En defensa de Petra Costa

Imagen: Elyeser Szturm
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Por Katia Gerab Baggio*

Lo más relevante del documental Democracia en vértigo es la fuerza de la narrativa que pone al descubierto –más aún, que demuestra– que en 2016 hubo un golpe de Estado en Brasil.

Desde el documental Democracia en vértigo (en ingles, Democracia em vertigem ) se estrenó, en 2019, las fuerzas de la derecha han estado haciendo todo lo posible para descalificar la película. Y por una sola razón: el documental pone al desnudo el proceso de desestabilización de la democracia brasileña, que culminó con el golpe de Estado que derrocó a la expresidenta Dilma Rousseff, en 2016, y la condena y encarcelamiento del expresidente Lula, sin pruebas —el lo que lo convirtió, por 580 días, en un preso político.

El argumento más frecuente es que la película es ficticia, no un documental basado en hechos. Esta discusión es irrelevante. La documentalista asume que la película es una interpretación de ella (pero no exclusivamente de ella, evidentemente) basada en hechos reales.

El documental de María Augusta Ramos, El proceso, sobre el acusación de Dilma, lanzada en mayo de 2018, ya había tenido un importante impacto internacional. Pero la película de Petra Costa toma claramente la posición de que el derrocamiento de Dilma fue un golpe parlamentario. Y esto es extremadamente relevante.

Es evidente que, como toda obra de carácter cultural, artístico, político, académico o científico, el documental de Petra Costa puede ser objeto de críticas. Pero lo que está pasando -sobre todo después de que la película fuera nominada al Oscar al Mejor Documental- es una avalancha de agresiones contra la película y contra el cineasta.

Por mi parte, reconozco que el tono melancólico –y hasta “llorón”, como decían muchos a los que no les gustó la película– de la voz de la narradora, la propia Petra Costa, no me gusta especialmente (prefería un tono más asertivo, tono contundente), pero no considero que esto sea precisamente un problema, ya que tiene una evidente relación con la consternación del cineasta con el Brasil de hoy, cuyos horrores estamos presenciando, y con el tono muy suave de la voz de Petra. Por otro lado, considero la opción por la narración confesional, que fusiona la vida personal y familiar del cineasta con la historia brasileña de las últimas décadas, uno de los puntos altos de la película, fundamental para dar más fuerza y ​​credibilidad a la historia narrada.

Y esto es lo más relevante del documental: la fuerza de la narrativa que deja al descubierto (más aún, que demuestra) que en 2016 hubo un golpe de Estado en Brasil. Y que la detención de Lula fue el resultado de este golpe para sacar del poder a la centroizquierda e impedir la continuidad de un proyecto de desarrollo nacional con inclusión social, un proyecto moderado, conciliador y gradual, pero, aun así, de inmenso impacto en este país que es uno de los campeones de las iniquidades y la injusticia social.

El documental de Petra Costa y equipo demuestra cómo este proceso de descalificación de la política, y ataques a la democracia, resultó en el ascenso de la extrema derecha al poder ejecutivo y el fortalecimiento de esa misma extrema derecha en el legislativo y en todo el sistema de Justicia. .

Todos los agentes responsables del golpe de 2016, que apoyaron y apoyaron el proceso de acusación de Dilma, puesta la capota: buscaron descalificar el documental calificándolo de “obra de ficción”. Está siendo insoportable, para los estafadores, aceptar la nominación al Oscar de la película. Precisamente el Oscar, el máximo galardón de la industria cinematográfica en los Estados Unidos de América, el país “modelo” para la gran mayoría de los entusiastas del “Fora PT”.

Finalmente, una declaración personal: el 7 de junio de 2016, en el encuentro de historiadores con Dilma por la democracia y contra el golpe, en el Palácio da Alvorada, estaba Petra Costa con su equipo.

Al final de la reunión —inolvidable, dado el momento crítico en que se llevó a cabo—, hablé brevemente con Petra dentro del autobús que nos llevaría al aeropuerto de Brasilia. No conocía su trabajo en ese momento. Recién después vi “Elena” (de 2012), una película de extrema sensibilidad, que recomiendo. Cuando le dije que era profesora de la UFMG, me dijo que era de Belo Horizonte. No he olvidado tu dulce mirada.

También al final del encuentro con Dilma, miembros del equipo de la película solicitaron personalmente a los historiadores las autorizaciones para el uso de nuestra imagen en el documental. Con miles de horas grabadas, Petra y el equipo de filmación evidentemente necesitaban seleccionar lo que encajaría en una película de dos horas. Y el encuentro de los historiadores con Dilma no llegó a la versión final. Pero Petra tiene una colección muy importante que, de estar disponible, podría servir a innumerables historiadores y científicos sociales que seguramente seguirán escribiendo sobre estos tiempos convulsos y oscuros, en los que la extrema derecha, de carácter neofascista, llegó al poder en Brasil

Las agresiones contra Petra Costa se han incrementado en los últimos días, incluyendo palabras de carácter inequívoco y misógino inequívoco (como “zorra”, “piraña”, etc. brasileña).

La defensa de Petra Costa, hoy, se confunde con la defensa de la democracia.

*Katia Gerab Baggio es historiador y profesor de Historia de las Américas en la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG).

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