por SAMUEL JORGE MOYSÉS* e MARCO AKERMAN**
Abierta la temporada para las respuestas más prometedoras en cuanto a las soluciones para nuestra… nueva construcción, nueva ruina, trans y pospandemia… o tendremos que enfrentarnos al abismo: “mejor que tomar ansiolíticos, es leer a Nietzsche”
“Aquí todo parece
que aun estaba en construccion
Y ya está arruinado
(Fuera de orden, Caetano Veloso)
De Oswaldo a Pazuello
El estudio de la saga brasileña, tratando algunas de sus epidemias, ayuda a comprender un poco nuestras singularidades y dilemas históricos. Desde ellos también se pueden ver nuestros giros sociopolíticos, o nuestra fascinación nietzscheana por enfrentar el abismo, la construcción y ruina de nuestros proyectos de sociedad.
Como aproximación al lenguaje cinematográfico, con flashbacks en nuestra línea de tiempo, utilizaremos cortes temporales que avanzan y retroceden. Comenzamos con una anécdota, como pretexto de contexto histórico. Compone el primer escenario (C1), más exactamente en el bloque de historia entre 1900-1905.
(C1) La anécdota resume algunos de los flagelos de la salud en Brasil en los albores del siglo XX. Al mismo ritmo, se registraron importantes pérdidas económicas, afectando al comercio exterior -desde entonces y siempre basado en el sector agroexportador-, pero también a la naciente industria(1):
“Los tres grandes males, la viruela, la peste bubónica y la fiebre amarilla, intercambian impresiones sobre las campañas que contra ellos mueve Oswaldo Cruz:
AMARILLO – Pero… Oswaldo es un talento. Descubrió que el mosquito es mi sirviente y no hace más que matar mosquitos: ¡es un alguacil!
BUBÓNICO – Cuál; hace algo mejor: atrapa ratones con la trompeta y la caja. ¡Es un gato!
VIRUELA – Porque con mi apariencia, no queriendo culpar a moscas y cucarachas, empezó a matar a los pobres niños con fierros envenenados, esa vacuna obligatoria. ¡Es un pavo real!"
Ya que queremos desarrollar un segundo escenario (C2), que se ocupará de la gripe de 1918, lo haremos más adelante. Por ahora, inmediatamente se impone un tercer escenario (C3), que nos lleva directamente al siglo XXI y, más concretamente, a la situación de 2020. menores de 115 años: Oswaldo Cruz y Eduardo Pazuello.
(C3) Visualicemos ahora la imagen de Brasil en 2020, en plena vigencia de la pandemia de Covid-19 (C3). ¿Cuál sería la anécdota? Y aquí, ciertamente, la anécdota no adquiere la connotación común de significar un chiste, ya que no hay nada que estimule la risa, sino todo lo contrario. Tal vez, algún día tomará alguna forma como esta:
COVID-19 – ¿Y el Ministro de Salud, eh? ¡Qué mazo! ¿Pero quién es? Mandetta, Teich, Pazuello..., la Salud en Brasil parece haberse convertido en un lugar con apellido europeo, ¡pero tierra de nadie! No me importa, solo busco una sola especie: ¡la humana! ¡Y el Ministro para mí también se convirtió en un alguacil, es decir, un oficial de (in) justicia que ejecuta órdenes locas sin adhesión a los principios del SUS o identidad con el pueblo brasileño!
De los grandes flagelos de la salud de principios del siglo XX, Brasil erradicó la viruela, siendo el último país de las Américas. (2). Los últimos 19 casos ocurrieron en Río de Janeiro, en Vila Cruzeiro, barrio Penha, en abril de 1971. En cuanto a la peste bubónica, el último registro en Brasil es de 2005, cuando hubo un solo caso en el municipio de Pedra Branca, en la región sierra de Ceará. Desafortunadamente, la fiebre amarilla en el período 2017/2018 resurgió en uno de los eventos más trágicos de la historia de la salud brasileña. La propagación del virus llegó a la costa este de Brasil, en la región del bioma de la Mata Atlántica, que alberga una gran diversidad de primates no humanos, potenciales vectores silvestres y donde no se registraba el virus desde hacía décadas.(3).
Como si no bastaran nuestros desafíos sanitarios, epidemiológicos y humanitarios, llevados como un trágico legado del pasado y de nuestra historia de errores y repeticiones de errores, ahora nos encontramos nuevamente interpelados en un contexto muy complejo. El poliedro platónico de complejidades incluye rostros, vértices y aristas de una realidad socioambiental, política, económica y cultural, de extrema volatilidad y preñada de configuraciones mutables, amenazas, pero también convergencias(4):
“[…] activismo judicial, biopolítica, escenarios pospandemia, corrupción y patrimonialismo, criminalización de la política, democracia, derechos humanos, EaD y ataques a la educación, encarcelamiento y sistema represivo, fascismo y neofascismo, home office, necrocapitalismo, neoliberalismo , población LGBTI, populismo de derecha, precariedad laboral y de derechos sociales, racismo, redes de solidaridad, relaciones entre poderes, uso político de la pandemia en el escenario global y violencia de género…”.
Dicho lo anterior, para quedar en una circunscripción discreta, queda la pregunta que asalta a todos: “¿qué país quedará después de la crisis?”.
(C1) En 1897, habiéndose graduado en medicina cinco años antes, en Río de Janeiro, Oswaldo Cruz viajó a París, donde permaneció dos años estudiando microbiología, sueroterapia e inmunología en el Instituto Pasteur, y medicina legal en el Instituto de Toxicología(5). De regreso en Río, en 1902-1903, asumió la dirección del Instituto Federal Soroterápico y de la Dirección General de Salud Pública (DGSP). Realizó una campaña sanitaria para combatir las principales enfermedades en la capital federal, adoptando métodos como el aislamiento de pacientes, la notificación obligatoria de casos positivos, la captura de vectores -mosquitos y ratas-, y la desinfección de viviendas en zonas de brotes. Lanzó campañas de saneamiento y, en pocos meses, disminuyó la incidencia de la peste bubónica. Al luchar contra la fiebre amarilla, enfrentó varios problemas. Gran parte de los médicos y la población creían que la enfermedad se transmitía por el contacto con la ropa, el sudor, la sangre y las secreciones de los pacientes, mientras que él propuso una nueva teoría: el transmisor de la fiebre amarilla era un mosquito. Su actuación provocó una violenta reacción popular.
(C2) Nuestra historia con las epidemias sugiere una fuerte pasión gubernamental y popular a favor de la polémica, la emoción exaltada, porque nos gusta discutir, especialmente cuando se trata de discutir la vida de otras personas. Por ejemplo, sobre la gripe de 1918 en Brasil, ya llega bajo la acusación de ser culpable “… de enemigos alemanes por la creación de la enfermedad, esparcidos por todo el mundo a través de sus submarinos”, como consta en un artículo de humor, pero que reflejaba las reacciones de la sociedad ante la nueva enfermedad(6). Habría otra polémica, ésta internacional, ya que la gripe en realidad no era “española” sino de origen americano, de Kansas, en EE.UU.
Otra polémica más: la tesis planteada por Ruy Castro de que Rodrigues Alves (1848-1919), presidente electo, no pudo asumir por segunda vez la presidencia, en 1918 -por otras razones, pero no por haber muerto a consecuencia de la tan -llamada gripe. . Actas de Afonso Arinos (padre) impugnan la visión de Ruy: “El certificado de defunción fue firmado por el profesor Raul Leitão da Cunha, dando leucemia como causa mortis (asistolia aguda en el curso de anemia perniciosa). De hecho, la muerte vino de la gripe”. Arinos, siendo un biógrafo perspicaz, también estaba casado con la nieta del presidente. Esto confirma la convicción de la familia de que su muerte se debió a la gripe, para alguien que ya tenía mala salud.(7).
El periodista Alex Solnik, al igual que Daniel Defoe (en “A Diary of the Year of the Plague”, sobre la epidemia de peste bubónica en Londres en 1665) hizo un trabajo exquisito al rescatar la narrativa periodística de la gripe de 1918, consultando el diario “The Night "(8). Éste, al parecer, ofreció una amplia cobertura de aquella pandemia, que fue denominada por la prensa “gripe española”, “Peste de Dakar” o “Mal de Seidl” (en alusión a Carlos Pinto Seidl quien –¡he aquí!?- en medio de la pandemia, inicialmente causó polémica por minimizar la crisis y luego renunció a la Dirección General de Salud Pública, cargo equivalente al de Ministro, no habiendo Ministerio de Salud en ese momento).
Es curioso notar que los primeros casos de gripe en Brasil golpearon de lleno a los militares. El 8 de octubre de 1918, el informe principal se llama “La epidemia en Vila Militar”: “Hay 249 enfermos”; “[…] ciento y tantas personas con gripe en el Hospital del Ejército”.
En el dia siguiente, “Casi todos los cuerpos en la 3ra región están bajo ataque. Hay gente con gripe en todos los cuerpos de la tercera división del Ejército. 392 están en el hospital”. Sin embargo, la extraña conclusión nos hace sospechar que entonces y ahora, la noticia puede fabricarse: “La epidemia tiene un carácter benigno” [sic].
Y luego, el 13 de octubre: “Estudiante del Colégio Militar, Mauro Soares, muere a los 13 años”. Y, apenas dos días después, el titular que transforma la “epidemia de carácter benigno” se convierte de pronto en: “Maldad”. “[…] El aspecto de la ciudad es desolado. Cierre de establecimientos. Escuelas, teatros, cines, fábricas. Las calles tienen mucho menos movimiento. El número de 'españoles' siempre está aumentando”. “Los casos fatales también están aumentando y algunos de ellos van rápido…”.
El 18 de octubre “[…] lo que ven es un transeúnte chupando su botecito de sal…”. Menos mal que todavía no es una botellita con "agua tónica - ¡tómala porque contiene quinina!" (refiriéndose a videos de la blogosfera de noticias falsas), o automedicarse con (hidroxi)cloroquina!
Y el 21 de octubre, “[…] se espera con una pasividad 'fakiriana' que la fiebre, cuando no tiene a quien atacar o matar, se retira espontáneamente”. Todavía no se había adoptado el “lenguaje ganadero” de la inmunidad de rebaño, como ahora se adopta de forma ostensible o encubierta, en las exhortaciones presidenciales a la población a salir del aislamiento y volver a las actividades “normales”… con su indiferente naturalización: “algunas ganas de morir ! ”
Allí, en 1918, la gripe también fue designada como una enfermedad generacional, una enfermedad de los “jóvenes”, porque “[…] Rodrigues Alves y Rui Barbosa se recuperaron rápidamente. Es una enfermedad que ataca y mata a personas menores de 40 años”.
Pues bien, con la siguiente noticia, el 22 de octubre y en pleno apogeo del morbo y la mortalidad, cerramos el escenario que nos interesa en las analogías temporal/pandemia que se están dibujando: “La población sólo confía en la bondad de la Divina Providencia”. Sí, los religiosos de esa época también pusieron su fe en la divina providencia, pero no hay noticias de un pastor que vendiera vino ungido, máscara invisible o frijol milagroso... Chagas asume Salud Pública).
(C1) Periódicos, Congreso y una Liga contra la vacunación obligatoria, provocaron reacciones violentas que surgieron en noviembre de 1904, con una rebelión popular sumada, el día 14 de ese mes, por el levantamiento de la Escuela Militar de Praia Vermelha, bajo la dirección conspirativa de militares florianistas, positivistas. Ah, los militares que hicieron la primera República, la Antigua República... ¿Cuántas Repúblicas nos quedarán, con qué tramas?
Así, entre el 10 y el 16 de noviembre de 1904, la oposición a Oswaldo Cruz alcanzó su punto máximo. Con el resurgimiento de los brotes de viruela, los sanitarios intentaron promover la vacunación masiva de la población. Estalla la revuelta de las vacunas. Un saldo de 30 muertos. ¿De la viruela? No. de disturbios? ¿De la insurrección contra la represión? ¿Manipulación de opinión?
(C2) El 16 de enero de 1919, la fatídica noticia para la época: “El fin de una gran existencia”. Muere Rodrigues Alves a los 70 años. ¿De la gripe?
(C3) Miles mueren en 2020. ¿De Covid-19 (infraregistrado)? ¿De “otras causas”?
– Crea tu propia narrativa. ¡Hoy hay grupos que defienden que todo está permitido, incluso el revisionismo histórico! Si quieres y tienes talento, también puedes escribir un libro, como hizo Boccaccio. En el Decameron, el autor italiano cuenta la historia de diez personas que se divierten con cuentos mientras se aíslan de la peste (Peste Negra), describiendo cómo la epidemia atacó la ciudad de Florencia en 1348, y cómo reaccionó la gente (ricos refugiándose en propiedades rurales y pobres muriendo en la ciudad). Para los revisionistas, es bueno recordar que el brote alteraría por completo la estructura social europea, así como los sistemas de creencias de muchos de los que sobrevivieron.(9). También es bueno recordar que nadie es inmune (ni siquiera los revisionistas/negacionistas), ya que incluso el poeta nacional italiano Giacomo Leopardi murió durante la epidemia de cólera de 1837, y sus restos no fueron enterrados en una fosa común (como las estrictas normas de higiene del tiempo requerido), a través de la intervención de un querido amigo, quien recuperó su cuerpo de un carro de muertos, para que hoy se pueda erigir un monumento nacional.
(C1) El Gobierno derrotó la rebelión. En 1908, en una nueva epidemia de viruela, la propia población buscó puestos de vacunación. Oswaldo Cruz hace Historia!
(C3) Y aquí estamos, nuevamente, con una gran agitación social en una nación que ya se ha polarizado en los últimos años, y ahora con la evidente politización del virus, el Covid-19 y sus controvertidos (posibles) tratamientos. Somos, en medio de la crisis de la pandemia, ciertamente el único país del mundo que ha encadenado una sucesión de tres ministros de salud, en el corto lapso de un mes. Salimos, muy atrás, de una honrosa tradición de un sanitarista como Oswaldo Cruz –patrono de nuestra “casa de la salud”, la Fundación Oswaldo Cruz, que celebraba 120 años de historia digna, pero tan atacada por los “negacionistas” de la ciencia que proliferan en nuestro país significa – por la confirmación del interino militar Eduardo Pazuello en el Ministerio de Salud. Hoy, el Ministerio es muy similar a un Batallón Logístico. Hará História?
No puedo respirar…
La población de Minneapolis, Minnesota, desencadenó una protesta más, entre tantas a lo largo de décadas: ahora, contra la asesinato de george floyd, un hombre negro asfixiado por un policía blanco. Las manifestaciones se extendieron por las principales ciudades de Estados Unidos, de costa a costa.
La frase, casi un soplo sin aliento en medio de la muerte, ya es icónica: "¡No puedo respirar! ”
Millones conocen esta frase alrededor del mundo, y la han estado usando durante mucho tiempo por diferentes motivos. Es bueno recordar, al igual que Castiel(10), que
“[…] antes del COVID-19, el neoliberalismo ya estaba constituido con su propia epidemia provocada por el virus de la precariedad. Un mal social que admitió, mucho antes de la declaración del estado de alarma, su propio régimen de emergencia para determinados colectivos considerados socialmente excedentarios o marginados. Grupos desprotegidos formados por pobres, desempleados, migrantes, trabajadores domésticos, familias de un solo país, refugiados, indocumentados…”
Una de las razones más constantes de la grave crisis disneica, que acorta el aire ya bastante tóxico para el campo democrático, es comprobar el avance inexorable (¡pero que se pueda contener en el tiempo, espero!) de un nuevo pensamiento de extrema correcto, resentido, revisionista, vengativo, petulante.
En otro "Diario del año de la peste" (no de Defoe), Dunker nos enseña(11):
“Conocemos tres reacciones básicas ante la violación de las expectativas: negación, disonancia cognitiva y proyección. Mediante la negación nos alejamos de la realidad, reduciendo el conflicto entre ésta y nuestras opiniones. Ajustando la disonancia cognitiva alteramos nuestros deseos, nuestros pensamientos y el valor de nuestras percepciones para desinflar el conflicto, por ejemplo: “No es que las uvas estén fuera de nuestro alcance, es que están agrias. En el fondo, ni siquiera quería comerlos". La tercera estrategia consiste en creer que la causa de la contradicción no está en la realidad ni en lo que pensamos sobre ella, sino en la manipulación que el otro sigue practicando para engañarnos, por lo que debemos seguir actuando para prevenir y erradicar. la causa del mal, independientemente de las razones y los hechos, que son solo parte de la publicidad en contra”.
Hemos visto, en el Brasil distópico de 2020, profusamente las tres reacciones: negación, disonancia cognitiva y proyección. En todo esto, por supuesto, hay mucho de “reactivo”, pero también mucho de “deliberativo”.(12). Como observa Giuliano da Empoli “[…] detrás de las apariencias extremas del Carnaval populista, se esconde el feroz trabajo de decenas de spin doctors”, ideólogos y, cada vez más, científicos especializados en big data, algoritmos, aprendizaje automático, sin los cuales los líderes del neopopulismo de extrema derecha nunca habrían llegado al poder. Empoli agrega:
“El algoritmo de los Ingenieros del Caos los obliga a mantener cualquier posición, razonable o absurda, realista o intergaláctica, siempre que intercepte las aspiraciones y los miedos, sobre todo los miedos, de los votantes […] nueva ola de post-ideología tecno-populismo, fundado no en ideas sino en algoritmos puestos a disposición por los ingenieros del caos”.
Y es urgente comprender y delimitar las fronteras de esta nueva “terra incógnita” en la que nuestras democracias han comenzado a hundirse. En el caso brasileño, nuestra democracia emerge y se sumerge con la misma voracidad, desde la Antigua República de Oswaldo Cruz hasta la post-Nueva República del General Pazuello.
Terminamos con Eliane Brum, con su libro cuyo título es similar a nuestro boceto(13):
“Brasil, eterno país del futuro, al final de la primera década del siglo XXI creía que finalmente había llegado al presente. Y luego se encontró sumido en el pasado. En ese momento, sin embargo, no sabía cuánto del pasado era. Ahora empiezas a entender. ¿Qué hace el país del futuro cuando se da cuenta de que el futuro es un enorme pasado? ”
Se abre la temporada para las respuestas más prometedoras respecto a las soluciones para nuestra… nueva construcción, nueva ruina, trans y pospandemia… o tendremos que enfrentarnos al abismo: “mejor que tomar ansiolíticos, es leer a Nietzsche”.
*Samuel Jorge Moyses es profesor de epidemiología y salud pública en la PUC-PR y en la UFPR.
*Marco Akerman es profesor titular de la Facultad de Salud Pública de la USP.
Referencias
- Barros AFR, Ponte CF, Vilaseca G, Nogueira L. Curaduría de la Exposición: 100 años de prevención y control de enfermedades en Brasil. Ministerio de Salud, Secretaría de Vigilancia en Salud; Dakota del Sur.
- Muñiz ES. Memorias de la erradicación de la viruela. Ciencia y Salud Colectiva. 2011;16(2):699-701.
- Ministerio de Salud. Fiebre amarilla: síntomas, tratamiento, diagnóstico y prevención. Revista [serie en Internet]. 2020. Fecha de acceso: 30 de mayo de 2020. Disponible en: https://saude.gov.br/saude-de-az/febre-amarela-sintomas-transmissao-e-prevencao.
- Augusto CB, Santos RD, editores. Pandemias y pandemonios en Brasil (libro electrónico). São Paulo: Tirant lo Blanch; 2020.
- Cruz FO. La trayectoria del médico dedicado a la ciencia. Revista [serie en Internet]. (Texto adaptado del número 37 de la Revista de Manguinhos, 2017). Fecha de acceso: 31 de mayo de 2020. Disponible en: https://portal.fiocruz.br/trajetoria-do-medico-dedicado-ciencia.
- Cariello R. Enigma de las pandemias. Revista Piauí. 2020 mayo 2020.
- Grupo de Revistas de América. Todavía la muerte de Rodrigues Alves. Revista [serie en Internet]. 2020. Fecha de acceso: 29 de mayo de 2020. Disponible en: http://gda.com/detalle-de-la-noticia/?article=4125826.
- Solnik A. Rodrigues Alves no murió de gripe española. Revista [serie en Internet]. 2020. Fecha de acceso: 30 de mayo de 2020. Disponible en: https://www.brasil247.com/blog/rodrigues-alves-nao-morreu-de-gripe-espanhola-fb8cn5ku.
- Marcos JJ. Boccaccio sobre la peste negra: texto y comentario. Revista [serie en Internet]. 2020. Fecha de acceso: 30 de mayo de 2020. Disponible en: https://www.ancient.eu/article/1537/boccaccio-on-the-black-death-text–commentary/.
- Castiel L. D. Ensayo sobre la pandemia. Río de Janeiro: Fiocruz; 2020. pág. 75.
- DunkerCIL. Diario del año de la peste. Revista [serie en Internet]. 2020. Fecha de acceso: 30 de mayo de 2020. Disponible en: https://diplomatique.org.br/diario-do-ano-da-peste/.
- Empoli G. The Chaos Engineers: cómo se utilizan las noticias falsas, las teorías de conspiración y los algoritmos para difundir el odio, el miedo e influir en las elecciones. São Paulo: Vestigio; 2019.
- Brum E. Brasil, constructor de ruinas: Una mirada al país, de Lula a Bolsonaro. Porto Alegre: Editorial Archipiélago (Edición Kindle); 2019.