por AIRTON PASCHOA*
seis piezas cortas
limoncillo
A la bomba
Llegamos y no nos ciegamos a la Luz... Por fin aprendemos a disfrutar de las cosas más simples de la vida, las mil maravillas milimétricas de la Naturaleza, la florecita, la abejita, el pajarito, el pasito de quien es no va a extender sus alas, la brisa; disfrutando de veinticuatro horas de otra gira de baile de Strauss Gaia; disfrutar otros mil cuatrocientos cuarenta minutos de existencia plena, átomo a respiro, y dar gracias, con las manos y el corazón en el aire, dar gracias, al anochecer y de rodillas, dar gracias por otros ochenta y seis mil y cuatrocientos segundos, para dar gracias fervientes a los cielos. Aún en silencio, dar gracias por un día más – completo.
Bisonte (o einsteiniano o rambodiano)
¿Qué hay de sellar al último humano? Es difícil saberlo. Pero es bastante capaz de marcar el doble del primero, terminar la temporada, arañar las paredes de nuevo, un bisonte por aquí, medio bisonte por allá, de que la memoria se desvanezca cada vez más y de que la cucaracha, la cucaracha, la cucaracha, surja y subsuma el arte poshistórico.
viva la revolución
¡viva
día siguiente
desfile de oposición
me detengo en la pared
ineluctablemente
rotundamente
engalanado
Figuras retóricas
El gobierno es malo, el ministro es bueno.
– Yo hago mi parte… ministro y administro.
¿La puerta es el toldo?
– No puedo responder por todo.
¿El toldo es la puerta?
– Hablo por Él… declara objetiva y enfáticamente.
¿Es la flauta mágica?
– ¡Yo no soy Él! ¡No soy yo!
¿Es la laringe un cogito? ¿La silepsis es un lapsus? ¿Es la sinécdoque el destino? ¿Es la tangente un círculo?
– El gobierno es bueno, el ministro es malo.
Las voces se elevan, el camarero se despierta y la vida continúa su ministerio.
Natalina [ready made, 2003, RJ/Brasil]
Por primera vez en su vida, no puede pasar la Navidad con sus hijos, que se quedan con su padre en paro crónico, allá en Recreio, en Minas Gerais. Trabaja en una casa familiar y se toma libres cada dos fines de semana. En el Buen Año, si Dios quiere... Pero Natalina no se queja, ni tiene por qué quejarse. Está empleada, gracias a Dios, y antes de irse a dormir, noche tras noche, religiosamente, no se olvida de agradecerle, con el rostro hinchado de gratitud, el milagro.
Papá Noel
Un niño de siete años, dice el titular, le pide carne a Papá Noel… ¡Qué estado de la educación, Altísimo, en el país! ¿Nadie les dijo a los niños que Papá Noel no existe? Al mismo tiempo, el inculto debería haber sabido, una cuestión de lógica primaria, que si el viejo pincho hubiera sido de carne, ya se habría convertido en una barbacoa para entrar por la chimenea. En cualquier caso, el hombre estrangulado probó la leche de la bondad humana. La familia recibió una mancha negra en las donaciones, continúa la noticia, y acabó con la glotonería de comer carne – rezo por el resto de mi vida. Sin embargo, no puedo evitar pensar: ¿y si la moda navideña se pone de moda? se vuelve auto? Si todo niño fantasioso y travieso pone su boca en el mundo y sólo sale filete, ¿filete? ¡Que haya un vacío! No es posible apostar por la educación, enseña el episodio, ya sea en la escuela o en casa, que, en lugar de rechazar en limine las donaciones, lo que lleva al pequeño gastador a disfrutar de la lección de economía sobre los límites del presupuesto interno y, por extensión, del presupuesto de esta gran familia que es la Unión, cuyo techo de gasto no se puede quitar de este lado, de lo contrario recaerá sobre nosotros. jefes, incluso culpando a los funcionarios fiscales irresponsables, dando un mal ejemplo a las células madre del organismo social, que, ¡Señor, hace el dulce hogar del pequeño glotón! explora sin rastro de vergüenza la ternura de nuestro corazón. Al tocarlo, de hecho, con el debido respeto, el Todopoderoso de arriba no tiene nada que ver, al contrario, con el estado de la educación en el país, que es bajísimo. Igual que, repito, el abuelo Snow no tiene nada que ver con el bistec, ya sea de caballo o de reno. Si pidieras una cometa o un pedinchão, sería más práctico, menos costoso, no pasaríamos una tarjeta grande. ¡Eduquemos, por eso, oro y ruego, eduquemos a nuestros hijos, el futuro de Brasil!
*Airton Paschoa es un escritor Autor, entre otros libros, de azul vanidoso (e-galaxia).
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