fascismo y dictadura

Jackson Pollock, Sin título (Hoja de estudios), (c. 1939-42)
Whatsapp
Facebook
Twitter
Instagram
Telegram

por DANILO ENRICO MARTUSCELLI*

Prefacio al libro recién editado por Nicos Poulantzas

Em fascismo y dictadura, obra publicada originalmente en 1970, Nicos Poulantzas desarrolla un importante aporte teórico a los estudios sobre las variaciones de las formas de Estado de tipo capitalista al elaborar una teoría política marxista del fascismo.

Para ello, el autor se sirve del análisis crítico de una amplia bibliografía teórica e historiográfica sobre el tema y establece una línea de demarcación teórica con una serie de problemáticas teóricas y doctrinas, entre las que destacamos: historicismo, economicismo, institucionalismo y elitismo. .

En este libro, la elaboración de una teoría política marxista del fascismo implica despojar al analista de cualquier pretensión de constituir una historiografía de los casos concretos del fascismo italiano y del nazismo alemán. Como advierte el autor, los casos concretos se conciben en esta obra como ilustraciones históricas del objeto de investigación.

¿Cómo se establecen estas líneas de demarcación con las cuestiones teóricas antes mencionadas y qué plantea el autor como alternativa de análisis?” En primer lugar, Poulantzas busca distanciarse del historicismo al considerar un error establecer una relación de identidad entre concepto y hecho histórico. Para él, el fascismo no es un fenómeno fechado ni un concepto válido únicamente para el contexto político alemán e italiano de las décadas de 1920 a 1940. formulación conceptual decisiva de su análisis según la cual el fascismo es una “forma de régimen en forma de Estado capitalista de excepción”.

Poulantzas entiende, por tanto, que el tipo de Estado capitalista admite variaciones que pueden manifestarse a través de lo que denomina formas de Estado capitalista democrático o de “excepción”.[ 1 ] Cada una de estas formas de Estado admite, a su vez, diferentes formas de régimen. Las “formas de estado capitalista excepcional” pueden incluir, por ejemplo, las siguientes “formas de régimen excepcional”: la dictadura bonapartista, la dictadura militar y la dictadura fascista.

na obra Poder político y clases sociales, publicado en 1968, Poulantzas había presentado una teoría sistemática del Estado de tipo capitalista, caracterizándolo como una estructura jurídico-política formada por el derecho burgués, que despoja a los agentes de la producción de su pertenencia de clase y los establece institucionalmente como sujetos de derecho , produciéndose así el efecto de aislamiento o individualización, es decir, el efecto ideológico que engendra el reconocimiento de los agentes productivos como individuos-ciudadanos; y por el burocratismo, que da unidad al conjunto de individuos atomizados y fija el anonimato de clase en las instituciones del Estado capitalista, produciendo el efecto de representar la unidad, para que: el Estado capitalista de clase pueda presentarse como representante del interés general de el pueblo-nación.

Em fascismo y dictadura, Poulantzas desarrolla un doble desplazamiento en relación con este trabajo: en el plano teórico, se distancia del concepto de Estado como estructura jurídico-política y pasa a otorgar centralidad al concepto de aparato de Estado, entendido como constituido por un aparato represivo (formado por las burocracias civil, militar y judicial) y una variedad de aparatos ideológicos (formado por el aparato familiar, escolar, religioso, de información/comunicación, etc.); ya, en cuanto al objeto de investigación, Poulantzas pasa del análisis del tipo de Estado al examen de las formas del Estado capitalista, prestando especial atención a la forma del Estado “de excepción” y la forma del régimen fascista .

En obras posteriores reaparece el debate sobre las formas de Estado y régimen a partir del examen: de la crisis de las dictaduras militares, tema central del libro La crisis de las dictaduras: Portugal, España y Grecia, publicado en 1975; y “estatismo autoritario”, concepto original formulado por el autor para referirse a una variación de la forma de Estado capitalista democrático que venía constituyendo el capitalismo en la década de 1970. El fenómeno del “estatismo autoritario” es abordado en el libro El estado, el poder, el socialismo de 1978, obra en la que la concepción del Estado como estructura jurídico-política da paso a la ambigua noción del Estado como “condensación material de una relación de fuerzas entre clases y fracciones de clase”.

Hay dos elementos fundamentales que caracterizan la forma del Estado capitalista de “excepción” en el análisis de Pooulantz: la suspensión del principio del sufragio universal y el control exclusivo de la burocracia estatal sobre los procesos fundamentales de toma de decisiones. Es cierto que el autor también hace referencia al recrudecimiento del aparato represivo y al carácter arbitrario de la ley para abordar la forma de Estado capitalista de “excepción”, pero, en el desarrollo del análisis, tales aspectos tienden a ser abordados. más como un efecto del refuerzo del papel de la burocracia estatal en el proceso de establecimiento de la nueva forma de Estado que como una causa.

Según Poulantzas, la variación de las formas de régimen de la forma de Estado capitalista “excepcional” está ligada al papel dominante que juega una determinada rama del aparato estatal en el proceso de toma de decisiones. Así, en la dictadura fascista la rama que asume este rol es la policía política, en la dictadura bonapartista es la burocracia civil, y en la dictadura militar es la burocracia militar.

Contrariamente a los análisis institucionalistas que descuidan la relación entre el Estado y las clases sociales, en general, y el Estado y las clases dominantes, en particular, Poulantzas observa la existencia de una correspondencia entre los cambios ocurridos en la jerarquía de las ramas del aparato del Estado y la configuración de una nueva hegemonía dentro del bloque de poder. Así, el autor señala que el cambio en la forma del Estado está asociado al surgimiento de una fracción de la clase dominante como fracción hegemónica del bloque en el poder, que ahora tiene prioridad sobre el contenido de la política estatal. Poulantzas no aborda el Estado y la economía como partes separadas de la realidad social, como suelen hacer los institucionalistas.

En su análisis, el autor demuestra cómo la intervención del Estado fascista clásico fue fundamental para garantizar y consolidar la transición del capitalismo competitivo al capitalismo monopolista en Alemania e Italia. Parafraseando a Horkheimer, para quien aquellos que no hablan de capitalismo deben guardar silencio sobre el fascismo, Poulantzas afirma que aquellos que no quieren hablar de imperialismo deben guardar silencio sobre el fascismo.

Otro aspecto fundamental del trabajo fascismo y dictadura es la crítica a la interpretación economicista del fascismo, propugnada en su momento principalmente por la 3ra. Internacional Comunista (IC). En términos generales, según el autor, el economicismo tiende a manifestarse de varias formas cuando:

(a) concibe que la crisis económica puede derivar inevitablemente en una crisis revolucionaria, como si el deterioro de la situación económica pudiera explicar unilateralmente el surgimiento de una situación revolucionaria. Tal concepción llevó a CI al diagnóstico de que el advenimiento del fascismo en el contexto de crisis económica daría lugar a la disyuntiva “fascismo o socialismo”;

(b) caracteriza a las clases sociales con base en criterios exclusivamente económicos, ignorando así los factores políticos e ideológicos de la constitución de las clases que explican la mayor o menor adhesión, o incluso la resistencia, de ciertas clases y fracciones al fascismo;

(c) oculta o subestima las diferencias existentes entre democracia y dictadura, consideradas como expresiones de los intereses del gran capital – lo que habría tenido consecuencias sobre la comprensión misma del carácter de clase del fascismo, como movimiento político y como forma de régimen , y contribuyó a alejar a los comunistas de la construcción de una línea de masas antifascista (ver el caso de la tesis del socialfascismo, que predominó como centro de las tesis del CI desde su VI Congreso de 1928 hasta por lo menos el VII Congreso de 1935 );

(d) trata a la política como un mero epifenómeno de la economía, lo que lleva a desconocer la dinámica particular de la crisis política e ideológica, vinculada al proceso de fascistización y los cambios institucionales y sociales derivados de la implantación del fascismo, que corresponden, respectivamente , a la transformación de la jerarquía interna, tanto de las ramas del aparato del Estado, como de las fracciones de clase que integran el bloque en el poder.

¿Qué presenta Poulantzas como alternativa analítica a la interpretación economicista del fascismo? Aquí cobra relevancia la distinción que hace entre el proceso de fascistización y el régimen fascista en funcionamiento. Una de las preguntas que Poulantzas busca responder es la siguiente: ¿cuáles son las condiciones históricas que permiten el surgimiento del fascismo? Según él, el advenimiento del fascismo estaría marcado en líneas generales:

a) por la previa derrota estratégica del movimiento obrero y popular, lo que significa que el proceso de fascistización no compite con un fuerte movimiento obrero y popular organizado y situado en la ofensiva política. De hecho, tal movimiento está a la defensiva política, no teniendo sentido pensar en la coyuntura abierta por el proceso de fascistización como un momento marcado por la polarización entre fascismo y socialismo. El fascismo sólo echa raíces en los lugares donde encuentra un movimiento obrero y popular débil y organizaciones sindicales y partidarias que luchan por representar a una amplia base de trabajadores;

(b) por la ofensiva política del conjunto de la burguesía contra las masas trabajadoras y populares en medio de un proceso de crisis de hegemonía dentro del bloque de poder, que permite el surgimiento de la pequeña burguesía como fuerza social organizada en el régimen fascista fiesta;

(c) por la constitución de la alianza que se establece a lo largo del proceso entre la pequeña burguesía y el gran capital, que logra confiscar y dirigir políticamente la base de masas del fascismo y avanzar hacia la implantación de la dictadura fascista. El momento de formación de esta alianza es caracterizado por Poulantzas como un “punto de no retorno”, indicando así el carácter irreversible del proceso de fascistización a partir de entonces;

(d) por la discrepancia entre los roles de “fracción hegemónica”, “fracción reinante” y “clase propietaria del Estado”. Estos son conceptos originalmente elaborados por Poulantzas en la obra Poder político y clases sociales y que designan respectivamente la fracción del bloque en el poder que tiene prioridad sobre la política estatal, la fracción de clase que reina en el escenario político desde sus organizaciones políticas y la clase o fracción que ocupa el escalón superior del Estado.

Poulantzas observa que el proceso de fascistización está marcado por una crisis de hegemonía y que el régimen establecido permitirá la constitución de una nueva hegemonía dentro del bloque de poder: la hegemonía del gran capital. En cuanto a la fracción dirigente, el autor llama la atención sobre el hecho de que es la pequeña burguesía organizada en el partido fascista la que se constituirá como fracción dirigente en el proceso de fascistización. Sin embargo, una vez constituido el régimen fascista, el partido comenzó a subordinarse a la burocracia estatal y el gran capital asumió la función de facción gobernante. En cuanto a la clase propietaria del Estado, estará compuesta principalmente por la pequeña burguesía que ocupará los principales cargos en la dirección estatal y será responsable de la ejecución de la política estatal.

Este tipo de análisis es interesante porque permite observar el complejo entramado de las diferentes dimensiones del proceso político y su relación con las clases y fracciones de clase involucradas: ¿quién ostenta el poder político y la prioridad sobre la política estatal? ¿Quién ejerce la dominación ideológica en el escenario político? ¿Quién lleva a cabo la política de Estado?

Como ya se destacó, Poulantzas se distancia de los análisis economicistas que tratan la política y la ideología como un mero reflejo de la economía o las clases sociales determinadas exclusivamente por la economía, así como de los estudios influidos por la problemática institucionalista, que tienden a concebir el funcionamiento de la Estado como desvinculado de los conflictos de clases y de la economía. Cabe agregar que su estudio teórico del fascismo también deja al descubierto los límites de los análisis guiados por la teoría de las élites, que descuida la distinción entre quién ejerce el poder político y la hegemonía política (clase políticamente dominante y hegemónica), por un lado, y quién ejecuta la política.estado (clase propietaria del aparato estatal), por el otro. Al preferir ceñirse al examen morfológico de los miembros del aparato estatal, el elitismo oculta el contenido de la política estatal y su relación con los intereses de clase presentes en una determinada coyuntura, cayendo en un análisis formalista del proceso político.

De lo ya mencionado aquí, al distinguir las funciones de fracción hegemónica, fracción dirigente y clase propietaria del aparato estatal, Poulantzas formula no sólo una alternativa analítica al formalismo presente en la problemática elitista, sino que ofrece elementos para pensar la complejidad del proceso de fascistización y consolidación de la dictadura fascista.

El alejamiento de Poulantzas del tema elitista no se limita a los aspectos antes mencionados, también se manifiesta en el análisis de las bases sociales del fascismo. Si el elitismo tiende a entender las sociedades como formadas por élites (racionales) y masas (irracionales) y a emplear las nociones de “promedio” o “hombre común” para lidiar con movimientos de masas como el fascismo, Poulantzas busca construir un análisis centrado en la situación económica y el posicionamiento político ideológico de las clases y fracciones de clase, lo que se puede apreciar en la propia subdivisión de los capítulos: “El fascismo y las clases dominantes”, “El fascismo y la clase obrera”, “El fascismo y la pequeña burguesía” y “El fascismo y el campo”, así como sus subcapítulos que se inician con proposiciones generales que unifican el fenómeno del fascismo clásico y terminan con consideraciones sobre los casos concretos del fascismo alemán e italiano.

En tales capítulos y subcapítulos, Poulantzas demuestra toda la complejidad del fenómeno del fascismo, observando de manera rigurosa y sistemática: las contradicciones internas de clases y fracciones; la forma en que estas clases y fracciones se encuentran económicamente frente al advenimiento del capitalismo monopolista y la crisis económica; el lugar que ocupan estas clases y fracciones en el proceso político (ofensivo y defensivo); la forma en que influyen y son impactados por la crisis de hegemonía, la crisis en la relación entre representantes y representados, la crisis ideológica y el establecimiento de la dictadura fascista, etc.

Al tratar de analizar las contradicciones entre clases y fracciones y observar las condiciones que permiten a cada una de ellas adherirse más activa o pasivamente al movimiento fascista y a la dictadura, o incluso resistirlos, Poulantzas se aleja por completo de la problemática elitista que se centra en la noción del “hombre medio” para caracterizar la base social del fascismo. Para el autor, tal base social no está constituida por una masa amorfa e indistinta que sería transversal a todas las clases y fracciones de clase. Si bien reconoce que el fascismo logra insertarse en diferentes clases y fracciones de clase, el movimiento político fascista constituido en partido está compuesto fundamentalmente por una base social pequeñoburguesa y urbana. Esa es la fuerza impulsora del movimiento fascista.

***

Sería imposible en esta breve presentación poder describir todos los aportes teóricos realizados por Poulantzas para analizar el fenómeno del fascismo. El libro moviliza una amplia bibliografía y su autor busca no sólo tomarlas en cuenta, sino posicionarse frente a ellas, construyendo, de manera original y rigurosa, una serie de tesis y subtesis sobre el objeto de investigación en cuestión. . cuando escribiste fascismo y dictadura, Poulantzas ya advertía en las primeras líneas de su introducción que estudiar el fascismo en aquella coyuntura de 1970 correspondía a una “necesidad política”, considerando que el recrudecimiento de la crisis del imperialismo estaba poniendo en la agenda la cuestión del “estado de excepción”. ., que preferimos llamar un estado dictatorial.

A poco más de 50 años de la publicación de este libro, asistimos en Brasil y en el mundo al surgimiento de un nuevo escenario de crisis que combina varias dimensiones económicas, políticas e ideológicas y trae como novedad una crisis sanitaria de grandes proporciones. En este escenario multidimensional de crisis, hemos asistido al surgimiento de diversos movimientos de extrema derecha que más o menos abiertamente reivindican la implantación de una dictadura como respuesta a la crisis. En Brasil, el movimiento fascista comenzó a tomar fuerza desde que las fuerzas de centroizquierda y de izquierda sufrieron una dura derrota estratégica con el golpe de Estado de 2016 y el liderazgo de Jair Bolsonaro se proyectó en el escenario político nacional, siendo pronto refrendado como presidente del República con votos significativos en las elecciones presidenciales de 2018.

Bolsonaro y su base social nunca omitieron su programa máximo, dirigido al establecimiento de un régimen dictatorial. Recientemente, durante una ceremonia de graduación en la Escuela de Formación de Cadetes del Ejército, en Campinas (SP), Bolsonaro incluso afirmó sin rodeos que: “Algunos piensan que puedo con todo. Si todo tuviera que depender de mí, este no sería el régimen que estaríamos viviendo. Y a pesar de todo yo represento la democracia en Brasil”. Aunque en repetidas ocasiones ha hecho apología del régimen militar instaurado en 1964 en el país y de la figura de un torturador reconocido y abominable, el bolsonarismo ha demostrado que no tiene predilección por la forma tecnocrática de hacer política adoptada por los militares en el pasado, prefiriendo así recurrir siempre que sea posible a la guerra cultural contra la izquierda y los demócratas en general y las instituciones de la democracia liberal, y a la agitación y movilización permanente de sus bases sociales, principalmente a través de las redes sociales y manifestaciones callejeras.

Ciertamente, el trabajo fascismo y dictadura trae ricos aportes que nos ayudan a comprender las expresiones clásicas y contemporáneas del fascismo. Desentrañar la esfinge del bolsonarismo y manifestaciones similares es una tarea decisiva para las fuerzas progresistas y socialistas y fundamental para la construcción de una política de masas antifascista en Brasil y en el mundo. Como nos advierte Poulantzas al final de este libro: “si la historia tiene un sentido, es que puede servir de lección para el presente. Cometer un error hoy, y ser incapaz de detectar la realidad de un eventual proceso de fascistización, no podría ser excusable, si es que alguna vez lo fue. El fascismo, como otros regímenes excepcionales, no son 'enfermedades' o 'accidentes': no ​​les suceden a los demás”.

*Danilo Enrico Martuscelli es profesor de la Universidad Federal de Uberlândia (UFU) y editor del blog marxismo21 y autor, entre otros libros, de Crisis políticas y capitalismo neoliberal en Brasil (CRV, 2015) [https://amzn.to/4cNX6r6]

referencia


Nicos Poulantzas. Fascismo y Dictadura: La III Internacional contra el Fascismo. Traducción: Bethânia Negreiros Barroso con revisión técnica de Danilo Enrico Martuscelli. Curitiba, Publicaciones de Enunciación, 2021, 388 páginas.

Nota


[1] El uso que hace Poulantzas del concepto de una forma de “Estado de excepción” es objeto de controversia, debido a la excepcionalidad atribuida al fenómeno, lo que, en principio, implicaría la necesidad de definir qué se entiende por norma, o tipicidad de una determinada forma de Estado. Poulantzas no sistematiza esta diferencia en este libro, ni, salvo error, en otros análisis. Además, observamos que la forma de Estado democrático dista mucho de constituirse como regla en el desarrollo del Estado capitalista, sobre todo si tenemos en cuenta los sucesivos regímenes dictatoriales que marcaron la historia de las formaciones sociales capitalistas dependientes. En este sentido, entendemos que el concepto de forma de Estado dictatorial es el que mejor se ajusta a la formulación teórica muy poulantziana y permite demarcar la diferencia con el concepto de Estado democrático.

Ver todos los artículos de

10 LO MÁS LEÍDO EN LOS ÚLTIMOS 7 DÍAS

Forró en la construcción de Brasil
Por FERNANDA CANAVÊZ: A pesar de todos los prejuicios, el forró fue reconocido como una manifestación cultural nacional de Brasil, en una ley sancionada por el presidente Lula en 2010.
El complejo Arcadia de la literatura brasileña
Por LUIS EUSTÁQUIO SOARES: Introducción del autor al libro recientemente publicado
Incel – cuerpo y capitalismo virtual
Por FÁTIMA VICENTE y TALES AB´SÁBER: Conferencia de Fátima Vicente comentada por Tales Ab´Sáber
El consenso neoliberal
Por GILBERTO MARINGONI: Hay mínimas posibilidades de que el gobierno de Lula asuma banderas claramente de izquierda en lo que resta de su mandato, después de casi 30 meses de opciones económicas neoliberales.
¿Cambio de régimen en Occidente?
Por PERRY ANDERSON: ¿Dónde se sitúa el neoliberalismo en medio de la agitación actual? En situaciones de emergencia, se vio obligado a tomar medidas –intervencionistas, estatistas y proteccionistas– que son un anatema para su doctrina.
El capitalismo es más industrial que nunca
Por HENRIQUE AMORIM & GUILHERME HENRIQUE GUILHERME: La indicación de un capitalismo de plataforma industrial, en lugar de ser un intento de introducir un nuevo concepto o noción, pretende, en la práctica, señalar lo que se está reproduciendo, aunque sea de forma renovada.
El marxismo neoliberal de la USP
Por LUIZ CARLOS BRESSER-PEREIRA: Fábio Mascaro Querido acaba de hacer una notable contribución a la historia intelectual de Brasil al publicar “Lugar periférico, ideas modernas”, en el que estudia lo que él llama “el marxismo académico de la USP”.
El humanismo de Edward Said
Por HOMERO SANTIAGO: Said sintetiza una fecunda contradicción que supo motivar lo más notable, lo más combativo y lo más actual de su obra dentro y fuera de la academia.
Gilmar Mendes y la “pejotização”
Por JORGE LUIZ SOUTO MAIOR: ¿El STF determinará efectivamente el fin del Derecho del Trabajo y, consecuentemente, de la Justicia Laboral?
El nuevo mundo del trabajo y la organización de los trabajadores
Por FRANCISCO ALANO: Los trabajadores están llegando a su límite de tolerancia. Por eso, no es de extrañar que haya habido un gran impacto y compromiso, especialmente entre los trabajadores jóvenes, en el proyecto y la campaña para acabar con la jornada laboral de 6 x 1.
Ver todos los artículos de

BUSQUEDA

Buscar

Temas

NUEVAS PUBLICACIONES