por BEATRIZ RAPOSO DE MEDEIROS & FABIO CÉSAR ALVES*
Consideraciones sobre el estilo musical de la cantante bahiana
De Elizeth Cardoso a Mônica Salmaso, de Aracy de Almeida a Roberta Sá, de Doris Monteiro a Marisa Monte, el canto femenino ocupa un lugar destacado en la historia musical del país.[i] Esta prodigalidad de cantantes femeninas en la música popular del siglo XX y parte del XXI revela un trabajo continuo de construcción de la voz cantada en Brasil. La obra de Gal Costa (1945-2022) representa, en este universo, un parámetro del canto brasileño moderno, tanto por el diálogo que establece con la tradición como por la ruptura que promueve en relación con los estilos consagrados de la Era Radiofónica.
Atentos al canto conciso de João Gilberto – quien al escucharla, aún en Bahía, la consideró “la mayor cantante de Brasil”, Maria da Graça Costa Penna Burgos, desde Domingo (1967), utilizó los principios de la bossa nova para crear una canción despojada de los recursos vocales presentes en las voces cantadas con más volumen, por lo que se denominan “voiceirões” (Ângela Maria, Cauby Peixoto, Nelson Gonçalves). En una cultura propensa a la prolijidad como la brasileña, la cantante supo afinar su estilo hasta alcanzar el máximo exigido para cada tema, en un riguroso ejercicio de técnica e interpretación que sólo encontraría paralelo en la obra de su maestro.
Pero, ¿qué es lo que, efectivamente, hace que el canto de Gal Costa sea tan único? En su emisión, por razones anatómicas, ya hay una ganancia de amplitud natural, lo que le permite, entre otros recursos, minimizar los vibratos que hicieron famosos a otros cantantes, acercando el canto al habla. Evidentemente, varios factores contribuyen a la instalación de un estilo de voz cantada: uno de ellos es la tecnología a favor de una amplificación cada vez más potente a través de los micrófonos y sus salidas, los parlantes –o, como los llaman los músicos y técnicos de audio, los PAs (direccion publica). En el caso de Gal Costa, esta ganancia en amplitud natural no significa que no supiera utilizar un estilo de canto más voluminoso, como exige la canción, como podemos escuchar en “Vaca profana” (Caetano Veloso) o “ Brasil” (Cazuza/George Israel/Nilo Romero).
Además de la amplitud, se percibe la continua búsqueda de una emisión libre de las características del canto erudito (rasgos eruditos presentes en voces como Linda Batista, Carmem Miranda y Dalva de Oliveira), que parece concentrar la intención desde lo mínimo. en toda la extensa obra de Gal. Aún en su madurez, la cantante todavía dijo que estaba “acercándose” a su objetivo final: el canto “completo y puro”, siempre perseguido, que podemos entender como la búsqueda de un continuo y difícil desprendimiento vocal. Fue así como Brasil pudo presenciar, a lo largo de cinco décadas, el trabajo paciente de un esteta que liberó sus lecturas de los arrebatos sentimentales que hicieron famosas las interpretaciones de la “hermana de la fe” Maria Bethânia y su colega Elis Regina.
Y, aun con todo el reconocimiento de la crítica, Gal Costa nunca pareció satisfecha con su trabajo. Fue así como, en 1995, la veterana cantante declaró al periodista Luís Antônio Giron que quería “pasar jabón con estilo”,[ii] como si su búsqueda principal siguiera siendo rescatar la voz de Gracinha, despojada de los recursos vocales aprendidos con el tiempo. Llegar a lo esencial era su vocación, como en João Gilberto, João Cabral o Graciliano Ramos.
Ejemplos de la constante inquietud de Gal Costa pueden encontrarse a voluntad dentro de su obra. Cuando canta “Desalento” (1995), en el espectáculo “Mina d'água do meu canto”, la voz en pianísimo pierde volumen progresivamente, gesto sonoro que alude al final de la relación amorosa; en João Valentão (1981/1994), emula el bajo de Dorival Caymmi y extiende las notas como el personaje tendido en la playa, “hasta donde no alcanza la vista”; cuando toma del repertorio de Dalva de “Olhos Verdes” (1978), hace vocalizaciones agudas en la vocal “i”, destacando las esbeltas palmeras de la letra y modificando, en contramelo, el homenaje a una de sus cantantes favoritas. , eso sí sin los vibratos tan característicos del “Ruiseñor de Brasil”. En ninguno de estos casos se mantiene el gesto: la interpretación parece tener como principio el respeto a la nota musical tanto en su duración como en sus resonancias, revelando pleno dominio del oficio de cantar y una peculiar manera de tratar las canciones. .
Escuchando con más atención “Olhos Verdes”, de Vicente Paiva, grabado por Dalva de Oliveira en 1950 y por Gal Costa en 1978, podemos vislumbrar las influencias vocales entre cantantes de distintas generaciones. Una forma más objetiva de lidiar con la influencia es inferir el instrumento vocal del sonido. Tal inferencia puede revelar la relación entre la espectacular voz de Gal Costa y lo que debería ser el diseño anatómico de sus resonadores.
En primer lugar, tomemos como referencia la voz de Dalva de Oliveira, que trajo las marcas fundamentales de su tiempo. El estilo de voz de canto de los cantantes de radio parece presentar la misma configuración articulatoria realizada por todos ellos. Cuando se habla de estilo vocal, se habla de calidad de voz, que es el término técnico que se utiliza para designar particularidades de timbre y detalles acústicos que provienen de cómo se produce la articulación, que también dependen de la anatomía individual de cada cantante.
En la grabación de “Olhos Verdes”, Dalva utiliza lo que podemos llamar una voz metálica, un recurso tímbrico cuya articulación básica es elevar más el dorso de la lengua en la cavidad bucal, manteniendo una importante apertura bucal. Esta articulación de la lengua probablemente eleva la laringe, lo que implica una configuración de la boca que agudiza las resonancias.[iii]. Entendemos tal articulación como propia de esa época, así como los recursos de la belcanto, que los cantantes utilizaban con el objetivo principal de asegurar el volumen y el tono de la voz. En una época en que la amplificación eléctrica no era tan poderosa y no había sintonizadores electrónicos, la técnica demostró ser bastante útil.
Para el oyente, la voz metálica de Dalva se identifica fácilmente en las palabras “batucada” y “marcada” al comienzo de la canción (“Viene de una batucada remota/una cadencia bien marcada”), en la que las vocales tónicas se entonan en notas largas.. La percepción más común que tenemos en relación a estas vocales es que suenan “más estrechas”[iv] y nasales5 . En la misma grabación, también vale la pena prestar atención a la gama muy alta, esta, impresa con un color vocal erudito. Así, en términos de estilo de canto, si la voz de Dalva puede estar fuera de la línea de lo que hoy consideramos bello, es innegable su dedicación al sonido de acuerdo con las exigencias musicales de su tiempo, así como su contribución al cancionero brasileño en notables grabaciones. como “Vuelven las flores” (Paulo Soledade) y “Bandeira Branca” (Laércio Alves/Max Nunes), entre otras.
La voz de Gal Costa, que tiene una estética musical completamente diferente a la de los programas de radio en vivo, se depura del metal antinatural de los cantantes de los años 1940 y 1950 y de la maniobra articulatoria para obtener más volumen. Por tanto, lo que nuestra memoria auditiva ha impreso en la voz de Gal Costa es un patrón de canto en el que, sobre todo en las vocales (que son los sonidos que llevan la nota musical y las resonancias típicas del habla), los articuladores están precisamente en mayor conformidad con el habla hablada. . De ahí la impresión de naturalidad y mejor inteligibilidad del texto cantado. No es de extrañar que en 1995 el crítico musical John Pareles comparara el canto de Gal Costa con una "laguna iluminada por el sol", gracias a su capacidad para "cantar suavemente" y, como Frank Sinatra, "pronunciar las palabras con claridad".[V]
También cabe señalar que la propuesta de canto de Gal Costa en “Olhos Verdes”, así como en todo el disco Agua viva (1978), es la búsqueda de un equilibrio tímbrico entre las regiones de graves y agudos. En el tema “A Mulher” (Caetano Veloso), hay varios ejemplos de cómo la cantante equilibra bien el timbre grave –para su voz– desde la primera nota de la palabra “lá” (“lá vai ela”) hasta un agudo en el que la voz suena clara, con resonancias de cabeza7 al cantar el verso “de puntillas”. Se ve como un staccato, impresión dada por las consonantes sordas en esa oración.
¿Y por qué este tema suena como una canción que podemos llamar “moderna”, en relación a su antecesora Dalva? Porque, perspicazmente, Gal Costa supo atribuir a estos agudos rasgos de una voz más natural, sin los cuales, muchas veces, acabaríamos percibiendo esta voz como una voz de emisión redonda, como en el canto lírico. El canto de ópera y el canto de ópera pueden ser términos sustitutivos para designar el estilo en el que se crea la uniformidad en el tracto vocal.
Sin detallar exhaustivamente los movimientos precisos de los órganos del habla que sirven a los diferentes ajustes articulatorios también en la esquina, explicamos lo siguiente: la uniformidad en cuestión se logra alargando el tracto, como si fuera un tubo, mediante protrusión y redondeo labial. ; al mismo tiempo, pretende garantizar el espacio para el movimiento vertical de la laringe. El propósito de tal posicionamiento de los articuladores del discurso cantado es obtener una voz afinada con una intensidad capaz de “penetrar” a una orquesta.
Como oyentes más o menos atentos (no importa), nos contemplamos con la voz cristalina de Gal Costa, pero es bueno recordar que también tenía un excelente diseño anatómico de su aparato vocal para cantar: una gran apertura bucal, que indicaba gran región anterior del tracto vocal; un importante espacio faríngeo y cuerdas vocales ligeras que aseguraban los agudos y agudos de su voz. La generosa apertura de la boca estaba relacionada con la amplitud de la señal sonora vocal y un buen espacio faríngeo aseguraba resonancias medias y severas de buena intensidad. Este aparato vocal, como inferimos, dotó a la voz de Gal Costa de plenitud, con bajos ligeros, agudos medios y con cuerpo, al tiempo que aseguraba potencia en las regiones medias y altas, como se puede apreciar en la grabación de “Língua” (1995). ), de Caetano Veloso.
Se sabe que la cantante, en la década de 1980, había grabado el diseño de su boca en el fondo de una piscina. La anécdota nos parece revelar el fetiche de la propia Gal Costa por uno de sus signos más icónicos, que junto a la ingente cantidad de pelo componían un persona inequívoco. Y la imagen también acaba convirtiéndose en un símbolo de la importancia de la boca de Gal Costa como parte de un aparato vocal privilegiado que, combinado con la técnica, la convertiría en una de las intérpretes brasileñas más importantes.
Musa de la contracultura, Gal Costa siempre ha estado abierta a lo nuevo, desde “Divino, maravilloso” hasta las recientes incursiones en la música electrónica. A lo largo de las décadas, inscribió su nombre en la historia con su voz única, persistentemente elaborada. Por eso, el carácter de síntesis de su obra quizás se explica por la capacidad, en diálogo con la tradición brasileña, de llegar a la interpretación a través de un canto elemental, como si fuera a quedar con un sonido que coincidiera, en el límite , con silencio. ¿Había mucho que hacer después de eso?
*Beatriz Raposo de Medeiros Profesor del Departamento de Lingüística de la Universidad de São Paulo (USP).
*Fabio César Alves Profesor de Literatura Brasileña en la USP. Autor, entre otros libros, de Armas de papel: Graciliano Ramos, Memorias de la cárcel y el Partido Comunista Brasileño (Editorial 34).
Notas
[i] El maestro Julio Medaglia afirma sobre este fenómeno: “Pero es la misma América la que nos brinda dos ejemplos en los que el predominio del canto femenino es casi total: el jazz y la música popular brasileña. Al igual que ocurre en la música instrumental, en la que los tonos más altos son los más ágiles, cuando un tipo de creación permite un uso más diversificado de los recursos vocales e incluso del virtuosismo, parece que el registro de la voz femenina se adecua más” . “Divas del matriarcado musical”. Folha de S. Pablo, 22 de diciembre de 1996.
[ii] “Gal pasa jabón con estilo en nuevo trabajo”. Folha de S. Pablo, 6 de mayo de 1995.
[iii] Los ajustes o ajustes del tracto vocal tienen muchos detalles sobre el posicionamiento, relajación o tensión de varias regiones de este tracto y explican su formato responsable de una determinada calidad vocal. No proporcionaremos aquí una descripción exhaustiva de estos ajustes , que sería necesario en un texto técnico.
[iv] De hecho, la metáfora “estrecha” tiene sentido, porque al levantar la parte posterior de la lengua, la cavidad oral se estrecha. 5 Aunque la percepción impresionista es voz nasal , puede ser que no haya flujo de aire a través de la cavidad nasal en este tipo de articulación.
[V] “La dulce voz de Brasil lanza un hechizo de serenidad”. The New York Times. 3 de julio de 1995, pág. 9.
7 El mecanismo de resonancia de la voz femenina alta comúnmente llamada “voz de cabeza” es aquella en la que la laringe está elevada y los pliegues están más alargados y adelgazados.
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