por LUIZ MARQUÉS*
La privatización de la existencia personal puede interpretarse como un síntoma de “alienación”, que suspende los vínculos colectivos con la especie y el planeta.
Benjamín Constant fue un elocuente miembro de la Asamblea Nacional en la segunda mitad de la Revolución Francesa, a partir de 1795 y también en la Restauración entre 1815 y 1830. Fue líder de la oposición liberal denominada los “Independientes”. En la famosa conferencia, De la libertad de los antiguos comparada con la de los modernos, aborda la transición de la democracia directa a la democracia representativa, de la “Plaza de la Revolución” al “Parlamento”. La reflexión dialoga con algunos temas contemporáneos.
Para el pensador suizo afincado en Francia, la libertad de los antiguos atenienses se basa en el reparto del poder político y en la satisfacción de influir en las decisiones en el escenario público de la gobernanza. Como parte de un órgano colectivo, el ciudadano puede interrogar, destituir y aprobar armisticios por diseño del grupo. Establece públicamente la dirección de polis. Obedece en privado a determinaciones culturales, reproduciendo la moral y costumbres ya consolidadas en la sociedad –sin cuestionar lo establecido–.
La libertad es para disfrute exclusivo del ciudadano, no del individuo. La vida cotidiana está rodeada de muchas precauciones e impedimentos. Las leyes limitan la conducta matrimonial y el trato a los niños bajo pena de ostracismo, al límite. Así, sujeto a la orden de la República, el Personas deambulan perdidos en la maraña normativa de Atenas, tratando de decodificar lo que es correcto.
En la libertad moderna lo que importa es el disfrute de la vida privada. Corresponde a las instituciones garantizar condiciones objetivas para aprovechar el privilegio de ir y venir sin pedir permiso y tener bienes para usar o abusar. Estos son deseos básicos de realización. El disfrute proviene de la individuación, depende de las inclinaciones e idiosincrasias de cada persona. El individuo se proyecta en la jerarquía de valores. El compromiso privado tiene prioridad. El hedonismo reemplaza la lealtad. La definición de Aristóteles de que los humanos son animales sociales (hijo político) cede al narcisismo.
El comercio convierte a los ciudadanos en consumidores, inspirando autonomía frente a las convenciones sociales. Se desaprueba la intervención de las autoridades republicanas para no obstaculizar la especulación y la competencia entre especuladores. "Cuando los gobiernos dirigen las empresas, lo hacen con menos ventajas". El virus ideológico de noticias falsas contra la planificación estatal.
La privatización de la existencia personal puede interpretarse como un síntoma de “alienación”, que suspende los vínculos colectivos con la especie y el planeta. La afirmación hace eco del espíritu hegemónico de la Antigüedad. Quien no interviniera en la vida pública, a pesar de tener la prerrogativa, era tildado de “idiota”; etimológicamente, en griego, “el que se abstiene de asuntos políticos”. La participación era considerada un imperativo categórico, una obligación moral noble e irrefutable; ahora, no más.
Sin embargo, aún late en nuestro pecho la admiración por quienes se atreven a tomar las riendas del destino en sus manos. Sus hazañas parecen despertar el recuerdo de que nada hoy nos hace sentir una vibración similar. Es difícil no sentir nostalgia por el período en el que el sujeto desarrolló con dedicación y dignidad la capacidad de superar obstáculos. Es imposible no querer imitar la disposición capaz de cambiar la statu quo. Lo que se necesita es “una fuerza jacobina eficiente”, en palabras de Antonio Gramsci.
Retos de nuestro tiempo
Bajo el neoliberalismo, el vacío existencial dejado por la égida del dinero se llena con un simulacro antisistémico contra el sistema. Véase el terrorista en Santa Catarina, la unidad federativa con 320 células nazis activas; más de una cuarta parte de la estimación en el país (1.117). São Paulo, con 12 millones de habitantes, tiene 96 (Piauí, mayo de 2023). Los partidarios de Bolsonaro aúllan para empeñar pruebas de identificación con la manada. “Alguien me gustará”, reza el verso de Cecília Meireles.
Las promesas de amor a la nación convierten los sacrificios en chivos expiatorios, como los inmigrantes. El reduccionismo intelectual protege la necropolítica, la desindustrialización, la austeridad fiscal, el deterioro económico, la catástrofe ambiental, la explosión de las desigualdades. Se extiende el caos, la intolerancia, la mercantilización, la deshumanización, la violencia contra los derechos. El apocalipsis se acerca.
La extrema derecha propone la cuadratura del círculo. Por un lado, promueve la dogmática de la libertad individual donde “todo lo sólido se disuelve en el aire” con la destructiva liberalismo neoliberal. Por el otro, se apropia del conservadurismo de las comunidades precapitalistas. La dualidad emocional conforma el mosaico del golpe. Tecnologías de la comunicación y modalidades organizativas de Grandes tecnologías en la era de la digitalización se utilizan para atacar el Estado democrático de derecho, a escala global. La política y la regulación chocan con la legislación de la era analógica.
El neofascismo reconstruye el afecto que la globalización destruye. Este es el significado de las redes cibernéticas. El odio y el resentimiento se atenúan con críticas románticas a la vida en la metrópoli y una actitud hastiado ante el sufrimiento. El manual de Faria Lima sobre el poder económico, financiero y mediático no admite alternativas. Pero en China, 600 millones de personas salieron de la pobreza gracias al control de las finanzas, las bajas tasas de interés para las inversiones, la fertilización financiera con innovaciones tecnológicas y un “Estado empresarial”. No todas las fichas fueron depositadas en el “Personal Emprendedor”.
A diferencia de la derecha iliberal, Benjamin Constant no postula una renuncia a la libertad pública. Más bien, subraya que es necesario aprender a combinarla con la libertad privada. Las tareas personales no impiden votar. Incluso porque las investigaciones muestran que la apatía y el ausentismo no son el resultado de la falta de interés, sino de la ausencia de canales de comunicación para drenar el civismo. Si no existen es porque la ciudadanía molesta a la plutocracia y las estructuras de dominación ahogan la voz del pueblo. Si el capitalismo era democrático, nadie lo recuerda; La incompatibilidad es alarmante.
En el libro publicado recientemente por la Editora Hucitec con la Fundación Perseu Abramo, Democracia versus neoliberalismo (organizado por Wagner Romão), Ladislau Dowbor señala el “rentismo” como modo de producción y el neoliberalismo como disfraz. “Quienes están a cargo ya no son los capitanes de la industria, sino quienes controlan los algoritmos, las plataformas de comunicación y el dinero inmaterial, en el marco de la financiarización”. Es mejor prestar atención a la revolución digital y la transición del industrialismo a las finanzas que enumerar adjetivos para el capitalismo (corporativo, parásito, vigilancia). La avaricia rentista ya supera el valor añadido extraído de los bajos salarios y reconceptualiza el empleo.
Dirigida a la “verdad” (el valor del conocimiento) y al “bien” (valor ético), la política contribuye a la revelación y desmitificación del poder oculto para la sociedad (rentismo). La emancipación requiere la creación de ámbitos de participación, concientización y organización para enfrentar los desafíos del siglo XXI, en una correlación de fuerzas adversas en el Congreso, en Brasil. Las alianzas ayudan a ambos y condicionan las acciones de los oprimidos al marco de la “tercera vía”: a veces navegan sobre las olas turbulentas, a veces anclan el barco. La dialéctica de la libertad entre antiguos y modernos exige empoderamiento por parte de la gente común. Mantener viva la pasión de la rebelión y el deseo de transformación.
PD: El Frente Amplio en Uruguay, de José Mujica, Yamandú Orsi y Caroline Cosse trae un nuevo aliento a América Latina después del tango de los desesperados, en el naufragio anarcocapitalista de Argentina. El sol vuelve a brillar. Vale la pena luchar. El cielo debajo / Cielo para los de abajo.
* Luis Marqués es profesor de ciencia política en la UFRGS. Fue secretario de Estado de Cultura de Rio Grande do Sul durante el gobierno de Olívio Dutra.
la tierra es redonda hay gracias a nuestros lectores y seguidores.
Ayúdanos a mantener esta idea en marcha.
CONTRIBUIR