por JUAN HELMER*
En la política práctica, Israel y Estados Unidos ganan rápidamente su guerra genocida ahora o pierden la larga guerra.
En esta etapa de la guerra, la presión estadounidense-israelí para la matanza genocida y el desplazamiento de palestinos de Gaza parece estar ganando. No tanto sobre el terreno, sino en el acuerdo de sus aliados occidentales de proporcionar la logística, pagar las cuentas y respaldar la moralidad de los crímenes.
Cuando William Shakespeare adoptó la idea de que la fuerza puede obligar al consentimiento, la máxima que popularizó ya se había expresado en inglés hace doscientos años. En “Bien está lo que bien acaba”, hace que la condesa del Rosellón le pregunte a su bufón por qué quiere casarse. Él responde: “Mi pobre cuerpo, señora, me exige esto: la carne me mueve; y necesita seguir porque el diablo manda”. Generalmente se recuerda poco de este famoso pasaje que, según explicó el bufón, tenía “otros motivos sagrados”. A la condesa le gustó aún menos escucharlos y por eso lo despidió del escenario.
En las operaciones en Gaza hasta ahora, y en la ideología que las autoridades y periodistas israelíes están reiterando a los medios occidentales, el diablo pretende llevar a todos los palestinos, nacidos y no nacidos, a la muerte. En una guerra de este tipo, la primera necesidad de Hamás y de los árabes es sobrevivir para seguir luchando. Nada es más seguro que las “razones sagradas” que Shakespeare puso en boca de Lavatch, el bufón, de que sobrevivir para luchar en la larga guerra finalmente derrotará las necesidades de este diablo.
En la política práctica, Israel y Estados Unidos ganan rápidamente su guerra genocida ahora o pierden la larga guerra. Fuentes militares rusas informan que Estados Unidos está reabasteciendo a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) a razón de dos transportes de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF) por hora, moviéndose desde los Estados Unidos continentales a través de bases en el Reino Unido, Alemania, Italia, Grecia y Chipre. Fuentes norteamericanas reconocieron que el esfuerzo logístico es demasiado grande para continuar por mucho tiempo. En este momento, la Marina de los EE.UU. y la USAF no pueden seguir cumpliendo con el prometido reabastecimiento de las fuerzas ucranianas en su guerra contra Rusia, mientras que en las bases estadounidenses en Siria e Irak, el Pentágono está evacuando tropas en privado, mientras aparentemente intenta atacar a sus agresores árabes.
Los medios de comunicación árabes, iraníes y rusos informan que, en respuesta, Hamás y Hezbolá mantienen un ritmo constante de fuego contra las FDI y objetivos territoriales israelíes. Aún no atacan las plataformas costa afueray plantas de producción de gas en Israel, que proporcionan la mayor parte del combustible para las plantas de producción de electricidad del país. Todavía no están desmantelando los puertos y aeropuertos de Israel. La evaluación militar rusa es que, por ahora, las capacidades de Hamás y Hezbolá permanecen intactas y en reserva. La parte árabe está actuando con moderación.
¿Cuáles son entonces las necesidades que ahora deben abordar los aliados de los palestinos, los Estados árabes, Irán y luego Rusia?
El domingo 29 de octubre, Rusia llamó oficialmente a esta guerra “proyecto americano”. Esto se produjo tras la votación en la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) del viernes anterior, cuando Estados Unidos e Israel encabezaron una pequeña minoría en su posición a favor de su guerra corta, que incluía, además de Paraguay y algunos otros, a medio país. docena de estados insulares que se están hundiendo lentamente en el Océano Pacífico.
Una fuente de Moscú confirma que Estados Unidos también es el objetivo prioritario de Rusia aquí, porque las FDI no podrán continuar en Gaza ya que las capacidades estadounidenses están agotadas. Esta fuente cree que un esfuerzo excesivo de Estados Unidos en Oriente Medio acelerará el movimiento del ejército ruso hacia la ofensiva en el campo de batalla ucraniano y, por tanto, acortará esta otra guerra.
Las declaraciones públicas sobre la mediación entre las partes en conflicto hechas por el ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, y su ministerio no representan la historia completa de Rusia, considera la fuente. La primera necesidad en la mediación de Lavrov, dice, es entre el Estado Mayor ruso y el Kremlin. La segunda prioridad es permitir que los estadounidenses demuestren su debilidad en toda la región manteniendo a los palestinos en su lugar, disuadiendo a Egipto y Jordania de hacer concesiones e impidiendo un ataque directo contra Irán.
Dice la fuente: “La verdadera posición rusa, no las declaraciones públicas, se reduce en última instancia al nivel de cooperación militar que el Ministerio de Defensa tiene con Teherán. Las guerras en Siria y Ucrania han hecho que esto sea muy profundo. Espero que la línea pública del Ministerio de Asuntos Exteriores cambie cuando el número de víctimas palestinas llegue a 20. Como ya dejan claro las declaraciones oficiales israelíes contra el gobierno ruso, saben lo que sucede detrás de escena. Ahora, ya no son sólo los musulmanes del Cáucaso, sino la mayoría de los rusos los que sienten que ha habido demasiado apoyo a Israel. Sergei Lavrov hará uso de esto”.
"Yo diría que el verdadero trabajo ahora en Moscú es garantizar que los estadounidenses no ataquen directamente a Irán. El resto sucederá según el guión del Estado Mayor, que Lavrov puede que ya tenga (y probablemente tenga) delante de él. En resumen, se puede llamar una guerra larga”.
*Juan Helmer Es un periodista australiano, graduado en Harvard y residente en Rusia. Autor, entre otros libros, de Dunce upon a time: autobiografía de errores.
Traducción: Ricardo Cavalcanti-Schiel.
Publicado originalmente en blog del autor.
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