Dando cuerpo a lo imposible – II

Elyeser Szturm, de la serie Heavens
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por MANUEL TANGORRA*

Comentario al libro de Vladimir Safatle

¿Con qué discurso enunciar lo que aún no es posible? ¿Con qué pensamiento reflexionar sobre las emergencias sociales, políticas y estéticas? Para enfrentar tales interrogantes, Vladimir Safatle opta por una singular reactivación de la dialéctica, proponiendo una interpretación original de la tradición filosófica de Hegel, Marx y, principalmente, Theodor Adorno. Escrito en Brasil hoy – uno de los principales laboratorios del neoliberalismo conservador contemporáneo –, Dar cuerpo a lo imposible apuesta por una “dialéctica de la emergencia” capaz de aprehender las condiciones de ruptura con el orden existente, de irrupción “de lo que podría ser diferente, y que aún no ha comenzado” (p. 34).

Evidentemente, una redefinición epistemológica de la dialéctica –a la que está dedicada la primera parte del libro– resulta indispensable. Según Safatle, recuperar la noción de negatividad se convierte en un elemento central para superar la perspectiva -que el autor atribuye a la segunda generación de la Escuela de Frankfurt- que transforma el consenso del Estado social-liberal (p. 24), así como las pretensiones de fundar una praxis emancipadora a partir de las identidades “esencializadas” de los sujetos oprimidos (p. 38), en el horizonte definitivo de la política.

Ni simple “contrariedad”, ni “incompatibilidad material”, la negatividad debe ser entendida como una no-identidad fundamental que socava el campo de significados del que emerge. Para concebir la emergencia en su radicalidad, no basta, pues, un pensamiento de la diferencia. Lo diferente –en términos políticos, estéticos o incluso antropológicos– debe ser vivido como una no-identidad para aparecer como la encarnación de una imposibilidad frente al presente capitalista. Por tanto, si la dialéctica negativa de Adorno puede ofrecer una reflexión sobre el surgimiento de sujetos revolucionarios es porque opera un “desplazamiento” (p. 84), más que una “amputación” (p. 81-82), del momento positivo lado del idealismo hegeliano.

Los procesos de liberación deben entenderse no como la absorción conceptual de la heterogeneidad, sino como una transformación de las facultades estéticas, capaces de organizar lo múltiple en la experiencia emancipadora, asumiendo la irreductible dimensión somática del acontecimiento. Según Safatle, Adorno retoma la tradición hegeliano-marxista en su gesto más radical: el de situar la emergencia en la autonegación inmanente de las determinaciones, que tienen lugar –que alcanzan su telos – no en la integración en una estructura genérica metaestable (p. 88), sino en el colapso de “las identidades inicialmente planteadas” (p. 60).

En un segundo momento, Safatle reconstruye el diálogo entre la dialéctica de Adorno y otras tradiciones con las que comparte un diagnóstico de la racionalidad técnica dominante. Si en la fenomenología alemana -especialmente en Heidegger- hay una “recuperación de tal experiencia de impotencia social en clave autoritaria” (p. 150) debido a la hipóstasis de la no-identidad en una diferencia ontológica entre la actualidad del sujeto y la apertura del acontecimiento (p. 162), es en la metapsicología freudiana donde la dialéctica rehabilitada por Safatle puede encontrar un aliado para pensar “un deseo de no identidad” (p. 184) inmanente a los procesos de subjetivación.

Una interrogación dialéctica de la vida instintiva debe hacer de ella no tanto un pasaje a la instancia “arcaica” o “preindividual” que escapa a toda racionalización (p. 201-202), como una latencia afectiva de la racionalidad, una “constante dinámica de indeterminación” de las representaciones conscientes (p.199). En este sentido, en Safatle, materialismo y psicoanálisis confluyen en torno a una política de síntomas (pp. 187-188), es decir, una praxis de activación de una relación creativa con el afecto que in-determina la norma de socialización capitalista.

Finalmente, en un tercer y decisivo momento de su libro, Safatle interviene en los debates actuales sobre la geocorporalidad del pensamiento, analizando, desde el contexto brasileño, las condiciones de una dialéctica periférica capaz de reflejar sus raíces situacionales. No se tratará de recurrir a una singularidad antimoderna que estaría sustraída a la razón occidental, sino de enraizarse en la sintomatología de una subjetividad atravesada por las devastadoras contradicciones de la colonialidad (p. 256), del sentimiento, al núcleo de reflexión crítica que “pulsa en el seno de la dialéctica una energía negativa de las clases subalternas” (p. 260).

A través de esto, Safatle llega a una lectura de Guimarães Rosa, identificando en su narración una rememoración dialéctica del poder subalterno, que no se define como “nostalgia del irracionalismo” (p. 278), sino como activación de una latencia de descentramiento del relato Brasil colonial y capitalista. Dentro de esta poética de región apartada, según Safatle, hay un campo de espectralidad que invoca el fantasma original del progreso brasileño (p. 281), que no es el retorno mistificador de un origen perdido – ni el triunfalismo “tropicalista” del subdesarrollo (p. 253). – sino múltiples “abismos de virtualidad” (p. 284), reprimidos por la modernización colonial. A través de tal estrategia estética, la subalternidad se descubre como un proceso de transformación categorial, como el surgimiento intempestivo de un lenguaje que inclina las gramáticas existentes (p.290) para hacer resonar la multiplicidad de voces excluidas que vienen a rondar las etapas del desarrollo brasileño.

La obra de Safatle anuncia una sobrevivencia inesperada del pensamiento dialéctico, no como una reiteración de su función reconciliadora, sino como un retorno a una enunciación periférica que colapsa la relación entre las experiencias subalternas y las normas que supuestamente las rigen. Esta dialéctica descentrada no pretende ofrecer una telos definitiva para la praxis emancipadora, sino devenir cuerpo en su latencia transformadora, reinventarse conceptualmente en la vivencia de sus luchas. En esta insólita alianza con la subalternidad, la dialéctica recupera su poder de dar sentido a los traumas de nuestro tiempo. Ella anuncia su regreso, pero radicalmente subvertida, encarnada en un somático extraño “encarnado en otros cuerpos” (p. 48).

*Manuel Tangorra. es profesor en la Université Catholique de Louvain (Bélgica).

Traducción: Daniel Paván.

 

referencia


Vladímir Safatlé. Dar cuerpo a lo imposible: el sentido de la dialéctica de Theodor Adorno. Belo Horizonte, Auténtico, 2019.

 

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