abierto de par en par la ruptura

Paul Cézanne (1839–1906), Árboles y casas cerca del Jas de Bouffan, 1885–86. (La colección Met)
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por JOSÉ DOMINGUES DE GODOI FILHO*

Una forma de superar el pensamiento único.

“El tiempo solo / va en un solo sentido” (Manoel de Barros)

“Toda sociedad humana necesita justificar sus desigualdades: tiene que encontrar las razones de su existencia o el edificio político y social en su conjunto está en peligro de derrumbarse. De esta forma, cada época produce un conjunto de discursos e ideologías contradictorias que pretenden legitimar la desigualdad tal como existe o debería existir y describir las reglas económicas, sociales y políticas que permiten estructurar el conjunto. De este enfrentamiento, a la vez intelectual, institucional y político, suelen surgir una o varias narrativas dominantes sobre las que se asientan los actuales regímenes desiguales”.(1)

Con la explicación de la guerra energética mundial, la salvaje disputa por los recursos naturales y el abrumador control sobre la disponibilidad de los resultados de los avances en ciencia, tecnología y desarrollo, a principios de la década de 1970, la derecha tomó el poder en la década siguiente, con Ronald Reagan (Estados Unidos) y Margaret Thatcher (Reino Unido). Con ellos comenzó la globalización (prefiero la definición de Chesnais (2) – globalización del capital) y la imposición del neoliberalismo, favoreciendo, entre otras, las políticas monetarias y fiscales, que con “la desregulación y la reducción de impuestos liberarían y dinamizarían la economía aumentando la oferta de bienes y servicios y, en consecuencia, la renta de los ciudadanos”. individuos”. (3)

En medio de una de las mayores pandemias que enfrenta la especie humana y, cuarenta años después, el modelo no ha funcionado, ni para Reagan-Thatcher, ni para ningún otro país que lo haya adoptado; aquí, las tropas de choque, saliendo de Chicago y extendiéndose por diferentes países (especialmente los ubicados debajo del ecuador), con el apoyo y connivencia del Banco Mundial -FMI (Fondo Monetario Internacional - OMC (Organización Mundial del Comercio) y la OCDE (Organización para Cooperación Económica y Desarrollo), como croupiers en el casino global, insisten en mantener el modelo, no aceptan discusión alguna y lo imponen como un “pensamiento único”, a la altura del discurso del “libre mercado”.

Incluso en nuestras universidades, en las carreras llamadas de “economía”, la difusión de tal pensamiento es flagrante, sin espacios para discusiones y formulaciones que indiquen otros caminos y opciones. Predominan las narrativas propietarias, empresariales y meritocráticas. Como señaló Piketty (1) “La desigualdad moderna es justa, ya que se deriva de un proceso libremente elegido, en el que todos tienen las mismas oportunidades de acceder al mercado y a la propiedad y en el que todos se benefician naturalmente de la acumulación de los más ricos, que son también los más vulnerables, emprendedores, los más merecedores y los más útiles. Estaríamos así en el lado opuesto de la desigualdad de las sociedades antiguas, basada en disparidades estatutarias y muchas veces despóticas”. Nada más hipócrita, contrario a la verdad, a la ciencia, al conocimiento y al fortalecimiento de la democracia. Cualquier intento de discutir y cambiar el modelo es descalificado, rechazado y censurado. En este sentido, lo ocurrido en 2011 con el libro “Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España”, de V. Navarro, J. Torres y A. Garzón, prologado por Noam Chomsky. La Editorial Aguilar, tras mostrar su interés en publicarlo y haber comenzado a difundir y promocionar el lanzamiento, informa a los autores que se producirá un retraso en la publicación, en vista del período preelectoral español. Los autores buscaron otra editorial que, con la colaboración de ATTAC (Asociación para la Fiscalidad de las Transacciones Financieras de Ayuda a los Ciudadanos), publicó rápidamente el libro, además de sacar una versión gratuita, en formato pdf, a través de las redes sociales, para difundir ideas alternativas al pensamiento único.

Cómo “toda ordenación de los asuntos humanos se materializa también en una ordenación del espacio” y, donde, “cada nueva era y cada nueva época en la coexistencia de los pueblos y en las formaciones de poder de todo tipo se fundan en nuevas divisiones espaciales, nuevas recintos y nuevos órdenes espaciales de la Tierra”(4),essa narrativa “proprietarista e meritocrática” tem se mostrado frágil e, “conduzido a contradições, que decerto assumem formas muito diferentes na Europa e nos Estados Unidos, na Índia e no Brasil, na China e na África do Sul, na Venezuela e no Oriente Medio. Sin embargo, resulta que estas distintas trayectorias, nacidas de historias específicas y, en parte, conectadas entre sí, están cada vez más estrechamente vinculadas a principios del siglo XXI. Solo una perspectiva transnacional nos permite comprender mejor tales debilidades y considerar la reconstrucción de narrativas alternativas”. (1)

 

El Plan Biden 100 días después de la toma de posesión

A una semana de la Cumbre de Líderes Climáticos, cuyas conclusiones iniciales apuntan a un aumento brutal de la distancia tecnológica que separa a los países desarrollados de otros, en cuanto a la adopción de políticas bajas en carbono, el Presidente Biden anunció, en su discurso a la Nación: un aumento de US$2,3 millones en el gasto público en infraestructura; aumento de US$ 1,8 millones en gasto público en programas sociales; aumentos de impuestos para grandes empresas; aumentos de impuestos para el 1% más rico de los Estados Unidos; impuesto internacional sobre los beneficios de las empresas multinacionales; ley para proteger el derecho a organizarse; aumentar el salario mínimo a $15/hora; ley de igualdad de remuneración entre mujeres y hombres; evitar que vuelva a ocurrir lo que pasó en la pandemia, es decir, cuando 600 multimillonarios aumentaron su riqueza en US$ 1 billón, mientras 20 millones de trabajadores perdieron su empleo; precios más bajos de los medicamentos; proyecto de ley de atención médica de bajo costo para ampliar la cobertura de Medicare (programa de Seguro Social para mayores de 65 años y jóvenes y otras personas con discapacidades); ayudar a evitar que los inmigrantes tengan que salir de sus países huyendo de la pobreza y los nacidos en los Estados Unidos como inmigrantes indocumentados.

Aún con todo el escepticismo que impone el momento, la propuesta del presidente Biden, que también está siendo reproducida por organismos como el FMI y la OCDE, de concretarse, tienen importantes similitudes con muchos de los argumentos de los contrarios al pensamiento único que ha sido impuesto. El FMI, en sus informes de abril de 2021(5,6), deja claro que la pandemia explicó y catalizó una crisis profunda, cuya recuperación llevará tiempo y requerirá de nuevas alternativas.

Plinio Jr. (7), en su artículo “Biden no es Roosevelt”, registra con precisión que “el capitalismo del siglo XXI no es el del siglo XX. Sin cuestionar la causa del problema -la libre circulación de capitales a escala transnacional- es imposible evitar sus efectos nocivos. La globalización empresarial, la inestabilidad económica, el descenso del nivel de vida tradicional de los trabajadores, la desigualdad social, la crisis de la democracia liberal, el resurgimiento de las rivalidades nacionales, la intensificación de la lucha de clases y la degradación ambiental son procesos inherentes al capitalismo de nuestro tiempo”.

Antonio Guterres (8), secretario general de la ONU, ha mostrado su preocupación por el panorama sombrío que produce la crisis sanitaria mundial, lo que le llevó a afirmar que “se necesita un cambio de paradigma que permita alinear al sector privado con objetivos globales para afrontar los retos futuros de la humanidad”. , incluidas las provocadas por el COVID-19”.

Guterrez también advirtió que, debido a la rápida y agresiva evolución de la pandemia, la recuperación será lenta y en un futuro lejano. Para el futuro, propuso dos cuestiones a debate: – 1) aplicación de un impuesto solidario, o sobre el patrimonio de quienes fueron excesivamente beneficiados durante la pandemia, con el objetivo de reducir las desigualdades extremas; 2) En cuanto a la deuda, fomenta su suspensión y alivio, así como el otorgamiento de liquidez a los países que la necesiten. Destacó que es necesario fortalecer la “arquitectura de la deuda para terminar con los ciclos mortales de olas de deuda, crisis de deuda global y décadas desperdiciadas”

Ante la amenaza real que la crisis actual supone para el multilateralismo, propone un nuevo andamiaje internacional y un nuevo contrato social basado en la solidaridad y la inversión en educación, empleos dignos y verdes, protección social y sistemas de salud, todo lo cual en su conjunto sería la base para desarrollo sostenible e inclusivo.

 

Brasil en sentido contrario siendo desmantelado.

El negativismo oficialista en el país ha llegado a niveles impensables, al punto de olvidar que siempre ha habido y habrá alternativas a cualquier modelo de desarrollo. No hay razón para someterse al pensamiento único que se ha impuesto. El avance del conocimiento humano, especialmente del conocimiento científico-tecnológico, ha ampliado las opciones y posibilidades para elegir caminos sociopolíticos y estilos de desarrollo que mejor atiendan las demandas de la población brasileña.

Sin embargo, para comprender mejor y disfrutar de los beneficios del conocimiento, es fundamental dejar atrás el negacionismo, porque la opción elegida, cualquiera que sea, no se limitará al aspecto exclusivamente técnico, sino que representará también una opción por una serie de ítems relacionados con el nivel de atención, consumo, mano de obra, niveles de inversión y sobre todo sobre la explotación de los recursos naturales y energéticos, la estructuración del sistema educativo y de investigación, con inevitables reflexiones sobre la identidad cultural.

Las naciones evolucionan cuando alcanzan altos niveles de vida, por lo que es necesario dejar en claro que el aumento de la productividad humana se debe a la expansión de su capacidad de conocimiento. Los avances en la capacidad de conocimiento requieren inversiones continuas en educación pública y en fundaciones de investigación de derecho público que deberían ser responsables de la investigación básica financiada por el estado. Como lo discutió Stiglitz (3), “Las naciones se enriquecen como resultado de su organización, que permite a las personas interactuar, negociar y tomar sus decisiones. El anteproyecto para una buena organización social es fruto de décadas de reflexión y deliberación, así como de observaciones empíricas de lo que funciona y lo que no. Han dado lugar a puntos de vista sobre la importancia de las democracias con el estado de derecho, el debido proceso, los controles y equilibrios, y la miríada de instituciones involucradas en el descubrimiento, evaluación y difusión de la verdad”.

Como ha sido cuestionado desde un principio, existe la necesidad de enfrentar la imposición y adopción de una mentalidad única que ha prevalecido desde la década de 1970, el capitalismo al estilo estadounidense, “que está configurando nuestras identidades individuales y nacionales de manera desagradable. Lo que surge está en conflicto con nuestros valores más elevados; la codicia, el egoísmo, la bajeza moral, la voluntad de explotar a los demás y la deshonestidad que la Gran Recesión expuso en la industria financiera son evidentes en otros lugares y no solo en los Estados Unidos. Las normas, lo que vemos como un comportamiento aceptable o inaceptable, están cambiando de manera que socavan la cohesión social, la confianza e incluso el desempeño económico”. (3)

La pandemia al menos tuvo la virtud de mostrar que los cambios que se necesitaban se han vuelto urgentes e inevitables. Pequeños ajustes en el sistema político y económico no serán suficientes para las transformaciones que se avecinan. “Necesitamos cambios drásticos[…], pero ninguno de estos cambios económicos será posible sin una democracia fuerte que compense el poder político de la riqueza concentrada. Antes de la reforma económica, será necesaria una reforma política”. (3)

*José Domingues de Godoi Filho Profesor de la Facultad de Geociencias de la Universidad Federal de Mato Grosso (UFMT).

Notas


(1)  Piketty, T. Capital e ideología; Traducido por Dorothée de Bruchard, Río de Janeiro: Intrínseca, 2020.

(2)  Chesnais, F. globalización de la capital; Traducción Silvana Finzi Foá, São Paulo: Xamã, 1996.

(3)  Stiglitz, JE Gente, poder y ganancias: capitalismo progresista para una era de descontento; Traducción Alessandra Bonrruquer, Río de Janeiro: Récord, 2020

(4)  Smoke, A. La cuestión social en un contexto transnacional. Papel LEQS No. 39/2011: disponible en https://www.lse.ac.uk/european-institute/Assets/Documents/LEQS-Discussion-Papers/LEQSPaper39.pdf.

(5)  Fondo Monetario Internacional. 2021. Perspectivas de la economía mundial: gestión de recuperaciones divergentes. Washington, D.C., abril

(6) Fondo Monetario Internacional. 2021. Finanzas y desarrollo: el mundo poscovid, Washington, DC, marzo

(7) Sampaio Jr, PA “Biden no es Roosevelt”. Disponible https://dpp.cce.myftpupload.com/biden-nao-e-roosevelt/

(8) Guterres, A. Contra la desigualdad, Guterres propone “un impuesto solidario” a quienes se han beneficiado de la pandemia. Disponible: https://news.un.org/es/story/2021/04/1490732.

 

 

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