Cuba hoy: los riesgos de una contrarrevolución burguesa

Imagen: Mehmet Turgut Kirkgoz
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por MARCIO LAURIA MONTEIRO*

Es necesario eliminar la burocracia del poder y salvar a la Revolución Cubana de correr la misma suerte que la URSS

El concepto de Estado proletario burocratizado

La revolución social que comenzó en 1959 condujo a la destrucción del Estado burgués y a la expropiación económica de la burguesía nativa y el imperialismo en Cuba. Este proceso no tuvo un programa originalmente socialista. Bajo el liderazgo del Movimiento 26 de Julio y otros grupos, como el Partido Estalinista Cubano (Partido Socialista Popular, PSP), la atención se centró en llevar a cabo tareas nacional-democráticas: asegurar la soberanía nacional frente a la interferencia estadounidense, lograr la reformar en beneficio de los campesinos pobres y retomar la experiencia de república democrática existente antes de la dictadura de Fulgencio Batista (una de las demandas del Movimiento 26 de Julio fue restablecer la Constitución de 1940).

Sin embargo, la plena realización de estas tareas, especialmente la reforma agraria, sólo pudo tener lugar contra la burguesía y el imperialismo, ya que estas clases estaban completamente entrelazadas entre sí y también con las oligarquías agrarias. Las masas de trabajadores rurales y campesinos pobres presionaron en esta dirección, expropiando tierras de grandes terratenientes nativos y extranjeros, incluso asumiendo grandes empresas rurales, como refinerías de azúcar. En las ciudades, muchos trabajadores también impulsaron el proceso hacia una vía anticapitalista, exigiendo la expropiación bajo control obrero de algunas empresas, declarándose en huelga permanente o incluso ocupando las instalaciones, especialmente de empresas que pertenecían a personas vinculadas al dictadura o que la apoyaron.[ 1 ]

Al mismo tiempo que las masas explotadas se movilizaban más allá del limitado programa del Movimiento 26 de Julio, y el PSP, la contrarrevolución no dejó otra opción a estos dirigentes, cuando el gobierno estadounidense se negó a reconocer al nuevo gobierno y, en alianza con sectores de la burguesía nativa, llevó a cabo operaciones para derrocarlo. El Movimiento 26 de Julio/PSP no tenía otra alternativa que la expropiación de los capitalistas, con el apoyo de las masas: o era eso o ser destruido por una sangrienta contrarrevolución.

la expropiación de los medios de producción y la socialización del excedente en forma de inversiones en salarios, vivienda, salud, educación, etc. Permitió enormes logros sociales para el proletariado cubano. Como dijo una vez un periodista reaccionario, “¡nada funciona en Cuba excepto la educación, la salud y la seguridad”! Sin embargo, el alineamiento del gobierno cubano con la burocracia soviética, el sabotaje de las oportunidades revolucionarias por parte de los PC alineados con ella, junto con el fracaso de la ruta guerrillera OLAS (que sectores del Movimiento 26 de Julio impulsaron en los primeros años de la revolución) revolución), dejó a Cuba aislada a nivel nacional. Además, el autoritarismo militarista del Movimiento 26 de Julio, combinado con el régimen estalinista interno del PSP –que se fusionó para formar el PC cubano– condujo a la construcción de un régimen de dictadura burocrática (estalinismo).

Esto es lo que los trotskistas llamamos un Estado proletario burocratizado: una sociedad de transición entre el capitalismo y el socialismo, cuya transición está bloqueada por el aislamiento internacional y el régimen dictatorial de la burocracia del PC (estalinismo). Esta sociedad combina elementos del viejo (capitalismo) y del nuevo (socialismo) de maneras contradictorias y tiene la posibilidad de avanzar hacia el socialismo o regresar al capitalismo.

Cuba sigue siendo hoy un Estado proletario: la burguesía no ha recuperado el control del aparato estatal; áreas clave de la economía (sistema financiero, principales industrias) siguen bajo control estatal; la mayoría de los recursos se asignan mediante planificación (aunque burocrática) y no a través del mercado; la mayor parte del excedente de producto está destinado a las condiciones de vida del proletariado y no a la apropiación privada mediante ganancias.

Sin embargo, un Estado proletario burocratizado: el PC sigue ejerciendo el monopolio del poder político; no se permiten otras fiestas; legalizar las organizaciones político-sociales es altamente burocrático; existen diferentes formas de censura; y el PC controla a los candidatos electorales a través de filtros, teniendo la última palabra sobre quién está o no en las listas electorales.

Sin duda, muchos de los problemas de Cuba surgen del aislamiento nacional, que tiene su peor cara en el bloqueo impuesto por EE.UU., que pretende estrangular la revolución imponiendo escasez de recursos y por ello tiene que ser denunciado y combatido por todos los progresistas y socialistas. . Sin una revolución en los centros imperialistas que ponga fin al bloqueo y acuda en ayuda de Cuba, los logros de la revolución no sobrevivirán y la transición al socialismo no será posible.

Pero el aislamiento también es perpetuado por el conservadurismo de la burocracia, que saboteó oportunidades que podrían haber sacado a Cuba del aislamiento y, así, aliviado sus consecuencias en las condiciones de vida y la economía de la isla. Ante oportunidades como las de Chile, Nicaragua y Angola, la burocracia cubana hizo todo lo posible para garantizar que estos procesos revolucionarios no condujeran a la expropiación de la burguesía.

De esta manera, la burocracia cubana actuó igual que la burocracia soviética: saboteando oportunidades revolucionarias, por temor a que una posible participación en nuevos triunfos atrajera aún más la ira del imperialismo y también por temor a que esos triunfos pudieran mostrar ejemplos de democracia proletaria que condujeran al derrocamiento de esta burocracia por parte de “sus” trabajadores.[ 2 ] Basta ver que la burocracia cubana siempre ha estado más preocupada por apoyar a los gobiernos burgueses llamados “progresistas” (Venezuela, Brasil) a cambio de acuerdos comerciales que por el triunfo de otras revoluciones. Su objetivo nunca fue el socialismo, sino más bien mantener sus privilegios y poder.

El régimen de dictadura burocrática también es una fuente constante de problemas, ya que la propiedad socializada sólo puede gestionarse eficazmente mediante una planificación democrática, que implica la autogestión de los medios de producción. La planificación burocratizada (sin participación activa de los trabajadores) no tiene en cuenta las necesidades sociales reales y genera constantes despilfarros y desequilibrios, con el fin de mantener el privilegio material de una casta de altos funcionarios. Por lo tanto, eliminar la burocracia mediante una revolución política que establezca una democracia proletaria como la del soviets de 1917 es también una tarea fundamental para proteger los logros de la revolución y asegurar que Cuba avance hacia el socialismo.

Ambas tareas, la revolución mundial y la revolución política dentro de Cuba, exigen la recreación de un partido revolucionario internacional de la clase trabajadora para conducir estos procesos a la victoria. No es posible contar con una autorreforma democrática de la burocracia, ni con una coexistencia pacífica con el imperialismo, como lo ha demostrado amargamente la experiencia del siglo XX. La revolución o la contrarrevolución son los dos únicos caminos posibles.

Este debería ser el “ABC” del trotskismo. Sin embargo, durante décadas las corrientes “morenistas” han afirmado que el capitalismo ha sido restaurado en Cuba, renunciando a defender las conquistas aún existentes de la revolución y adoptando posiciones de apoyo a fuerzas contrarrevolucionarias disfrazadas de defensores de la democracia, que utilizan el descontento de la clase trabajadora para intentar destruir el Estado proletario burocratizado y reconstruir en su lugar un Estado bajo el control de la burguesía. Este es el caso, por ejemplo, del PSTU y del LIT-QI y de casi todas sus escisiones en las últimas décadas. Fuera del “morenismo” hay otros grupos trotskistas que adoptan una postura similar, especialmente los partidarios de la pseudoteoría del “capitalismo de Estado”, como los “cliffistas” del SWP inglés y sus grupos aliados.

Por otro lado, los grupos vinculados al Secretariado Unificado generalmente adoptan una postura acrítica en relación con el régimen de dictadura burocrática, confundiendo la defensa de los logros de la revolución con la defensa política de la burocracia misma –y lo han hecho desde el principio. de la revolución cubana, cuando no mostraron solidaridad con los trotskistas cubanos que estaban siendo arrestados por la burocracia a principios de la década de 1960. Varios otros grupos siguieron un camino similar, como los estalinistas.

Estas dos posiciones, comunes a otros grupos dentro y fuera del trotskismo, no contribuyen a las tareas que realmente puedan salvaguardar la Revolución Cubana.

Los cambios en marcha en Cuba

La pandemia de COVID-19 causó enormes problemas económicos a Cuba, ya que afectó a la principal fuente de recursos del país desde los años 1990, el turismo internacional: su PIB cayó alrededor de un 13% entre el inicio de las medidas para restringir el movimiento de personas, al principio de 2020, y su flexibilización a finales de 2021. Se trata del peor momento que atraviesa el país desde el colapso de la URSS, con la que Cuba tenía varios acuerdos económicos fundamentales para obtener recursos como petróleo y maquinaria industrial. En este contexto, cobró fuerza la dirección del PC cubano, sectores que venían defendiendo desde hacía tiempo la adopción de una supuesta “tercera vía”, el llamado socialismo de mercado. Eso es lo que hay detrás del Tarea de clasificación, un paquete de reformas económicas en marcha desde enero de 2021.

En esencia, los burócratas buscan en la expansión de la propiedad privada y las relaciones de mercado (incluso a nivel internacional) un escape a la escasez causada por el bloqueo/aislamiento nacional y la ineficiencia causada por la gestión burocrática de la propiedad socializada. Pero, al contrario de lo que algunos dicen, esto no es algo así como la NEP soviética, que fue un esfuerzo de reconstrucción de la economía soviética que recurrió al restablecimiento parcial de la propiedad privada y las relaciones de mercado tras la devastación de la guerra civil de 1918-21. No han faltado las declaraciones típicamente liberales de Díaz-Canel y los órganos de prensa oficiales del régimen, alabando la “meritocracia” y condenando el “igualitarismo”.

El objetivo de Tarea ordinaria es mejorar las condiciones de la economía cubana (y también de la propia burocracia), a costa de aumentar la desigualdad social y de educar aún más a la clase trabajadora.

Las reformas económicas están eliminando los subsidios estatales de varios sectores de la economía y permitiendo la explotación de la mano de obra asalariada en cantidades cada vez mayores mediante la creación de pequeñas y medianas empresas, que se vuelven “competitivas” gracias al desmantelamiento de partes del sector público. Por ejemplo, mientras los restaurantes populares han sufrido recortes drásticos en el suministro de alimentos que utilizan para preparar comidas vendidas a precios simbólicos, las existencias en los mercados mayoristas a los que compran los restaurantes privados han aumentado enormemente.

Para completar el cuadro, un sector de la burguesía estadounidense y europea ve con alegría tales cambios, pues también abren las puertas a más inversión extranjera y, por ende, a una mayor reintegración de Cuba al mercado mundial como semicolonia. Desde la década de 1990, los grandes hoteles y grandes resorts ya habían pasado a propiedad de empresas extranjeras, especialmente españolas. Ahora, además de la expansión de las propiedades extranjeras en Cuba, nuevas empresas privadas cubanas están recibiendo incentivos del gobierno para negociar insumos directamente con proveedores extranjeros.

La economía puede incluso experimentar una ligera mejora con las medidas de privatización y competencia de mercado que se han adoptado, pero miles de trabajadores ya sufren la escasez de alimentos y la pérdida del poder adquisitivo de sus salarios. Esto echa agua al molino de las fuerzas contrarrevolucionarias, que aprovechan el creciente descontento para convencer a los trabajadores de que lo que fracasó en Cuba fue el socialismo, cuando en realidad lo que fracasó fue el estalinismo.

Una cosa es tolerar la escasez cuando los gobiernos hablan (aunque hipócritamente) de igualdad y cuando se ha experimentado una revolución, como en la crisis de los años 1990. Otra muy distinta es pasar hambre cuando un sector de la sociedad mejora visiblemente su vida a costa de su propio sufrimiento y no tienes idea de cuánto peor era para los trabajadores antes de la revolución. Así, con el aumento de la desigualdad y el fortalecimiento de los contrarrevolucionarios, la inestabilidad política se hará cada vez más presente en la isla.

En este escenario, sectores cada vez más grandes de la propia burocracia ciertamente verán más ventajas en convertirse en propietarios de los medios de producción, en lugar de seguir siendo meros administradores, cuyos privilegios dependen de la pasividad del proletariado y de los delicados acuerdos políticos entre el máximo gobernante. . Seguramente muchos en este mismo momento ya se están fusionando con la capa de nuevos propietarios que los cambios en Tarea de clasificación están generando, pues son los grandes burócratas quienes tienen más recursos para invertir en el naciente sector privado, a partir de la acumulación de riqueza que han obtenido a lo largo de los años a través de privilegios y corrupción. Así, habrá muchos burócratas que buscarán la restauración total del capitalismo y la construcción de un nuevo Estado burgués.

No estamos hablando aquí de hipótesis lejanas. Todo esto ya está sucediendo en Cuba. A Tarea de clasificación y la desigualdad que ha provocado es la base de las protestas semiespontáneas del 11 de julio de 2021, que en parte tuvieron un contenido progresista incluso sin un liderazgo y un programa claros. Es también lo que subyace a los intentos de la derecha contrarrevolucionaria de surfear la ola de insatisfacción organizando protestas abiertamente reaccionarias, como las del 15 de noviembre del mismo año. ¡La contrarrevolución acecha a Cuba! [ 3 ]

Los desafíos y tareas planteadas para la supervivencia de la Revolución Cubana

Ante este escenario, vemos el riesgo de que se repita la tragedia que marcó el Europa Oriental en los años 1980 y debemos recordar: el triunfo de la contrarrevolución burguesa en la Unión Soviética y Europa del Este generó una catástrofe social, con enormes tasas de desempleo, una reducción brutal del poder adquisitivo de los salarios, hambre generalizada, caída de la esperanza de vida, aumento de los suicidios, etc. Esta tragedia fue el resultado de una contrarrevolución liderada por sectores de la propia burocracia, que deseaban burguesarse, con el apoyo no sólo de las potencias imperialistas, sino también de fuerzas contrarrevolucionarias neoliberales con cierto apoyo de masas, masas convencidas que socialismo sólo podía significar estalinismo.

Durante los convulsos acontecimientos en Europa del Este en la década de 1980, los principales grupos que reivindicaban el trotskismo fracasaron estrepitosamente. Casi todos se alinearon con las protestas masivas que tuvieron líderes y programas neoliberales, que utilizaron la bandera de la “democracia” y la experiencia negativa del estalinismo para poner a los trabajadores del lado de la contrarrevolución. “Mandelistas” (Secretaría Unificada), “morenistas” (LIT-QI) y “Lambertistas” (CIR-QI), entre otros, creían que estaba en marcha una revolución política e incluso celebraron la destrucción de los estados proletarios burocratizados en Europa del Este como una triunfo del socialismo. Los “mandelistas”, además, pasaron todo un período encantados por las promesas de reformas desde arriba hechas por Gorbachov y sus aliados, creyendo que era posible que la propia burocracia disolviera su dictadura y creara una democracia proletaria “bajo la presión de las masas”. .[ 4 ]

Sin haber tomado debidamente en cuenta estas posiciones vergonzosas, los herederos de tales tradiciones revisionistas cometen hoy errores similares frente a Cuba, al acoger protestas cuyo liderazgo es abiertamente contrarrevolucionario, como las del 15 de noviembre, ya sea porque creen que Cuba es una “dictadura capitalista”, como los “morenistas”, o porque hace mucho tiempo que adoptan como método alinearse con todas y cada una de las movilizaciones “populares”, creyendo que el carácter de sus bases hablará más fuerte. que el carácter de sus líderes y programa y que inevitablemente tendrán un contenido progresista, como los grupos asociados a la diáspora “mandelista” y otros grupos.

Creemos que la única salida para Cuba es la reconstrucción de un partido revolucionario internacional de la clase trabajadora, que en Cuba dirija el descontento popular contra el régimen burocrático hacia una lucha por el verdadero socialismo, apoyado en una lucha internacional contra el bloqueo imperialista y la revolución mundial. Es necesario rechazar claramente todos y cada uno de los movimientos contrarrevolucionarios en Cuba, incluido el apoyo a la represión de los intentos subversivos de los enemigos de la clase trabajadora.

Pero también es imprescindible, para evitar un desastre liderado por la propia burocracia, impulsar las tareas asociadas a la revolución política antiburocrática: luchar por la legalidad de los partidos y grupos que defienden el socialismo; por el retorno inmediato de subsidios que garanticen condiciones de vida mínimamente dignas a los trabajadores; por el fin de los privilegios de los burócratas; suspendiendo el Tarea de clasificación y su peligroso incentivo para el sector privado. Finalmente, es imprescindible luchar para que el proletariado tenga el control de la economía y la política, a través de órganos de democracia proletaria, sacando la burocracia del poder y salvando a la Revolución Cubana de correr la misma suerte que la URSS.

*Márcio Lauria Monteiro es médico en hhistoria social de la Universidad Federal Fluminense (UFF).

Notas


[ 1 ] Recomendamos leer el texto. El papel de la clase trabajadora en la revolución cubana, febrero de 2021 (https://rr4i.noblogs.org/2021/02/09/o-papel-da-classe-trabalhadora-na-revolucao-cubana/).

[ 2 ] Recomendamos leer estos textos (en español) escritos en su momento por el entonces revolucionario Liga espartaquista de los Estados Unidos: https://rr4i.noblogs.org/2011/02/20/cuba-exporta-la-traicion-estalinista/ e https://rr4i.noblogs.org/2011/06/20/nicaragua-una-nueva-cuba/.

[ 3 ] Recomendamos leer el texto. Las manifestaciones en Cuba y los diferentes riesgos de una restauración capitalista, julio de 2021 (https://rr4i.noblogs.org/2021/07/15/as-manifestacoes-em-cuba-e-os-diversos-riscos-de-uma-restauracao-capitalista/).

[ 4 ] Recomendamos leer el texto. Estalinismo, revolución política y contrarrevolución: el movimiento trotskista internacional y la teoría del estado obrero burocratizado aplicada al bloque soviético (1953-91) (https://rr4i.noblogs.org/2023/09/21/stalinismo-revolucao-politica-e-contrarrevolucao-o-movimento-trotskista-internacional-e-a-teoria-do-estado-operario-burocratizado-aplicada-ao-bloco-sovietico-1953-91/).


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