por AFRANIO CATANÍ*
Comentario al libro de Walter Benjamin
“Llegué el 6 de diciembre. En el tren memoricé el nombre y la dirección de un hotel por si nadie me esperaba en la estación. (En la frontera me hicieron pagar la diferencia de precio y viajar en primera clase, alegando que no había más espacio en segunda). Me sentí aliviado de que nadie me hubiera visto salir del coche cama…”. Así comienza la Diario de Moscú de Walter Benjamin (1892-1940), y que recoge su visita a la capital rusa, realizada en el período comprendido entre el 6 de diciembre de 1926 y el 1 deo Febrero de 1927).
Tres motivos le llevaron a Moscú: su amor por Asja Lacis (1891-1979), actriz y directora de teatro letona, mujer de definitiva influencia para él y la primera en transmitirle información sobre el teatro y la política cultural soviética. En segundo lugar, su incertidumbre acerca de afiliarse al Partido Comunista Alemán, ya que llevaba más de dos años pensando en esa posibilidad. Finalmente, la consideración de los compromisos literarios asumidos antes del viaje, para escribir sobre Moscú en la revista La criatura (La criatura), de Martin Buber, habiendo recibido incluso un anticipo, que le ayudó a financiar su estancia.
Publicado originalmente en 1980, con un prefacio de Gershom Scholem (1897-1982), Diario de Moscú fue editado por Gary Smith (quien también fue el autor de las 142 notas del texto), quien hizo todo lo posible para descifrar la minúscula letra de Benjamin, abarrotada en las 56 páginas del manuscrito. Además, otro factor que dificultó la publicación fue, por supuesto, el hecho de que Asja Lacis aún estaba viva. La presente edición también tiene un apéndice que contiene una carta de A. Lunacharsky a los editores de Gran enciclopedia soviética con una opinión negativa del artículo de Benjamin sobre Goethe.
Diario de Moscú registra, en sus notas, que Benjamin y Asja (una “militante revolucionaria rusa de Riga”) se conocieron en Capri, en 1924. La pasión de Benjamin por ella fue instantánea, pero el romance siempre fue conflictivo, pues ella tenía una hija pequeña (Dega) y tuvo una relación amorosa con Bernhard Reich (1880-1972), dramaturgo, director y crítico teatral. Benjamin estuvo casado con Dora Sophie Pollak Benjamin (1890-1964), estuvo casado de 1917 a 1930, y tuvo un hijo, Stefan (1919-1972). En 1925, la visitó en Riga, donde dirigía un teatro de agitación y propaganda ilegal. Posteriormente, Asja residió en Berlín (1928-1930), habiendo vivido con Benjamin durante unos dos meses. En 1928, le dedicó su libro. calle de un solo sentido: “Esta calle se llama Asja Lacis, en honor a la mujer que, como ingeniera, la abrió en el autor”.
Cuando Benjamin llega a Moscú, Asja ha sido ingresada en un sanatorio, sin que él mencione la naturaleza exacta de su enfermedad -sí, porque ella sale todo el tiempo, pasea, va al teatro, asiste a cenas y, de vez en cuando , es dado de alta a su pretendiente. Reich, amigo de Benjamin desde 1924 –habían escrito juntos un artículo sobre el teatro en 1925–, es su compañero de andanzas en el invierno moscovita: le corresponde allanar los caminos del visitante berlinés, servir de intérprete, introducir gente.
Al cabo de un tiempo, debido a la crisis de la vivienda, que en Moscú adquirió proporciones alarmantes, empieza a dormir en la habitación del hotel de Benjamin. Aquí y allá, a lo largo del diario, está presente esta situación cuanto menos embarazosa: ambos hablan de política, teatro, cine, literatura, arquitectura, etc., pero no tocan el tema fundamental que los opone, a saber, la disputa por Asja. . En cierto pasaje del diario Benjamin escribe, sintomáticamente: “Esta noche Reich durmió en mi habitación. Mi cabello se vuelve realmente eléctrico aquí”.
El optimismo inicial de Benjamin es reemplazado gradualmente por una progresiva desilusión. Desilusión con la gentrificación de la sociedad soviética y también con el giro reaccionario del partido en materia cultural. Añádase a eso el trato cínico y humillante que le da Asja. Así, su fracaso es triple: personalmente, porque su relación afectiva con Asja llega a un callejón sin salida; políticamente, porque reconoce que la afiliación a un partido político es imposible, ya que le atemoriza la forma en que se suprimió la “independencia privada” en nombre de la orientación general del Partido (Comunista); artísticamente, porque comprende -en particular a través del rechazo de su artículo sobre Goethe, escrito para la Gran enciclopedia soviética – que la escritura intensiva y sujeta a una extensa regulación, “no puede producir más que verborrea sociológica”.
Considerada la obra más personal de Benjamin, la Diario se nos presenta “totalmente sin censura – lo que significa, sobre todo, intacto por su propia autocensura” (Cf. prefacio de Gershom Scholem). En un momento en que la desesperación raya en lo insoportable, escribe: “para mí, Moscú es ahora una fortaleza; el clima riguroso (…), la falta de conocimiento del idioma, la presencia de Reich, las condiciones de vida bastante limitadas de Asja”. pero no Diario hay consideraciones de diversa índole, como la precaria situación política soviética; el contexto cultural; el estilo pequeñoburgués de las decoraciones; sus numerosos viajes a teatros, cines, museos y exposiciones; las conversaciones improductivas con los intelectuales de Moscú; los restaurantes, cafés, pastelerías y cervecerías; los burócratas de la era de la NEP (Nueva Política Económica); vendedores ambulantes y vendedores ambulantes; libros infantiles y postales antiguas; sus innumerables compras de juguetes de madera, casas y animales de papel, etc.
A través de esto Diario de Moscú es posible penetrar, aunque sea sutilmente, en las profundidades de Benjamin. Emocionalmente estaba destrozado y, ante un inesperado ofrecimiento de afecto de Asja, escribe: “Me sentí como un jarrón de cuello estrecho en el que se vierte líquido de un balde. Poco a poco me había cerrado voluntariamente tanto que me volví insensible a la fuerza de las impresiones externas" (18 de enero de 1927).
Afranio Catani es profesor jubilado de la USP y profesor invitado de la UFF. Autor, entre otros libros, de la sombra del otro (Panorama).
Este artículo es una versión, con algunos cambios, de la reseña publicada en el extinto “Caderno de Sábado” de la Periódico del 07/10/1989.
referencia
Wálter Benjamín. Diario de Moscú. Traducción: Hildegard Herbold). São Paulo, Companhia das Letras.