por CHICO ALENCAR*
Bolsonaro no aceptará la derrota en las urnas
Ya es evidente que Jair Bolsonaro normalmente no aceptará la derrota en las urnas. La pregunta es cómo y cuándo querrá atropellar el proceso electoral. ¿Se trata, de nuevo, de darle la vuelta a Sete de Setembro, como ensayó el año pasado y ya amenaza con hacerlo este año? ¿Está creando confusión, con la ayuda de sus compañeros de milicia, el mismo 2 de octubre? ¿O se trata de aprobar, con la ayuda de los amigos de Centrão, una enmienda constitucional que posponga la elección?
Una cosa está clara, sin embargo: su exigencia de que, junto al voto electrónico, haya “voto en papel y auditable”, con conteo manual, es un mero pretexto para echar a perder el juego. Después de todo, ¿qué hacer si aparecen cientos de personas que, de mala fe, afirman que sus votos no fueron contados? ¿Se anularía la elección en esos colegios electorales?
Por lo tanto, una cosa debe quedar clara: en este punto, quien ataque el voto electrónico –por cierto, utilizado en la convención del Partido Liberal (PL) que hizo hace unos días la elección del nombre de Jair Bolsonaro como candidato a la reelección– debe ser aparece automáticamente en la lista de estafadores.
Pero Jair Bolsonaro se ha estado aislando cada vez más.
El grotesco espectáculo que fue el intento de desacreditar el sistema electoral con los embajadores terminó en el agua. Y, para peor del presidente, poco tiempo después, el Departamento de Estado norteamericano emitió una nota reafirmando su confianza en la confiabilidad de nuestras elecciones. Así, si Jair Bolsonaro lanza un golpe de Estado, sería el primero en la historia latinoamericana que se lanza sin el apoyo de Estados Unidos…
Luego, otro torpedo golpeó los planes del presidente: la gigantesca adhesión a la “Carta a las mujeres y hombres brasileños en defensa del Estado democrático de derecho”, que, en tres días, superó las 600 mil firmas de apoyo. Y fue avalado por representantes de los mayores bancos y por grandes empresarios del país y entidades como Fiesp, Febraban, además de centrales gremiales.
Así, lo dicho anteriormente vuelve a ser válido: un golpe de Estado de Jair Bolsonaro sería el primero en la historia de América Latina que se lanza sin el apoyo del gran capital.
¿Esta imagen evitaría la amenaza de un giro de la mesa? Infelizmente no. No estamos ante un ciudadano normal, sino ante un sociópata.
Así, al mismo tiempo que la oposición debe seguir denunciando el hambre, la miseria, el desempleo, los precios altos y las políticas antinacionales y antipopulares de Bolsonaro, y presentar sus propuestas, también debe seguir movilizándose, denunciando el clima de cambio mesas que el presidente intenta desplegar.
Sin aceptar provocaciones y evitando conflictos abiertos, no se debe dejar de salir a las calles, ofreciéndolas a los neofascistas. Si no vamos a realizar enfrentamientos directos en la misma Sete de Setembro –manteniendo sólo el tradicional “Grito de los Excluidos”– ya se están organizando gigantescas movilizaciones para el 10/9, el fin de semana siguiente. ¡Así, no abandonaremos las calles!
Finalmente, cabe recordar la importancia de intentar resolver la elección en primera vuelta. Esto caracterizará el aislamiento social y político de Jair Bolsonaro, amortiguando el discurso golpista.
La semana pasada, se publicó otra encuesta. Datafolha. No cambia la imagen sustancialmente. Las recientes medidas electorales de Jair Bolsonaro (aumento del Auxílio Brasil a R$ 600, duplicación de vales de gasolina, bonificaciones para camioneros y taxistas y reducción de los precios de los combustibles) no tuvieron un impacto significativo, lo que aún podría ocurrir en cierta medida. Pero la victoria de Lula en la primera vuelta está al alcance de la mano.
Si no es democrático predicar el retiro de las candidaturas no competitivas, que son legítimas y tienen derecho a presentarse, es inevitable que, ante este escenario, el propio electorado elija al candidato que tiene la posibilidad de dirimir la disputa. en el primer turno, haciendo más difícil cualquier aventura golpista.
Y hay otro factor más: el 2 de octubre también serán elegidos todos los diputados federales y estatales, los senadores y un buen número de gobernadores, y muchos de ellos son de la base de Jair Bolsonaro. Estas personas no querrán que se anulen las elecciones en las que ganaron sus mandatos.
¿O Jair Bolsonaro afirmará que el resultado fue sesgado solo en la elección presidencial?
Si lo haces, serás el hazmerreír nacional.
*Chico Alencar es profesor de historia, escritor y concejal de Psol en el Ayuntamiento de Río de Janeiro.
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