Ejército: ¿al servicio de quién?

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por GÉNERO TARSO*

El delirio autoritario y el “infierno tan temido”

La democracia liberal en crisis en todo el mundo –en Brasil, que degrada el Estado Social de forma planificada– ahora se parodia a sí misma. En esta degradación, la relación entre el fascismo societario, racista y esclavista, con la burla a la República promovida por el presidente Bolsonaro, llega al momento de su máximo poder. Y este máximo –el infierno tan temido, como en el cuento de Onetti– está todavía incompleto. No se sabe, aún, si nuestro destino se ve obstaculizado por la última manifestación del Cuartel o si será reabierto por lo que queda de nuestra vergüenza republicana.

La nota del Ministro de Defensa, firmada por los demás Comandantes de las Fuerzas Armadas, no tiene como finalidad principal intimidar, sino que tiene un objetivo mucho más complejo: sacar la duda de los políticos tradicionales sobre “de quién” es el Ejército: si es de Bolsonaro o de la República, según lo determine la Constitución.

Esta duda, en el pensamiento tutelar que la escribió, debe ser depurada de la mente del cuerpo político (habrá pensado el Ministro de Defensa) porque si prospera, un militar fallido que es Presidente, puede dejar de contaminar los cuarteles, que absorberá entonces -finalmente- que el Ejército no es una guardia pretoriana al servicio de una familia, sino una institución al servicio de la Constitución y la Soberanía Nacional.

El excelente libro de Marcia Tiburi, complejo mestizo (Civilização Brasileira, 2021) es un envidiable conjunto de ideas sobre la dominación y humillación de los brasileños –antes de la República y ahora– que tiene varios momentos de brillantez. El trabajo ayuda a comprender la tragedia nacional en curso y, a veces, como cuando la autora habla de lo que ella llama el "Complejo de Colón", arroja luz sobre toda una era. Este complejo sería, en términos de subjetividad popular, la forma de crear consenso, a través de la adhesión moldeada por la violencia.

Esta sería la “matriz subjetiva fundamental que constituye el sujeto del surgimiento de las Américas” (…) “un patrón de dominación que involucra al Estado, las Iglesias” (…) un proceso “repetido por siglos” (…) “que es un patrón de relación con el otro, en el que no se puede decir que haya comunicación”, (…) en el que “no se promueven los intercambios”, sino “la reproducción de la invasión y la violencia”. En este patrón, los pueblos indígenas y los esclavos son principalmente los “otros” desconocidos, invadidos y violados –en sus mentes y cuerpos– para ser desplazados de tierras mercantilizadas y sus cuerpos convertidos en mercancías.

Este patrón de dominación en el capitalismo moderno implica desde el control de la información por los oligopolios mediáticos, la reproducción de la ignorancia y la charlatanería por parte de las religiones fundamentalistas del dinero, hasta la eterna tutela de las Fuerzas Armadas sobre los procesos políticos de la democracia liberal. Esta tutela es explícita en momentos de crisis, en los que no informa, ni pretende intercambiar opiniones, sino que quiere ordenar el estado de cosas y advertir de peligros identificables.

Pero, ¿cuáles serían estos peligros, en la parodia actual? ¿Es posible que cuadros militares en funciones civiles puedan ser identificados como corruptos y este hecho perjudique a la corporación tutelar? Si ese era el “peligro” a superar, lo que hizo la Nota –en realidad– fue promover el aumento del peligro y el vaciamiento de la Constitución: los actos delictivos de militares en funciones civiles, si ocurrieran, deberían promover la depuración legal de estos militares y su sanción por los delitos cometidos en aquellas funciones civiles, en donde deshonraron el uniforme y atentaron contra el honor de las Fuerzas Armadas y las instituciones civiles del Estado.

La afirmación del modo de dominación en las crisis utiliza siempre “bombas suicidas” para concentrar culpas y simular la superación de los males de la vieja democracia liberal, que no renueva sus instituciones desde hace más de 200 años. En su etapa ultraliberal, sin embargo, satisface las identidades personales de los ciudadanos a través de los fetichismos de la igualdad en el mercado, no a través del derecho a participar en una comunidad de destino en la formación de la nación. Es el momento en que la democracia anda a tientas en busca de una luz, que no sea un tren al final del túnel, que proteja las promesas de la República.

Este Note de los militares fue el tren del momento. Ojalá sea solo una oscura ficción que la Constitución ciudadana intentó enterrar para siempre. Pensar que los militares del país pueden concebirse como guardianes del bolsonarismo demente es matar toda esperanza y dar la bienvenida a la posibilidad de que “¡Haití está aquí!”. O que estemos viviendo a la entrada del Infierno de Dante, o que el fantasma de Hitler se mantenga firme en un horizonte de sangre, como un Vampiro de la historia, encarnando el “Complejo de Colón”.

En esto, la humillación deja de ser una táctica fundamental y se convierte en la estrategia estatal de muerte. Nadie creía que esto fuera posible en la Alemania de la década de 1920, pero hoy estamos empezando a aprender que la historia puede repetirse, tanto como pura tragedia como farsa y parodia coexistiendo con ella.

¡Fuera Bolsonaro, antes de que sea demasiado tarde!

* Tarso en ley fue Gobernador del Estado de Rio Grande do Sul, Alcalde de Porto Alegre, Ministro de Justicia, Ministro de Educación y Ministro de Relaciones Institucionales de Brasil.

 

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