por BENICIO VIERO SCHMIDT*
Comentario sobre hechos recientes.
En la agenda de discusión, lo más destacado de los últimos días fue la presentación al Congreso Nacional por parte del Poder Ejecutivo de una propuesta de “Reforma Administrativa”, en la forma de Proyecto de Ley (PL) y Reforma Constitucional (CE).
Entre 1964 y 1988, Brasil vivió el llamado “régimen complejo de vínculos jurídicos” en materia de servicio civil. La contratación de empleados siguió la CLT (Consolidación de las Leyes del Trabajo), complementada con la creación del Fondo de Garantía de Antigüedad. La Constitución de 1988 unificó los múltiples regímenes jurídicos a los que estaban sujetos los miembros de la función pública. La Constitución de 1988 estableció un régimen jurídico único, en el cual todo servidor público tiene derecho a la estabilidad en el empleo.
La propuesta del actual gobierno constituye un retorno al período 1964-1977, época de apogeo de la dictadura, abriendo ahora la posibilidad de que la estabilidad se restrinja a ciertos grupos de funcionarios denominados "carreras del Estado", lo que de entrada indica un desprecio por otros carreras El Proyecto de Reforma Administrativa enviado al Congreso deja fuera del espectro normativo a las Fuerzas Armadas, el Poder Judicial y el Poder Legislativo, precisamente donde se encuentran las mayores incidencias de salarios medios altos y salarios medianos muy altos, especialmente en el Poder Judicial. El poder judicial brasileño es el más caro del mundo, consumiendo cerca del 1,5% del PIB, algo sin equivalente en el mundo. Aun así, quedaron fuera de la reforma cuyo principal objetivo -afirma el gobierno- sería reducir los costos operativos del Estado.
Es previsible la organización de grandes lobbies y grupos de presión del funcionalismo en general, incluyendo el judicial, el militar y el legislativo, para proteger sus estribos. En todo caso, una reforma que reclama el derecho de cambiar el país en 10 o 20 años poco tiene que ver con la inmediatez, con las exigencias derivadas de la situación actual de las finanzas públicas. También cabe señalar que, desde 2013, los servidores públicos ya han obedecido las normas que ya están incluidas en el proyecto de reforma administrativa, como las vacaciones de 30 días, etc.
Ciertamente vamos a entrar en un período de amplia negociación y gran agitación hasta llegar a la discusión de proyectos de ley específicos que puedan implementar la reforma administrativa. Mi vaticinio es que eso difícilmente sucederá en los términos propuestos por el Ministerio de Economía.
Otro tema importante es la discusión sobre la sanción o veto del presidente Jair M. Bolsonaro a la amnistía de las deudas tributarias de las iglesias con la Receita Federal. El valor total de esta deuda consolidada alcanza el valor estupendamente fantástico de mil millones de reales. El Congreso Nacional, condicionado por la presencia de numerosos grupos evangélicos y religiosos confesionales, aprobó la amnistía de la deuda en dos instancias. Corresponde al presidente sancionarlo o no. El Ministro de Economía se ha mostrado en contra. Bolsonaro, como siempre, envía señales en los dos sentidos. Todavía no se sabe si será sancionada o no esta majestuosa deuda de las iglesias con la Renta Federal, referente a la Contribución Social sobre las Utilidades Netas, que es una de las fuentes de ingresos del sistema de seguridad social.
Por otro lado, dos líderes de opinión en Brasil, Fernando Henrique Cardoso y Lula, publicaron documentos que dan que pensar. Fernando Henrique publicó, a finales de la semana pasada, un extenso artículo donde hace una mea culpa sobre la institución de la reelección en la década de 1990, aún durante su primer mandato. Ahora es demasiado tarde, señor Presidente, la reelección ha sido consagrada. Alcaldes, gobernadores, presidentes de la república, todos los que salen electos empiezan a pensar en la reelección a partir del segundo día de gobierno. Esta manifestación es sin duda importante, pero constituye sólo un registro histórico que difícilmente tendrá mayor repercusión.
Distinta fue la actitud de Lula que presentó un texto complejo en su discurso de 23 minutos al país. Es, de hecho, una plataforma alternativa de gobierno. Una dura crítica al actual gobierno y una propuesta de grandes temas y movilizaciones para el futuro.
*Benicio Viero Schmidt es profesor jubilado de sociología de la UnB. Autor, entre otros libros, de El Estado y la política urbana en Brasil (LP&M).