por JULIÁN RODRIGUES*
Pero nuestros hermanos son mucho más grandes.
La multitud era grande. no recuerdo otros elegirBuenos Aires se mira con mucha atención aquí. Los bolsonaristas, por ejemplo, fueron allí a hacer campaña queriendo crear un cierto aire de tercera vuelta.
La abstención allí, donde el voto también es obligatorio, fue prácticamente la misma aquí: el 20%. El sistema electoral para la legislatura es proporcional, una mejora. Se vota por listas de partidos y no por fulano de tal. Algo un poco difícil de entender sin las primarias obligatorias. A diferencia de los caucus internos o las primarias estadounidenses, todos deben votar.
El 10 de diciembre de 2021, Lula pronunció un discurso ante miles de personas en Buenos Aires, acompañado por Cristina Kirchner, Alberto Fernández y José Mujica. Fue principalmente un gesto de agradecimiento. Alberto Fernández, en medio de una difícil campaña electoral, tomó un avión y fue a visitar a Lula en prisión el 4 de julio de 2019. Un gesto valiente y simbólico. Alberto también vino el lunes 31 de octubre solo para abrazar y saludar a Lula, fue el primer chef internacional en hacerlo personalmente.
Las relaciones políticas, culturales, comerciales y turísticas con tensiones naturales llevan años en una trayectoria ascendente. Y el Partido de los Trabajadores tiene sólidos vínculos con la izquierda argentina.
La derrota del peronismo es un mal augurio. Más aún teniendo en cuenta el grotesco personaje que ganó. Jair Bolsonaro y Donald Trump junto a Javier Milei son casi dos nobles refinados. Sí, sí, si sabemos eso. Es un saludo global.
El ascenso electoral de los neofascistas tan caricaturizados que suenan a chiste de mal gusto, hasta que ganan.
Está bien que Sergio Massa, como decían algunos, fuera incluso menos carismático que Fernando Haddad. Además, parece que el peronismo estaba quebrado. Sin embargo, obviamente la diferencia eran las condiciones materiales de vida de la mayoría. 40% pobreza, 7% desempleo.
Es importante tener en cuenta que Argentina históricamente tiene índices sociales mucho mejores que los nuestros. En otras palabras, el impacto del deterioro de la calidad de vida tiende a ser sentido mucho más por la gente. El índice brasileño de Gini –que mide la desigualdad de ingresos– es de 51,48. El de Argentina es 42,28.
Allí el sindicalismo y los movimientos sociales son muy fuertes. Recuerda el piqueteros ¿Y la rebelión popular que derrocó a cinco presidentes en 12 días?
Toda esta lucha allanó el camino para la derrota del neoliberalismo menemista y la elección de Néstor Kirchner en 2003, un desconocido provincial de Santa Cruz, en el extremo sur del país.
Y luego vino Cristina Kirchner, más a la izquierda. De hecho, el peronismo creó una juventud radical, combativa, ideológica de masas e independiente para La Campora (Me muero de envidia).
Sergio Massa no era ni remotamente candidato con la ponche, el carisma necesario para enfrentar al neofascismo empresario ultraliberal
El candidato peronista cargó con el peso de los malos indicadores económicos (además de no ser el candidato en pectoral por Cristina Kirchner, quien en un momento estuvo un tanto alejada de la campaña –¿recuerdan Fernando Haddad escondiendo al preso Inácio en 2018?
En definitiva, fue una derrota para Pátria Grande.
El año que viene hay elecciones en México, Uruguay, Venezuela, Panamá, El Salvador y República Dominicana. trabajemos para hola rosa. ¡Calamares en ellos! Izquierda unida. ¡Patria Grande de Bolívar y Fidel!
* Julián Rodrigues, Periodista y docente, es militante del PT y activista del movimiento LGBTI y de Derechos Humanos.
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