crisis y pandemia

Imagen: Elyeser Szturm
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Por André Luiz Barbosa da Silva*

Comenta el nuevo libro de Alysson Mascaro

El período de aislamiento social impuesto por la pandemia del Covid-19 ha propiciado importantes debates en relación a una nueva crisis del sistema capitalista. Varios intelectuales se han puesto a disposición para reflexionar sobre los posibles efectos que esta pandemia podría traer al mundo poscuarentena. Al menos en el campo de las ideas, el aislamiento social ha dado como resultado varios aportes que podrían formar nuevas perspectivas frente al horrible paisaje que nos rodea.

La Editora Boitempo trae una serie de libros electrónicos de “emergencia”, con el fin de permitir que el lector brasileño aproveche este campo fértil de ideas para imaginar una sociedad cualitativamente diferente, dado que las condiciones de emancipación social en tiempos de crisis pueden aparecer.

Escrito por la filósofa del derecho Alysson Mascaro, crisis y pandemia es el ensayo inaugural de esta serie y es crucial para un análisis radical del problema. Marx escribió, en la "Introducción" a Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel que “ser radical es agarrar la cosa de raíz”[i]. Alysson Mascaro entiende hoy que agarrar la cosa de raíz significa ir más allá de los matices ideológicos, diseccionar la materia y llegar a las formas del capitalismo: la mercancía, el Estado y el derecho.

En ese sentido, apunta a algo que ya debería quedar muy claro para la izquierda, no es en el capitalismo donde se van a solucionar los problemas, porque los problemas los produce el propio capitalismo. La resolución no se da paliativamente, para suavizar las contradicciones del sistema, esto es imposible, de hecho, la única posibilidad real es la ruptura total con el modo de producción capitalista y sus formas sociales fantasmales.

Así, sólo superando las formas del capital -mercancía, Estado y derecho- podrá resolver sus impasses: frente a la fragilidad del sistema de salud semipúblico dependiente del capital, no sólo los hospitales de campaña, sino la salud pública universal; contra el desempleo, no sólo los nuevos puestos de trabajo o las subvenciones de apoyo, sino la incautación de los medios de producción; contra la vivienda precaria, no solo las tiendas temporales, sino el fin de la propiedad privada[ii]

Esto significa, en otras palabras, que la mera crítica al neoliberalismo y sus penurias (desmantelamiento de la salud y la educación, retirada de los derechos sociales, etc.) no es suficiente, ya que es el resultado lógico del sistema de producción de mercancías. No hay capitalismo con rostro humano. Aprovechando lo desagradable de la vulgarización del término “utopía”, en realidad, creer en este tipo de capitalismo es lo utópico, lo irreal, lo imposible.

Ocurre que tal cambio en la acumulación y la regulación no es una corrupción del capitalismo –como si hubiera capitalismo bueno y malo–, sino su manifestación estructural. La orientación hacia la acumulación, a través de la extracción de plusvalía y la obtención de ganancias, es la base tanto del fordismo –de sociedades que vivían circuitos de desarrollismo y bienestar social relativo– como del posfordismo. La debilidad neoliberal a la hora de abordar la salud colectiva, el desempleo masivo y la correspondiente crisis económica es síntoma de un modo de producción totalmente basado en la forma mercantil.[iii]

En esta misma línea, surge el problema de la subjetividad, ya que el modelo posfordista de producción y reproducción social genera mónadas, es decir, individuos narcisistas, egoístas y mezquinos, incapaces de establecer vínculo social organizacional alguno, movilizándose únicamente en un impulso freático. de pulsión de muerte como masas atomizadas generando los espectáculos más horrendos que podemos seguir en los grandes medios y medios alternativos de internet.

Ante esto, las esperanzas son pequeñas, ya que las masas, de esta forma, se empujan a un precipicio sin fin, sin perspectivas de emancipación social, por el contrario, lo que queda es un agravamiento de la crisis hasta el momento en que el capitalismo es reestructuró y reordenó el modo de producción y acumulación de capital. Sin embargo, cabe señalar que se trata de una crisis estructural y compleja que no se reduce al coronavirus, que incluso puede ser la base para la recuperación del sistema productor de bienes.

En particular, las crisis son estructurales al capital, dando lugar tanto a purgas de sus disfuncionalidades y contradicciones (función resolutiva) como a nuevas posibilidades de acumulación (función propositiva) (...) Así, la actual crisis económica, que ya había aflorado en la primeros meses de 2020, solo encuentra más tarde, en la pandemia del coronavirus, la tercera motivación para su resolución.[iv]

En este umbral, recordemos que estamos ante un ensayo de Alysson Leandro Mascaro, también conocido como filósofo de la esperanza, no en un sentido “idealista”, sino en el mismo sentido que Ernst Bloch.[V] abordó el concepto de utopía, de manera concreta, es decir, la esperanza en cuanto posibilidad de romper la contradicción.

Así es, esperanza en el aspecto de que existe la posibilidad de romper la contradicción, ya que, debido al recrudecimiento de la pandemia, la recuperación de esta nueva crisis del capital tiende a ser lenta, la crisis parece alargarse y, como en la de Dante. infierno, puede sucumbir a varias etapas.

Las masas lisiadas, en las primeras etapas, parecerán contentarse con las soluciones fordistas del estado de bienestar. Sin embargo, la tendencia es a que se intensifiquen las contradicciones y la necesidad de acumulación hace cada vez más difícil que estas soluciones funcionen. Y es en este momento cuando pueden aparecer vanguardias que apuntarán a un nuevo mundo, a una nueva forma de sociabilidad.

No cayendo en la ilusión de que existe una teleología de la historia, de hecho, los pronósticos no son los mejores, pero se señala que es en estos momentos de crisis que las contradicciones pueden generar condiciones propicias para la transformación social.

Sucede que la sociabilidad no tiene, en sus formas, garantía de reproducción perfecta, ni funcional ni necesaria. Elementos de divergencia, antagonismo, conflicto, contradicción, en sociedades competitivas e intereses opuestos, pueden desencadenar procesos estructurales de cambio social. Por tanto, es necesario que en algún momento converjan la crisis de la reproducción social, las condiciones materiales, las condiciones ideológicas, las luchas y la superación de sentidos.

En estas circunstancias, resta decir que el proletariado ya no tenía mucho que perder, solo sus grilletes, ante la crisis que hoy azota al mundo capitalista, después de la cuarentena, salgamos todos de casa y tomemos los ingenios, compartir el pan producido!

Es con este fin que los invito a leer crisis y pandemia, este mensaje en una botella, para que llegue a miles y miles de prójimos y prójimos.

* André Luiz Barbosa da Silva Es investigador del Grupo de Investigación Crítica sobre Subjetividad Jurídica de la USP.

Notas


[i][i] MARX, Carlos. Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel. São Paulo: Boitempo, 2013, pág. 157 (https://amzn.to/3qCzVgR).

[ii] MASCARO, Alysson Leandro. crisis y pandemia [libro electronico]. São Paulo: Boitempo, 2020 (https://amzn.to/45g0yqV).

[iii] Misma misma.

[iv] Misma misma.

[V] Se destaca que el profesor Alysson desarrolló su tesis de Habilitación sobre la filosofía de Ernst Bloch, produciendo posteriormente el libro “Utopía y Derecho: Ernst Bloch y la ontología jurídica de la utopía”, de la editorial Barrio Latino. (https://amzn.to/3KMhMnQ)

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