es tiempo de guerra

Edwin Sánchez. Bestiario (Foto Laura Imery-IDARTES). Colección sobre un lugar específico de Bogotá con objetos, informes y documentos recopilados. Instalación. Bogotá, Colombia, 2020.
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por MARCOS SILVA*

Clase Inaugural del Curso de Historia de la FFLCH-USP, 2021

Para Esmeralda Blanco B. Moura (*1948 / +2021), historiadora y profesora del Departamento de Historia de la FFLCH/USP, siempre bienvenida.

El compositor brasileño Chico Buarque creó una canción, en 1968, con el título “Benvinda”. Exploró la homofonía de ese nombre propio con el adjetivo bienvenido[i]. La hermosa letra de la canción contrasta el universo personal, amoroso y afectivo de persona poesía al mundo del aislamiento impuesto por la dictadura brasileña de 1964/1985, para ser roto por la esperanza y el encuentro entre los seres humanos, mundo nuevo y vida nueva. Bienvenido es una persona, Benvinda. Bienvenidos y bienvenidos somos todos, dotados de nombres propios, Benvindos y Benvindos, mundo nuevo y vida nueva.

Un poema del dramaturgo y director de teatro Bertolt Brecht (1898/1956), con el título “A los que vendrán después de nosotros”, fue convertido en canción por los compositores brasileños Edu Lobo (1943/…) y también por el actor y dramaturgo Gianfrancesco Guarnieri (1934/2006). El título de la canción es “Vivo en tiempos de guerra” y apareció en Brasil en 1965, un año después del inicio de una dictadura. Esta canción recuerda, en el estribillo: “Es tiempo de guerra, / Es tiempo sin sol”.[ii].

Palabras tan aterradoras sugieren la discontinuidad de la vida: sin el sol, reina la noche permanente, desaparece la fotosíntesis, los sujetos humanos y casi todos los demás seres vivos dejan de existir. La guerra, por tanto, es el gran enemigo de la humanidad, contra el sol y la vida. La imagen del sol, simbólicamente, hace referencia a la luz, al conocimiento, como ya se observa en el filósofo griego Platón (aproximadamente 428/348 a.C.) y en distintas mitologías[iii]. Su ausencia, en términos poéticos, significa ceguera múltiple.

Otra canción, ahora de los compositores brasileños Carlos Lyra (1933/…) y también del poeta y dramaturgo Vinicius de Morais (1913/1980), “Marcha da Quarta-Feira de Ashes”, enunciada en 1964, año en que comenzó aquella dictadura : “(…) Y sin embargo, hay que cantar, / Más que nunca hay que cantar, / Hay que cantar y alegrar la ciudad.”[iv]. Son versos cantados, la letra y la melodía se dicen en un acto contra la tristeza de un mundo sin carnaval, sin canto colectivo, sin belleza – y contra la dictadura de entonces, en sus inicios.

Sabemos, desde el filósofo griego Aristóteles (384/322 aC), que la Poesía no es Historia, como campo de escritura y conocimiento, sino que legítimamente habla de todo (incluso de la Historia) y puede servir de inspiración para el trabajo de los Historiadores, como nos enseñó después el filósofo alemán Walter Benjamin (1892/1940), que murió tratando de huir del nazismo[V]. Homero (probablemente 928/898 aC), poeta de la antigua Grecia, habló de la guerra de Troya, sus héroes y criminales; Charles Baudelaire (1821/1867), poeta francés, caracterizó la ciudad que le fue contemporánea como impersonal y sin continuidad en los contactos humanos, un escenario capitalista de desamor.[VI].

Excelentes letristas brasileños contemporáneos, como Chico Buarque y Caetano Veloso (1942/…), prefieren declarar que Letras no son Poesía. Pero el diálogo entre tales géneros textuales es muy frecuente, en Brasil y en otros países, además de que algunos Letristas son Poetas respetados o muchos Poetas tienen muchos de sus textos transformados en canciones. Como es sabido, el compositor estadounidense Bob Dylan (1941/…) recibió el Premio Nobel de Literatura y el brasileño Chico Buarque fue galardonado con el muy prestigioso Premio Lusófono Camões: Letra, por lo tanto, puede ser Literatura.

Los binomios Lobo/Guarnieri y Lyra/Morais produjeron dentro de una dictadura que fue y siguió siendo guerra (élites militares y civiles contra los pobres, en el período 1964/1985 y hasta hoy, con breves intervalos) y utilizaron recursos poéticos para denunciar su atrocidades. Establecieron paralelismos con el nazismo, en el caso de Lobo y Guarnieri, y con Festa como Resistencia, en Lyra y Morais. El último campo poético y político lo retomó luego la película de Cacá Diegues Cuando llega el carnaval, de 1972[Vii].

No me refiero aquí sólo a las guerras entre estados nacionales, que se atacan militarmente y envían a la muerte a los jóvenes, condenando a otros grupos de edad al hambre, la falta de vivienda, las enfermedades y los bombardeos. Hablo también de guerras en la vida cotidiana, entre gobiernos y poblaciones civiles de la misma nacionalidad, entre sectores sociales de estas poblaciones. Las armas utilizadas para matar a hombres y mujeres de diferentes grupos de edad, en la actual cotidianidad brasileña de guerras, son la falta de vacunas, falta de alimentos, falta de empleo, falta de vivienda, falta de ajuste salarial. “Tiempo sin sol”. Estamos en el espacio de la lucha de clases y otras luchas sociales. Los jóvenes (o ya no jóvenes) asesinados en estas guerras internas en Brasil son mayoritariamente negros y pobres, pero otras etnias y clases sociales no pueden considerarse seguras.

no somos cantantes “(…) Y sin embargo, hay que cantar”, reflexionad sobre el sentido poético y crítico de este acto: nuestro silencio reforzaría todas aquellas faltas y consolidaría el poder de quienes las produjeron y las producen, en nombre del provecho que cosifica al ser humano.

Indico un espacio geográfico en el título de este escrito: Brasil. El Historiador, más que registrar y narrar, debe problematizar sus recortes, como hice yo en relación al concepto de guerra. Brasil nunca es solo Brasil (hay relaciones con diferentes partes del mundo) ni es uniformidad (hay diferencias internas entre clases sociales, etnias, géneros, grupos de edad, regiones, etc.). Es un razonamiento que también se aplica a otros países. Acercarse a cualquier país es pensar en tensiones, contrastes, armonías y acuerdos.

Todavía grabo un tiempo, 2021, nuestro hoy. Mucha gente todavía piensa que los historiadores son profesionales especializados en el pasado. Ignoran que los historiadores Tucídides (460/400 a. C.) y Heródoto (485/425 a. C.) y que los filósofos Maquiavelo (1469/1527) y Marx (1818/1883) escribieron sobre sus contemporaneidades[Viii]. Y se olvidan de indagar sobre el contenido de ese pasado, sobre las relaciones entre hombres y mujeres que se daban a diario y que estaban presentes para tales seres.

El pasado no es monológico, no se cierra sobre sí mismo. Fue presente y es retomado por otros presentes, que cada día se convierten en pasado y se proyectan hacia distintos futuros, nuevos presentes y, más tarde, también pasados. Abordar la llamada presente como relaciones entre hombres y mujeres, por tanto, es también tarea de los historiadores, que no olvidan los distintos pasados ​​y buscan establecer relaciones entre temporalidades, incluyendo futuros posibles y, preferentemente, mejores.

Nuestro tiempo de guerras es de guerras presentes, que nos atacan directamente, pero también de guerras pasadas, que no terminaron sin dejar huella, y de posibles guerras futuras, que podemos tratar de evitar. Vemos, en el cine o la televisión, películas que hablan de diferentes guerras como recién pasadas -la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, con sus horrores de matanzas, culto a la muerte, lanzamiento de artefactos atómicos contra seres humanos, que no están sólo en el El pasado, como lo demuestran los gobernantes de hoy que reeditan ceremoniales nazis y similares, dan continuidad al nazismo y sus políticas de exterminio de opositores políticos, sectores de clases sociales, etnias. La historia, como campo del saber, aborda las guerras presentes, sin poder ignorar las guerras pasadas porque unas están en las otras, ni callar ante la amenaza de las guerras futuras, que construiremos, dificultaremos o impediremos, desde los campos de la disputa política donde operamos. Nuestro horizonte de trabajo crítico se basa en referentes científicos, expresados ​​en métodos y técnicas de trabajo.

Esta es una de las razones por las que el Historiador necesita aprender sobre diferentes temporalidades y diferentes sociedades. La Historia, campo del Saber, existe en las condiciones de espejo y ventana. A través de la Historia, aprendemos lo que somos, individualmente y en la diversidad de colectivos (espejo). Pero la historia también enseña sobre lo que no somos inmediatamente, sobre otros períodos, otras sociedades, otros grupos en nuestra propia sociedad (ventana)[Ex]. No vale la pena centrarse solo en supuestas genealogías directas de lo que declaramos ser: país del mundo autodesignado como occidental, presunto heredero de la Grecia y Roma clásicas idealizadas, a través de la fotogénica Europa medieval y moderna. Otras genealogías quedan silenciadas en este apartado: África y la América precolonial, más la infinidad de nacionalidades que emigraron aquí, incluidos los asiáticos, y aquellos con los que tenemos poco contacto, como los de Oceanía. No es posible ignorar otras partes del mundo que se dice que están globalizadas. Cuando una parte del mundo se designa como Occidente, en un planeta que es una esfera, las otras partes son tratadas como algo externo, como un resto. Realmente necesitamos conocer China, Angola, India, Ecuador, Japón, Haití, Australia, etc. en diferentes temporalidades.

Nos formamos y actuamos como Historiadoras en una sociedad específica, en Brasil, una realidad con múltiples rostros – las mencionadas diferencias de clase, género, etnia, etc. Estudiamos en portugués, pero necesitamos dominar otros lenguajes científicos para ampliar nuestro conocimiento, llegando a publicaciones extranjeras sobre diferentes problemas, incluso temas brasileños. Recuerdo a un profesor mío, en el primer año de graduación en Historia de esta FFLCH/USP, en los años 70 del siglo pasado, señalando lo que él consideraba obvio: saber inglés, francés y español. Y un poco más de italiano y alemán, al menos para saber usar un diccionario, según él. E incluso idiomas específicos para determinados problemas que queramos estudiar en la vida: la lista es interminable, cualquiera que quiera investigar sobre la antigua Grecia necesitará saber griego clásico y demás.

Pocos dominaremos todos estos idiomas a nivel de fluidez, pero necesitaremos saber manejar cada uno de ellos a un nivel que permita la lectura. El dominio de algunos idiomas es fundamental para que tengamos acceso a uno de los instrumentos básicos de trabajo del Historiador: la lectura crítica de la Historiografía disponible, es decir, el Conocimiento Histórico producido en diferentes épocas y países. No siempre podemos contar con traducciones, ya sea por el intervalo entre la publicación original y su versión en nuestro idioma nacional (en el caso de artículos en revistas especializadas, esto es muy grave por el carácter actualizado de las investigaciones publicadas allí), o por la calidad, que no siempre es confiable. , de las traducciones disponibles, especialmente el uso de falsos cognados, traduciendo la palabra francesa "collecteur", aplicada a las sociedades tribales, como colector y no colector. En términos de investigación, el dominio del lenguaje de la sociedad elegida para el estudio debe ser extenso, incluso cuando se trabaja con fuentes de época que no son solo textuales: ninguna fuente histórica prescinde de otras modalidades de registro de experiencias humanas, cualquiera que investigue pintura necesitará conocer textos y mapas de época, además de otro tipo de documentos, etc.

Hablaba de fuentes: el Historiador siempre trabaja con materiales producidos por la sociedad de la que habla, ya sean textos, edificios, otros objetos materiales, entrevistas grabadas, producciones artísticas en diferentes idiomas, la lista es interminable. Sin estos documentos, el profesional de la Historia quedaría reducido a la condición de divulgar lo que otros han investigado. Las fuentes de la época son puestas por el investigador en diálogo con la Historiografía ya producida y con el arsenal teórico adecuado a su comprensión –elementos de Filosofía, Economía, Lingüística, Psicología, etc.

La relación del Historiador con los diferentes documentos es de celo técnico y autonomía interpretativa, basada en criterios científicos. Estos profesionales no son repetidores de lo que dicen los documentos. Cada Historiador reflexiona críticamente sobre sus documentos de investigación, explica su producción y circulación originales, problematiza sus contenidos desde distintos enfoques conceptuales e historiográficos.

El régimen de la Historia como discurso erudito (investigación y docencia) dialoga con el régimen de la Política como práctica social (relaciones de poder), teniendo como terreno común la disputa por la Memoria. Los historiadores no son ajenos a la Política, pero su régimen de pensamiento y escritura es el suyo propio. Entiendo que es necesario un esfuerzo para garantizar las especificidades del Conocimiento Histórico, sin perder el terreno político que lo hace posible –acceso a documentos o censura por parte de diferentes instituciones, condiciones de trabajo, presencia en la Cultura de diferentes grupos sociales, etc. Y volvemos a la cuestión de la Historia del Tiempo Presente.

Los historiadores se especializan en el estudio de diferentes períodos de la historia y todos son de suma importancia para este campo. Algunos de esos profesionales se dedican a la Historia del Tiempo Presente o Historia Inmediata, género de estudios que, con sus configuraciones específicas, participó en la invención griega de este campo del Saber, se siguió practicando a lo largo del tiempo, de múltiples formas, y tendía a ser desvalorizado por algunos profesionales del área, que lo consideraban menor, afín al Periodismo (recuerdo que autores geniales como Karl Marx y Euclides da Cunha escribieron para periódicos), confundido con la práctica política, falto de un saber dotado de método. Los investigadores de Historia Oral también son comparados peyorativamente con los Periodistas, nuestros parias: ¿seremos brahmanes para estos parias?

Es importante entender los métodos de esta Historia del Tiempo Presente o Historia Inmediata, para entender que sus relaciones con el Periodismo no pueden confundirse con falta de rigor.[X]. Esta Historia se enfrenta a una infinidad de documentos disponibles (medios de comunicación, informes gubernamentales, personajes a entrevistar, Cultura Material), generalmente dispersos; y coexiste con otra infinidad de fuentes inaccesibles (secreto gubernamental y empresarial, textos e imágenes que son destruidos por sus productores tras su uso inmediato, etc.). Nunca será un género único ni aislado de la investigación histórica, así como los demás géneros de este universo no pueden aspirar a la hegemonía unos sobre otros.[Xi]. Pero además de hablar históricamente del Tiempo Presente o Inmediato, tiene una peculiar importancia para otros especialistas en Historia: explicar el tiempo del que hablan todos los Historiadores, dedicados al estudio de las más diversas épocas.

La mayoría de estos profesionales abordan directamente tiempos diferentes al que viven en sus investigaciones, y esto es muy bueno, incluso necesario. Ninguno de ellos, sin embargo, logra despojarse de su propio tiempo, ya sea en los aparatos técnicos que utilizan (en nuestros días, computadoras, laboratorios, universo conceptual de diferentes campos del conocimiento, dispositivos de reproducción de imagen y sonido, etc.), o en las preguntas de referencia sobre el mundo que es parte de su experiencia cultural como mujer o como hombre, incluyendo dimensiones de clase social, etnia, grupo de edad, género y tantas más en luchas o negociaciones.

El conocimiento histórico habla de diferencias y continuidades entre períodos y sociedades. Si cualquier historiador, al abordar un período diferente al suyo, se limitara a repetir su temporalidad inmediata de experiencias, proyectándolas a otros tiempos y sociedades, ese campo de estudio perdería su razón de ser, se consolidaría una especie de presente continuo en sus resultados de investigación búsqueda; tal Historiador quedaría, por tanto, en el espejo (reflejo de su imagen), sin valor para ir a la ventana (apertura a otras experiencias, que incluso pueden chocar con la propia).

Todos los períodos y todas las sociedades son dignos de la atención de los historiadores. Ningún investigador podrá estudiar la infinidad de épocas y sociedades existentes, pero siempre podrá tener acceso crítico a las investigaciones realizadas por otros especialistas.

Nuestro plan de estudios para la Licenciatura en Historia de la FFLCH/USP se basa en una clásica división europea, lo cual es comprensible porque esta área, en el antiguo nombre de Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras de la Universidad de São Paulo, fue fundada a gran escala por profesores franceses, además de que la importante historiografía gala es un referente mundial. Tenemos, entonces, el eje central representado por la Historia Antigua, Historia Medieval, Historia Moderna e Historia Contemporánea, más Historia de Brasil, Historia de América, Historia Ibérica, Historia de África, Historia de Asia, Metodología y Teoría de la Historia y otras disciplinas, en recortes por temas de investigación.

Todas estas áreas son fundamentales, importantes y necesarias en la formación de un profesional de la Historia. El excesivo peso de la clásica división Antiguo/Medieval/Moderno/Contemporáneo invita a pensar en el sesgo predominantemente europeo de lo que estudiamos[Xii], en detrimento de otras Historias. El continente africano ya merece buena atención en nuestra FFLCH/USP, pero Asia, aunque cubierta de excelentes cursos, aún no merece mayor atención en cuanto a su gran diversidad de épocas y experiencias, sin mencionar la casi siempre escondida Oceanía y partes de las Américas o incluso Europa.

Evidentemente, la Historia de Europa y del Cercano Oriente de diferentes períodos tiene que ser muy bien estudiada por todos los que nos graduamos en Historia en Brasil. Nunca entenderemos los derroteros históricos de nuestro país sin un buen conocimiento de la Antigua Grecia y Roma, referentes en Política, Retórica, Filosofía, Teatro, Derecho, Religiones... Es imposible conocer el Brasil colonial sin haber estudiado la Antigua Grecia y Roma . El catolicismo, tan importante en la colonización de América Latina, exige estudiar las Historias de judíos, egipcios, pueblos de Mesopotamia, griegos y romanos de la Antigüedad. La brillante retórica de Antônio Vieira (1608/1697) apeló a los modelos clásicos de la oratoria grecolatina, reelaborados a la luz del catolicismo y el colonialismo de su tiempo. Muchas cosas parecidas podrían decirse en relación a la Europa Medieval, Moderna y Contemporánea, hitos necesarios para la comprensión del Catolicismo, la Colonización, el Estado Laico, la Industrialización, las luchas obreras, las instituciones disciplinarias y tantas otras experiencias de sociabilidad.

Pero estos hitos no son orígenes lineales ni puntos de partida solitarios.[Xiii]. El grave problema es que ignoramos otras Historias o las tratamos de manera subsidiaria y menor, descuidamos a hombres y mujeres como hacedores de Historia en las distintas condiciones que heredaron.[Xiv], procedimientos muchas veces asociados al silencio sobre el tiempo del que habla el Historiador.

Ninguna Licenciatura en Historia podrá abordar todas las Historias del mundo, pero cada Curso puede contribuir a que sus Profesores y Alumnos tomen conciencia de esta inagotable vastedad de experiencias históricas y de lo incompleto de lo que sabemos; y siempre podrá abrir nuevas puertas para esta expansión de las Historias conocidas, sus luchas y compromisos.

Nuestra formación académica se desarrolla, más comúnmente, en un circuito que tiende a ser cerrado: aprendemos métodos y técnicas de investigación de especialistas que son nuestros contemporáneos, dialogamos con nuestros mayores (los Historiadores que nos precedieron) y, posteriormente, con nuestros pares. . Este aislamiento virtual puede contribuir a la mejora individual de cada Profesional de la Historia, pero nunca es completo. Pensamos, escribimos y hablamos en el mundo, para el mundo. Un mundo lleno de conflictos y que, esperamos, se mueve hacia otros horizontes de convivencia. Los resultados de nuestro trabajo aparecen en clases, conferencias, artículos en revistas especializadas, textos en revistas de divulgación (diarios, revistas, blogs, etc.), libros eruditos y didácticos, exposiciones montadas en museos y entidades similares, conferencias fuera del ámbito académico. espacio, entrevistas… Llegamos, por tanto, a un público no especializado, que se informa sobre la Historia a través de dichos medios y espacios y responde a nuestras investigaciones de múltiples formas, en medio de tantas luchas y encuentros anhelados.

Hay, por tanto, un Conocimiento Histórico más estrictamente académico, en ese circuito cerrado (diálogo entre profesionales del área), y una Cultura Histórica que llega a un público más amplio, formado por mujeres y hombres de distintas edades, clases sociales, instituciones ( sindicatos, clubes, etc.), géneros y etnias. Sin olvidar las demandas de conocimiento histórico que los diferentes grupos y movimientos sociales pueden dirigir a los historiadores, como se observa en las luchas por los derechos de las mujeres, las etnias prejuiciadas y los trabajadores pobres.

Un tipo de saber no excluye al otro, los buenos profesionales pueden y deben actuar en todos ellos, conservando el afán crítico. El historiador académico tiene responsabilidades frente a esta Cultura Histórica más general, fuera de la universidad, que muchas veces también es producida por profesionales de otras áreas (Periodismo, Ficción, Política, etc.), con resultados muy desiguales, distorsionando en ocasiones las experiencias sociales. Sin olvidar, por tanto, la Cultura Histórica que circula en los medios de comunicación, en los discursos de los políticos y empresarios, en la vida cotidiana de distintos sectores de la población, que también pueden beneficiarse del diálogo con los profesionales de la Historia, además de contribuir a ello. con preguntas e hipótesis, intercambios de experiencias.

Esta presencia múltiple del profesional de la Historia enfatiza su actuación en la escena pública, ya sea como productor de innovaciones interpretativas en el espacio académico, o como garantía de rigor en la Cultura Histórica dirigida a personas de diferentes edades, ocupaciones profesionales y escolaridad, interferencia en lo social que va además de brindar interpretaciones profesionales. De nada sirve impedir que cualquier ciudadano hable y esté atento a lo que se dice de la Historia. Este interés público por la Historia, como público consumidor y ciudadano pensante, merece la colaboración de profesionales en la materia, poseedores de conocimientos metodológicamente consolidados.

La educación formal, en los niveles básico, fundamental y secundario, está a cargo de profesionales con estudios específicos en Historia, quienes establecen puentes entre el conocimiento especializado y el público en general. Cabe señalar que, en esta enseñanza, existe el posible último contacto mínimo de niños y jóvenes con la Historia académica, traducida por sus Profesores.

En la Prensa Periódica, en los museos y en otros espacios, es importante garantizar la presencia crítica de los profesionales de la Historia, invitando al público y a los especialistas en divulgación a contactar con la erudición académica, procurando que la Historia Pública no se desvincule del rigor erudito.

Los diversos géneros del Saber Histórico compiten por la memoria en el espacio público. Los debates ampliados sobre temas sociales, políticos y culturales son de importancia estratégica para todos y la lucha contra el Negacionismo y las Exclusiones necesita contar con la participación de especialistas académicos, en diálogo con las diferentes demandas sociales. Discutir el nazismo y el racismo, por ejemplo, es una tarea política que recibe importantes aportes de eruditos estudios históricos sobre estos graves problemas sociales, en sus primeras manifestaciones, conexiones con el capitalismo y desarrollos posteriores.

Tales debates públicos son partes importantes de las guerras cotidianas que se libran en diferentes países y épocas, incluso aquí y ahora. No menos importante es el debate, sustentado en el Saber Histórico erudito, sobre experiencias dictatoriales, prejuicios, sexismo, privilegios, poderes, conquistas democráticas, inventos de nueva sociabilidad liberadora. La voz del Historiador, con su cuidado documental e interpretativo, puede y debe jugar un papel preponderante en este panorama.

Historiadores y Profesores de Historia, somos trabajadores. Tenemos el privilegio, en el mundo del trabajo, de preservar la autoría de textos y clases, identificados por nuestros nombres, lo que resalta una personalidad que a la mayoría de los demás trabajadores se les niega en su vida cotidiana, como si pudieran ser reducidos por los empleadores y el gobierno. agencias a la condición de cosas desechables.

No podemos engañarnos con este aparente privilegio: también en las universidades, algunos directivos hablan de una política de descarte de investigadores y profesores, por no hablar de las escuelas primarias y secundarias, que despiden a sus profesores a un ritmo acelerado en una política capitalista de optar por la mano. mano de obra más barata; Los editores también excluyen a ciertos Historiadores de sus catálogos por razones políticas.

Más recientemente, en Brasil, tuvimos la profesión regulada, lo que significa algunas garantías (presencia en ciertos campos de actividad, niveles salariales) y responsabilidades sociales. Así como es inadmisible y criminal que los médicos prescriban remedios inocuos o incluso dañinos para ciertas enfermedades, es igualmente inaceptable que los historiadores aprueben el Negacionismo y otras prácticas de exclusión social y dominación sobre sectores explotados de la población.

Sobrevivir como empleado en el Capitalismo es difícil para todos, la respuesta de los trabajadores a esto es la organización sindical y la acción política ampliada. Un gran escritor brasileño, Lima Barreto (1881/1922), fue excluido de los periódicos importantes en su vida, ya sea como colaborador o como una simple mención de sus escritos, pagó para publicar sus libros, a pesar de que era un hombre pobre, pero produjo obras excelentes, canónicas póstumamente.

Pensar, escribir y enseñar son nuestras grandes armas.

En estas guerras, vale recordar una canción brasileña de Cazuza (1958/1990), Denise Barroso (1956/1993) y Roberto Frejat (1962/…): “Nuestras armas están en las calles / Es un milagro / No matan a nadie”.[Xv]

¿Qué armas? Belleza, Pensamiento, Crítica.

Para cada Historiador, el ahora es ayer y el mañana se hace de diferentes maneras.

El importante historiador brasileño Sergio Buarque de Hollanda, cuando se jubiló en 1969 como protesta por la destitución de otros profesores de la USP por la dictadura de 1964/1985, utilizó un arma a su alcance: la solidaridad con los destituidos y el rechazo a la dictadura Y siguió pensando, escribiendo, disertando. Otro importante historiador brasileño, Nelson Werneck Sodré, fue detenido durante la misma dictadura por motivos políticos y sufrió dificultades para publicar nuevos textos, optó por colaborar con pequeños periódicos de barrio y sacó nuevos libros de editoriales que accedieron a hacerlo, sorteando tales barreras y anotando más goles Sin olvidar al gran Historiador Marc Bloch, expulsado de su cátedra en la Sorbona por los invasores nazis de Francia, por ser judío, que se unió a la Resistencia a estos genocidios, fue detenido y fusilado.

Nuestras armas, en estas guerras, son las del hermoso pensamiento crítico que la Historia puede generar, en diálogo con otros campos del saber, entre ellos las Artes, el Canto, la Poesía y la Cía.

tales armas “(…) no matan a nadie”, incluso contribuir a salvar la vida de muchas personas, contra el negacionismo y otras formas de exterminio.

* Marcos Silva es profesor de metodología en el Departamento de Historia de la FFLCH-USP.

Esta es una versión revisada de la Lección Inaugural del Curso de Historia de la FFLCH-USP, el 13 de abril de 2021.

Notas


[i] BUARQUE, Chico. "Bienvenido". Bienvenidos – Chico Buarque – YouTube

https://www.youtube.com› watch.

[ii] BRECHT, Bertolt. “A los que vendrán después de nosotros”. Traducción de Manuel Bandeira.

LOBO, Edu y GUARNIERI, Gianfrancesco. “Vivo en tiempos de guerra”. La grabación más conocida de esta canción es de Maria Bethânia: Eu Vivo Num Tempo De Guerra –

[iii] PLATÓN. República. Traducción de Maria Helena da Rocha. San Pablo: Abril Cultura, 1983.

[iv] LYRA, Carlos and MORAIS, Vinicius de. "Miércoles de Ceniza de marzo". La grabación más conocida de la canción es de Nara Leão: Miércoles de Ceniza Marzo | Nara Leão – LETRAS www.letras.com.br › … › nara Leão

[V] ARISTÓTELES. “Poética”, en: Aristóteles II. Traducción de Eudoro de Souza. San Pablo: Abril Cultural, 1991, pp 245/376 (Os Pensadores).

BENJAMÍN, Walter. “Sobre el concepto de historia”, en: Magia y técnica, arte y política. Traducción de Sérgio Paulo Rouanet. São Paulo: Brasiliense, 1985, pp 222/232.

[VI] HOMERO. Ilíada. Traducción de Odorico Mendes.

www.ebooksbrasil.org › eLibris › iliadap –.

BAUDELAIRE, Carlos. Las flores del mal. Edición bilingüe. Traducción, introducción y notas de Ivan Junqueira. Río de Janeiro: Nueva Frontera, 1985.

[Vii] DIEGUES, Cacá. Cuando llega el carnaval. Río de Janeiro: 1972. Productora: MAPA. Argumento: Cacá Diegues, Chico Buarque y Hugo Carvana. Guión: Cacá Diegues. Fotografía: Dib Lufti. Reparto: Ana Maria Magalhães, Antonio Pitanga, Chico Buarque, Hugo Carvana, Maria Bethânia, Nara Leão y otros. 100 minutos Vistoso.

[Viii] TUCIDIDES. Historia de la Guerra del Peloponeso. Traducción de Mário da Gama Kury. Brasilia: EdUnB / São Paulo: Prensa Oficial del Estado de São Paulo, 2001.

HERODOTO. Historia. Traducción de Mário da Gama Kury. Brasília, 1988.

MAQUIAVELO, Nicolás. El principe. Traducción de Lívio Xavier. São Paulo: Nova Cultural, 1987, pp 1/114 (Os Pensadores).

MARX, Carlos. "El Dieciocho Brumario". En: El Dieciocho Brumario y Cartas a Kugelman. Traducción de Leandro Konder y Renato Guimarães. Río de Janeiro: Paz e Terra, 1997, pp 9/159.

[Ex] SILVA, Marcos. “Entre el espejo y la ventana – Educación Primaria y Derecho a la Historia”. Proyecto de historia. São Paulo: PUC/SP, 54: 139/161, sep/dic 2015.

[X] LACOUTURE, Jean. “Historia inmediata”, en: LE GOFF, Jacques (org.). la nueva historia. São Paulo: Martins Fontes, 1998, págs. 215/240.

[Xi] Paul Veyne llega a afirmar que la Historia, como unidad, no existe, tenemos las Historias ante nosotros.

VEYNE, Pablo.

[Xii] CHESNEAUX, Jean. “Las trampas del cuadripartismo histórico”, in: ¿Hacemos una tabula rasa del pasado? Sobre Historia e Historiadores. Traducido por Marcos Silva. São Paulo: Ática, 1995, pp 92/99.

[Xiii] BLOCH, Marc. “El ídolo de los orígenes”, en: Apologia da História o El oficio del historiador. Traducción de André Telles. Río de Janeiro: Jorge Zahar, 2002, pp 56/60.

Bloch vivió entre 1886 y 1944, fue fusilado por los nazis después de luchar en la Resistencia francesa contra estos genocidas e invasores de su país.

[Xiv] MARX, Carlos. "El Dieciocho Brumario" in: El Dieciocho Brumario y Cartas a Kugelman. Traducción de Leandro Konder y Renato Guimarães. Río de Janeiro: Paz e Terra, 1997, pp 9/159.

[Xv] CAZUZA, BARROSO, Denise y FREJAT. “Milagres”, La grabación más conocida de esta canción es: Cazuza y Elza Soares – Milagres (Clip Oficial) – YouTube

www.youtube.com › ver: consultado el 29 de marzo de 2021.

 

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