Franz Kafka y Clarice Lispector

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por RICARDO INNACE*

Las experiencias nunca parecen divididas: son pérdidas, decepciones, expectativas y utopías.

1.

Culpaba de la inflamación de mi ciática a las efemérides confiadas a Franz Kafka y a Clarice Lispector.

“—Un año con muchos acontecimientos”, le dijo en tono de broma al acupunturista durante la sesión de aplicación de las agujas.

Le dije que, si no fuera suficiente la carga de actividades propias del trabajo académico, en este 2024 homenajes al autor de La metamorfosis, cuya muerte cumplió un siglo, y autor de La pasión según GH e Una legión extraña, obras publicadas en 1964, hace sesenta años, cuando se instauraba la dictadura militar en Brasil.

El interlocutor de origen asiático, experto en medicina preventiva, advirtió de la necesidad de reducir el ritmo. Me habló de una sociedad cada vez más estresada con una pérdida gradual de la memoria; utilizó copiosamente el término sinapsis, refiriéndose a las conexiones de las neuronas, a los impulsos nerviosos diseminados por todo el cuerpo; se refería a los meridianos, la dopamina, la energía vital y los pellizcos que surgen contra la columna y la columna lumbar (ninguna palabra fue pronunciada con entonación desmesurada, sino con el acento benigno de la dulzura).

Yo, vencido por una somnolencia irresistible, lo escuché y traté de seguir el repentino cambio de tema del terapeuta, comentando que, durante toda la infancia de su hija, él invariablemente le regalaba muñecas Estrela en Navidad. En ese momento pensé –pero el leve estado de entumecimiento no me lo permitió- resumir dos libros correspondientes a este contexto: Cómo nacieron las estrellas: doce leyendas brasileñas, por Clarice Lispector, y Kafka y el muñeco viajero, de Jordi Sierra i Fabra.

Quizás la motivación estuvo justificada por la secuencia de palabras anunciadas en ese espacio. En otras palabras: sinapsis, meridianos, pinzamiento. Resulta que, irónicamente, la sinapsis me proporcionó una articulación involuntaria con la analepsis.

2.

Cómo nacieron las estrellas: doce leyendas brasileñas salió a la luz en 1987, tras cumplirse una década de la muerte del escritor. Los textos, preparados por encargo y publicados en un libro póstumo, provienen del trabajo realizado por Clarice Lispector para la fábrica de juguetes Estrela, con el objetivo de crear un calendario para el año 1977.

Como bien señala el subtítulo de esta obra dirigida a lectores jóvenes, se trata de narrativas que hacen guiños al folklore nacional (mes tras mes se reporta un nuevo incidente, en la recuperación de recortes de nuestra fauna). Así, de enero a diciembre, se convoca una fiesta conmemorativa de un personaje popular del país, un mito y/o animal representativo de la cultura local: Saci-Pererê, Curupira, Yara, Malazarte, Negrinho do Pastoreio, además de tortugas. , jaguares, caimanes y muchos otros animales.

Sin mucho esfuerzo, el lector asociará algunas hembras de tití, con sus adornos festivos, con la memorable Lisette del cuento “Monos”, de Una legión extraña;notarás que “Una verdadera leyenda” (la última historia de Como nacieron las estrellas, emblemático del mes de diciembre y contemplativo del nacimiento de Jesús) es la reedición de la crónica “Hoy nace un niño”, publicada originalmente en el Prensa en Brasil el 24 de diciembre de 1971.

El lenguaje del escritor, reconocido por traducir una percepción inquietante y misteriosa de la vida, se materializa en las primeras páginas de la obra, identificada, en una edición reciente por la Editora Rocco, con el título “La fuerza del sueño”. Aquí está el registro del escritor de ficción en diciembre de 1976: “Que podamos contarles a nuestros hijos nuestras encantadoras leyendas en este 1977, un año clave, porque si el número 7 nos da poder, dos 7 añaden mucha más buena suerte: la década de los 7 es está todo impregnado por el susurro de una inspiración secreta” (Lispector, 2015, p. 05).

Dice además: “[…] Para 1977, que es tuyo y mío, ordené encender treinta mil candelabros nerviosos y nerviosos con tantos reflejos y reflejos y reverberaciones y rayos de rayos, destellos y destellos con los colgantes temblorosos de las luminosidad más excitante. Luminosidad: eso es lo que les deseo para 1977. Amén. Clarice Lispector” (Ídem).

Si se compara con otras producciones infantiles de Clarice Lispector, como La mujer que mató al pez. (1968) y La vida íntima de Laura. (1974), estas doce leyendas callan Insights y asociaciones desconcertantes de latitud de imágenes. Sin embargo, aunque la poética de Como nacieron las estrellas Aunque carece de audacia, la retórica que estructura las narrativas no cede ante estereotipos pedagógicos y tonterías infantiles.

Nádia Battella Gotlib destaca claramente: “[…] los relatos no presentan gran interés estético, aunque sí un buen repertorio de motivos, personajes y situaciones. La sorpresa final, común a casi todos los cuentos, no tiene una función importante, provocando el asombro propio de las buenas historias contadas por Clarice. Ni siquiera la moraleja final, cuando la hay, produce un impacto digno de mayor admiración. Sólo una frase u otra lleva la huella del gran escritor, como ésta, con la que termina uno de los cuentos: 'Y allí se hizo y rehizo el destino de los animales: el de amar sin saber que amaban'” (Gotlib , 2009, pág.

De hecho. Y a esa frase le agrego estas dos: “[…] como sabemos, ‘siempre’ nunca termina” (Lispector, 1987, p. 08) y “[…] el deber del animal es existir” (Idem, p. 26 ).

3.

Kafka y el muñeco viajero, título editado por Ediciones Siruela de Madrid en 2006, se presenta como una de las obras infantiles y juveniles más bellas del español Jordi Sierra i Fabra. El protagonista es Franz Kafka; La trama recrea un singular y encantador incidente ocurrido en 1923 en la vida del escritor, según el testimonio de su compañera Dora Diamant.

El escritor austrohúngaro, una mañana, en el parque Steglitz, en Berlín, se conmueve por el llanto de una niña llamada Elsi, que acaba de descubrir allí la desaparición de la muñeca Brígida. Para consolarla, apuesta por una fantasía arriesgada y apasionada: “–Tu muñeca no se perdió – ​​dijo alegremente Franz Kafka. – ¡Se fue de viaje! (Sierra i Fabra, 2009, p. 21).

Esto da lugar a un juego tenso, y no menos fascinante, en el que un jubilado del Instituto del Seguro de Accidentes de los Trabajadores se hace pasar por un “cartero muñeco” para dar de comer a los niños bajo el sol en la zona pública de juegos para niños. El sueño y la esperanza de una niña. A lo largo de tres semanas, Franz Kafka –con accesos febriles provocados por una tuberculosis que se agrava–, en compañía de su amante Dora, guiona las salidas de la muñeca en las misivas que escribe y dirige a Elsi.

Y cada epístola recibe un sobre con el sello original de los múltiples países que visita el viajero. Dice: “Brígida viajó por el mundo a una velocidad vertiginosa y sus aventuras eran cada vez más insólitas, más bellas, más dignas de la odisea de una muñeca y de la fantasía de un escritor […]”; ella “cruzó el vasto desierto del Sahara en una caravana de camellos, exploró la India, caminó por la Gran Muralla China, nadó en el Mar Muerto”, etc. “Brígida estuvo en Beijing, Tokio, Nueva York, Bogotá, México, La Habana, Hong Kong… […] Ni siquiera Julio Verne podría crearla más fabulosa, y en menos de ochenta días el mundo se dejaría abrazar por ella. " (Ídem, págs. 73-4).

La solución encontrada para el descanso del escribano fue concertar un matrimonio para la amiga de Elsi. Con este epílogo se llega a un punto final en la serie de veinte correspondencias legendarias. Al final, la niña recibe una muñeca de porcelana, que Brígida le envía desde tierras lejanas en una caja de cartón forrada con papel de colores. Su nombre es Dora.

Walter Benjamin sostiene, en el ensayo “Historia cultural de los juguetes”, que “no entenderíamos los juguetes, ni en su realidad ni en su concepto, si quisiéramos explicarlos únicamente desde la mente del niño. El niño no es ningún Robinson, los niños no constituyen ninguna comunidad separada, sino que son parte del pueblo y de la clase a la que pertenecen. Por tanto, los juguetes infantiles no dan testimonio de la existencia de una vida autónoma y segregada, sino que son un diálogo silencioso, basado en signos, entre el niño y el pueblo” (Benjamin, 1994, pp. 247-8).

Ciertamente, las experiencias nunca parecen divididas: son pérdidas, decepciones, expectativas y utopías.

4.

Después de completar el servicio, me despedí. Mientras descendía el ascensor del edificio ubicado en la Avenida da Liberdade (リバティアベニュー), correlacionó aleatoriamente la etnia del acupunturista con el barrio japonés-brasileño y la Casa de Cultura Japonesa, ubicada en campus de la Universidad de São Paulo.

Eso es porque estuve allí, participando del V Encuentro Kafkiano, entre el 5 y el 18 de septiembre, y guardé en mi memoria un incidente que presencié en el auditorio: mi colega Susana Kampff Lages, al final del simposio que coordiné, sorprendida nosotros con una mariquita recogida del asiento de la silla adjunta a la tuya. Colocó el diminuto escarabajo en su pulgar y, en tono de broma, hizo referencia a Gregor Samsa, revelando que las líneas de sus propias palmas forman la letra K.

También con humor le dije a mi compañero de mesa: “– Qué curioso, a diferencia de Susana, los pliegues de mis palmas no inscriben ni K ni L (de Lispector), dibujan la consonante M, de Minas Gerais y del mago Murilo Rubião” .

¡Un feliz 2025!

*Ricardo Iannace Es profesor de comunicación y semiótica de la Facultad de Tecnología del Estado de São Paulo y del Programa de Postgrado en Estudios Comparados de Literaturas en Lengua Portuguesa de la FFLCH-USP. Autor, entre otros libros, de Murilo Rubião y las arquitecturas de lo fantástico (edusp). Elhttps://amzn.to/3sXgz77]

Referencias


BENJAMÍN, Walter. Magia y técnica, arte y política: ensayos sobre literatura e historia cultural. Traducido por Sérgio Paulo Rouanet. São Paulo: Brasiliense, 1994 [Obras seleccionadas; v.1].

GOTLIB, Nádia Battella. Clarice: una vida que cuenta. San Pablo: Edusp, 2009.

LISPECTOR, Clarisa. Cómo nacieron las estrellas: doce leyendas brasileñas. Ilustraciones de Ricardo Leite. Río de Janeiro: Nueva Frontera, 1987.

LISPECTOR, Clarisa. Doce leyendas brasileñas: cómo nacieron las estrellas. Ilustraciones de Suryara. Río de Janeiro: Rocco Digital, 2015.

SIERRA y FABRA, Jordi. Kafka y el muñeco viajero. Traducción de Rubia Prates Goldoni e ilustraciones de Pep Montserrat. São Paulo: Martins Fontes, 2009.


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