por JOSÉ RAIMUNDO TRINDADE*
La crisis de la deuda pública tiene el potencial de empeorar las contradicciones sociales y expandir la pobreza y el hambre
“Si puedes mirar, verás. Si puedes ver, fíjate” (José Saramago, Ensayo sobre la ceguera).
Junto a la actual crisis financiera estadounidense, manifestada en la quiebra del Silicon Valley Bank (SVB) y del Signature Bank, que se extendió a Europa con la quiebra del secular “Credit Suisse”, se suma otra crisis, en muchos sentidos mucho más grave y de impacto humano muy superior, por muy umbilicalmente interconectada que sea la crisis financiera de los bancos del centro capitalista mundial, pero poco tratada por los grandes medios corporativos: es la crisis de la deuda pública de un gran número de países, con un nuevo punto potencial de agravamiento de las contradicciones y expansión de la miseria y el hambre en decenas de países de la periferia del capitalismo.
En febrero de 2023, el Panel Internacional de Expertos en Sistemas Alimentarios Sostenibles (IPES-Food), publicó el informeRomper el ciclo de los sistemas alimentarios insostenibles, el hambre y la deuda"(https://ipes-food.org/reports/ ). El Informe integra la lógica de la crisis de la inseguridad alimentaria y el hambre con la crisis previa a la quiebra (tu préstamo estudiantil) de muchos estados nacionales subdesarrollados, específicamente en África y Asia, pero también en América Latina.
Según IPES-Food, alrededor del 60% de los países de ingresos bajos y el 30% de los países de ingresos medios se encontrarían durante los años 2023 y 2024 en alto riesgo de crisis de deuda pública, según una categoría desarrollada en el informe de “ deuda insostenible”, es decir, el mantenimiento de los pagos del servicio de la deuda que hacen a las poblaciones de estos países cada vez más pobres y sujetas al hambre. Como recuerda el documento, las razones del endeudamiento de estas naciones pueden ser diversas, pero innegablemente lo que más pesa es la condición de subordinación a los intereses de “poderosos gobiernos globales y acreedores”.
La base de la población mundial hambrienta se expande a lo largo de las cuatro décadas que circunscriben el actual patrón de acumulación neoliberal. Pierre Salama y Jacques Valier ya mostraban en un texto de fines de la década de 1990, que las políticas económicas liberales de ajuste ortodoxo se aplicaban en muchos países y que en ese momento ya tenían la tónica de establecer supuestos “equilibrios fiscales” y el pago de deudas externas, tendría un alto costo social, con un empobrecimiento creciente de la población de muchos países.
El Informe IPES-Alimentos no hace más que confirmar los vaticinios de que el neoliberalismo y la financiarización no sólo han aumentado los indicadores de pobreza y concentración del ingreso y la riqueza, sino que han llevado a millones a una situación de hambre. Así, “a noviembre de 2022, se estima que 349 millones de personas enfrentan inseguridad alimentaria aguda, con 49 millones al borde de la inanición y 45 países que necesitan asistencia alimentaria externa”.
El tema clave abordado se refiere al círculo vicioso de cómo los índices de deuda pública y el mantenimiento de una lógica fiscal de dependencia establecen la continua transferencia de fondos públicos de estas naciones subdesarrolladas a los controladores de las respectivas deudas, lo que implica la profundización del hambre y la insostenibilidad alimentaria. seguridad para estas poblaciones.
El documento explica que la deuda pública global alcanza su nivel más alto en los últimos sesenta años y que los países más pobres destinan una porción creciente del fondo público a los servicios de la deuda, y en el año 2022 “estos costos han aumentado un 35%”. El "Grupo de Respuesta a la Crisis Global de la ONU" vinculado a la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo), advierte que el "continuo endurecimiento monetario", con el aumento de las tasas de interés globales, "aumentará los riesgos de una crisis de deuda sistémica".
Vale la pena señalar que esta no sería la primera manifestación de una crisis de deuda pública sistémica en el Sur global, ya que sus características siempre van acompañadas del recrudecimiento del hambre y la miseria. Todavía en la década de 1980, la incapacidad para refinanciar a las llamadas economías emergentes se manifestó en varias crisis, y en la década de 1990 fueron particularmente agudas las crisis localizadas: mexicana, rusa, brasileña y que culminaron con el colapso de la economía argentina en 2001. En 2014 el casi “default” de Grecia y las dificultades de las economías centroeuropeas (Portugal, España, Irlanda) demostraron que el patrón de financiarización de la deuda pública tiene límites y no se descarta un diferencial generalizado.
En el marco actual, Líbano, Sri Lanka, Surinam y Zambia ya están en “tu préstamo estudiantil”, y otros 12 (doce) gobiernos ya dan señales de posibles “tu préstamo estudiantil”, considerando que economías de mayor peso regional como Pakistán y Ghana presentan serios riesgos, todo esto en un contexto de expansión de la pobreza y el hambre en estos países. El Informe IPES-Food, aún basado en el "Grupo de Respuesta a la Crisis Global" de la ONU, señala que "69 países, hogar de 1,2 millones de personas, están sujetos a formas graves de inestabilidad alimentaria, energética y financiera pública".
El cuadro establecido revela los riesgos a los que nos enfrentamos, no sólo ante los límites que plantea la continuidad de las reglas de concentración de la riqueza que nos llevaron al incómodo número en el que los “2.153 multimillonarios del mundo tienen más riqueza que 4,6 millones”. personas (60% de la población mundial)” (https://www.oxfam.org.br/), así como, y principalmente, la pérdida de toda posibilidad civilizatoria.
Las condiciones de lo que se denomina “deuda insostenible” en el informe es similar al patrón brasileño de despojo social. Básicamente, el mecanismo de endeudamiento gira en torno a estimular el endeudamiento internacional o incluso la emisión de títulos de deuda, cuya condición de uso de los recursos no se refiere a la ampliación de infraestructura social o nuevas inversiones, sino únicamente a garantizar el pago de los servicios de la deuda anterior, como por ejemplo la metáfora del perro persiguiendo su propia cola. La deuda se vuelve insostenible ante la lógica financiera global de un dólar apreciado y las altas tasas de interés necesarias para satisfacer el apetito nunca satisfecho de los grandes acreedores internacionales y nacionales.
Algunos de los puntos propuestos en el documento como posibles caminos a ser adoptados internacionalmente serían: (i) establecer el alivio de la deuda de un grupo de países, incluyendo su cancelación; (ii) establecer “reparaciones históricas” y garantizar el flujo de recursos hacia el Sur Global (periferia del capitalismo) que permitan equiparar crisis alimentaria y condiciones de desarrollo; (iii) constituir una “autoridad autónoma de deuda soberana”, con el rol de asegurar que “nunca más los países decidan entre pagar deudas o asegurar que sus poblaciones sean alimentadas”.
Estos puntos son, aunque todavía muy tenues, bastante difíciles de alcanzar frente a la actual “molino satánico” neoliberal, que prefiere garantizar los intereses de los banqueros, aunque quiebren por la acción especulativa, que garantizar el derecho a la alimentación de las personas. millones de personas La actual crisis capitalista mundial expone claramente la interacción entre la financiarización del capitalismo, la desregulación del sistema, el flujo de transferencia de riqueza de los países periféricos al capitalismo central, lo que lleva al empobrecimiento creciente de grandes sectores de la población mundial, con la propia interacción entre el uso de las finanzas del Estado y el mantenimiento de un circuito de expansión del hambre. Este conjunto de aspectos demostrados en el documento IPES-Alimentos son parte de un capitalismo senil y anticivilizacional.
*José Raimundo Trinidad Es profesor del Instituto de Ciencias Sociales Aplicadas de la UFPA. Autor, entre otros libros, de Crítica de la economía política de la deuda pública y del sistema de crédito capitalista: un enfoque marxista (CRV).
Referencias
IPES-Alimentos. Romper el ciclo de los sistemas alimentarios insostenibles, el hambre y la deuda (2023). Acceso en: https://ipes-food.org/reports/.
Pierre Salama y Jacques Valier. Pobreza y desigualdades en el 3er mundo. San Pablo: Nobel, 1997.
José Raimundo Trinidad. Crítica de la economía política de la deuda pública y del sistema de crédito capitalista: un enfoque marxista🇧🇷 Curitiba: CRV, 2017.
José Saramago, Egas Moniz. Ensayo sobre la ceguera. São Paulo: Companhia das Letras, 2008.
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