por GÉNERO TARSO*
100 mil muertos y no pasa nada: arde la Amazonía y proliferan las tumbas
Bolsonaro avivó el fuego en la Amazonía con sus odiosas declaraciones sobre la inspección del Ibama y su salvaje admiración por las minas. Bolsonaro fomentó la indiferencia ante el mortal virus, cuando se burló diciendo que no era un sepulturero y cuando -en su enfermiza negación del peligro- dijo que todo era una simple gripe, que no mataría a mil personas en este “desolado tierra". Continuó siendo tolerado y respetado por los medios tradicionales, por su compromiso con las destructivas “reformas” del Estado del Bienestar. No pasó nada y no pasó nada.
“¿Tienes esto aquí porque trabajaste o porque tu padre te lo dio?”, dijo el joven Matheus Pires, al bruto racista que lo interrogó en un condominio no elitista de la ciudad de Valinhos en São Paulo. Fue un episodio sumario de Brasil rodeado de hechos que ningún delirio de la ciencia política podría haber previsto hace cinco años: 100 muertos no impresionan lo suficiente como para forjar la unidad del campo progresista ni hasta el punto de provocar rebeliones; Todos los días se descubren esquemas criminales que involucran en gran medida a la familia del presidente. Y no pasa nada.
La Amazonía arde en llamas, protegida por las más altas esferas ambientales del Gobierno; circulan sinvergüenzas difamaciones en radios y redes contra Ministros del STF; ninguna información sobre el atentado contra Lula, ninguna noticia sobre el arsenal de armas de guerra –aprehendido en el Condominio Presidencial–; ninguna información sobre la cocaína en el avión presidencial y sobre la entrega criminal de armas a las milicias presentes y futuras. Y no pasa nada.
Nadie sabe quién ordenó la muerte de Marielle y ninguna palabra sale del Presidente tratando de unir mínimamente un país con una economía devastada y una sociedad dividida y manipulada por la hipnosis fascista: despierta las peores reacciones del inconsciente de cada atormentado. Estos se lanzan sus llamas de odio unos a otros, porque no entienden o no quieren entender el mundo en que viven. Su salida es la inmediatez de la ira contra los demás y su deseo es encontrar a los responsables del fracaso del monstruo creado por la falsa elección entre extremos. Y no pasa nada.
“¿Eres así porque elegiste serlo, o porque tus padres te legaron una herencia de dolor y compulsión hacia la muerte, como política necrófila?” – dan ganas de preguntar, como Matheus Pires, diez veces en las redes, diez veces en la radio, diez veces en el Jornal Nacional, compasivo por la muerte de cien mil, pero indiferente al hambre de millones que será el legado de las reformas rentistas. Y no pasa nada.
Me arriesgo a pensar que nos falta entender, para organizar un vasto campo político antifascista, antineoliberal, democrático y movilizador, que ya se está instituyendo un nuevo orden “político” y “social”. Es un orden que permite la permanencia formal de la Constitución de 1988, pero fragua -junto a ella y en sus vacíos normativos- otro orden concreto, cuya ilegal autoridad la da el dominio ideológico del “sentido común”, la conjura de los ultraderechistas. derecho del exterior y para la implementación de reformas liberales, en el dominio económico, apoyadas internamente por la Rede Globo y su “partido” y ramificaciones de clase. Y no pasa nada.
Esta estrategia generó una simbiosis atípica, de unidad contradictoria, entre el protofascismo de los controladores externos de la figura demoníaca de Bolsonaro y aquellos rentistas internos, integrados al sistema de clases imperante en el país. Este proceso, algo deformado y algo formalizado por la voz autoritaria de Bolsonaro, también podría costarle la vida a Rede Globo, que ha sido desplazada de sus fuentes de financiación tradicionales. Y no pasa nada.
Lo cierto, sin embargo, es que Globo apostará por eso, hasta el final de los tiempos, porque sus “dueños” seguirán atados al reino del dinero y los privilegios, en otras actividades económicas lucrativas, aquí y en el exterior. No podemos olvidar que el oligopolio de los medios televisivos y de la mayoría de la prensa tradicional operó, en los casos contra Lula, como un Ministerio Público paralelo, para su condena, siendo por tanto pioneros de este nuevo orden concreto, ya en una deformación galopante de el “debido proceso”. Genial”. Han pasado muchas cosas desde entonces.
La conexión de las distorsiones políticas de los momentos de “excepción”, para viabilizar el “ajuste” liberal-rentista en Brasil, fue abordada por muchos de nosotros, ya que ese proceso fue mostrado en su totalidad. Análogamente a lo observado por Ernst Bloch en el nazismo, dijimos con él: “dado que el estado de excepción es siempre distinto de la anarquía y del caos, subsiste, en sentido jurídico, un orden, aunque no sea un orden jurídico, porque sólo en 1935 las 'Leyes de Nuremberg' revocaron, por ejemplo, los derechos de ciudadanía de los judíos”. Pasó el orden paralelo y es la muerte de 100 mil y la crisis de la democracia.
En un país donde un presidente negacionista comete un delito de responsabilidad al día y alcanza los 100 muertos -por la negligencia del Estado y el ejemplo asesino de su líder- podría consolidarse el nuevo orden paralelo del fascismo. A menos que la vergüenza y el amor al prójimo se apoderen de la política y ésta se rebele -dentro de la Constitución de 88- en las calles y en las Cortes, para rescatar los legados de las revoluciones que unificaron al pueblo contra toda forma de tiranía. esto puede pasar?
*tarso-en-ley fue Gobernador del Estado de Rio Grande do Sul, Alcalde de Porto Alegre, Ministro de Justicia, Ministro de Educación y Ministro de Relaciones Institucionales de Brasil.