dependencia fiscal

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por JOSÉ RAIMUNDO TRINDADE*

Los regímenes fiscales establecidos en sociedades periféricas como Brasil son el resultado de una soberanía restringida

Un análisis menos circunstancial de las relaciones entre los estados nacionales periféricos y el capitalismo central, así como la capacidad de afirmar su autonomía en aspectos fuertes, como el tecnológico, financiero, geopolítico e incluso la seguridad alimentaria de sus poblaciones, constituye, a nuestro juicio, un punto vital de apreciación en la contemporaneidad actual.

Podemos utilizar al autor mexicano Jaime Osório (2014) para afirmar, aunque sea en una primera aproximación, que una de las características estructurales de las sociedades dependientes o periféricas sería “la presencia de soberanías restringidas”. El artículo que sigue no pretende hacer una reseña del mencionado autor, sino presentar la proposición de que los llamados regímenes fiscales establecidos en sociedades periféricas como Brasil son el resultado de la soberanía restringida enunciada.

La economía mundial capitalista tiene el carácter de desarrollo desigual y combinado, que se materializa en un patrón internacional de división del trabajo en el que la economía mundial se funcionaliza dividida en tres grandes zonas de soberanía y arreglos de control tecnológico, geopolítico y financiero.: el centro, la semiperiferia y la periferia, y esta división aparece funcional para garantizar la apropiación de plusvalía por parte de los centros de capital, permitiendo el desarrollo de regiones de liderazgo tecnológico, militar y financiero y el subdesarrollo (en condiciones de dependencia) en regiones con menor progreso tecnológico, con subordinación geopolítica y financiera, característicamente transfiriendo valor, a través del intercambio desigual, al centro capitalista.

La economía mundial se establece, por tanto, como varios circuitos reproductivos del capital superpuestos e integrados, y esta relación es la que constituye la lógica imperialista, por un lado, y la dependencia, por otro. Lo que se denomina soberanía nacional debe entenderse como el mayor o menor grado de autonomía nacional en relación con cuatro ejes centrales: tecnológico, financiero, geopolítico y social de reproducción de las poblaciones.

América Latina, y especialmente Brasil, se encuentra en la región espacial periférica de proximidad a los EE. UU., y en consecuencia, la soberanía de los estados nacionales latinoamericanos es sumamente frágil en los cuatro puntos centrales que constituyen o determinan la soberanía nacional como orden de poder en la división internacional del trabajo:

(i) Sobre la capacidad de dominio y control tecnológico sobre los principales segmentos de la reproducción técnica del capital. En este sentido, tanto la dependencia de plantas industriales trasplantadas como el hecho de que la tecnología no es neutral y su razón antropocéntrica, se pueden observar una serie de consecuencias negativas para las sociedades latinoamericanas, entre ellas aspectos de la formación de una gigantesca superpoblación relativa y la consecuencias de bolsas de pobreza, desempleo e informalidad.

(ii) La mayor o menor influencia en el circuito financiero internacional, y cómo se establecen las condiciones de control nacional sobre su sistema crediticio y base monetaria (TRINDADE, 2017), componente de la soberanía financiera. este factor implica la capacidad, en términos de moneda nacional, de gestionar tanto los intercambios comerciales internacionales con base en su moneda nacional, como el control de los flujos de capital (Inversión Extranjera Directa) y las consecuentes transferencias de ingresos (utilidades e intereses) a los países centrales, en el caso de Brasil centralmente para los EE.UU.

(iii) El control geopolítico del territorio y la capacidad de intervención extraterritorial. Se integran aquí tres elementos: por un lado, el poder militar autónomo que tiene una mayor o menor capacidad para disuadir las ofensivas de otros Estados beligerantes, el uso autónomo y soberano del territorio de acuerdo con los intereses de un proyecto nacional y, finalmente , la capacidad de discrecionalidad e influencia en el orden internacional multilateral de toma de decisiones. Latinoamérica muestra enorme dependencia y subordinación en este aspecto, ya sea por la imposibilidad de participar en acuerdos multilaterales internacionales, o por la gestión de sus territorios, en gran medida sujetos a la intervención del poder imperial estadounidense.

(iv) Finalmente, más centrales y de gran trascendencia, los factores de orden social considerando la calidad económica, educativa y sanitaria de la población, el ejercicio de la ciudadanía como poder de organización y convivencia colectiva, el poder de ejercer la interacción democrática en el Estado decisiones Al respecto, debemos enfatizar que las diferentes condiciones nacionales para la reproducción del capitalismo en América Latina se basan, en gran medida, en la superexplotación de la fuerza de trabajo, lo que se traduce en un enorme empobrecimiento de los trabajadores. Una de las consecuencias directas de esta forma de explotación, en la que la reproducción de los trabajadores se realiza a un salario inferior al valor de la fuerza de trabajo, es que la calidad de vida de la población es muy precaria, sometiendo a los trabajadores a una enorme precariedad.

La soberanía restringida se refleja en los límites fiscales de los Estados periféricos, como expresa Jaime Osório (2014) “la precariedad de algunas instituciones y estructuras o las 'deformaciones' presentes en el mundo dependiente (…) [responden] a las necesidades de explotación y la dominación, constitutivas de la naturaleza de ese sistema”. Las “deformaciones” parecen ser menos el resultado de inconsistencias o circunstancias eventuales y más algo congénito de la lógica del “desarrollo del subdesarrollo”, como lo afirma otro intérprete del subdesarrollo, André Gunder Frank.

La caracterización del régimen fiscal es un punto clave, pues “refleja las formas específicas de organización del sistema tributario y del modelo de gestión presupuestaria, asociadas al uso de reglas fiscales y la conformación del federalismo” (Lopreato, 2013). Al asociar la soberanía restringida y el régimen fiscal, se entiende cómo los factores fiscales (tributación, presupuesto primario y deuda pública) están en el centro de las limitaciones de la soberanía y constituyen una de las bases de la dependencia económica de las naciones subdesarrolladas.

Considerando América Latina, se observa en diferentes países la conformación de esta lógica fiscal dependiente. Un primer aspecto se refiere a las estructuras tributarias, basadas en impuestos indirectos de carácter regresivo y, en el caso del impuesto a la renta, la carga tributaria recae mayoritariamente sobre la población asalariada vía retención (Rossignolo y Sabaini, 2011).

Esta forma característica de la carga tributaria que libera a los ricos del pago de impuestos y financia el fondo público con impuestos indirectos sobre los bienes de consumo y el impuesto sobre la renta de los salarios es un mecanismo clave para el mantenimiento de la dependencia.

Sin embargo, en algunos contextos, como el caso brasileño, esta forma regresiva de tributación se vuelve aún más crítica. Así, se adoptan varios instrumentos tributarios de restricción de soberanía, uno de los más destacados es la desgravación fiscal (falta de pago de impuestos) del circuito primario-exportador. Las grandes empresas agrarias y mineras están totalmente exentas del pago de impuestos a las exportaciones, lo que impone al resto de la sociedad brasileña, especialmente a los asalariados, la carga de sostener el presupuesto y el financiamiento del Estado, incluida la capacidad exportadora de estos segmentos empresariales, ya sea en el mantenimiento de la infraestructura portuaria, vial, ferroviaria, o por la pérdida de competitividad de los segmentos industriales, destruyendo puestos de trabajo locales.

El segundo elemento constitutivo de los regímenes tributarios dependientes es el formato de refinanciamiento de la deuda pública, siendo emblemático en este sentido el caso brasileño. Como lo señala Lopreato (2013) para el caso brasileño, la política establecida durante el período dictatorial (1974) se basó en un sistema de “recompra” garantizada de valores, lo que sentó las bases para un modelo que prácticamente eliminó el riesgo del sistema financiero. .

Este modelo impuso consecuencias notables, en primer lugar, el crecimiento de la deuda bruta incluso en un entorno no deficitario y, principalmente, convirtió a la deuda en una condición de liquidez del sistema financiero, anulando tanto cualquier riesgo del sistema como trasladando valor neto de la economía nacional. a los patronos del sector financiero, ya sean internos o externos. Este modelo centrado en la continua expansión de la deuda, independiente de su propia capacidad para financiar bienes de capital, se convirtió en el núcleo del patológico bajo crecimiento de la economía brasileña y de la creciente financiarización del presupuesto público.

Finalmente, los dos aspectos de la lógica fiscal expuesta se integran con la imposición de mecanismos legales que restringen cada vez más el uso de los fondos públicos para fines sociales, controlando la capacidad del Estado para ejecutar políticas públicas. El caso brasileño vuelve a ser emblemático aquí, en los últimos treinta años, el instrumento legal impuesto al presupuesto público se ha vuelto cada vez más restrictivo, caminando en el primer ciclo neoliberal (Fernando Henrique Cardoso) desde la aprobación de la pérdida de la capacidad federativa de la sub -nacionales.- gobiernos nacionales (estados), con el retiro de sus capacidades para emitir títulos valores de deuda y la reducción de sus límites de endeudamiento contractual (Ley 9496/97), hasta el establecimiento de la Ley de Responsabilidad Fiscal (Ley Complementaria 101/2000) .

Este proceso culmina en los últimos seis años con la EC 95/16. La actual modificación del techo de gasto no es más que la profundización del régimen fiscal de dependencia, configurando la garantía del máximo presupuesto fiscal comprometido con los gastos financieros, reduciendo los gastos sociales a su límite mínimo.

La continuidad de este régimen fiscal de dependencia constituirá la profundización de la pérdida de soberanía, un embrollo central a ser desmantelado por las luchas sociales y, quizás, por la próxima administración Lula.

*José Raimundo Trinidad Es profesor del Instituto de Ciencias Sociales Aplicadas de la UFPA. Autor, entre otros libros, de Seis décadas de intervención estatal en la Amazonía (Paka-armadillo).

Referencias


Dario Rossignolo y Juan Carlos Gómez Sabaini. Impacto de las políticas tributarias sobre la equidad en los países de América Latina. En: José Nun (Comp.). Desigualdad e impuestos. Buenos Aires: Capital Intelectual, 2011.

Francisco Luis C. Lopreato. Caminos de la política fiscal en Brasil. São Paulo: Unesp, 2013.

Jaime Osorio. El Estado en el centro de la globalización. São Paulo: Expresión Popular, 2014.

José Raimundo Barreto Trindade. Crítica de la economía política de la deuda pública y del sistema de crédito capitalista: un enfoque marxista. Curitiba: Editora CRV, 2017.

 

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