por CHEN YIWEN*
De la ecología de Karl Marx a la teoría de la ecocivilización socialista
Frente a los urgentes desafíos ambientales a escala planetaria, la ecología marxista surge como un pilar fundamental de los análisis de izquierda en todo el mundo, representando un examen crítico de la crisis ambiental moderna. La comunidad académica china ha estado involucrada en la investigación de la ecología marxista desde la década de 1980, basándose tanto en los estudios marxistas tradicionales como en la historia de la modernización socialista.
Este enfoque difiere de la trayectoria de la ecología marxista en Occidente, que ha pasado por diferentes etapas: desde la negación o finalización de la ecología de Marx hasta su redescubrimiento y desarrollo.[ 1 ] Los académicos chinos han enfatizado desde el principio la interpretación de las concepciones ecológicas de Karl Marx y Friedrich Engels, y se han basado activamente en las contribuciones occidentales del ecomarxismo/ecosocialismo para formular una teoría de la civilización ecológica socialista (ecocivilización) con características distintivamente chinas.
Este artículo analiza algunos de los diferentes paradigmas de investigación y sus vías de desarrollo dentro de la ecología marxista china, y destaca los logros y desafíos que enfrenta este enfoque en China.
La interpretación del pensamiento ecológico de Marx y Engels
Interpretar el pensamiento ecológico de Marx y Engels implica no sólo elucidar sus concepciones ecológicas, sino también aplicar sus teorías al análisis del contexto histórico contemporáneo. La investigación sobre el pensamiento ecológico de Marx y Engels en China se caracteriza sobre todo por su enfoque filosófico y económico.
Los estudiosos de la economía buscan desarrollar una economía ambiental socialista basada en los textos clásicos del marxismo y enriquecida con características distintivamente chinas. En 1981, por ejemplo, Huang Shunji y Liu Jiongzhong exploraron la noción del desarrollo coordinado de la humanidad y la naturaleza, tal como se presenta en La capital.[ 2 ]
En 1983, Xu Dixin señaló que Karl Marx ya había introducido temas como el equilibrio ecológico y el metabolismo entre la humanidad y la naturaleza, proporcionando una base teórica para la economía ecológica.[ 3 ] Los académicos chinos coinciden ampliamente en que las fuerzas productivas, organizadas para maximizar las ganancias bajo el capitalismo, inevitablemente chocan con los imperativos de la conservación del medio ambiente. Sin embargo, la ventaja que ofrece el socialismo en términos de conservación del medio ambiente necesita ser explotada a través de la organización social de la producción y la gestión científica de los recursos naturales.
En el campo de la filosofía, los académicos chinos se han centrado en la concepción marxista de la naturaleza y sus implicaciones ecológicas. Alrededor del año 2000, por ejemplo, Huan Qingzhi y Xie Baojun publicaron sus interpretaciones de las ideas de Marx y Engels sobre la naturaleza desde la perspectiva de la filosofía ecológica.[ 4 ]
Buscaron demostrar que la concepción marxista de la naturaleza es una concepción práctica, dialéctica e históricamente materialista, que examina las cuestiones ambientales a través de la lente de la historia humana y la clase social. Esta concepción incorpora un pensamiento “rojo-verde”, combinando la emancipación ambiental y social en favor del desarrollo sostenible con un énfasis humanista.
Otra característica notable de la investigación sobre el pensamiento ecológico de Marx y Engels en China es su enfoque en la interpretación de las proposiciones fundamentales y el sistema teórico de sus ideas ecológicas. En cuanto a las proposiciones fundamentales, los académicos chinos se centran principalmente en la afirmación de que “la lógica del capital es la causa principal de la crisis ecológica”. A partir de esta proposición, los argumentos tienden a girar en torno a dos aspectos.
El primero de ellos analiza la oposición entre capital y ecología, discutiendo los principios centrales de la lógica del capital.[ 5 ] Un enfoque característico implica categorizar esta lógica más profundamente, haciendo una distinción entre “principio de utilización” y “principio de valoración”. El “principio de utilización” establece que la producción basada en el capital busca explotar continuamente la utilidad de la naturaleza, destacando que el capital ve a la naturaleza sólo como un instrumento de producción y reduce su valor de uso a valor de cambio a través de transacciones monetarias.
En consecuencia, este proceso acelera la mercantilización y capitalización de la naturaleza, mientras que el “principio de valorización” enfatiza la eterna búsqueda del capital por maximizar sus ganancias. Debido a este principio, la producción capitalista muestra una tendencia hacia la expansión infinita, que inevitablemente entra en conflicto con la finitud del ecosistema natural.
El segundo aspecto investiga los riesgos ecológicos inherentes a la lógica del capital dentro de la esfera de la producción y el consumo.[ 6 ] En primer lugar, se le da mayor importancia a la lógica del capital –una forma de razón económica que prioriza las ganancias. En este punto, la acumulación de capital se produce a través de una expansión de la producción, vista como perpetua. Esta búsqueda unilateral del beneficio no tiene en cuenta el orden metabólico natural de la Tierra ni la sostenibilidad ecológica. Además, la naturaleza del capital, es decir, su orientación al lucro, a menudo conduce a la aparición de agentes que carecen de una visión a largo plazo respecto de la protección del medio ambiente.
En segundo lugar, la visión utilitarista de la riqueza y el modo de vida consumista promovido por la lógica del capital reducen la naturaleza a la condición de mera utilidad en el proceso general de acumulación de capital. En la lógica del capital, las necesidades se satisfacen exclusivamente mediante el consumo de bienes, lo que agrava y justifica la destrucción ecológica. Finalmente, el capital promueve la globalización de las inversiones y del comercio, utilizando su hegemonía económica y política para explotar recursos y propagar crisis por todo el mundo, agravando la ruptura metabólica a escala planetaria.
Sin embargo, los académicos chinos sostienen que una crítica ecológica del capital no busca simplemente negarlo absolutamente. Por el contrario, abogan por un enfoque más dialéctico para discutir las funciones del capital y regularlo científicamente, poniendo su lógica al servicio de los objetivos de la emancipación humana y la sostenibilidad ecológica.[ 7 ]
Respecto a la construcción de un sistema teórico, los académicos chinos proponen básicamente tres líneas de pensamiento. El primero de ellos se centra en la economía ecológica.[ 8 ] En el corazón de este enfoque se encuentra el concepto de “surgimiento endógeno del medio ambiente ecológico”, que reconoce la existencia del medio ambiente ecológico no sólo como una condición externa para la supervivencia humana y el desarrollo social, sino también como una condición interna de las actividades humanas de producción material, constituyendo el principio estructurante del desarrollo económico y social.
Esta perspectiva promueve una comprensión unificada de la relación ecológica entre la humanidad y la naturaleza, así como la relación socioeconómica entre los individuos, proponiendo así una ley general de desarrollo económico y ecológico coordinado y sostenible. En este marco, la ecología marxista abarca varios aspectos, entre ellos la teoría del valor ecológico, que enfatiza la unidad entre la provisión natural de recursos para las necesidades humanas (valor extrínseco) y la dependencia humana de la naturaleza (valor intrínseco).
El marco general de la crítica incluye: (i) La teoría de la unidad dual[i] entre elementos ecológicos naturales y elementos socioeconómicos. (ii) La teoría del metabolismo, centrándose en la interconexión entre las leyes históricas de las relaciones ecológicas naturales y la dinámica socioeconómica. (iii) La teoría de la producción integral, enfatizando la compatibilidad entre la producción socioeconómica y la protección del medio ambiente. (iv) La teoría de las fuerzas productivas ampliadas, enfatizando la unidad entre las fuerzas productivas económicas y las fuerzas productivas naturales.
(v) La teoría de los ciclos materiales, enfatizando la interconexión entre los ciclos socioeconómicos y los ciclos ecológicos naturales. (vi) La teoría del desarrollo sostenible, que defiende la integración entre el desarrollo socioeconómico y el desarrollo ambientalmente sostenible. (vii) La teoría de una civilización integral, que propugna el desarrollo coordinado de las civilizaciones materiales, políticas, ético-culturales y ecológicas.
La segunda línea de pensamiento se centra en la “negación de la negación” en relación con la unidad, la alienación y la reconciliación entre la humanidad y la naturaleza.[ 9 ] Esta perspectiva divide la ecología marxista en tres elementos distintos, a saber: (a) La concepción de la naturaleza humanizada, enfatizando la unidad entre la humanidad y la naturaleza. (b) Crítica del capitalismo, centrándose en la alienación entre la humanidad y la naturaleza. (c) La perspectiva de la revolución comunista, destacando la reconciliación entre la humanidad y la naturaleza.
En cuanto al primero de estos elementos, la visión marxista de la naturaleza humanizada percibe la naturaleza como un producto moldeado por la práctica humana, concibiendo así a la humanidad, la naturaleza y la sociedad como una unidad cohesiva. Sin embargo, el modo de producción social determina la estructura específica y la trayectoria histórica de la humanización de la naturaleza. Respecto al segundo elemento, la lógica del capital en la sociedad moderna transforma la producción social en expropiación del trabajo y de los recursos naturales, dando lugar a una oposición entre humanidad y naturaleza. Finalmente, desde la perspectiva de la revolución comunista marxista, se pone énfasis en la supresión de la dominación del capital sobre la humanidad y la naturaleza, con el objetivo de resolver las contradicciones y conflictos entre ambos.
La tercera línea de pensamiento tiene la práctica como elemento central.[ 10 ] Paralelamente a las actividades prácticas de los seres humanos, se forma un marco fundamental que abarca las interacciones entre la humanidad y la naturaleza, entre la humanidad y la sociedad, y entre los propios seres humanos, junto con una estructura que incorpora las fuerzas productivas y las relaciones de producción, la base económica y la superestructura.
Así, la ecología marxista abarca: (1) Una concepción ecológica de la naturaleza, que enfatiza el respeto a sus leyes. (2) Una concepción ecológica de la sociedad, que busca la coexistencia armoniosa entre la sociedad y el medio ambiente. (3) Un enfoque ecológico del desarrollo, dedicado a satisfacer las necesidades ecológicas de la sociedad y lograr un desarrollo libre e integral.
(4) Una concepción ecológica de la economía, que promueva el desarrollo coordinado y sostenible de los intereses ecológicos y económicos. (5) Una concepción ecológica de la política, que prioriza la justicia ambiental y el papel central del proletariado en el proceso de transformación. (6) Una perspectiva ecológica de la cultura, que busca desarrollar la racionalidad ecológica y regular la racionalidad técnico-científica.
Como puede verse, la comunidad académica china ha desarrollado una comprensión profunda del pensamiento ecológico de Marx y Engels. Basándose en esto, los académicos chinos han propuesto una visión más integral de la ecología, así como un sistema teórico más sólido sobre la ecología marxista, haciéndola más adaptable a las realidades contemporáneas.
Reflexiones sobre el ecomarxismo
Desde la Reforma y la Apertura, China ha prestado mucha atención a las tendencias teóricas extranjeras. En este sentido, el estudio del ecomarxismo occidental se ha convertido gradualmente en un aspecto importante de la investigación sobre la ecología marxista en China.[ 11 ] Desde su recepción, los académicos chinos han mantenido una actitud de reflexión crítica, reconociendo que el ecomarxismo tiene sus orígenes predominantemente en Occidente y está marcado por una perspectiva occidental fuerte y subjetiva. Esta conciencia los llevó a considerar el contexto específico de China al profundizar en las teorías ecomarxistas.
En 1991 se publicó la edición china del libro. El marxismo occidental: una introducción, de Ben Agger, despertó un amplio interés en el estudio y la propagación del ecomarxismo en China. Las primeras investigaciones sobre esta corriente teórica en China se basaron en los trabajos de Agger y William Leiss, autor de La dominación de la naturaleza.[ 12 ] Sin embargo, a finales del siglo XX, el estudio del ecomarxismo todavía estaba en sus etapas iniciales. Consistió, ante todo, en una revisión e introducción destinada a presentar, comparar y evaluar las perspectivas teóricas generales del ecomarxismo. En esta etapa, la investigación no era exhaustiva ni profunda.
En el siglo XXI, especialmente después de 2005, cuando se establecieron formalmente los “Estudios del Marxismo en el Extranjero” como una subdisciplina de la disciplina principal de la Teoría Marxista en China,[ii] La investigación china sobre el ecomarxismo ha entrado en una nueva fase. Este período estuvo marcado por una amplia exploración del tema, caracterizada por investigaciones específicas sobre sus principales representantes, su evolución histórica y sus conceptos centrales. Un hito importante se produjo alrededor de 2008, cuando se publicaron varios trabajos académicos bajo los títulos de “ecomarxismo” y “marxismo ecológico”. Los investigadores comenzaron a abordar el estudio del ecomarxismo desde tres perspectivas principales.
La primera perspectiva resume las visiones teóricas y la trayectoria de desarrollo del ecomarxismo, a partir de su cronología y sus principales representantes. Por ejemplo, el libro Una introducción al marxismo ecológico (2007) compara en gran medida las teorías de Agger, James O'Connor, Joel Kovel y John Bellamy Foster, describiendo la evolución del ecomarxismo como una trayectoria que parte de esta corriente, avanza hacia el ecosocialismo y retorna a la ecología marxista.[ 13 ]
La segunda perspectiva examina las opiniones de algunos exponentes del ecomarxismo a través de la interpretación de textos. Por ejemplo, el libro Crítica ecológica: un estudio del marxismo ecológico de Foster (2008) analiza el marxismo ecológico de John Bellamy Foster a través de la interpretación textual y la observación cuidadosa de la historia de las ideas.[ 14 ] Como han dicho Wang Zhihe y otros, John Bellamy Foster es uno de los teóricos ecomarxistas que recibe más atención de los académicos chinos.[ 15 ]
Después de 2010, las publicaciones relacionadas con John Bellamy Foster incluyeron: Críticas, estructuración e inspiración: un estudio de las ideas ecomarxistas de Foster (2011) Un estudio sobre el pensamiento marxista ecológico de Foster (2013) Un estudio de los pensamientos marxistas ecológicos de Foster (2016) La crítica ecológica de la lógica del capital: una evaluación del pensamiento crítico ecológico de Foster en el campo del marxismo (2020) Investigación sobre el pensamiento de Foster sobre la justicia: desde el campo del ecomarxismo (2020) y Investigación sobre el marxismo ecológico de Foster (2023).[ 16 ]
Esta atención especial se puede atribuir a varios factores. Por un lado, John Bellamy Foster afirma la ecología marxista de manera inequívoca, presentando argumentos consistentes y detallados que se alinean estrechamente con las tendencias predominantes en la investigación marxista china. Por otra parte, Foster ha ido avanzando continuamente en su propia investigación teórica, profundizando su crítica ecológica del capitalismo en respuesta a temas contemporáneos como el Antropoceno y el decrecimiento, enfoques característicos del ecomarxismo moderno.
La tercera perspectiva consiste en estudiar el marco teórico del marxismo ecológico, a través del resumen de sus puntos centrales. Por ejemplo, el libro Crítica ecológica y utopía verde: un estudio de la teoría del marxismo ecológico (2009) resume cinco de sus aspectos teóricos, a saber: (i) Las implicaciones ecológicas del materialismo histórico. (ii) Crítica del sistema capitalista. (iii) Crítica del uso capitalista de la tecnología. (iv) Crítica de los valores consumistas. (v) Estrategias políticas ecológicas.[ 17 ]
El libro considera el marxismo ecológico como una crítica al capitalismo, basada en el materialismo histórico y centrada en la relación entre la humanidad y la naturaleza. Estos estudios temáticos ampliaron y profundizaron la comprensión del ecomarxismo en China, aunque en esta etapa los académicos chinos aún no lo empleaban eficazmente para analizar los problemas ambientales específicos del país.
Después de 2015, la investigación ecomarxista china experimentó una transición activa, evolucionando desde la mera transferencia de conocimientos al suministro de recursos ideológicos para analizar los desafíos ambientales de China. Este cambio se ha hecho particularmente visible en tres áreas clave, en las que los académicos chinos:
1) Se adentraron en el ecomarxismo centrándose en los aspectos fundamentales del progreso de China hacia la civilización ecológica, buscando fuentes de inspiración. Por ejemplo, Chen Xueming afirma que la esencia teórica del ecomarxismo reside en examinar las contradicciones entre las personas y entre la humanidad y la naturaleza.[iii] Para Chen, esta teoría enfatiza la importancia de la actividad productiva para la realización de los individuos, al tiempo que subraya la crítica al capitalismo como estrategia esencial para enfrentar los problemas ambientales. En consecuencia, se entiende que el progreso de la civilización ecológica en China está condicionado por una perspectiva de valores centrada en el ser humano que incorpora una forma de modernización basada en la coexistencia armoniosa de la humanidad y la naturaleza, así como un camino de desarrollo socialista.[ 18 ]
2) Aplicaron los principios básicos del ecomarxismo al contexto de las naciones en desarrollo tardío, lo que dio como resultado la formulación de una teoría de la civilización ecológica arraigada en el materialismo histórico. Por ejemplo, Wang Yuchen sostiene que el enfoque chino de la civilización ecológica debe implicar un análisis dialéctico de la interrelación entre el crecimiento económico, los avances tecnológicos y la protección del medio ambiente. Esta perspectiva resalta el potencial transformador de la civilización ecológica como alternativa al capitalismo, abogando por el desarrollo de una teoría alineada con los objetivos de la modernización socialista.[ 19 ]
3) Propusieron integrar el progreso de China en la civilización ecológica en el discurso de la izquierda verde global. Por ejemplo, Huan Qingzh sostiene que detrás de las medidas prácticas de gobernanza ambiental y desarrollo económico verde, el progreso de China en esta área encarna una profunda ideología política y una comprensión de las transformaciones socioecológicas. El objetivo es promover la integración y el fortalecimiento mutuo entre las políticas socialistas y los valores que conducen a la sostenibilidad ecológica, constituyendo así una dimensión importante de las iniciativas de la izquierda verde global.[ 20 ]
En consecuencia, a través de una investigación continua, la comunidad académica china se ha comprometido a desarrollar su propio ecomarxismo distintivo, empleándolo como herramienta para analizar el capitalismo contemporáneo y las crisis ecológicas. Al mismo tiempo, adopta medidas proactivas para situar la búsqueda socialista de China del progreso de la civilización ecológica en un contexto global. Si bien esta interpretación se inclina hacia perspectivas normativas, resalta la conciencia subjetiva en evolución dentro de la ecología marxista china, caracterizada por el deseo de abordar los desafíos contemporáneos y narrar las propias historias de China a través de teorías indígenas y una lengua vernácula propia.
La construcción de la teoría de la ecocivilización socialista
La teoría de la civilización ecológica socialista se destaca como un producto característico de la ecología marxista china. Aunque con frecuencia recurre a las ideas ecológicas de Marx y Engels y a los frutos teóricos del ecomarxismo, su principal enfoque se centra en el progreso de la ecocivilización socialista de China, así como en la interpretación de sus implicaciones teóricas y sus fundamentos marxistas.
Este enfoque enfatiza la necesidad y superioridad de los principios, sistemas e ideologías socialistas para abordar eficazmente los desafíos ambientales, al tiempo que describe las condiciones históricas necesarias para la realización de esas ventajas. Este esfuerzo contribuye al desarrollo de una teoría específicamente china de la transformación socioecológica “rojo-verde”, refiriéndose sobre todo a las investigaciones realizadas por Grupo de Investigación sobre la Ecocivilización Socialista en China, establecido conjuntamente por la Universidad de Pekín y la Oficina de Beijing de la Fundación Rosa Luxemburg en 2015.[ 21 ]
La promoción e implementación del concepto de civilización ecológica se atribuyen en gran medida a la interrelación entre el desarrollo político-estratégico de China y la investigación académica en el país. Desde la perspectiva del gobierno chino, la idea de la "civilización ecológica" se presentó oficialmente durante el XVII Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh) en 2007. Desde entonces, la civilización ecológica se ha convertido gradualmente en un componente central de la ideología política y la estrategia de gobernanza del Partido.
En términos de investigación académica, los chinos comenzaron a desarrollar teorías sobre la ecocivilización socialista ya en la década de 1980. Por ejemplo, en 1986, el agrónomo chino Ye Qianji propuso el concepto de “civilización ecológica”, que establece que “los seres humanos se benefician de la naturaleza y le devuelven beneficios: la transforman y la protegen, y deben mantener una relación armoniosa y unificada”.[ 22 ]
En 1988, el economista chino Liu Sihua propuso el concepto de “civilización ecológica socialista”, declarando que “la civilización socialista moderna es una unidad de alto nivel de civilización material socialista, civilización espiritual y civilización ecológica”.[ 23 ] En su opinión, el desarrollo coordinado entre la economía, la sociedad y la ecología natural es (o debería ser) la principal diferencia entre la modernización socialista y la modernización capitalista.
El carácter innovador de estos estudios, realizados por académicos chinos durante el siglo pasado, radica en el hecho de que: (i) Propusieron que el concepto de civilización ecológica se formulara con el objetivo de satisfacer las necesidades del desarrollo integral de las personas, enfatizando que la civilización ecológica encarna la plena realización de los valores socialistas y prioriza a las personas.
(ii) Analizaron la civilización ecológica en el contexto de la modernización socialista china, destacando su papel fundamental en la configuración de la relación entre la humanidad y la naturaleza en el marco del socialismo. (iii) Consideraron la civilización ecológica en el contexto de las interacciones entre la civilización material y la civilización espiritual. Al mismo tiempo, señalaron que la era de la civilización ecológica marca el amanecer de la verdadera civilización.
Al entrar en el siglo XXI, la comunidad académica china ha comenzado a explorar más profundamente los conceptos fundamentales de la civilización ecológica socialista. Una primera consideración se refiere precisamente a la comprensión teórica de esta forma de civilización. Hay dos interpretaciones predominantes: la primera traza la progresión desde la “civilización primitiva, la civilización agrícola, la civilización industrial y la civilización ecológica”, considerando esta última como una nueva etapa en la evolución civilizacional, más allá de la civilización industrial;[ 24 ] La segunda interpretación asocia la civilización ecológica con la secuencia “civilización material, civilización política, civilización espiritual, civilización social y civilización ecológica”, que juntas constituyen la civilización humana en su conjunto.[ 25 ]
Sin embargo, estas interpretaciones no integran plenamente el socialismo con la civilización ecológica. Según la teoría de la ecocivilización socialista, dicha civilización abarca tanto una visión de la civilización socialista como un modo de desarrollo que integra la sostenibilidad ecológica y los principios de justicia social. Este enfoque pretende, en esencia, construir una nueva civilización humana a través de la reconstrucción socialista de las relaciones sociales, junto con una transformación ecológica fundamental de los métodos de producción existentes de la humanidad, siendo el objetivo final la realización del comunismo, que implica la emancipación de la humanidad y de la naturaleza.[ 26 ]
El modificador “socialista” indica una manera específica de pensar y responder a los problemas ambientales, enfatizando también el cumplimiento de la orientación teórica marxista, los caminos del desarrollo socialista y el marco institucional de la propiedad pública de los recursos naturales.[ 27 ]
Una segunda consideración se refiere al sistema de valores de la civilización ecológica socialista. La comunidad académica china ha debatido durante mucho tiempo el contraste entre antropocentrismo y no antropocentrismo, y la tendencia predominante va desde la crítica del antropocentrismo a su reformulación. La teoría de la ecocivilización socialista aboga explícitamente por el humanismo, con el objetivo de satisfacer las necesidades de las personas de un medio ambiente ecológico saludable y de productos de alta calidad correspondientes de una manera más integral y equitativa. Este enfoque está en consonancia con la búsqueda marxista del desarrollo libre e holístico de la humanidad.[ 28 ]
Según este sistema de valores, el progreso de la ecocivilización socialista debe priorizar la justicia socioecológica. Esto implica no sólo el acceso igualitario a los derechos ambientales y la distribución equitativa de las respectivas responsabilidades a nivel social, sino también el cultivo del respeto y el cuidado de la naturaleza a nivel ecológico.
Una tercera consideración se refiere a la estrategia práctica asociada con la ecocivilización socialista. La comunidad académica china ha llegado a un consenso sobre la necesidad de defender el principio de “armonía entre la humanidad y la naturaleza” para promover una transformación integral y verde de la economía y la sociedad. Esto implica promover una gobernanza modernizadora del medio ambiente y la promoción de la economía verde, junto con el avance de reformas socialistas.
Basándose en este principio, una preocupación central entre los académicos chinos es cómo integrar la conservación ecológica como un elemento intrínseco y aspecto esencial de la modernización socialista.[ 29 ] Una pregunta es si –y en qué medida– las diversas iniciativas de transformación verde pueden contribuir al desarrollo y optimización del modelo socialista. En respuesta, la teoría de la ecocivilización socialista enfatiza que los esfuerzos contemporáneos de conservación ecológica no deberían ser impulsados por el capital privado o los mecanismos del mercado.
Se aboga, en cambio, por acciones sociales colectivas guiadas por los principios básicos del sistema socialista y de la organización política. En este proceso, la participación pública institucionalizada y continua, así como la compartición de los recursos naturales, sirven como base económica y son fundamentales para garantizar el carácter socialista de la conservación ecológica.[ 30 ]
En 2012, el XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China desarrolló un discurso político sobre la civilización ecológica, resumido como “El pensamiento de Xi Jinping sobre la ecocivilización”. Para proporcionar una base teórica y científica a este discurso, la comunidad académica china inició un análisis sistemático de las teorías socialistas de la civilización ecológica, proponiendo una serie de nuevos conceptos.[ 31 ]
Los conceptos centrales más importantes son los de “comunidad de vida” y “modernización de la coexistencia armoniosa entre la humanidad y la naturaleza”. Estos dos conceptos constituyen, respectivamente, el fundamento filosófico y el principio práctico de la teoría de la ecocivilización socialista.
El concepto de “comunidad de vida” puede articularse además en tres dimensiones, a saber: a) “Comunidad de vida en las montañas, ríos, lagos, tierras agrícolas y pastos”. (b) “Comunidad de vida para la humanidad y la naturaleza”. (c) “Comunidad de toda la vida en la Tierra”.
La primera dimensión se refiere a la integridad del ecosistema y a la estrecha interacción entre sus diversos componentes. Esto significa que las actividades humanas deben basarse en la percepción de la naturaleza como un todo organizado o como un organismo vivo. La segunda dimensión busca desafiar la dicotomía entre humanidad y naturaleza, prevaleciente en el pensamiento filosófico moderno, así como enfatizar su interrelación simbiótica. Esto pone de relieve la necesidad de que los seres humanos se adapten a las leyes de la naturaleza y acepten las limitaciones del ecosistema.
La tercera dimensión, la “comunidad de toda la vida en la Tierra”, es otra forma de expresar el concepto de “comunidad de futuro compartido para la humanidad” en el ámbito ambiental. Destaca que ninguna nación o región, independientemente de su poder económico o político, puede determinar unilateralmente su propio destino, y mucho menos el de todo el planeta. Aunque resaltan aspectos diferentes, el núcleo de estas tres dimensiones conceptuales refuerza el imperativo de que la humanidad debe coexistir armoniosamente con la naturaleza.
El concepto de “modernización de la coexistencia armoniosa entre la humanidad y la naturaleza” es un enfoque práctico que tiene como objetivo salvaguardar la comunidad de vida en el contexto de la modernización; más específicamente, lograr la coexistencia armoniosa entre la humanidad y la naturaleza a través de una nueva forma de modernización. Es esencial diferenciar este concepto en la teoría de la ecocivilización socialista de la noción de “modernización ecológica” que surgió en Europa a mediados y fines de la década de 1980.
La modernización ecológica, prevaleciente en las naciones capitalistas desarrolladas, busca mejorar gradualmente la calidad ambiental a través de mejoras económicas y tecnológicas, así como ajustes en la administración pública (incluido el uso creciente de mecanismos de mercado), generalmente sin desafiar los principios fundamentales del capitalismo. En cambio, la modernización de la coexistencia armoniosa entre la humanidad y la naturaleza, apoyada en los principios básicos del socialismo y liderada por un partido marxista gobernante, es capaz de resistir la subyugación impuesta por los intereses capitalistas, además de enfatizar la planificación estratégica de largo plazo y las prácticas progresistas.
Si bien se inspira en algunas estrategias utilizadas por otros países para llevar a cabo la modernización ecológica, como el comercio de emisiones de carbono, la modernización de la coexistencia armoniosa entre la humanidad y la naturaleza garantiza que todas las medidas adoptadas permanezcan en línea con los principios socialistas. Por lo tanto, los enfoques de modernización ecológica se consideran en términos de sus respectivos modelos de desarrollo y los contextos sociales en los que operan.
Una de las proposiciones fundamentales –quizás la más importante– está resumida en la frase “las aguas claras y las montañas verdes son activos invaluables”. La formulación completa de esta propuesta la formuló Xi Jinping en 2013, cuando declaró: «No solo queremos montañas de oro, sino también montañas de verde. Si tuviéramos que elegir entre ambas, preferiríamos las verdes a las de oro. En cualquier caso, las montañas verdes son en sí mismas montañas de oro».[ 32 ]
La comunidad académica china realizó una investigación teórica sobre este pasaje y lo consideró una de las formulaciones más representativas de la teoría de la ecocivilización socialista. Como la idea implícita no es oscura y puede difundirse fácilmente entre las autoridades gubernamentales y el público, tiene un mayor efecto práctico.
En la teoría de la ecocivilización socialista, la proposición de que “las aguas claras y las montañas verdes son bienes invaluables” abarca tres perspectivas esenciales, a saber: (i) La defensa del principio de primacía ecológica en la coexistencia armoniosa entre la humanidad y la naturaleza. Este principio establece que las actividades humanas no deben exceder los límites de los recursos naturales y del medio ambiente. En cambio, los humanos deben permitir a la naturaleza suficiente tiempo y espacio para recuperarse, ya que cualquier daño causado a la naturaleza, en última instancia, repercute en los humanos.
(ii) La adopción de un enfoque dialéctico de la relación entre el desarrollo económico y la protección del medio ambiente. Esta perspectiva propugna una relación sana en la que el desarrollo económico y la protección del medio ambiente se refuercen mutuamente, lo que requiere modelos de desarrollo innovadores y sistemas políticos y económicos correspondientes. Esto es particularmente crucial para la China contemporánea, que se encuentra en las etapas media y tardía del proceso de modernización.
(iii) La búsqueda de la transformación racional y científica de la riqueza natural en prosperidad económica y social. Esta perspectiva reconoce que un medio ambiente ecológico sano es un patrimonio colectivo de la humanidad y debe protegerse y utilizarse para mejorar la calidad de vida de las personas en condiciones apropiadas. El factor clave es identificar un camino científico de transformación que esté alineado con los principios de la naturaleza y la economía. Por tanto, la esencia de la implementación de la filosofía expresada en la máxima “las aguas claras y las montañas verdes son bienes invaluables” radica en la transformación ecológica del modelo productivo y de los estilos de vida, con el objetivo de fomentar un camino de modernización caracterizado por la primacía ecológica, el desarrollo verde y la promoción del bienestar de las personas, impulsándonos así hacia un futuro guiado por la ecocivilización socialista.
Por lo tanto, a medida que el gobierno chino continúa desarrollando la conservación ecológica en todos los frentes, la discusión teórica sobre la práctica y la teoría de la ecocivilización socialista dentro de la comunidad académica china surge como un componente importante para profundizar la investigación en ecología marxista. Esto permite formular los principios generales de esta corriente de pensamiento de acuerdo con las realidades sociales e históricas de China, conduciendo al desarrollo de nuevos discursos teóricos, resaltando así la posición independiente de la comunidad académica en la elección de sus objetos de investigación.
Esta profundización también significa que los académicos chinos se han vuelto más proactivos en el uso de sus discursos y conceptos teóricos originales para abordar sus propios desafíos (y también los desafíos globales), lo que marca un paso crucial para que la humanidad una sus fuerzas para enfrentar las crisis ecológicas.
Conclusión
Un examen de la trayectoria de los estudios de ecología marxista en China desde la década de 1980 revela que se ha convertido en un área de estudio vibrante y prolífica en la academia china contemporánea. Las investigaciones en este campo han producido resultados importantes en tres frentes principales, a saber: (1) Interpretaciones de las perspectivas ecológicas de Marx y Engels. (2) Interpretaciones de los fundamentos teóricos del ecomarxismo. (3) Exploraciones de la teoría de la ecocivilización socialista.
Vale la pena señalar que la exploración de la teoría de la ecocivilización socialista se ha profundizado considerablemente en los últimos años, pasando de la investigación sobre la teoría fundamental de la civilización ecológica al análisis teórico de la conservación ecológica en China y la formulación de marcos discursivos. Al mismo tiempo, la investigación sobre el marxismo clásico y el ecomarxismo proporcionó fundamentos teóricos y marcos metodológicos para los estudios de la teoría de la ecocivilización socialista.
Esta investigación también demostró que estos tres dominios no son independientes. Por el contrario, presentan trayectorias interrelacionadas y progresivas. De hecho, la ecología marxista en China siempre ha sido una respuesta teórica para abordar los problemas que han surgido a lo largo del proceso de modernización socialista del país y los desafíos ambientales asociados a él. A principios del siglo XXI, la investigación sobre la ecología marxista se centró principalmente en explorar los textos marxistas clásicos y las fronteras académicas globales.
Sin embargo, la continua evolución de la trayectoria de China hacia la civilización ecológica ha provocado un cambio en los estudios sobre la ecología marxista. Este cambio implica la transición de una fase, hasta entonces centrada en la comprensión de las filosofías ecológicas de Marx y Engels y la exploración del eco-marxismo, a una nueva fase dominada por el paradigma de la “sinización del marxismo”.
El panorama contemporáneo de la ecología marxista en China representa una importante transformación histórica producida tanto por avances teóricos como por aplicaciones prácticas. A lo largo de cuatro décadas, los académicos chinos han acumulado un vasto cuerpo de conocimiento intelectual y metodológico centrado en el estudio del marxismo. Por ejemplo, la comunidad académica en China ha participado en debates más profundos sobre la relación entre el estudio de textos clásicos en la investigación marxista y cuestiones del mundo real.[ 33 ]
Destacan que los conceptos de “retorno al marxismo” y “desarrollo del marxismo” deben ser interdependientes y estar perfectamente integrados. Es fundamental priorizar la realidad y promover continuamente innovaciones teóricas y metodológicas. Este enfoque busca facilitar la transición de la ecología marxista desde conceptos abstractos y la construcción de principios universales a una investigación independiente centrada en las realidades de la sociedad china y su lógica práctica.
Además, los esfuerzos de China en materia de conservación ecológica representan una práctica histórica importante dentro de un marco socialista, que ofrece oportunidades reales y un espacio innovador para el desarrollo de la ecología marxista china. En particular, esto plantea una serie de cuestiones teóricas que deben investigarse.[ 34 ] Por ejemplo, ¿qué esfuerzos han contribuido al éxito de las iniciativas de conservación ecológica de China? ¿Qué papel jugó el sistema socialista en estos logros? ¿Cómo integrar eficazmente el marxismo/socialismo y los estudios ecológicos?
Esto significa que la ecología marxista contemporánea en China necesita no sólo fundamentar científicamente las crisis ecológicas prevalecientes en las sociedades capitalistas y la necesaria reconciliación entre los seres humanos -y entre la humanidad y la naturaleza- en la deseada sociedad comunista, sino también aclarar cómo el progreso de la civilización ecológica en la etapa temprana del socialismo puede lograr la trascendencia histórica del capitalismo y del capitalismo verde, realizando la “transformación rojo-verde” en las etapas media y avanzada del socialismo.
En la actualidad, la investigación sobre la ecología marxista en China aún no ha proporcionado respuestas teóricas totalmente convincentes a las preguntas mencionadas anteriormente y, en el proceso, existen varios desafíos y limitaciones en términos de perspectivas y metodologías de investigación. Entre estos desafíos destacan sobre todo las limitaciones que imponen los límites disciplinarios.
En el marco disciplinario de la teoría marxista establecida en China, las teorías ecológicas de Marx y Engels, el marxismo ecológico y la teoría de la ecocivilización socialista se clasifican en subdisciplinas distintas, respectivamente: Principios fundamentales del marxismo; Estudios sobre el marxismo en el extranjero; El marxismo en el contexto chino.
Esta división limita la comprensión holística y la investigación exhaustiva de la ecología marxista, obstaculizando la sinergia entre los textos marxistas clásicos, las fronteras académicas globales y los estudios teóricos indígenas realizados en China.
El segundo desafío es la dependencia excesiva de los métodos de interpretación textual. Debido a la insuficiente comprensión y aplicación de los conocimientos y metodologías de las humanidades ambientales y las ciencias sociales en un sentido más amplio, la investigación actual sobre la ecología marxista en China a menudo se limita a generalizar o incluso repetir las ideas de Marx y Engels, los académicos ecomarxistas y los documentos gubernamentales sobre políticas de conservación ecológica. Como resultado, se vuelve difícil realizar un análisis riguroso de la razonabilidad lógica y la viabilidad práctica de las teorías y políticas existentes, y aún más difícil desarrollar conocimientos y metodologías cognitivas originales.
El tercer desafío se deriva de los cambios ambientales del mundo real. Mientras China enfrenta el empeoramiento de las condiciones ambientales internacionales, garantizar la seguridad ideológica y fortalecer la independencia de los sistemas de conocimiento se han convertido en preocupaciones importantes en la investigación académica china. En este contexto, los académicos chinos deberían considerar cuidadosamente cómo equilibrar la investigación teórica general con el valor de las reflexiones críticas y cómo transformar la interpretación de un discurso político en la construcción de un discurso académico.
Para afrontar estas complejidades es necesario que los investigadores chinos contemporáneos de la ecología marxista tengan coraje y sabiduría, y busquen desarrollar ideas y soluciones originales capaces de promover un progreso continuo en el desarrollo de la ecocivilización socialista.
*Chen Yiwen es profesor de la Escuela de Marxismo de la Universidad de Tsinghua en Beijing.
Traducción: Ricardo d'Arêde.
Publicado originalmente en Revisión mensual.
Notas
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[3] XU, Dixin. Marx y la economía ecológica: conmemoración del centenario de la muerte de Marx. Frente de Ciencias Sociales, n. 100, 3. pág. 1983–50.
[4] HUAN, Qingzhi. El descubrimiento del valor del medio ambiente natural: un estudio de la visión de Marx y Engels de la naturaleza en el entorno moderno. Nanning: Prensa Popular de Guangxi, 1994. XIE, Baojun. Las implicaciones ecofilosóficas de la visión de la naturaleza de Marx. Harbin: Prensa popular de Heilongjiang, 2002.
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[29] ZHOU, Yang. Estudio sobre el progreso de la civilización ecológica bajo el Plan Integrado de Cinco Esferas. Pekín: China Book Press, 2019.
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[31] ZHANG, Yunfei. Una introducción al sistema discursivo del pensamiento de Xi Jinping sobre la ecocivilización. Sonda, n. 208, v. 4, 2019. pág. 22–31.HUAN, Qingzhi. Muestra sistemática, conceptos centrales y proposiciones básicas del pensamiento de Xi Jinping sobre la civilización ecológica. Mensual Académico, n. 628, v. 9, 2021. pág. 5–16.
[32] XI JINPING citado en CHINA MEDIA PROJECT. Aguas verdes y montañas verdes. 16 de abril de 2021.
[33] WANG, Dong. La relación entre la investigación basada en tesis y la innovación teórica. Mensual Académico, n. 1, 2003. pág. 8–11. WU, Xiaoming. Sobre la afirmación independiente de los académicos chinos. Shanghái: Fudan University Press, 2016.
[34] WANG, Zhihe; ÉL, Huili; FAN, Meijun. El debate sobre la civilización ecológica en China. Revista mensual, v. 66, n. 6 de noviembre de 2014. p. 37–59.
notas del traductor
[i] Es importante señalar que la perspectiva ecomarxista enfatiza la relación dialéctica entre sociedad y naturaleza, mientras que la expresión utilizada en el texto inglés —“dual unity” (unidad dual) - puede sugerir una separación dualista/binaria imprecisa en los enfoques marxistas.
[ii] En el texto en inglés hay un error en la estructura del tema en cuestión, donde dice “Estudios sobre el marxismo en el extranjero como especialidad dentro de la disciplina secundaria de la teoría marxista en China”. Según el Ministerio de Educación de China, en 2005 la disciplina principal figuraba como Teoría Marxista; la subdisciplina figuraba como Estudios sobre el Marxismo en el Extranjero; y el área de especialización de esta subdisciplina era Ecomarxismo, incluida como línea prioritaria de investigación en 2015. Se decidió hacer esta corrección, siguiendo la estructura presentada por el Ministerio de Educación, cf. http://www.moe.gov.cn/srcsite/A22/moe_833/200512/t20051223_88437.html (para fines de ubicación del sitio web: Teoría marxista (马克思主义理论, código 0305); Estudios/Investigaciones sobre el marxismo en el extranjero (国外马克思主义研究, código 030504). [iii] El texto en inglés, donde dice “La esencia del ecomarxismo reside [en] Observando las contradicciones entre las personas [y a través de] Observando las contradicciones entre la humanidad y la naturaleza” — presenta una ambigüedad estructural entre in e y mediante, resaltado entre corchetes, y podría ser el resultado de una expresión truncada que significaría “reside em observar las contradicciones entre las personas y, a través de [de ellos], observar las contradicciones entre la humanidad y la naturaleza”, lo que representaría un significado y, a través de [ellos]”. Dada la imprecisión, se decidió
