Por Rafael Alves*
Medida Provisional n.o 914 – que altera el proceso de elección de los rectores de las Universidades e Institutos Federales – fue editada a toda prisa en la víspera de Año Nuevo para encontrar la menor resistencia posible.
Nuevos datos sobre la Medida Provisional n.o 914, que modifica el proceso de selección de directores de universidades, institutos federales y Colégio Pedro II, fue publicado en un informe de Caio Spechoto en el sitio web Power 360.
La definición dada arriba al MP es eufemística, pues también podemos, más sinceramente, decir que ataca no sólo la autonomía universitaria, sino también el propio proceso democrático, ya que extingue las elecciones de rectores, acaba con la paridad electoral, establece una lista triple para los Institutos Federales, que, de acuerdo con su ley de creación, elegían a sus decanos por voto directo y conjunto de la comunidad, en una clara intención de intervenir en la elección de los decanos de estas instituciones, ya que en el primer año de mandato el gobierno irrespetó la voluntad de la comunidad académica en varias postulaciones, eligiendo al candidato menos votado, como el tercero de la lista para la Universidad Federal de Ceará, con apenas 4,61% de los votos, o casos en que el postulado ni siquiera estaba en la triple lista .
Las características antidemocráticas de la medida fueron señaladas por mí en otra ocasión, en un artículo titulado “En Navidad, educación crucificada”, título que alude a que el MP se publicó el 24 de diciembre, Nochebuena. Y es a este punto que vuelvo ahora con la información que trae Caio Specoto.
Su informe revela la prisa de Planalto en publicar la medida provisional. La Subcomisión de Asuntos Jurídicos (SAJ), encargada de evaluar jurídicamente las propuestas del gobierno, recién se manifestó el 27 de diciembre, tres días después de la publicación de la medida. ¡Y, además, la manifestación es precisamente que la propuesta “fue recibida sin tiempo suficiente para un análisis formal”!
Salvo que los errores gramaticales se hayan convertido en práctica oficial –lo cual ha sido recurrente en las publicaciones del MEC y del Ministerio de Educación, como incluso informó el Jornal Nacional–, la prisa se nota hasta en la redacción de la SAJ, que incluso firmó tres días después e informando que no hubo tiempo para analizarlo, presenta varios errores de concordancia en el texto.

El hecho de que el PM fuera publicado en Nochebuena hace pensar inmediatamente que tenía la intención de encontrar la menor resistencia posible, considerando el receso parlamentario y el posterior período vacacional en las instituciones educativas. Pero también permite inferir la intención del gobierno de interferir en la mayor cantidad de nombramientos posibles durante la gestión del diputado.
Digo “durante la vigencia de la MP”, porque, como se sabe, una medida provisional tiene fuerza de ley por un período de 120 días, tiempo durante el cual debe recibir la aprobación del Congreso. Dos diputados están a punto de “caducar” en febrero, vistos por el Congreso como medidas de represalia por parte del gobierno, como información de Marlla Sabino y Emily Behnke: el MP que se ocupa de la expedición de carné de estudiante y el que exonera la publicación de avisos públicos en periódicos.
Además del carácter explícitamente antidemocrático y la falta de urgencia de una medida provisional, sigue estando en desacuerdo con varias disposiciones legales. como apunta a Nota oficial de la IFSP, el Instituto Federal más grande del país:
“La MP 914/2019 viola la Constitución en su artículo 207, que determina que “las universidades gozan de autonomía didáctico-científica, administrativa y financiera y de gestión patrimonial”, contraria a la Ley de Directrices y Bases de la Educación, nº 9394/1996, que establece el principio de “gestión democrática de la educación pública” en su artículo 3°, así como la Ley de Creación de los Institutos Federales, nº 11.892/2008, que además de equipararlos a las universidades en términos de autonomía y Prórroga, especifica el proceso de elección de sus rectores y directores de campus en forma democrática e igualitaria en sus artículos 12 y 13.”
Ahora bien, es de esperar que el Congreso, por lo menos, no aprecie el asunto, como lo hizo en los dos ejemplos anteriores, desviándose de un tema que ya ha movilizado no solo a la comunidad académica sino también a diversos sectores de la sociedad que percibir el sesgo autoritario. Aun así, el gobierno tiene la capacidad de interferir en el proceso de elección de decanos y directores para el período en que el MP tiene fuerza de ley.
Y aquí está la rareza. Como informó O Globo en información de Renata Mariz, ocho universidades y nueve institutos tienen programado un cambio de rector para el período, pero todas estas instituciones ya realizaron sus procesos de consulta, lo que, según el propio MP y confirmación del MEC, las libera de las nuevas reglas.
Está claro que la medida en sí es injustificable y necesita ser devuelta por el Congreso, anulada por el STF –la relatoría que tiene con la ministra Rosa Weber–, y la fecha de su simbólica e inoportuna publicación, pero lo que estoy llamando la atención ¿Por qué tanta prisa por publicar la MP para que tenga vigencia en un período en el que no hay procesos de elección de rectores a los que pueda llegar?
¿Es esto un error de cálculo? Yo dudo. ¿Una apuesta a que el Congreso haga un proyecto de ley? 'Va que cola'. ¿Haciendo que las Instituciones Educativas pierdan más tiempo, como viene ocurriendo con cada nuevo requerimiento o recorte de presupuesto, que complican la vida de los directivos, dificultan y en ocasiones inviabilizan los procesos internos? Probable. ¿Contribuir a la enfermedad de los funcionarios federales?
Tal vez un poco de todo.
Eliane Brum, evalúa en un artículo titulado “Enfermo de Brasil”, quien “sometido a una cotidianidad dominada por la verdad de sí mismo, fenómeno que convierte la verdad en una elección personal y, por lo tanto, destruye la posibilidad de la verdad, los brasileños se han enfermado. Enfermedad mental, que también se traduce en una caída de la inmunidad y de los síntomas físicos, ya que el cuerpo es uno”.
Con base en informes recogidos de psicoanalistas, psiquiatras, cardiólogos, entre otros, el reportero señala que un cuadro actual extenso de problemas cardíacos, ansiedad extrema y depresión está vinculado a la reciente polarización política, incitación al odio y agravamiento del desempleo y la inestabilidad. Destaca una publicación en las redes sociales del psiquiatra Fernando Tenório, en la que relata los síntomas de un paciente y atestigua: “tiene síntomas de agotamiento que conducen a la ansiedad. ¿Cuál es el diagnóstico de esto? Brasil. Me enfermé de Brasil. Si tuviera algún poder sugeriría este nuevo diagnóstico al DSM (manual de psiquiatría de los trastornos mentales). Enfermarse en Brasil es la enfermedad más prevalente”.
Los profesionales de la educación ya tienen una mayor incidencia de este tipo de trastornos que otros segmentos. Un estudio del Sindicato de Profesores de Enseñanza Oficial del Estado de São Paulo (Apeoesp) reveló que el 27% de los 936 profesores entrevistados en el estado afirmaron haberse retirado de las aulas, siendo la depresión el principal motivo informado (57%). Más recientemente, uno buscar encuesta en línea realizada por Associação Nova Escola con más de cinco mil educadores en 2018, señaló que el 66% de los docentes ya había tenido que dejar el trabajo por motivos de salud, siendo la ansiedad (68%), el estrés y los dolores de cabeza entre los principales problemas ( 63%) e insomnio (39%). Segundo Ferreira-Costa y Pedro-Silva, en un artículo de 2019 (pro-posiciones vol. 30), “la docencia se ha convertido en la actualidad en una profesión que produce enfermedad”.
Ahora, además de la enfermedad presente entre los educadores ligada a las condiciones de trabajo, además de la enfermedad en Brasil reportada por Eliane Brum, que afecta a la población en general, tenemos esta nueva modalidad, nombrada en un informe de Brasil de traje como “acoso institucional”.
Nara Lacerda nos dice en el artículo recientemente publicado que “los servidores públicos federales enfrentan una ola de enfermedades psicológicas ante ciertas declaraciones y acciones del gobierno federal. A diferencia del acoso moral, el llamado acoso institucional no está dirigido a individuos o pequeños grupos y ahora es objeto de estudio y análisis por parte de especialistas en salud ocupacional, abogados y representantes de las categorías”.
El texto destaca situaciones como cuando el Ministro de Economía descalifica el trabajo técnico realizado por el IBGE, la defensa de la privatización y extinción de las empresas estatales aún en la campaña presidencial, la presión sobre los Correios, Infraero y Casa da Moeda , los frecuentes ataques del propio presidente al Ibama y al Instituto Chico Mendes, o cuando se niega al INPE la facultad de producir datos sobre deforestación y se avergüenza a sus empleados llamándolos subversivos.
El informe no entra en el campo de la educación, pero en ese campo abundaría el material del llamado acoso institucional. El titular de la secretaría, que debe defender y promover las Instituciones Educativas Federales, ya justificó los recortes presupuestarios, pues las instituciones hacen un “caos”, llamó a los docentes de las instituciones federales “la cebra más gorda” cuando opinó que ganan mucho y acusó universidades tengan “extensas plantaciones de marihuana” y desarrollen laboratorios de drogas sintéticas.
El propio presidente dice que “han estado pasando cosas absurdas dada la autonomía universitaria” y, ante las protestas contra los recortes en educación, llama “tontos útiles” a los estudiantes que “no saben ni la fórmula del agua” y sirven como “masa de maniobra” para “una minoría lista que conforma el núcleo de las universidades federales”. Y ello a pesar de que los índices de calidad de las Instituciones Educativas Federales son elevados, como se demuestra en “Superioridad federal, de verdad”.
La lista de ejemplos sería larga y se sumaría todo el contexto de “escuela sin partido”, acusación de “adoctrinamiento” y falta de libertad de cátedra –otro eufemismo, porque va mucho más allá tener cuidado al hablar de género , evolución o que la Tierra es plana.
Y está esa otra modalidad de estimular la enfermedad de los servidores de la Educación federal, la secuencia de MP, ordenanzas y demás burocracias que vienen a desestabilizar, asfixiar con trabajo superfluo, quitar recursos, desmotivar.
Incluso si la MP 914 expira sin afectar ningún proceso electoral –que, recalco, no debemos esperar, sino exigir al Congreso y al STF que la anulen– habrá cumplido su papel de quitarle tiempo a la comunidad académica, de llegar a ella en Al mismo tiempo, se vislumbra tener mandatarios designados por este gobierno, perdiendo los procesos de elección democrática ganados. Habrá contribuido a la enfermedad resultante de la percepción del absurdo de su propio contenido.
Y si esto se publicó en Nochebuena, recordemos que poco tiempo después, el 31 de diciembre, la Ordenanza núm.o 2.227, que “trata de los procedimientos para la salida de la sede y del país y el otorgamiento de viáticos y pasajes en viajes nacionales e internacionales, de negocios, en el ámbito del Ministerio de Educación”.
La ordenanza dificulta la participación de profesores e investigadores en “ferias, foros, seminarios, congresos, simposios, grupos de trabajo y otros eventos”, ya que exige nueva burocracia y control, incluso cuando la participación se realiza con licencia libre. Impresionantemente, limita la participación de los servidores públicos a “un máximo de dos representantes para eventos en el país y un representante para eventos en el exterior, por unidad, organismo individual o entidad vinculada”.
Evidentemente, se perjudicará el acontecer científico, así como a los investigadores y el progreso de su trabajo. La ordenanza apunta al desmantelamiento de las redes nacionales, compuestas por grupos y centros de investigación, y el aislamiento de Brasil en relación a las redes internacionales. Incluso contradice el análisis de la productividad impuesto a los profesores e investigadores, así como a los programas de posgrado.
Considerando sólo la MP 914 del 24 de diciembre y la Ordenanza 2.227 del 31 de diciembre, si la Educación fue crucificada en Navidad, la producción de conocimiento fue golpeada por un cohete en el Año Nuevo.
*Rafael Álves Profesor del Instituto Federal de Educación, Ciencia y Tecnología de São Paulo – IFS