Este es Elon Musk

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por GÉNERO TARSO*

Musk dice que hace falta un atasco general, sin Estado y sin clases estructuradas, para que la sociedad sólo reconozca a los sujetos como individuos que luchan por ser más desiguales por méritos.

Un multimillonario empresario extranjero, aquí en Brasil, comanda la oposición a la democracia y a la soberanía popular y busca aliados extranjeros, en países cercanos, para librar su guerra contra la soberanía del Estado, la República y la idea de nación, que estaba en la raíz de nuestro proceso constituyente. Y lo hace apoyado en una banda fascista, aliada de lo peor del neoliberalismo autoritario, enemigo de los derechos fundamentales y la soberanía popular. Este es Elon Musk.

La idea de Elon Musk es establecer un nuevo tipo de Estado, a través de una estructura privada de poder soberano, que pueda corroer los valores democráticos -dentro y fuera de la estructura normativa del Estado establecido- privándolo de su poder soberano legitimado por las elecciones democráticas. , para crear un sistema criminal de poder privado que controle la República, de afuera hacia adentro, sin ocupación territorial de carácter militar.

Erik Olin Wright busca, en la parte final de su libro, Análisis de clase – enfoques, una respuesta al dilema “si la clase es la respuesta, ¿cuál es la pregunta?” – formular la pregunta específica: “cómo las personas, individual y colectivamente, se sitúan subjetivamente a sí mismas y a los demás dentro de una estructura de desigualdad”. Es una cuestión axial para situarnos hoy en la nueva estructura de clases y “no clases” del capitalismo financiero impulsado por las nuevas tecnologías, globalizado por el consumismo desigual y exasperado.

Elon Musk y Karl Marx seguirían el mismo camino con el objetivo de dar respuestas con diferentes significados e ideales. Marx diría que a través de la lucha política entre clases –pacífica o armada, según el Marx que leemos– deberíamos alcanzar un estado de extinción de clases, en una sociedad guiada por la igualdad con el reconocimiento de las diferencias. Elon Musk dice -como Javier Milei- que hace falta una gelatina general, sin Estado y sin clases estructuradas, para que la sociedad sólo reconozca a los sujetos como individuos que luchan por ser meritoriamente más desiguales.

Parece irónico situar en un mismo texto la influencia sobre la realidad de dos practicantes y pensadores muy diferentes. Pero no lo será, si pensamos que Marx es el principal heredero de la Ilustración del siglo XVIII y Elon Musk es hoy el principal agitador y “influencer”del fin del humanismo burgués. Esto, al mismo tiempo que destruye herencias humanistas ilustradas, promueve una estética de la decadencia, que encarna –con su idiotez provocadora y su talento pervertido– la idea de monetizar a los sinvergüenzas como valor añadido a su audacia performativa.

La experiencia de Elon Musk como CEO, canciller y líder de una nueva potencia soberana global, que se alza en el horizonte de la historia contemporánea, no es sólo el nuevo esbozo de una epopeya fascista libertina, hoy bautizada como “libertaria”, sino que es, sobre todo, , la promesa de una nueva etapa –en el momento de la disolución del tradicional proyecto imperial-colonial– que avance hacia otro nivel de poder del capital financiero global, en el actual sistema mundial.

Elon Musk concibe una línea política, como agente especial de los cambios tecnológicos e informativos de la gran piratería del capitalismo, como una representación informal de nuevas entidades soberanas. Diferente y distante de los Estados modernos formados hasta ahora, el Estado de Musk es el “estado de flujo”, sin patria y sin prudencia humanista: un Estado global total de carácter privado, que aplasta las agencias públicas que crearon las reglas del poder estatal. bien.

Estos Estados desafían la genética del Estado de derecho –nacional y social– al capturar la opinión en la dictadura del mercado y que tiene en su límite tanto la guerra como la dictadura militar como su recurso último. La naturalización de la violencia, el fin de toda protección social y la multiplicación del Estado policial, frente a la degradación de lo que queda de las funciones públicas del Estado, son su camino.

Elon Musk encarna que hay otra realidad en marcha, donde los conceptos de patria, nación y solidaridad serán enterrados por estos nuevos directivos, sinvergüenzas del capitalismo en crisis, llenos de “brillo” en los momentos más apasionantes de sus vidas, por a quienes nada les importa: la pobreza, las familias destruidas, los niños asesinados, los jóvenes hambrientos, el trabajo precario y las noches de invierno sin calefacción. Nada les importa.

Lo que les importa es el próximo precio de las acciones y cómo los idiotas y patéticos editoriales de inhumanidad de las grandes organizaciones de prensa verán su conducta desafiando el orden democrático, para negociar con ellos los resultados de la monetización de las mentiras producidas industrialmente en las catacumbas del las redes.

La alarmante naturalidad con la que la gran prensa trata la piratería de Elon Musk contra las democracias del continente, en Bolivia diciendo que un golpe de Estado sería genial para que el país pueda ser colonizado para entregar su litio, en Brasil atacando a los poderes de la República, El presidente del Tribunal Supremo y subvirtiendo la lucha política para transformarla en una perrera furiosa de protagonistas de la derecha fascista, él, Elon Musk, camina en un océano de delirios como un agente extranjero de un Estado sin país.

La síntesis que representa Elon Musk es la siguiente: su poder “libre” resultará en la implementación de un “nuevo tipo” de soberanía, cuyo orden normativo será sólo un flujo digital y comunicacional, combinado en una secuencia de redes empresariales – reales y virtual – en cuyos “nodos” inteligentes estarán los mandos de la nueva soberanía privada, aceptada como si se tratara de un Estado Nacional invasor que ya domina el territorio.

* Tarso en ley fue gobernador del estado de Rio Grande do Sul, alcalde de Porto Alegre, ministro de Justicia, ministro de Educación y ministro de Relaciones Institucionales de Brasil. Autor, entre otros libros, de utopía posible (Arte y Artesanía) [https://amzn.to/3ReRb6I]


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