Inundaciones en Río Grande del Sur

Imagen: Hilmi Işılak
Whatsapp
Facebook
Twitter
Instagram
Telegram

por SANDRA BITENCORT*

Cubriendo el sufrimiento y la ausencia de los responsables

Es una tragedia. Vivimos en un momento histórico. Pero no es un fenómeno natural. Atormentados, observamos las consecuencias de decisiones, generalmente impulsadas por la codicia, que dañan el medio ambiente, niegan la crisis climática e incluso la utilizan como plataforma política de extrema derecha.

En medio de estas aguas turbias tenemos la liquidación de la inteligencia y la estructura del Estado, contemplamos la destrucción de barreras naturales y de protección (deforestación, sedimentación), tenemos licencias de empresas sin cuidado ambiental, tenemos bajas inversiones en defensa y sistemas de control, hemos retrocedido en la legislación, incluso tenemos nuevas leyes para avanzar y sembrar en áreas de protección ambiental.

Y como siempre ocurre en una inundación, la porquería y las ratas se esconden en el barro. ¿Qué cobertura ofrece el periodismo? Y lo hace a través del coraje y la dedicación de sus profesionales... Pero la línea de las empresas es mostrar los daños, producir imágenes impactantes y reportajes conmovedores, y recomendar que no se politice la tragedia. Por supuesto, hay que mostrar el drama humano que hay en todo esto.

Pero sería recomendable que, además de esto y de los ejemplos de caridad, se explorara el conjunto de decisiones políticas que nos hacen caminar hacia el precipicio. Ante cada tragedia exaltamos nuestra solidaridad, rezamos, pero no provocamos una reflexión sobre las causas de esta situación catastrófica.

Rio Grande do Sul, que siempre ha estado a la vanguardia de la protección del medio ambiente, ve cómo su desmantelamiento se legitima en el parlamento, el ejecutivo y los medios de comunicación. El periodismo ofrece un falso equilibrio al mostrar supuestos dos bandos, con intolerables defensas del negocio de los ogros (también está la agricultura que no es nociva). Pero es la ogroindustria la que lleva años explotando el suelo, consumiendo el clima, cambiando los cursos de los ríos y produciendo riqueza traducida en lujo, jets y camiones, nunca compartida con todos.

Esta riqueza limitada a unos pocos nos lleva a todos a un punto sin retorno. Nos deja perplejos ante el dolor y la destrucción. Y el reportero que salió del estudio, se calza las botas y se mete al agua para realizar el relato de sufrimiento, para registrar el drama, se queda sin saber qué decir cuando los vecinos empapados denuncian la mina que ha alterado todo el entorno. , dicen que la empresa destruyó el entorno, mientras que los efectos no fueron como estos antes.

Fuera del guion, el reportero se queda justificando que los vecinos están nerviosos. Y sigue, buscando gritos innegables, resignados gracias por las donaciones. Y una vez más nos enseñan: no politizar la tragedia. Y profundicemos en ello. Ya no tenemos al Porto y no somos Alegres.

*Sandra Bitencourt es periodista, doctora en comunicación e información por la UFRGS, directora de comunicación del Instituto Novos Paradigmas (INP).


la tierra es redonda hay gracias a nuestros lectores y seguidores.
Ayúdanos a mantener esta idea en marcha.
CONTRIBUIR

Ver todos los artículos de

10 LO MÁS LEÍDO EN LOS ÚLTIMOS 7 DÍAS

Ver todos los artículos de

BUSQUEDA

Buscar

Temas

NUEVAS PUBLICACIONES

Suscríbete a nuestro boletín de noticias!
Recibe un resumen de artículos

directo a tu correo electrónico!