Florestán Fernández – IX

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por Roberto Massei*

Florestan Fernandes inspirará a muchos de nosotros a realizar su sueño y a todos aquellos que aún no han perdido la esperanza en un mundo mejor: una sociedad socialista, justa y fraterna.

Al profesor Paulo Alves
en memoria

[…] No está en mi poder crear una sociedad ideal. Sin embargo, está en mi poder describir lo que, en la sociedad actual, no es ideal para ningún tipo de existencia humana en sociedad. […]
La revolución burguesa en Brasil, 1976, pág. 10; énfasis del autor.

El 22 de julio marcó el centenario del nacimiento de Florestan Fernandes. Su muerte ocurrió el 100 de agosto de 10. Dos momentos contradictorios, pues marcan el inicio y el final de la vida de uno de los pensadores más importantes de Brasil y del mundo. Han pasado 1995 años sin tu presencia. Este artículo pretende hacer una breve presentación de la obra de Florestan. Luego reanude los comentarios sobre La revolución burguesa en Brasil y su importancia para entender el desarrollo del capitalismo en el país. Finalmente, unas pocas palabras sobre el período posterior a su muerte.

A pesar de estos 25 años, Florestan sigue presente en la memoria de todos aquellos que lo leyeron, votaron por él y se mantuvieron en contacto con él. Siempre fue muy afable, pero decidido, riguroso, firme y coherente en sus principios. Con motivo de su muerte, escribí y publiqué un artículo sobre ese momento tan triste. Desde entonces, hemos pasado por muchas transformaciones; algunos de ellos, especialmente los más recientes y dolorosos, dejarán profundas consecuencias en la vida del país.

Florestan Fernandes era un intelectual militante, cosa rara en este mundo. Influyó en muchos de los que militabamos en los movimientos sociales en la década de 1990. Durante el período en que más seguí sus escritos -libros, artículos periodísticos y textos publicados como diputado- fue incansable en la defensa del socialismo y el marxismo. La primera como utopía posible y alternativa para los “de abajo”; el segundo, como instrumento fundamental para el análisis de la realidad y su transformación.

En ningún momento renunció al sustento teórico de gran parte de su obra como sociólogo, como muchos hicieron, especialmente en las Ciencias Humanas. Tuve contacto con su obra por primera vez en 1986 y no puedo olvidar la Jornada de Estudios Florestan Fernandes, realizada en mayo de ese año en Marília, organizada por la UNESP (resultó en El saber militante: ensayos sobre Florestan Fernandes, organizado por Maria Ângela D`Incao. RJ: Paz y Tierra; SP: EDUNESP, 1987) Son memorables su discurso del primer día y el anuncio de que sería candidato a Diputado Federal por el Partido de los Trabajadores. Fue elegido con más de 50 votos.

Según Octavio Ianni, quien fue uno de sus principales alumnos –y también ex asistente–, la obra de Fernandes es peculiar en varios de sus aspectos. Florestan es uno de los intérpretes de Brasil, junto a Caio Prado Jr, Sérgio Buarque de Holanda, Gilberto Freyre, Celso Furtado –que también cumpliría 100 años en 2020– y otros autores que buscaron entender el país en sus diversas interfaces. Las preguntas planteadas por Florestan Fernandes, “su investigación y sus planteamientos nacerán de una clara perspectiva política para encarnar lo que [él mismo] llamará 'sociología crítica y militante'”. (SEREZA, 2014, p. 229) Esta característica permitiría a “importantes sectores marginados de la sociedad” encontrar “en el proceso de producción y difusión de su obra una herramienta de cuestionamiento e interpretación en la sociedad de clases brasileña”. (Ídem)

Según Ianni, “el conjunto de monografías y ensayos, libros y artículos, cursos y conferencias, campañas y debates […] revelan una obra nueva, vigorosa, con amplia influencia en la docencia y la investigación, en las interpretaciones y controversias que se extienden por el pensamiento brasileño. […]” (IANNI, 1986, p. 15). Ianni, aquí, no incluye las intervenciones de Florestan durante la Asamblea Constituyente y los mandatos de diputados. Este ensayo fue escrito antes de su elección en 1986. Como parlamentario, aumentó su presencia en el debate público. En este punto, podríamos decir que su aporte se dirigió a dos frentes: la política (en gran medida partidista, dentro y fuera del Partido de los Trabajadores; ya criticaba algunas conductas del partido en ese momento) y la educación. Sus mandatos fueron fructíferos en ideas y acciones dirigidas a la educación pública, desde la básica hasta la superior.

En cuanto al papel de la inteligencia, Octavio Ianni es claro:

“[…] no es suficiente plantear el problema en términos de 'neutralidad' o 'compromiso'. […] Lo que está en juego es reconocer que las condiciones bajo las cuales se procesa el conocimiento incluyen la forma en que la sociedad absorbe, selecciona, critica o rechaza el producto de la actividad intelectual. [Los] movimientos de la sociedad, a través de sus grupos y clases [...] están siempre presentes en la forma en que se piensan, se piensan a sí mismos. [Es] el movimiento de la historia que muchas veces decanta hacia la teoría”. (IANNI, 1986, pág. 31)

Nos guste o no, toda la acción de un intelectual se encuentra o se deriva de su relación con la sociedad en sus diversos niveles y clases y de cómo se vincula a ella. Por lo tanto, no es ni puede ser neutral, ¡y nunca lo será! El intelectual siempre habla desde un lugar, muchas veces frente a un grupo, con un propósito.

Para Octavio Ianni,

“[…] la obra de Florestan Fernandes es contemporánea a su tiempo, en el sentido de que expresa estas dos dimensiones de manera clara y desarrollada: responde a los desafíos del presente y reinterpreta el pasado, revelando otros vínculos entre los dos . […] Se despliega […] a lo largo de la república populista, la dictadura militar y la Nueva República de los años ochenta [del siglo pasado]”. (1986, pág. 39)

Y avanza a mediados de la década de 1990, cuando muere inesperadamente. Durante este período, Florestan se expresó en su labor como parlamentario, en sus intervenciones públicas como columnista, especialmente en el Folha de S. Paulo, y como un acérrimo defensor del socialismo.

En un artículo republicado por el sitio web la tierra es redonda, Emília Viotti da Costa destaca la importancia y singularidad de Florestan Fernandes. Para el historiador,

“[…] los intelectuales que supieron resolver satisfactoriamente el dilema entre trabajo intelectual y militancia fueron los que más impacto tuvieron en la cultura. Este es el caso de Florestan Fernandes, profesor, autor y político, crítico implacable de las élites brasileñas, vocero incansable de los intereses del pueblo. Florestan es, desde todos los puntos de vista, un hito en la historia de la cultura brasileña. […]”. (COSTA, 2020)

Emília Viotti, autora de varias obras aún muy respetadas en la historiografía brasileña, elogia la coherencia y la combatividad de Florestan: “Cómo conciliar el rigor académico y la militancia política es un tema que ha atormentado, si no paralizado, a muchos intelectuales de nuestro tiempo”. (Ídem) Pocos fueron los intelectuales que, como él, satisficieron las exigencias contradictorias de estos dos tipos de implicación, concluye Costa en el mismo artículo.

Su trayectoria, sin embargo, recibió algunas críticas, que conviene escuchar. No siempre aparecen, sobre todo en estudios y comentarios realizados sobre su obra. Florestan Fernandes fue trotskista en su juventud y estuvo activo en el movimiento durante casi una década. Estaba vinculado al Partido Socialista Revolucionario. Según Oswaldo Coggiola, dejó esta militancia por motivos subjetivos para seguir una carrera académica. Pero también por razones objetivas. Según este autor, la lucha política clasista y revolucionaria sólo será posible si logra configurar una vanguardia, “[...] capaz de anticipar su tiempo, a partir de las condiciones reales de ese tiempo, mediante un programa, una política y una organización". [COGGIOLA, 2020) Para Coggiola, “Florestan militó en esa dirección, su esfuerzo se destacó por su talento excepcional, pero no estuvo exento de contradicciones, que en esencia conocía, y contra las cuales luchó. Ese fue el significado de su compromiso político hasta el final”. (Ídem)

Bernardo Ricupero, quien ha estudiado la obra de algunos intérpretes de Brasil, en un capítulo publicado en el libro sobre el 20 aniversario de la muerte de Florestan, señala que su lectura del capitalismo en Brasil lo acerca a Caio Prado hijo: “A grandes rasgos , la interpretación de Florestan Fernandes sobre Brasil […] subraya la conexión del país con un panorama más amplio, en el que el desarrollo del capitalismo como sistema mundial es el dato principal”. (RICUPERO, 2015, p. 50) Por lo tanto, debemos considerar la singularidad del desarrollo del capitalismo en Brasil. Aunque todavía apegada a una perspectiva estrictamente económica y ligada en menor medida a las tesis de la Tercera Internacional, esta posición le costó muy caro a Prado hijo, quien fue boicoteado y considerado traidor por el PCB, cuya interpretación de la formación económica de Brasil fue bastante rígido. Nunca Caio Prado Jr. fue perdonado por su herejía.

Bernardo Ricupero es enfático al analizar esta característica, vista con restricción en el análisis del proceso de colonización e independencia:

“Además del marxismo, la interpretación de Caio Prado Jr. también chocó con la mayoría de los análisis realizados sobre Brasil en la época, que prestaban especial atención a las características internas de la sociedad. En esta referencia, no era raro equiparar la supuesta autosuficiencia de los latifundios con el feudalismo. Ir más lejos, La revolución burguesa en Brasil llega a considerar que si bien el país no tiene 'todo el pasado de Europa […] reproducimos su pasado reciente de manera peculiar, ya que fue parte del proceso mismo de implantación y desarrollo de la colonización occidental en Brasil '”. (Florestan FERNANDES. Citado en RICUPERO, 2015, p. 50).

Bajo esta perspectiva, “la revolución burguesa en Brasil era de especial interés, ya que al ser relativamente avanzada permitiría entender cómo se daría, en términos generales, en otros países de capitalismo dependiente y subdesarrollado. Es decir, nuestra revolución burguesa sería a la vez peculiar del país y típica de lo que sucede en la situación periférica”. (RICUPERO, págs. 50-51)

Según Ricupero,

“La periferia del capitalismo tendría rasgos estructurales y dinámicos que caracterizarían la existencia de una economía capitalista. Sin embargo, las diferencias se superpondrían a estas uniformidades fundamentales, haciendo que el desarrollo capitalista sea dependiente, subdesarrollado e imperializado. Serían precisamente estas diferencias las que caracterizarían lo típico de la dominación burguesa y la transformación capitalista en la periferia”. (2015, pág. 59)

Por un lado, escribe Ricupero, volviendo a Florestan, no habría ruptura definitiva con el pasado y reaparecería ocupando su lugar, es decir, no habría alteración en el orden capitalista. En sentido contrario, “la revolución burguesa aparecería ligada a los cambios derivados de la expansión del mercado capitalista y el dinamismo de las economías centrales”. (RICUPERO, 2015, pág. 60)

Actualmente no se publican interpretaciones de Brasil, las narrativas totalizadoras de la historia, como lo hicieron Sérgio Buarque, Celso Furtado y Caio Prado Jr., entre otros:

“No es difícil saber las razones de la casi desaparición del género: desde La revolución burguesa en Brasil salió a la luz en 1974, la profesionalización y especialización del trabajo intelectual siguió avanzando. Concomitantemente con ellos, se acentuó aún más la pérdida de espacio para temas como la dominación de clase, el imperialismo y la revolución burguesa, que Florestan Fernandes ya había advertido [en ese momento]. (RICUPERO, 2015, pág. 60)

La conclusión de Ricupero en el ensayo publicado en 2015 nos permite relacionar la revolución burguesa y lo sucedido al país, especialmente en estas últimas décadas: la presencia, aunque oculta, de la autocracia burguesa en nuestro proceso político-económico. La cita es larga pero esclarecedora:

“[…] en medio de la democracia [la autocracia burguesa] se percibe menos. La creciente especialización de las ciencias sociales y, en particular, de la ciencia política brasileña también contribuye a este tipo de nubosidad de la visión. Es como si la celebración regular de elecciones, la existencia de una oposición, el normal funcionamiento del Congreso, etc. Fueron factores que hicieron que la autocracia ya no existiera o fuera irrelevante. Pero tan importante como el innegable progreso institucional de los últimos años es que, detrás de él, subsiste una arraigada autocracia burguesa, estando aún la democracia lejos de llegar a la sociedad brasileña. Así, es hasta probable que sea la autocracia burguesa la que, como advirtió Florestan Fernandes, siga dando el 'estilo' de la revolución burguesa e incluso de la democracia en Brasil”. (RICUPERO, 2015, pág. 61)

Florestan entendió que la revolución burguesa no era un simple episodio, sino un fenómeno histórico, que no seguiría un solo camino. En otras palabras, “sería un proceso dinámico, que se daría de acuerdo a las diferentes elecciones realizadas por los agentes humanos en los ámbitos económico, social y político. Por tanto, se trataría fundamentalmente de estudiar el 'estilo' específico que asumió la revolución burguesa en Brasil”. (RICUPERO, 2015, p. 60) para tener una comprensión de cómo las estructuras productivas se organizaban y delimitaban los espacios –o no– de acción dentro de la sociedad.

Siguiendo la estela dejada por este autor, en entrevista con Revista Investigación FAPESP, podemos considerar la actualidad de Florestan en presencia de la autocracia burguesa, analizada en La Revolución…, ya sea en la dictadura militar o en los breves y turbulentos momentos de la democracia en Brasil: “Desde el concepto de autocracia, muestra que la revolución burguesa brasileña, al contrario de lo que se suponía que había ocurrido en Francia, por ejemplo, no estalló con paradigmas del pasado” (ORLANDI, 2020, p. 94). Por el contrario, “la burguesía se alineó con los viejos líderes de la oligarquía y tomó el poder para defender intereses particularistas. Este modelo […] está vigente en el país independientemente del régimen político, sea una dictadura o una democracia”. (Ídem)

Florestan Fernandes se retiró obligatoriamente en 1969 después de la promulgación de AI-5. Fue arrestado durante tres días y puesto en libertad. Luego se exilió en Canadá, donde trabajó como profesor titular en la Universidad de Toronto. Según testimonios de amigos y familiares de esa época, Florestan estaba muy incómodo y decidió regresar a Brasil en 1972. En Canadá habría continuado la obra que resultó en el libro sobre la revolución burguesa en Brasil, publicado en 1974. Este ensayo, podemos concluir, fue un momento de gran importancia en el debate público en torno al desarrollo del capitalismo en Brasil.

Florestan Fernandes fue consecuente con sus creencias políticas. Creía en la posibilidad de que la sociedad capitalista fuera destruida por una ruptura forjada por el pueblo, los “desde abajo” como decía. Hoy, el vasto grupo conformado por hombres y mujeres que han vivido las penurias impuestas por este capitalismo cada vez más agresivo en su forma de explotar el trabajo, sustraer su plusvalía y expropiar a todos los trabajadores. Florestan Fernandes produciría sin duda una refinada reflexión sobre el proceso que comenzó a pensar sistemáticamente en la década de 1960 y que culminaría con la publicación de La revolución burguesa en Brasil. El capitalismo “nunca nos deja respirar”.

Defendió, a lo largo de su vida, en sus obras y en sus intervenciones públicas -incluso y sobre todo como Diputado Constituyente-, un proyecto político socialista, con amplia participación popular. En ella, la educación jugaría un papel fundamental. En definitiva, no fue un intelectual corporativista, alienado y, en ocasiones, idiotizado por la academia. Fue un combativo defensor de causas fundamentales para la sociedad: la educación pública, la universidad igualmente pública, la redistribución del ingreso, la reforma agraria, entre otras. La educación debe ser pluralista, de muy buena calidad y culminar en la liberación del individuo.

En efecto, aceptó el desafío de luchar en el espacio burgués por definición, es decir, en el parlamento, creyendo que se trataba de un procedimiento importante, pero no totalmente efectivo en la conquista de derechos para los más pobres. Fue elegido diputado federal en dos ocasiones por el PT: en 1986 y en 1990. Fue uno de los constituyentes más activos en la defensa de los fondos públicos para la Escuela Pública. En 1990, tenía más de 180 votos en la región de Ourinhos, un voto sumamente significativo si tenemos en cuenta su nombre, prácticamente desconocido fuera de los círculos universitarios, siendo la región un bastión de los conservadores y la cuna de la UDR en ese momento. . Del mismo modo, cuando estuvo en Ourinhos, pudimos percibir la sencillez del científico social que fue considerado, por Eric Hobsbawm, uno de los diez pensadores más importantes del mundo occidental.

Florestan fue un ejemplo de cómo el intelectual debe posicionarse frente a los temas y problemas que impone el capitalismo. No se puede capitular ante las modas y pensar que es probable que se reforme el sistema en sus estructuras internas, minimizando las penurias de los “de abajo” y reduciendo la pobreza a través de políticas compensatorias, exacerbada al límite en estos 25 años transcurridos. Después de su muerte.

Con el advenimiento de las Tecnologías de la Información y el desarrollo de las plataformas digitales, el capitalismo se ha vuelto agresivo en la explotación del trabajador, llevándolo a una precariedad casi absoluta, mal remunerado, sin garantizar los derechos mínimos que aseguren la supervivencia de quienes no tienen otros medios. sino su fuerza de trabajo. Terminamos en el precariado, término utilizado por Ruy Braga. Cuando estás registrado, te conviertes en colaborador. Sin registro, se convierte en empresario. En tiempos de pandemia, esta situación llegó a su punto máximo y lo que se observa es un escenario devastador, en el que los desempleados alcanzan a más del 13% de la población. La uberización del trabajo –y de la vida– y el movimiento #BrequeDosApps nos dan una idea del estado de cosas en Brasil.

Los neoliberales creían, ya a fines de la década de 1980, que era posible incorporar a un país pobre al centro del capitalismo modernizándolo, agilizando su proceso productivo y reduciendo al mínimo indispensable la presencia del Estado. Políticas económicas neoliberales a principios de este siglo – los seres que defienden estas acciones se reproducen a gran escala y contribuyen con sus análisis sesgados al aumento de las desgracias; se difundieron a través de la prensa, la academia, las plataformas digitales (las llamadas redes [anti]sociales, etc.)- exacerbaron la desigualdad en todos los países del mundo que pasaron por reformas en estos últimos 40 años. La concentración de la riqueza, a su vez, se ha incrementado dramáticamente en las últimas dos décadas y media. Continúan pensando que implementar reformas, ¡siempre reformas! – y modernizar la producción –concepto utilizado de manera totalmente acrítica– contribuirá a insertar a la economía a sectores marginados de la población. En gran medida, se incorporan al mercado de forma desigual y anómala. (MARTINS, 2002, p. 32-45) De una forma u otra, el mercado absorbe casi todo ya todos. El resultado es una sociedad desigual.

Este proceso de transformación económica, iniciado en un principio explícitamente en el gobierno de Collor, que tuvo como continuador a la FHC, mantendría a Brasil como un país subordinado –la expresión fue siempre utilizada por Florestan Fernandes– a las naciones más ricas. Se atenuó, pero no se abandonó del todo, en los gobiernos de Lula y Dilma -un interregno de poco más de una década- y su sesgo hacia la destrucción absoluta quedó muy abierto tras el juicio político con claras intenciones golpistas en 2016 y la asunción de Michel Temer. Hemos visto y sentido en estos últimos cuatro años un aumento brutal de la pobreza en Brasil. Fueron pocos los que se beneficiaron de esta política económica exacerbada, especialmente a partir de finales de la década de 1990.

Muchos de los que nos gobernaron, y aún gobiernan, renunciaron a lo que escribieron y siguieron estrictamente las reglas subyacentes del capitalismo y la doctrina neoliberal, actualizadas de vez en cuando. Florestan Fernandes en ningún momento capituló y mantuvo su radicalismo, el cual se puede ver desde mediados de la década de 1980 en adelante ya lo largo de su militancia partidista y pública, cuando ocupó un espacio importante en la prensa escrita pre-internet. La muerte de Florestan abrió un enorme abismo, que en realidad era irrellenable. Formó parte de la minoría que vio la “globalización económica” en su forma aún incipiente en la década de 1990 con muchas reservas y problemas. Fue, finalmente, un crítico mordaz de todo este proceso.

Así, en 1993, dos años antes de su muerte, Emília Viotti da Costa escribió:

“Florestan reafirmó su fe en el socialismo, al que ve como un proceso en constante cambio, y en la democracia, que ve como una conquista de las clases populares y no un regalo de las élites o del Estado. Se puede estar de acuerdo con él o no, pero es imposible no admirar su valentía, su espíritu incansable, la consistencia de sus posiciones y, sobre todo, el admirable equilibrio entre militancia política y rigor científico que logró alcanzar”. (2020)

Los hombres pasan y sus obras permanecen, para bien o para mal. Los libros de Florestan –y él como ser humano, con su historia de vida atravesada por las dificultades impuestas por la pobreza en las dos primeras décadas de su existencia– seguirán sirviendo de referencia. Ayudarán a comprender la siempre peculiar realidad de Brasil. Su conducta seguramente inspirará a muchos de nosotros a llevar adelante su sueño ya todos los que todavía no han perdido la esperanza en un mundo mejor: una sociedad socialista, justa y fraterna. A pesar del momento que vivimos y de las dificultades que enfrentamos por todos lados, solo podemos resistir, sea de la forma que sea.

*Roberto Massei Doctor en Historia Social por la PUC/SP, es Profesor Asociado del Curso de Historia/CCHE/UENP – Campus Jacarezinho.

Referencias bibliográficas:


CEPÊDA, Vera Alves; MAZUCATO, Thiago (orgs). florestán fernandes, 20 años después – un ejercicio de memoria. São Carlos, SP: Ideas e Instituciones Intelectuales: UFSCar, 2015.

COGGIOLA, Oswaldo. Florestán Fernández – VI. la tierra es redonda. Disponible: https://dpp.cce.myftpupload.com/florestan-fernandes-vi/  Consultado el 8 de agosto. 2020.

COSTA, Emilia Viotti da. Florestán Fernández-I. la tierra es redonda🇧🇷 Disponible https://dpp.cce.myftpupload.com/florestan-fernandes-i/ Consultado el: 18 de julio. 2020.

FERNANDES, Florestán. La revolución burguesa en Brasil: ensayo sobre la interpretación sociológica. 2ª edición. Río de Janeiro: Zahar Editores, 1976.

IANNI, Octavio. Florestan Fernandes y la formación de la sociología brasileña. En: IANNI, Octavio (Org.). florestán fernandes: sociología. São Paulo: Ática, 1986, pág. 7-45.

MARTINS, José de Souza. La sociedad vista desde el abismo: nuevos estudios sobre exclusión, pobreza y clases sociales. Petrópolis, RJ: Editora Vozes, 2002.

OLIVEIRA, Carolina. Florestan Fernandes, teórico del Brasil popular. Otras palabras🇧🇷 Disponible https://outraspalavras.net/outrasmidias/florestan-fernandes-um-teorico-do-brasil-popular/> Consultado el: 23 de julio. 2020. (Publicado originalmente en el sitio web Brasil de traje, 22 de julio 2020).

OLIVEIRA, Marcos Marqués de. florestán fernandes. Recife: Fundación Joaquim Nabuco; Editorial Massangana, 2010.

ORLANDI, Ana Paula. Un intelectual de la periferia. Pesquisa FAPESP, número 293. julio/2020, pág. 92-95.

RICUPERO, Bernardo. Florestan Fernandes y las Interpretaciones de Brasil. En: CEPÊDA, Vera Alves; MAZUCATO, Thiago (orgs). florestán fernandes, 20 años después – un ejercicio de memoria. São Carlos, SP: Ideas e Instituciones Intelectuales; UFSCar, 2015, pág. 47-63.

SEREZA, Haroldo Ceravolo. Florestan Fernandes: La revolución burguesa al estilo brasileño. Disponible: https://operamundi.uol.com.br/memoria/65823/florestan-fernandes-a-revolucao-burguesa-ao-estilo-brasileiro Consultado el 22 de julio. 2020.

SEREZA, Haroldo Ceravolo. Florestán Fernández. En: PERICAS, Luiz Bernardo; SECCO, Lincoln (Orgs.). Intérpretes de Brasil: clásicos, rebeldes y renegados. São Paulo: Boitempo Editora, 2014, pág. 227-238.

TOLEDO, Caio Navarro de. Florestán Fernández – IV. la tierra es redonda. Disponible:https://dpp.cce.myftpupload.com/florestan-fernandes-iv/>. Consultado el: 30 de julio. 2020.

 

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