeliano y Marx, Lukács escribió un libro sobre el joven Hegel, destacando filológicamente las deudas de Marx con Hegel; si el estalinismo condenaba el idealismo, Lukács condenaba el irracionalismo. Estas son todas las diferencias entre el estalinismo y el pensamiento lukacsiano.
¿Las citas "elogiosas" de Stalin? En todos sus escritos autobiográficos, Lukács siempre reconoció que las citas eran el medio para escapar del control de la censura estalinista y poder publicar ensayos que no se ajustaban a las directrices del partido. Son acrobacias intelectuales, pero los tiempos y lugares en los que vivió Lukács no permitían una lucha abierta contra el régimen estalinista, Prestipino reconoce que el estalinismo no permitía la mediación (cf. p. 69). Sin embargo, Prestipino podría haber tenido en cuenta estos hechos.
Sin embargo, permanece el reconocimiento de Prestipino de su deuda con Lukács: “¡El comunismo es una decisión, es una voluntad racional que debe afirmarse sin certezas previas! (pág. 96). Prestipino y Lukács fueron dos intelectuales orgánicos que hicieron esta elección, una elección ante todo ética. Lukács fue definido por quienes lo habían conocido como un “buen hombre”, lo mismo se puede decir de Prestipino. Lukács se arriesgó a pagar muy cara esta elección, Prestipino, que vivió una generación después del filósofo húngaro y en Italia, un país democrático, no pagó nada por su elección, pero al menos supo reconocer que Lukács era un referente teórico imprescindible para cualquiera que quisiera para hacer esta elección. elección.
*Antonino Infranca Tiene un doctorado en filosofía de la Academia Húngara de Ciencias. Autor, entre otros libros, de Trabajo, individuo, historia – el concepto de trabajo en Lukács (Boitempo).
Traducción: juliana hass
referencia
Giuseppe Prestipino. Su Lukács: Frammenti di un discorso ético-político. curador: Lelio La Porta. Universidad de Riuniti Prensa, 2021.