De Canudos a Jacarezinho

Dora Longo Bahia, Masacre en Parelheiros, 1995 Óleo sobre lienzo 200 x 200 cm
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por JOSÉ RAIMUNDO TRINDADE*

La guerra sucia del Estado brasileño.

El Estado es una fuerza de control y coerción sobre la sociedad, siendo en gran medida un instrumento organizativo político e institucional de los intereses del capital como clase. El uso de la violencia aparece como un monopolio estatal, con fuerzas coercitivas internas que forman parte de la lógica del poder estatal, como la policía. Esta forma necesaria para el mantenimiento del capitalismo es algo presente en todo el planeta, sin excepción.

Pero aun considerando predominante esta forma más rígida de percepción del Estado, se debe considerar que la existencia de sociedades complejas, con grandes poblaciones e intereses diversos, debe considerar aspectos de interacción por medios distintos a la pura y simple violencia. La situación brasileña en esta coyuntura es de violencia total contra sus enemigos internos, es decir, su propia población.

Sin embargo, vale la pena hacer un retorno histórico a un episodio que sólo no se convirtió en un destino homérico porque la burguesía esclavista brasileña se lo impidió, junto con sus perros armados, siempre dispuestos a mostrar los dientes y asumir el control autoritario del poder.

Me refiero a Canudos!

El conflicto social y el genocidio en Canudos fue descrito en detalle por Euclides da Cunha y mucho más tarde romantizado por Vargas Llosa. La mal llamada “Guerra de Canudos” es uno de los principales episodios de la guerra sucia que el Estado brasileño, materializado en su principal fuerza de represión y saqueo interno que es el Ejército, establece en forma de violencia y usurpación de derechos básicos contra sus propia población.

El episodio de la comunidad de Jacarezinho es sólo una secuencia de innumerables momentos de acciones de poder asimétricas que la burguesía nacional, autocrática y aristocrática, utilizando sus armas armadas, contraataca con bestiales golpes contra nuestra población.

Dos puntos importantes: las fuerzas asimétricas son parte de la práctica del terror de Estado y sólo se realizan contra un oponente indefenso o que apenas es capaz de actuar; en segundo lugar, el aparato militar siempre ha sido el concepto más expresivo de interacción de la clase dominante brasileña, independientemente del lugar, ya sea en la frontera amazónica (lo dicen los “Mártires de Abril”), en las favelas de Río de Janeiro o en la interior nororiental.

Estamos ante lo que nuestro mayor weberiano Raymundo Faoro llamó “solteros de la espada”. Una observación central es que lo militar sirve, en cierta medida, como una forma “bonapartista”, siempre disponible para ser utilizada y actuada como instrumento de poder por una burguesía históricamente débil.

Antônio Conselheiro y su “Troia de taipa dos jagunços” se inserta como el hecho histórico más indistinto de la formación del poder militar brasileño y su acción contundente sobre la población local. Euclides da Cunha, este Homero positivista brasileño, nos ofrece un documento histórico de peculiar singularidad, el autor no describe los hechos, venera los hechos, califica, por ejemplo, a los sertanejos como “héroes de las novelas de caballerías”.

“La guerra del fin del mundo”, en los términos del novelista peruano Vargas Llosa, se desarrolla en la disputa entre el naciente Estado militar brasileño y las fuerzas de organización campesina, en torno a una ideología religiosa de Antônio Conselheiro y la garantía objetiva del derecho a la tierra y al trabajo. Una disputa sangrienta que transcurrió desde noviembre de 1896 (primera expedición militar contra Belo Monte) hasta octubre de 1897 (muerte de Antônio Conselheiro y más de 25.000 campesinos).

Canudos involucró a aproximadamente 17.000 militares, una parte considerable en la cuarta expedición, donde la mayoría eran policías militares de varios estados (Pará, Bahía, Amazonas, São Paulo) contra una población campesina de alrededor de 30.000 habitantes, que vivía en la región que fue salada. con sangre del interior de Bahía, la mayoría muertos en este acto inaugural de la Guerra Sucia de la República Militar Brasileña.

Euclides da Cunha describe esta cuna de la (re)pública militar brasileña en los siguientes términos, que por brevedad hacen digno de mención: “Canudos no se rindió. Ejemplar único en toda la historia, resistido hasta el agotamiento total. Explotó palmo a palmo (…) cuando cayeron sus últimos defensores, todos murieron”.

Euclides, aun siendo militar y positivista, observa el origen de esta despreciable condición de ver a su propio pueblo como un enemigo a exterminar. Comprendió, viniendo de Río de Janeiro, que siempre había sido una tierra de exclusión de negros y mulatos, que el naciente estado republicano brasileño se formó desde el principio como “un reflujo al pasado” y que el episodio que narró fue, antes todo, un “crimen” germinal.

Jacarezinho y tantas otras masacres y guerras sucias que el Estado brasileño libra contra su población responde al límite a la continua fuerza de los intereses, como nos predicaba Raimundo Faoro: “militarismo, gobierno de la nación a espada, arruina instituciones militares” . En el momento brasileño actual, Jacarezinho es un reflejo de la creciente destrucción institucional de la nación, al límite de la instauración de la transición del militarismo a la milicia como centro decisorio del poder estatal.

Como ejemplo metafórico, Canudos fue arrasado y salado por el poder militar. Ahora el centro del combate y de la muerte es contra la gente de las favelas de Río, aunque el estruendo de las ametralladoras también se escuche en todo el país. Detener esta nueva fase de la Guerra Sucia del estado militar brasileño, que se metamorfosea en un estado miliciano, es parte de la lucha por la soberanía nacional brasileña.

¡La resistencia de Canudos nos evoca en súplicas!

¡Las lágrimas de Jacarezinho nos convocan en gritos!

*José Raimundo Trinidad Es profesor del Programa de Posgrado en Economía de la UFPA. Autor, entre otros libros, de Crítica a la Economía Política de la Deuda Pública y al Sistema de Crédito Capitalista: un enfoque marxista (CRV).

Referencias


Euclides da Cunha. Los Sertões.

Mario Vargas Llosa. El fin de la guerra mundial. São Paulo: Companhia das Letras, 1999.

Raymundo Faoro. Los dueños del poder: formación del patronazgo político brasileño. San Pablo: Globo, 2001.

 

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