Dos años de desgobierno: la excrecencia burguesa

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por GÉNERO TARSO*

Ineptitud, locura, negacionismo, corrupción endémica, crisis radical en la salud pública y en la economía y desprestigio internacional

Es obvio que un activista político, aun para verificar la universalidad de su experiencia, siempre tiende a vincular momentos de su participación personal en las luchas que enfrenta, con hechos históricos relevantes que aparecen en su vida cotidiana. En mi caso, vinculo un hecho singular que me sucedió, una carta pública dirigida al gobernador João Doria, en la que lo incentivaba a responder en su propio nombre y el de su Estado a las criminales agresiones del presidente Jair M. Bolsonaro. La carta pública coincidió con el trágico segundo aniversario del gobierno “tonto” de Bolsonaro, como lo describió su exaliado, el general Santos Cruz.

Este artículo continúa esa reflexión, cuando iniciamos el tercer año de su gobierno, aún con la amenaza de que sobreviva los cuatro años en el cargo y, lo que es más trágico, que su nombre llegue a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Sócrates, típico político militante y filósofo de la antigüedad ateniense, considerado el “santo patrón” de la filosofía occidental, que fue condenado a muerte por burlarse de la religión y la democracia, recomendó, al final de sus días -a sus jóvenes discípulos- que seguir “cuestionándolo todo”. Tal postura metodológica de Sócrates inspiró a Marx a señalar, como uno de sus aforismos favoritos, “dudar de todo”.

Sócrates fue un fastidio brillante, característica (la segunda) que seguramente no estará en mi biografía, pero me siento en la obligación de retomar el tema, pues recibí varios mensajes inteligentes sobre el artículo. Carta a Joao Doria, incluida una llamada telefónica del gobernador de São Paulo, que resultó en una larga y estimulante conversación entre diferentes partidos sobre la crisis democrática en el país. Los mensajes, evidentemente, no me comparan para nada con Sócrates, pero al menos me acercan un poco –no a su genialidad– sino a su personalidad fundada en la duda. Estos, por cierto, siempre tienden a ponerlos en público para aprovechar la inteligencia de los demás y así mejorar mis ideas, por afirmación o negación.

Luís Carlos Prestes, luego de diez años de prisión, fue liberado a principios de 1945, luego de que Vargas decretara una amnistía y liberara a los presos políticos del régimen. Salió de prisión para convertirse en uno de los líderes del movimiento “queremista”, que defendía la permanencia de Getúlio en el poder. Prestes –de acuerdo con la orientación comunista– debería haber defendido esa política, aunque el régimen de Vargas hubiera entregado a su esposa y compañera Olga Benário –judía y comunista– a la Gestapo, donde sería asesinada por los nazis.

Era el Brasil de la posguerra, que consolidaría su fuerte industrialización, el control de sus fuentes de energía fósil y la modernización de la legislación laboral. Ênio Silveira, miembro político del PCB, editor muy respetado y uno de los grandes intelectuales del país, veinte años después (en 1965), fundaría la revista Civilização Brasileira, una de las mayores y mejores revistas político-culturales de América Latina.

En el N° 3 de la Revista (julio de 65), Ênio publica un texto epistolar, clásico de la historia política nacional, denominado “Primera Epístola al Mariscal: sobre la libertad de opinión”. La carta, dirigida al presidente Castello Branco, contiene el siguiente pasaje: después de recomendar que el presidente Castello lea un libro de Norman Mailer, Documentos presidenciales – compuesto por mensajes, cartas e informes de Mailer dirigidos al presidente Kennedy: “Me emocioné tanto con el libro que se me ocurrieron dos ideas: publicarlo en portugués (...) y comenzar una correspondencia como el Señor”. La carta fue escrita después de una de las varias detenciones de Ênio Silveira, en los primeros años del régimen militar.

Veinte años después, se trata de dos ejemplos de cuadros políticos que, en situaciones similares, al margen de su “gusto personal”, produjeron gestos de injerencia en la conducta de los opositores (o enemigos) según la valoración de las fuerzas en disputa, lo que pase a la Historia: Prestes, en la posguerra, asumiendo una posición de apoyo a Getúlio porque –según la visión de sus pares comunistas– eso ayudaría a estabilizar un nuevo orden mundial que bloquearía cualquier ofensiva contra la URSS, con la colaboración de organismos bilaterales renegociados, tras la victoria contra el nazismo, con la consolidación de regímenes democráticos en todo el mundo, junto a la URSS de los soviéticos.

Ênio Silveira se dirigió directamente al general, sin ninguna ilusión de que dejaría de ser lo que era – la máxima autoridad de un régimen de fuerza en camino a la dictadura – haciendo de sus cartas instrumentos de lucha democrática. Habló con el General como un opositor con posiciones claras, pero sobre todo habló con una amplia gama de cuadros intelectuales y líderes políticos, que iniciaron una heroica resistencia al nuevo régimen, autoritario y militarizado, que pasaría en 1968 a su total plenitud. dictadura militar.

Estos recuerdos traídos al presente nos ayudan a pensar políticamente cómo llega hoy el gobierno de Bolsonaro, tras el paso de dos años de ineptitud, locura, negacionismo, corrupción endémica, crisis radical en la salud pública y la economía y desprestigio internacional. Después de tratar de desmoralizar a los principales líderes opositores y gobernadores, Bolsonaro también comenzó a atacar y ser atacado por disidentes de sus grupos de extrema derecha, derecha y centro derecha, dividiendo ideológicamente al país, tanto "entre clases" como "intraclases". como la fragmentación de los grupos políticos principales y marginales que lo llevaron al poder.

Él, Bolsonaro, llega a una etapa de poder “cesarista”, sin base social orgánica en las clases más estructuradas de la sociedad, pero presente en todas ellas, a través de un “bloque histórico” que opera –en política– “cimentado” por una ética marginal a las instituciones estatales, sin ataduras a ningún tipo de republicanismo, ni siquiera al más autoritario. Bolsonaro es la excrecencia burguesa más decadente en el poder, compatible con esos sectores del empresariado -grandes, medianos, pequeños- que hace tiempo que dejaron de ver la nación, pero solo contemplan sus negocios en ruina o en dificultades, por la nueva coyuntura global. orden, que los arrastra a ser empleados de transferencia de las tasas de interés de la acumulación de los oligopolios financieros.

¿En qué situación política se encuentra el gobierno de Bolsonaro, después de dos años llenos de delirios y la descomposición de la República, proyectada por el grupo de locos y mediocres que lo acompañan en el gobierno, en las barbas de nuestra “refinada” burguesía? Es el que permite que Ermírio de Moraes sea reemplazado por el “Véio da Havan”, que Paulo Renato sea reemplazado por el demente Weintraub y que la jerarquía moderada de la vieja Iglesia Católica sea reemplazada por pastores torcidos, acosadores de los micro ahorros. de los pobres, con sus dolencias para vender el cielo?

Para entender hasta dónde ha llegado este Gobierno, a nivel político, sólo podríamos referirnos al reciente artículo de José Luís Fiori en la tierra es redonda - con derecho bajo los escombros – que muestra la “monotonía” de los fracasos de Bolsonaro, la “desintegración física y moral de la sociedad” y la propagación del “odio y la violencia entre los propios ciudadanos”. El Gobierno de la muerte naturalizado por la incompetencia y la brutal crisis económica, que se esparce por todos los poros de la sociedad. Sin embargo, el artículo de Fiori –un reconocido académico respetado a nivel mundial– podría ser señalado como “sospechoso”, por ser miembro de la inteligencia política del país, que nunca se rindió a la derecha económica y al fascismo, de los que hoy son plenamente cómplices. Entonces, busquemos más fuentes “gratuitas”.

La correspondencia escrita, oral, gestual, meramente discursiva -directa o indirecta- entre enemigos y adversarios es un capítulo estructural de la “polis” desde la antigüedad. Los mensajes, gestos, cartas formales, discursos, breves “notas”, versos, poemas – entre amigos y enemigos – opositores y correligionarios, hoy con momentos llenos de la tweets y otras formas de comunicación expedita, adquieren una extraordinaria importancia para detectar crisis, estudiar niveles de putrefacción de instituciones, predecir movimientos de cuerpos políticos y preparar acciones y estrategias de lucha, para elegir nuevas condiciones de confrontación, negociación, repulsión y afinidades “electivas”. , en el próximo capítulo de la historia.

Así comprendí la importancia de escribir una carta-artículo, dirigida al Gobernador Doria, a través de la cual, lejos de compararme con los paradigmas intelectuales y políticos epistolares del siglo pasado –Churchill, Prestes, Mandela, Ênio Silveira, Gramsci, Norman Mailler – sólo me pondrían en un nuevo proceso de aprendizaje político, en una situación que – con más de 50 años de militancia – nunca he enfrentado: ¿cómo es posible que un país como Brasil, que ha tenido presidentes como Getúlio , JK, Jango, Fernando Henrique y Lula, soldados como Rondon, Lott y Horta Barbosa, un país que tuvo la estatura que le permitió montar la Asamblea Constituyente que derivó en la Constitución de 1988, ha caído tan bajo, al punto que su ¿Estado al borde de la putrefacción, sin reacción alguna de sus instituciones republicanas, para sacar del poder al psicópata que nos desgobierna?

A ver qué dicen, no los enemigos originales del Gobierno de Bolsonaro, sino sus ex aliados de primera línea después de estos dos años de bolsonarismo: el General Santos Cruz, su ex Ministro, dice en todas sus letras y sin temor reverencial, que el gobierno de Bolsonaro es intrascendente, “no preparado y tonto”; El gobernador Doria publicó en su cuenta de Twitter el 194 de enero que a Bolsonaro le gusta el olor a muerte, el olor a pólvora y el olor a dinero de los “cracks”, dotados de comportamientos que estimularon “la muerte de 19 mil brasileños por COVID-XNUMX”. Merval Pereira, desprevenido de tener algún acercamiento con la izquierda, votante de Bolsonaro dentro de la tesis de la “difícil elección”, ya ha dicho tajante que su exelegido es un “proyecto de dictador” y “no tiene las condiciones mínimas para ser presidente” .

El enorme arco social de revulsión del Gobierno, en todos los poros de la sociedad, ha sido neutralizado por la imposibilidad de amplios movimientos de calle por la Pandemia y por el legado político dejado por las campañas de Rede Globo contra los gobiernos del PT y sus aliados de izquierda que , con sus aciertos y desaciertos, dejó uno de los mejores legados de las políticas democráticas en la historia republicana: una posición respetada y soberana en el concierto mundial, el crecimiento económico y la integración de millones a la sociedad formal, distribución y renta sin precedentes en la historia del país: avances notables en educación, políticas sociales de apoyo a las comunidades negras e indígenas; defensa de los derechos de las mujeres, mejoras significativas en las políticas ambientales, el aumento del Salario Mínimo, el respeto al estado de derecho y las inversiones en infraestructura, incomparables con todos los Gobiernos anteriores.

La neutralización de esta repulsión se basa todavía, no sólo en la tesis de la “difícil elección”, sino también en la tesis –nazimente– hasta la saciedad, de que bastaría sacar al PT del poder para mejorarlo todo, y también que el PT “inauguró” las prácticas de corrupción en el estado brasileño. Para que esto “pegue” sería necesario elevar a un Juez mediocre y frívolo al estatus de héroe y jurista y también debilitar la resistencia al arbitraje en el STF, poniendo focos simpáticos en Ministros que aceptaron flexibilizar sus convicciones republicanas, para encarcelar a Lula, mediante procesos manipulados que han demostrado tener ese destino exclusivo.

En los círculos de debate en los que participo, he argumentado que los partidos políticos de izquierda, organizados como estaban en el siglo pasado, si no cambian sus prácticas y formas de organización -dirigidas especialmente a llevar a sus afiliados y simpatizantes a la próximas elecciones políticamente-, irán reduciendo progresivamente su importancia política, hasta su completo agotamiento, perdiendo lo mínimo de su capacidad de liderazgo. Es posible constatar que los más importantes líderes políticos -de izquierda y centro-izquierda del país- sin excepción, ya se han desvinculado de las prácticas y rituales tradicionales de sometimiento de sus propios partidos y se enfocan mucho más en estos -en estas relaciones en red – que los partidos sobre sus líderes más importantes.

Quizás el concepto de “grupo dirigente” gramsciano, transpuesto a la vida de la sociedad red, podría servir de referencia para un nuevo concepto de partido emancipador “abierto”, integrado también por los partidos formales del siglo XX, que podría ejercer allí las 20 horas del día su actividad política con vocaciones de liderazgo compartidas. No necesitarían renunciar a sus análisis coyunturales, que pierden relevancia al día siguiente de su publicación, debido a un cambio radical en el “tiempo” histórico, cuya velocidad es mucho mayor que su capacidad de producir análisis de cada momento coyuntural, es decir “ indisciplinados” por las nuevas tecnologías de la información que controlan cada vez más nuestras vidas.

Es un tema delicado y complejo, pero lo pondré de manera resumida: en las sociedades red, la formación de opinión, el convencimiento para determinadas acciones políticas y movilizaciones ya no se guían por decisiones verticalizadas, sino por relaciones horizontales de comunicaciones sumarias, que son orientados por redes o núcleos superiores de “dirección” – de participación directa en la vida pública – que ya no obedecen a las determinaciones de las burocracias tradicionales de los partidos, sino que nacen – fenomenalmente – de las penurias, impulsos y perversiones de la vida cotidiana, donde la el mercado regula la vida y no la vida regula el mercado.

Socialistas y socialdemócratas, republicanos demócratas y conservadores, izquierdas moderadas y radicales, burgueses y proletarios, ya se comunican así y es en ese campo que Bolsonaro se mantiene y avanza. Enferma a la sociedad, propaga la muerte, estimula las perversidades de los reprimidos, oprimidos y frustrados, formando la base social de su fascismo atípico: impone a la historia enunciados de la vida cotidiana, debilita la resistencia de las instituciones democráticas y se burla de los ataques de una parte significativa de la sociedad gran prensa que engendró al Monstruo.

Creo que, además de formar nuestro Frente político de izquierda, programático, democrático y plural, debemos alentar y respetar todos los movimientos de “dissenso” contra Bolsonaro que están fuera de este Frente, que están comprometidos con la restauración de nuestra plenitud republicana. . Y más, que – desde el inicio – a través de las diversas formas de articulación política, compatibles con la sociedad red, se comprometan con la lucha en defensa de la vida, con el rescate del republicanismo democrático y con la exclusión de Bolsonaro del poder por “impeachment” o por elecciones.

Excluir a Bolsonaro como opción, en primera y segunda vuelta -como alternativa presidencial- es la clave de las relaciones frentistas o incluso de respeto y civismo político entre organizaciones y líderes, para bloquear el “queremismo fascista”, que se organiza en la clandestinidad. sótanos de las milicias. Los dos años de gobierno de Bolsonaro también nos han enseñado mucho: táctica y estrategia, táctica y ética, alianzas y desencuentros, están más soldadas que nunca, en cualquier “carta” de la historia actual. Nuevamente viene el verso de Elliot, que dice algo así como: "el tiempo pasado y el tiempo futuro se fusionan en el tiempo presente".

* Tarso en ley fue Gobernador del Estado de Rio Grande do Sul, Alcalde de Porto Alegre, Ministro de Justicia, Ministro de Educación y Ministro de Relaciones Institucionales de Brasil.

 

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