Eurocentrismo y guerra

Imagen: Mihis Alex
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por LORENZO Vitral*

La cobertura de los medios europeos de la guerra en Ucrania es parcial y refleja una falta total de autocrítica.

Basándome en los periódicos franceses, me refiero a Le Monde y Libération, en el que cabría esperar una aproximación más reflexiva al conflicto Rusia-OTAN-Ucrania, todo indica que la opinión pública dominante francesa, y probablemente europea, todavía no ha sido debidamente informada sobre lo que está en juego en este conflicto. leyendo la editorial Le Monde y el primer número de Libération del 12 de marzo, vemos algunas proposiciones de sentido común que reflejan el viejo e incurable eurocentrismo, que nos ha legado todas las tragedias del colonialismo y las grandes guerras de los últimos siglos.

O Le Monde Sin embargo, no deja de advertir, en un primer momento, la contradicción de la Unión Europea, que, habiendo avalado las sanciones previstas por EEUU, sigue pagando 700 millones de dólares, al día, a Rusia para garantizar el suministro de gas. Los valientes 27 países de la OTAN reconocen que la opinión pública, particularmente en Alemania e Italia, no está preparada para aceptar el impacto de una interrupción radical del suministro ruso. Para el Le Monde a pesar de esta debilidad, que se prevé temporal, la decisión de los 27 de aportar mil millones de euros para armar a la resistencia ucraniana va en la dirección correcta (“ir por el camino correcto”) y mitigará la decepción de Volodymyr Zelensky de que los 27 no financiaron la membresía inmediata de Ucrania en la Unión Europea; y también es compatible con la promesa de Ucrania de unirse a la hermosa “familia europea” en el futuro.

Para el diario, Ucrania ha pagado con sangre, en 2014 y ahora, por su elección de “libertad. La buena noticia, siempre según el Le Monde es el “despertar” europeo a la necesidad de una escalada armamentística para contener al “régimen” ruso (el único país ganador hasta ahora, es decir, EE.UU., gracias…). O Libération es más contundente: el titular es que París y Berlín pondrán a Putin “contra el muro” mediante nuevas sanciones; y exigir que las fuerzas rusas se retiren de Ucrania y luego, como buena gente civilizada, iniciar la diplomacia, que ha sido rechazada por Occidente desde 2007, con la advertencia rusa contra la expansión de la OTAN hacia el este. El diario, reflejando las palabras de el elíseo, utiliza la desesperada situación humanitaria en Ucrania para exigir la retirada de Rusia. Para el el elíseo, todas las declaraciones rusas son mentiras y Vladimir Putin parece estar empezando a sentir el golpe porque ya no habla de “desnazificar” Ucrania o deponer a Zelensky.

Lo que está en la agenda es qué versión de lo real de esta guerra debe prevalecer. No sabemos aún si habrá un vendedor neto, como el de los Aliados contra el Eje. Como es bien sabido, la buena versión es la de los ganadores. La satanización del otro ruso ha tenido mucho éxito hasta el momento y parece muy difícil de revertir, sobre todo porque los que están muriendo no son los habituales árabes, asiáticos o africanos, sino europeos blancos, lo que fue señalado por la opinión pública estadounidense a pesar de su notorio desconocimiento de la geografía.

Adolece de la ausencia de una autocrítica europea en el sentido de no reflexionar aún, al menos para el público en general, sobre las consecuencias de una exclusión precipitada de un país con la importancia de Rusia, independientemente del juicio moral de sus acciones. . Todo sucede como si volviéramos a la visión tradicional europea de los eslavos brutalizados cuya nobleza, como bien narra Tolstoi, se comunicaba a través de la civilizada lengua francesa.

Estamos muy lejos de cualquier tipo de reconocimiento de distintas concepciones civilizatorias como si de hecho existiera una creencia en el fin de la historia y en la victoria definitiva del llamado marco democrático de los países occidentales, lo que puede ser re-discutido contemporáneamente en vista del movimiento inclusivo de millones de personas al sistema de atención de necesidades básicas en el contexto de la economía concreta de China en contraste con la creciente exclusión de grandes sectores de la población en la economía fiduciaria occidental; el sistema occidental, a pesar de ser una democracia formal, deja de ser una república con el declive del estado del bienestar.

Al final, como ya han señalado muchos, parece ser este “paso del bastón”, cuyas consecuencias definirán el siglo, lo que está en juego. También es necesario reconocer la repetición y el entierro definitivo de cualquier pretensión de “progreso” civilizatorio en la línea de la Ilustración.

*Vitral de Lorenzo Profesor de Lingüística de la Facultad de Letras de la UFMG.

 

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