Dictadura relativa y negacionismo

Rubens Gerchman, Casal nas Folhas, s/d.
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por RICARDO SEQUEIRA BECHELLI*

Comentario al libro recientemente publicado de Marcos Silva, una crítica a la obra de Elio Gaspari

Dictadura relativa y negacionismo, de Marcos Silva, es una obra fundamental y un excelente modelo de interpretación y crítica histórica sobre uno de los mayores problemas a los que se enfrenta el historiador: la historia escrita por no historiadores.

En la actualidad, la historiografía ha sido producida cada vez más por periodistas, abogados, cuando no tratada en cine y televisión por personas sin compromiso con el estudio metodológicamente orientado del pasado, tratando los problemas del conocimiento por regla general de manera superficial, sesgada, cargada de ideología. elementos que corresponden más a intereses particulares que a la verdad.

Está claro que los no historiadores pueden escribir sobre historia: pero para eso necesitan tener una metodología, un sentido crítico, una distancia que permita una mayor comprensión del tema a estudiar. En otras palabras, necesitan escribir la historia en sí.

Es en este sentido que Marcos Silva hace una crítica muy lúcida e importante de los cinco volúmenes escritos por Elio Gaspari sobre el período de la dictadura brasileña de 1964-1985. Periodista de profesión, Gaspari escribe muy bien, en términos estilísticos, e incluso en detalle sobre los acontecimientos que caracterizaron el período bajo su visión, tratando de hacer los cortes dentro de un contexto particular, para justificar el momento de dictadura que atravesaba el país. a través de.

Es cierto que la obra de Gaspari es parte de un problema provocado por los propios historiadores profesionales: pocos de ellos escriben libros que aborden la dictadura de una manera más sintética, más accesible al público en general, produciendo un panel con una visión más amplia del período. Fue la ausencia de este enfoque lo que dio lugar a tales escritos por parte de no historiadores.

En el amplio análisis trazado por Marcos Silva, se perciben varios problemas en los libros de Gaspari. La primera, quizás, se debe simplemente a que es un libro escrito como si fuera un reportaje periodístico, creando las subdivisiones según las conveniencias narrativas del autor y no presentando la división del régimen según criterios analíticos más consolidados.

Otro punto que merece ser explorado es la ausencia de un contexto más amplio en Gaspari. En 1964, el mundo vivía el apogeo de la Guerra Fría: la crisis de los misiles cubanos aún estaba fresca en la memoria, acompañada de revoluciones y guerras de liberación colonial en diferentes países. Los hechos que provocaron 1964 en Brasil también se replicaron en otros continentes. Todo este universo de remolinos aparece muy poco o en un segundo plano en el planteamiento de Gaspari.

Asimismo, vale la pena criticar la falta de contextualización de la situación política brasileña que condujo al golpe de 1964, citando hechos que, a partir de la dictadura del Estado Novo, hicieron que el período 1945/1964 estuviera profundamente marcado por la inestabilidad política, ya sea con prácticas represivas originadas por el gobierno de Gaspar Dutra, el suicidio inducido de Getúlio Vargas, los intentos de golpe de Estado contra la toma de posesión de Juscelino Kubitschek, la renuncia de Jânio Quadros y los problemas vinculados a la toma de posesión de João Goulart, que llevaron a la implantación del sistema parlamentario.

Cabe mencionar que Gaspari reconoce sus limitaciones: “Nunca se me pasó por la cabeza escribir una historia de la dictadura. La obra carece del alcance que exige el tema, y ​​hay una preponderancia de dos personajes (Geisel y Golbery), que no se corresponde con el peso histórico que tuvieron en los 21 años de gobierno militar. Lo que quería contar era la historia de la estratagema que marcó sus vidas. Crearon la dictadura y la acabaron” (GASPARI, 2002, p. 20).

Elio Gaspari describe su historia desde la perspectiva de estos dos hombres: Golbery de Couto e Silva, llamado por él “hechicero”, y Ernesto Geisel, designado como “sacerdote”, quien habría articulado la dictadura, perdido el control sobre ella y luego , al recuperar el poder, actuó para destruirlo. Es decir, el trabajo de los dos hombres se puede resumir en garantizar la estructura política e institucional de la dictadura –o mejor dicho, una versión “suave” de ella– para evitar un supuesto colapso del “comunismo” y devolver Brasil a la democracia. . "democracia".

Esta tesis se ve reforzada por dos factores importantes: la división de la estructura de los volúmenes y la entrega de los archivos de Golbery y Geisela al propio autor, que era, por tanto, una figura cercana a ambos. En cuanto a la división propuesta, se aprecia esta tendencia, segregando el período 1964/1985 en cinco partes, cada una representando una “etapa” de la dictadura: “avergonzado”, “abierto”, “derrotado”, “arrinconado” y finalmente, "terminado".

Este tipo de división fue tomada arbitrariamente por el autor, dando lugar a interpretaciones que no se correspondían con la verdad sustentada en pruebas. Es un hecho que la etapa 1964/1968 –calificada por Gaspari como “bochornosa”, fue un período de desmantelamiento de todas las instituciones democráticas, incluyendo la promulgación de la Constitución de 1967, la anulación de las elecciones directas y una persecución política contra los opositores que creció en tamaño- desde la promulgación de los primeros actos institucionales, ya en 1964. Aquella dictadura no tenía de qué avergonzarse. Fue la construcción de las condiciones para el posterior endurecimiento del régimen. Hubo hechos, desde 1964, que llevaron al ascenso autoritario del régimen, dando lugar a la represión, la promulgación del AI-5, la censura, la tortura indiscriminada y el asesinato y desaparición de cadáveres. La dictadura “abierta” no fue más que la “evolución” natural de un régimen autoritario que se endureció al ver a la sociedad cada vez más como una amenaza a su proyecto de poder.

Otro ejemplo es ver la dictadura como “derrotada” con la toma de posesión de Geisel. ¿Qué significó esta derrota? ¿El fin del gobierno de los Medici? ¿Por qué definirlo como derrotado? ¿Fue la visión de Medici? La tortura, los asesinatos, la represión y la censura continuaron sistemáticamente. Incluso la renuncia de Sylvio Frota, que fue muy importante para la ruptura del régimen como se dio, no representó que la dictadura estuviera “arrinconada”, sino una lucha interna por el poder y por el segmento que Geisel denominó “distensión, lento, gradual y segura” a la “apertura política”.

Y la dictadura siguió existiendo, hasta que se “acabó” con el fin del AI-5, las elecciones directas (excepto Presidente), el gobierno de Figueiredo, que representó el fin del régimen. Es decir, el régimen militar, según Gaspari, significó un ciclo iniciado y terminado por el “sacerdote” y el “hechicero”.

Y aquí radica un punto importante a discutir: los archivos entregados por Heitor Ferreira y Geisel al autor. La entrega de esta documentación sugiere algunos puntos importantes, como una relación de confianza que existía entre el autor y los protagonistas y, posteriormente, el mantenimiento de esta colección en poder del autor, imposibilitando que otros investigadores analicen el material, haciendo Gaspari “exclusivo” en posesión de la información. El uso de estas fuentes serviría para una primicia periodística, pero no es historia...

En resumen, la Historia de la Dictadura descrita por Gaspari resultó ser una obra exclusiva de Golbery y Geisel.

Marcos Silva señala acertadamente que “no es abusivo identificar la sacralización de la dictadura, por parte de Gaspari, en las personas del cura Geisel y del hechicero Golbery”. (pág. 64). La ironía de Marcos Silva es bastante peculiar: al elogiar los roles del cura y del hechicero, Gaspari termina elogiando el régimen militar, la forma en que Geisel y Golbery lo crearon y luego decidieron acabar con él.

Aún con todas las críticas, es cierto que la obra de Gaspari puede interpretarse como una obra periodística sobre el régimen militar y no como una obra de historia en sí misma. Su lectura debe hacerse con mucho cuidado, como lo señala el análisis de Marcos Silva y otros discutidos en esta reseña. Asimismo, es claro que importantes detalles dejados de lado por Gaspari, comenzando por la ilegalidad del régimen militar, fueron relegados a un segundo plano. Vale la pena mencionar que el régimen fue implementado por un golpe de estado con apariencia de legalidad, con un truco para justificar su ausencia, ¡que no existía! – por João Goulart del país. Rompiendo la Constitución de 1946, para luego implementar la propia en 1967, la dictadura puso a Brasil en uno de sus períodos más oscuros y, como muy bien recuerda Marcos Silva, generó ramificaciones en la política y la sociedad hasta el día de hoy.

La lectura de la obra de Gaspari debe basarse en estas restricciones. Es cierto que la obra tiene méritos: está bien escrita y hace un panel interesante (salvo los silencios) sobre el régimen militar, explorando detalles importantes, ayudando al lector a tener una visión general de los acontecimientos de la época. Sin embargo, como se destacó anteriormente, es un trabajo donde no solo se revelan problemas interpretativos, sino también problemas de índole metodológica e ideológica.

Y finalmente, es importante señalar que el éxito de los libros de Gaspari sobre la dictadura también se debe a que se trata, como se destaca al inicio de esta reseña, de un análisis general producido por un reconocido escritor en el vacío de los historiadores al no producir obras que abordan en un panorama general lo que representaron los años de plomo. Si la obra de Gaspari es leída como referencia obligada en muchas escuelas e instituciones sobre la Historia de la dictadura, ello se debe más a la ausencia de estudios serios de divulgación sobre el régimen cívico-militar que necesariamente a sus cualidades.

Es importante señalar que las críticas de Marcos Silva a los problemas de la obra de Gaspari nos devuelven a este punto: una historia general, producida por historiadores, sobre el régimen de 1964/1985 está por escribirse, buscando un abordaje comprensivo, lúcido. bien estructurado y fundamentado, lo que permite a los estudiantes, investigadores y otros interesados ​​tener una visión más clara de uno de los períodos más desastrosos de la historia de Brasil.

*Ricardo Sequeira Bechelli Doctor en Historia Social por la Universidad de São Paulo (USP).

 

referencia


Marco Silva. Dictadura relativa y negacionismo: Brasil, 1964 (2016, 2018…) 
São Paulo, Ed. María Antonia, 2021, 160 páginas.

 

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