por AIRTON PASCHOA*
siete piezas cortas
Brasil de llorar
(serpiente en las escaleras)
con todo el dudoso, que no lo quería de vuelta, angá-catu-rama! el pais del llanto tocado por saudade, llorando prometido, y una promesa es una deuda, no tiene precio porque radiante esperanza. Imposible resolverlo, la flauta invitaba a flauta, y no podía haber un regalo así entonces, sólo soñando. que promete hoy sombrío ¿Brasil de llorar? Más y más lágrimas, cumpliendo estrictamente la letra. Lloremos, pues, y piquemos en lo literal — romper, romper, mi gente!
(Y no seas roto, ¡No!)
pandemia
Cuando todos los días son domingos y no es Suiza; cuando a nadie le importa si el mes tiene o no feriado; cuando se espera un nuevo obituario; cuando el miedo se convierte en tumor; cuando inicio de familia confundirse con un hombre de familia; cuando recibe a cambio aún más violencia que inutilidad; cuando el silencio amplifica el borborismo de la digestión injusta; cuando veas salir el sol querido y cuadrado; cuando la cuarentena choca con la telenovela setenta ochenta noventa interminable y la historia no aguanta.
Negociación
Sacristán, sacripante, sólo una bacteria, un virus, ¿quién no ve? enviarte a la tumba o al vacío con el esfuerzo de un estornudo. ¡Vida frágil! ay, mi estadio, ¿hay alguien que se trague la vieja perogrullada? La vida es frágil en un cuerpo social que no se preocupa por ella. Vitales para él son esas sirenitas microscópicas que tanto provecho hacen prosperar a la sepsis, ésta, eso sí, ¡muy visible a simple vista! Tal como se siente en la piel, desfigurada y debajo de ella, la Medicina, en la estela de los grandes laboratorios y las altas tecnologías, no pasa de ser un formidable negocio. ¿Podría ser de otra manera? Poder, podría, siempre y cuando enviemos esto al infierno cuerpo morbus y cuidar de uno para traer al mundo un cuerpo nuevo, de hecho, social.
Importante: no como los médicos en colonoscopia diagnostican en Estados Unidos, de hecho, lo importante es probar si, con una infección tan antigua y generalizada, todavía hay alguna reacción a los infectados.
antropoceno
Hirviendo como un huevo, resquebrajándose, liberando placas y plagas, huevo azul, visto desde el espacio, azul-púrpura, visto desde el espacio nasista, púrpura-sin-aire, azul-sin-vida, sobreviven los elegidos aleluyas, magnates enterrados en cómodas catacumbas hi-techsanas. Volviendo a la caverna, la humanidad, feliz y finalmente, no conoce más disputa por un lugar al sol, oa la sombra.
Puede que no sea el final feliz soñado, lo admito, pero es el final de happyna. Abotinados, disfrutad del derecho al botín. ¡La Tierra es una pesadilla para ellos!
Travesía
(alegrarse)
El mar mareado, oh sin tierra, os abre los brazos y lo que podéis hacer al respecto, y con respeto, es cola. El higo es vano.
[testimonial]
Hago saber, a quien le interese, que puedo probar que hemos dejado de escribir y comenzamos a declarar. Y hace tiempo, que, que, solo para registrar una fecha, aunque sea falsa, puedes poner medio siglo, poco más, poco menos. En los últimos 50 años, entonces, ¡barrabas! el género parece haber despegado. Han estado denunciando que nuestra larga marcha arrastra una interminable estela de cadáveres... Faltas, delitos, ilícitos, nada. ¡Denuncian crímenes, crímenes y más crímenes, crímenes en serie, infinitos, crímenes con el refinamiento de la Humanidad! ¿Qué hacer? Nosotros testificamos y el Mercado dispone.
Como esto, como aquello
El trópico desmenuza, desmenuza, desmiente, pela. Por eso sigo meando al dragón de Komodo, drigo, carajo, komodo. Estando quieto, no me muevo de la manera correcta, ni pinchado con un palo corto, ni con una sed prolongada. Fuentes, islas, mares, cascadas, que apenas puedo ver desde mi camastro, fantaseo.
No es así. Pero siempre está horneado.
*Airton Paschoa es escritor, autor, entre otros libros, de la vida de los pinguinos (Nankín, 2014)