Entre el ruido y la muerte

Jackson Pollock, Sin título, c. 1938-41
Whatsapp
Facebook
Twitter
Instagram
Telegram

por JOSÉ FERES SABINO*

Consideraciones sobre el libro “Memoria de mis putas tristes”, de Gabriel García Márquez

1.

En un ensayo que invita a la reflexión sobre el papel del narrador en Crónica de una muerte anunciada, Juan Villoro sugiere una especie de vínculo entre los dos oficios, el periodismo y la literatura, al que Gabriel García Márquez dedicó su vida. En ambas formas de usar las palabras, tiene en cuenta un postulado: la realidad es un tribunal incorruptible de la verdad, es decir, los hechos no se pueden modificar. Lo que se puede cambiar es la interpretación de los hechos o la forma de encadenarlos.

En esta lógica de encadenamiento radica la diferencia entre ambos, que el propio García Márquez destacó en una entrevista con Paris Review: en periodismo, “un solo hecho falso socava todo el trabajo. En la ficción, sin embargo, un solo hecho verdadero da legitimidad a toda la obra. Esta es la única diferencia, y se basa en el compromiso del escritor. Un novelista puede hacer lo que quiera, siempre que haga creer a la gente” (p. 237).

Apoyándose en un solo instrumento –la palabra–, el desafío parece haber sido siempre atrapar al lector y hacer creíble lo que se cuenta. La verdad mantiene su condición de algo incontrovertible, pero si para el periodista debe ser verificada, para el narrador debe ser explicada por la lógica de lo inverificable.

2.

Al inaugurar con su discurso el I Congreso Internacional de la Lengua Española, realizado en México en 1997, Gabriel García Márquez contó cómo a los doce años descubrió el poder de las palabras -que le parece ligado a la posibilidad de suspendiendo la muerte. El hallazgo sucedió así: una bicicleta no atropelló al niño Gabriel porque un sacerdote gritó "¡cuidado!" y el ciclista acabó cayendo al suelo. Entonces, cerca del niño, el sacerdote le instruyó: “¿Acabas de ver el poder de la palabra?”.

Años antes de ese discurso, en 1982, tanto en las conversaciones que mantuvo con su amigo Plinio Apuleyo Mendoza, publicadas en el libro olor a guayaba, y en su discurso de aceptación del Premio Nobel, “La soledad de América Latina”, reconoció que las palabras son insuficientes para dar cuenta de la experiencia (personal o histórica). Esta carencia solo puede ser superada por el ejercicio narrativo: al narrar, el lenguaje se transforma.

3.

Unos años antes de morir, García Márquez publicó, en 2004, una novela, Recuerdo de mis perras tristes, que se convirtió en su última obra de ficción. En él, el narrador, un anciano de noventa años, después de cuarenta años trabajando en un periódico local, se encuentra retirado de la profesión de "inflador de cable.

Este trabajo consistía en reconstruir y completar las noticias del mundo que llegaban por onda corta o código Morse. Un telegrafista escuchó la noticia y la transcribió. Correspondía entonces ainflador de cable” – que el traductor brasileño Eric Nepomuceno tradujo como “domador de telegramas” – transformar el garabato en noticia, es decir, escribirlo con coherencia y corrección, fecharlo, titularlo y luego difundirlo en los principales diarios de la ciudad.

Desde un punto de vista biográfico, García Márquez estuvo próximo a las profesiones de telegrafista y “inflador de cableno solo porque trabajaba en periódicos, sino porque era hijo de un telegrafista. Desde un punto de vista lingüístico, el verbo “inflar”, en español, también tiene el significado de “exagerar”: exagerar una noticia, un hecho. “Cable” designa el telegrama o mensaje escrito transmitido por cable eléctrico submarino. “inflador de cablespuede leerse como alguien que exagera la noticia.

Si trasladamos esta denominación del ámbito periodístico al literario, puede caracterizar la posición del narrador (cronista o cuentista): se trata de un inflador de cable. Narrando, por un lado, calibra el lenguaje para manejar lo informe (un ruido, un rumor, garabatos), transformándolo en prosa cadenciada, y, por otro lado, ante un lenguaje marchito, él, el soberano soplador , lo infla para ampliar nuestra comprensión de lo que llamamos realidad.

No se trata, pues, de exagerar o incluso reformular el lenguaje, sino –asumiendo su carácter público, compartido, a través del cual podemos pensar y llegar a nuestra común “organización” del mundo interno y externo– de tonificarlo en para permitir la posible entrada.

4.

Al defender que todo escritor habita la espesa jungla de la realidad, Juan José Saer quiso tirar por la borda los miles de estereotipos y clichés que se fabrican y aplican para pensar la literatura -especialmente la latinoamericana- desde diferentes lenguas y regiones del mundo. planeta. Uno de ellos -el realismo mágico- es precisamente el que se ha aplicado sin distinción a toda la obra de García Márquez desde 1967, fecha de publicación de Cien Años de Soledad. Solo una simple comparación entre esta novela y la telenovela. Crónica de una muerte anunciada y veremos que la etiqueta entorpece más que ilumina las obras.

Otro escritor, JM Coetzee, adopta una posición similar. En el largo ensayo que escribió sobre Recuerdos de mis perras tristes, sostiene que aunque García Márquez todavía lleva la etiqueta de “realista mágico”, en realidad opera en la tradición del realismo psicológico, cuya premisa es “que las operaciones de la psique individual tienen una lógica que se puede seguir” (p. 315 ). Este desplazamiento lo acercaría a los autores de relatos fantásticos.

Cuando Italo Calvino organizó la colección de cuentos fantásticos del siglo XIX –justificando que este tipo de narrativa “dice muchas cosas sobre la interioridad del individuo y sobre la simbología colectiva”–, fechó sus inicios en el campo filosófico en los siglos XVIII y XIX. siglos, teniendo como tema la “relación entre la realidad del mundo que habitamos y conocemos a través de la percepción y la realidad del mundo del pensamiento que habita en nosotros y nos manda” (p. 9). Y uno de los primeros autores de su colección es el alemán ETA Hoffmann (1776-1822), no sólo uno de los primeros inventores del cuento fantástico, sino también del realismo psíquico. En sus narraciones, una mirada íntima -que realmente ve- escudriña el mundo interior y subjetivo y expone la lógica que lo preside.

5.

En el caso del soltero solitario, narrador de la Recuerdo de mis perras tristes, parece abandonar la prisión de sí mismo cuando, ya anciano, se da cuenta de que nunca había sido dotado por el sentimiento del amor.

Hasta los noventa años había pasado toda su vida en la casa donde nació y donde también vivieron y murieron sus padres; había tenido relaciones con mujeres casi siempre pagadas, fueran o no prostitutas; había roto su compromiso con una mujer; había luchado para poner y mantener todo en su lugar. En su obsesión por el orden, había ocultado el desorden, su verdadera naturaleza.

Para celebrar su nonagésimo cumpleaños, decide regalarse una noche de amor con una adolescente virgen. Cuando repite el acto que siempre ha hecho con las mujeres, algo escapa a su control. Lo que sucede en ese primer encuentro es el punto de partida de la única experiencia que considera digna de ser dejada a sus sobrevivientes. Y la narración, en la que se puede sondear y comprender el alma de un anciano, es el material heredado por los lectores.

Esta relación entre un hombre mayor y una adolescente parece haber nacido, según JM Coetzee, de un episodio de la novela Amor en tiempos de cólera, que García Márquez había publicado casi veinte años antes. En esta, el personaje central, Florentino Ariza, también tenía relaciones con una niña de catorce años.

No sólo en este tipo de relación se encuentran Florentino y el viejo narrador de la Recuerdo de mis perras tristes, pero también en algunas otras características: Florentino, por ejemplo, “lleva soltero toda la vida, es poeta aficionado, escritor de cartas de amor para gente con problemas del habla, devoto concertista, algo avaro en sus costumbres, y tímido con las mujeres. Aún así, a pesar de su timidez y falta de atractivo físico, medio siglo de romances subrepticios le reporta 622 conquistas, de las que anota en una serie de cuadernos”. El anciano también llevaba un registro de encuentros con mujeres (hasta los cincuenta años había acumulado la suma de quinientas catorce mujeres) y, además de enseñar español y latín, escribe crónicas y críticas de música y teatro para el periódico.

Si Florentino se deshace de la relación con la chica para llevar a cabo su relación amorosa con Firmina, en esta telenovela quien despertará al viejo al amor y lo dejará completamente cautivado por ese sentimiento será una chica que lo espera, siempre dormido, en un dormitorio burdel.

En la primera noche, frente a la muchacha, el anciano siente veneración por el cuerpo de la mujer -que nunca antes había contemplado- sin sentir la angustia del deseo y las constricciones del pudor. A partir de ese día, el erotismo infla sus sentidos y contamina toda su vida (desde las crónicas que escribe hasta el reordenamiento de su relación con las mujeres –desde su madre hasta su asistenta semanal).

6. 

Al tratarse de una narración memorialística, que oscila entre la fantasía y la realidad, algunos hechos reales pueden olvidarse, dice el narrador, así como algunos que nunca sucedieron pueden recordarse como si hubieran ocurrido. Cuando en el alma del anciano se asienta la ausencia de la niña, siempre un ausente, sea animal o humano, muerto o lejano, reaparece como si aún estuviera vivo. La concatenación entre lo vivido y lo no vivido sólo es posible porque la memoria se infla con la imaginación. Así, aunque en la vejez la memoria pueda perder lo que no le es esencial, rara vez falla en lo que realmente le interesa.

Tanto el autor como el narrador de Recuerdo de mis perras tristes Coinciden al menos en un punto: narrar es el camino que ambos encuentran para postergar la muerte. Al dar testimonio escrito de su aprendizaje –el sexo “es un consuelo para los que no disfrutan del amor”–, el anciano narrador podrá aplazar su muerte para cualquier día después de sus cien años. Gabriel García Márquez, en la soledad de una habitación, con un arsenal de sólo veintiocho letras y dos indicadores, luchaba incesantemente contra los sordos poderes de la muerte.

José Feres Sabino es candidato a doctor en el Departamento de Filosofía de la Universidad de São Paulo (USP).

Referencias


Gabriel García Márquez. Recuerdo de mis putas tristes. 7a edición Buenos Aires: Debolsillo, 2011.

Gabriel García Márquez. Recuerdo de mis putas tristes. Traducción de Eric Nepomuceno. 22a edición. Río de Janeiro: Editora Record, 2010.

Ítalo Calvino (org.). Cuentos fantásticos del siglo XIX. São Paulo: Companhia das Letras, 2004.

  1. Señor Coetzee. Mecanismos internos. Ensayos sobre literatura (2000-2005). Traducción de Sérgio Flaksman. São Paulo: Companhia das Letras, 2011.

Marcos Maffei (selección). Los escritores 2: las entrevistas históricas de Revista de París. São Paulo: Companhia das Letras, 1989.

Ver todos los artículos de

10 LO MÁS LEÍDO EN LOS ÚLTIMOS 7 DÍAS

Umberto Eco – la biblioteca del mundo
Por CARLOS EDUARDO ARAÚJO: Consideraciones sobre la película dirigida por Davide Ferrario.
El complejo Arcadia de la literatura brasileña
Por LUIS EUSTÁQUIO SOARES: Introducción del autor al libro recientemente publicado
Crónica de Machado de Assis sobre Tiradentes
Por FILIPE DE FREITAS GONÇALVES: Un análisis al estilo Machado de la elevación de los nombres y la significación republicana
El consenso neoliberal
Por GILBERTO MARINGONI: Hay mínimas posibilidades de que el gobierno de Lula asuma banderas claramente de izquierda en lo que resta de su mandato, después de casi 30 meses de opciones económicas neoliberales.
Dialéctica y valor en Marx y los clásicos del marxismo
Por JADIR ANTUNES: Presentación del libro recientemente publicado por Zaira Vieira
Gilmar Mendes y la “pejotização”
Por JORGE LUIZ SOUTO MAIOR: ¿El STF determinará efectivamente el fin del Derecho del Trabajo y, consecuentemente, de la Justicia Laboral?
El editorial de Estadão
Por CARLOS EDUARDO MARTINS: La principal razón del atolladero ideológico en que vivimos no es la presencia de una derecha brasileña reactiva al cambio ni el ascenso del fascismo, sino la decisión de la socialdemocracia petista de acomodarse a las estructuras de poder.
Incel – cuerpo y capitalismo virtual
Por FÁTIMA VICENTE y TALES AB´SÁBER: Conferencia de Fátima Vicente comentada por Tales Ab´Sáber
Brasil: ¿el último bastión del viejo orden?
Por CICERO ARAUJO: El neoliberalismo se está volviendo obsoleto, pero aún parasita (y paraliza) el campo democrático
Los significados del trabajo – 25 años
Por RICARDO ANTUNES: Introducción del autor a la nueva edición del libro, recientemente publicado
Ver todos los artículos de

BUSQUEDA

Buscar

Temas

NUEVAS PUBLICACIONES