por LUIZ CÉSAR MARQUES FILHO*
Papúa Nueva Guinea boicoteó la COP29. Ante las “promesas vacías y la inacción”, prefirió adoptar la “política de la silla vacía”. Si la COP30 sigue el mismo camino de inacción, que más países sigan este valiente ejemplo.
La 29ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29), celebrada en el marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) –suscrita hace más de 30 años– ofrece la enésima prueba de que este tratado de las Naciones Unidas (ONU) destinado a que contiene la emergencia climática es un cadáver insepulto. La COP29 fue una COP zombi. Que este tratado ha sido durante mucho tiempo letra muerta no es un secreto para nadie.
En 2021, en la COP26 de Glasgow (Escocia), escribí al respecto: “Si no me equivoco (y me gustaría mucho equivocarme), la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, creada en 1992, está muerta. Murió en Madrid, en 2019, y el entierro fue en Glasgow. La Misa del Séptimo Día será en Egipto, en 2022 (COP27), y la misa del primer año se oficiará en Emiratos Árabes Unidos, en 2023 (COP28), una de las capitales petroleras. […] La COP28 será casi como un ritual macabro de la victoria final de los combustibles fósiles. Para entonces, las emisiones de gases de efecto invernadero estarán muy por encima de los niveles alcanzados en 2019”.
Regresé al tema en 2022, escribiendo un artículo sobre la COP27 titulado “La Convención Marco sobre el Clima está muerta. ¿Y ahora?". El artículo afirmaba que el tratado no sólo había muerto, sino que había nacido muerto, porque no había tenido en cuenta los pronósticos del Primer Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), en 1990.
Recordemos lo que dijo entonces el IPCC[ 1 ]: “Con base en los resultados de los modelos actuales, predecimos, en el Escenario A del IPCC (Lo de siempre) de las emisiones de gases de efecto invernadero, una tasa de aumento de la temperatura media mundial durante el próximo siglo de aproximadamente 0,3°C por década (con un rango de incertidumbre de 0,2°C a 0,5°C por década). […] Esto resultará en un probable aumento de la temperatura media global de alrededor de 1°C por encima del valor actual para 2025 y 3 oC antes del final del próximo siglo”.
Ya en 1990, el IPCC predijo correctamente: (i) La tasa de calentamiento por década después de 1990. De hecho, el calentamiento global promedio (tierra y mar combinados) aumentó a una tasa de 0,22oC por década entre 1991 y 2023 y 0,33oC por década entre 2011 y 2023. Además, entre 2011 y 2023, el calentamiento exclusivo de los océanos aumentó a un ritmo gigantesco de 0,26oC por década y el calentamiento global promedio solo en la tierra (atmósfera superficial) aumentó en 0,5oC por década.[ 2 ]
(ii) El calentamiento global promedio debería superar el 1,5oC para 2025. En 1990, el calentamiento global promedio ya rondaba el 0,5oC. Por lo tanto, la predicción de un calentamiento de aproximadamente 1oC hasta 2025 “por encima del valor actual” se produjo en 2024. De hecho, en 15 de los últimos 16 meses la temperatura media superó los 1,5oC superior al del período preindustrial. ¡Sobre la marcha!
Los firmantes del Convenio Marco ignoraron este veredicto. Resultado: en 2023, las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI) aumentaron un 1,3% en comparación con 2022, batiendo un récord de 57,1 millones de toneladas.[ 3 ] Y entre 2015 (Acuerdo de París, COP21) y 2024, las emisiones de CO2 aumentó un 8%, como se muestra en la Figura 1.
Así, si la COP26, la COP27 y la COP28 ya eran rituales póstumos del Acuerdo Climático, la COP29 realmente parece una COP zombi, o una Renacimiento de la patafísica de Alfred Jarry, la “ciencia de las soluciones imaginarias y de las leyes que rigen las excepciones”, que inspiró a los surrealistas de la generación de 1948. Además, el presidente de Azerbaiyán, Ilhan Aliyev, recuerda a Ubu Rei, el protagonista de la obra homónima (. 1896) de Jarry, al repetir, en la inauguración de la COP, que “el petróleo es un regalo de Dios”. Pero hay un pasaje no surrealista, de hecho muy realista, en su discurso, que la prensa europea informó de manera más discreta:
“Hace dos años, Azerbaiyán y la Comisión Europea firmaron una declaración de asociación estratégica en el ámbito de la energía. Esta no fue idea nuestra, sino de la Comisión Europea. […] Nos pidieron ayuda y se la dimos. […] Hace dos años, cuando firmamos esta declaración, dos países europeos recibieron nuestro gas. Hoy son ocho. Ocho de los diez países a los que exportamos nuestro gas son europeos. La Comisión Europea también nos ha pedido que dupliquemos nuestro suministro de gas a Europa para 2027”.
Se sabe que Azerbaiyán es la cuna histórica del petróleo, pero su producción actualmente es marginal. Según Worldometers, es el 24º productor de petróleo del mundo, con alrededor de 850 barriles de petróleo al día (0,7% de la producción mundial), menos de la mitad de la producción de Noruega (2 millones de barriles al día) y 17 veces menos que Estados Unidos, primer productor mundial (casi 15 millones de barriles/día). Y, si hoy sigue siendo un Petroestado, tiene que ver con la creciente demanda de sus clientes europeos, que se hacen pasar por líderes de una ficticia transición energética.
Las COP y el mundo real
Ficticio, sin duda. En 2023, el artículo 23 del documento resultante de la COP28, en Dubái (Emiratos Árabes Unidos), destacó la necesidad de “hacer una transición lejos de los combustibles fósiles en los sistemas energéticos, de manera justa, ordenada y equitativa, acelerando la acción en esta década crítica”. para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas para 2050, de acuerdo con la ciencia”.[ 4 ]
Resulta grotesco que la primera mención del término “combustibles fósiles” se produzca más de 30 años después de la firma de la Convención Marco sobre el Clima. Y es tanto más grotesco cuanto que nada concreto fundamenta esta declaración de la COP28. Sobre todo, no se dice nada sobre el fin de los subsidios gubernamentales a la industria de los combustibles fósiles. Según Kristalina Georgieva, directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), en 2023 los gobiernos gastaron alrededor de 1,3 billones de dólares en subsidios directos a los combustibles fósiles. Dicho esto, añade: “Si tomamos en cuenta los subsidios indirectos, el hecho de que no ponemos precio al carbono y los impactos en la salud de la contaminación causada por los combustibles fósiles, estamos hablando de un total de 7 billones de dólares”.[ 5 ]
Volvamos al mundo real. En éste, los Estados Unidos de Donald Trump volverán a abandonar la convención climática. La deserción del segundo mayor emisor de GEI del mundo es obviamente una mala noticia, pero su impacto es más psicológico que efectivo, porque su presencia en las COP siempre ha obstaculizado las negociaciones más que ayudado. Sigue siendo muy actual la frase del ex presidente George Bush (padre), en Río de Janeiro en 1992: “El modo de vida estadounidense no está abierto a negociaciones. Punto final" ("El estilo de vida estadounidense no está sujeto a negociaciones. Período.").
Además, a finales de 2023, el actual presidente estadounidense, Joe Biden, había aprobado casi un 50% más de licencias de exploración de petróleo y gas en tierras federales que Trump en sus primeros tres años de gobierno.[ 6 ] El mundo real es también lo que el último informe del Lista mundial de salidas de petróleo y gas (Gogel), que incluye 1.769 empresas, responsables del 95% de la producción mundial de petróleo y gas.[ 7 ] En 2023, la producción de petróleo y gas alcanzó un máximo histórico: 55,5 millones de barriles equivalentes de petróleo (bbep), superando así el nivel de producción anterior a la Covid-19.
En resumen, el mundo real es el siguiente: a pesar de las 29 COP, avanzamos cada vez más hacia los combustibles fósiles. La COP28, en Dubai, estableció el compromiso de movilizar (ridículos) 702 millones de dólares al año para el “Fondo de Pérdidas y Daños” de los países más pobres. Mientras tanto, las compañías petroleras gastan un promedio de 61,1 millones de dólares al año en exploración.
Los datos muestran que 578 empresas tienen la intención de explorar 239,3 mil millones de barriles de petróleo equivalente (bboe) de nuevos recursos durante los próximos uno a siete años. Las siete empresas con mayores planes de expansión a corto plazo son Saudi Aramco (19,6 bbep), QatarEnergy (17,8 bbep), ADNOC (9,5 bbep), ExxonMobil y Gazprom (9,4 bbep cada una), TotalEnergies y Petrobras (8 bbep cada una). Casi dos tercios de los planes de expansión a corto plazo de esta industria superan el escenario de emisiones netas cero de la Agencia Internacional de Energía para 2050.
En una conferencia sobre energía celebrada en Houston el pasado mes de marzo, el director general de Saudi Aramco, Amin Nasser, dijo: "Deberíamos abandonar la fantasía de interrumpir la producción de petróleo y gas" ("Deberíamos abandonar la fantasía de eliminar gradualmente el petróleo y el gas”.). Nasser se refería a la declaración de la COP28, que fue convenientemente “olvidada” en el documento final de la COP29, así como en el G20.
Los países ricos pagarán caro su desvergüenza
Un gran análisis sobre la situación climática actual fue propuesto por José Eustáquio Diniz Alvez, con el título: “Meta de 1,5oC está más muerto que una puerta”.[ 8 ] El epígrafe del artículo es una frase pronunciada en la inauguración de la COP29 por António Guterres, Secretario General de la ONU: “Este año 2024 ha sido una clase magistral sobre destrucción humana” (“Este año ha sido una clase magistral sobre destrucción humana”.).
De hecho, la COP29 trajo la novedad de destruir incluso las apariencias. Ella era la COP del dinero, de la nueva sopa de letras, esta vez NCQG (Nueva meta colectiva cuantificada), o Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado. Se trataba de una nueva cuantificación de la transferencia de recursos de los países ricos a los países pobres, con el fin de aumentar las posibilidades de permitir la descarbonización de sus economías. En este sentido, la COP29 fue de desvergüenza de los países ricos y de enfrentamiento más explícito entre Norte y Sur, de modo que, al final, no hubo aplausos mutuos, con sus habituales abrazos y palmaditas en la espalda.
Los países pobres consideraron con razón la propuesta predominante de los países ricos como “un insulto” y una “violación flagrante de la justicia climática”. Tras el mazo final y aplausos de alivio, Chandni Raina, representante de la India, exclamó: “India no acepta esta propuesta en su forma actual. Este documento es una ilusión óptica”. Fue aclamada por representantes de Cuba, Bolivia y Nigeria. No es casualidad que Marina Silva declarara que “la COP29 fue una experiencia dolorosa”.
Como señala Claudio Angelo, de Observatorio del Clima, los países ricos “claramente llegaron para liberarse de sus obligaciones”. Y dado que los ridículos 300 mil millones de dólares anuales hasta 2035, finalmente acordados, vendrán en gran medida en forma de préstamos, recordó que “tener financiación climática como propone el texto actual sólo encarcelará aún más a estos países”, ya sumidos en deudas. .[ 9 ] Para empezar, los países ricos deberían simplemente cancelarlos.
La valoración de la COP29 realizada por Ali Mohamed, enviado especial de Kenia y portavoz del Grupo Africano, no podría ser más clara: la propuesta final fue “demasiado débil, demasiado tardía y ambigua. […] Cuando África pierde, el mundo pierde”.[ 10 ] Sí, el mundo entero pierde, y no menos los países ricos. Alissa Kleinnijenhuis nos recuerda acertadamente que cuando se trata de transferir recursos, “la escala es el nombre del juego”. Ahora, los países ricos no han entendido lo que está en juego: “Pagar a los países pobres ahora para ayudarlos a descarbonizar o enfrentar una escalada del daño climático en casa”.
El impacto de las emisiones de GEI y, por tanto, del calentamiento, se siente a nivel mundial. Así, el aumento de estas emisiones de algunos países pobres ya se está sintiendo en el norte del Mediterráneo (Valencia, por cierto) y se sentirá cada vez más. Europa es el continente que se calienta más rápidamente desde 1980. En 2022, el calentamiento medio anual habrá alcanzado ya 2,3 ± 0,2 °C en relación con el período 1850-1900 (Copernicus/OMM[ 11 ]), casi el doble, por tanto, del calentamiento global medio en esa fecha.
No hace daño recordar el Informe medioambiental europeo de 2024[ 12 ]: “Europa es el continente que se calienta más rápido del mundo. El calor extremo, que alguna vez fue relativamente raro, se está volviendo más frecuente a medida que cambian los patrones de precipitación. Las lluvias torrenciales y otros extremos están empeorando y, en los últimos años, se han registrado inundaciones catastróficas en varias regiones. Al mismo tiempo, se espera que el sur de Europa experimente una disminución considerable de las precipitaciones y sequías más graves. Estos acontecimientos, combinados con factores de riesgo medioambientales y sociales, plantean grandes desafíos en toda Europa”.
Kleinnijenhuis también recuerda que el compromiso anterior de transferir 100 millones de dólares al año hasta 2020 no se alcanzó hasta 2022 y, lo que es más importante, “sólo 25 millones de dólares en forma de inversiones sin obligaciones de pago. El resto provino principalmente de financiación y préstamos privados”.[ 13 ] Los intereses bancarios de los bancos de los países ricos son el alma del negocio climático...
¿Podrá la COP30 resucitar la Convención Marco?
Papúa Nueva Guinea boicoteó la COP29. Ante las “promesas vacías y la inacción”, prefirió adoptar la “política de la silla vacía”. Justin Tckatchenko, ministro de Asuntos Exteriores del país, lo describió como “una completa pérdida de tiempo”:
“Las últimas tres COP dieron vueltas en círculos y no produjeron resultados tangibles para los pequeños estados insulares. La COP29 no será diferente. Por tanto, Papua Nueva Guinea no participará a nivel político. La comunidad internacional ha demostrado una total falta de respeto hacia países como el nuestro, que desempeñan un papel crucial en la mitigación del cambio climático. Estamos cansados de ser marginados. Las promesas de los principales contaminadores no son más que palabras vacías. Imponen barreras imposibles para que accedamos a los fondos cruciales que necesitamos para proteger a nuestra gente”.
Por fin un país tuvo el valor de decir que el rey está desnudo. En este juego de cartas marcadas, cada uno pretende negociar lo que ya se ha decidido antes y promete lo que no cumplirá. ¿Por qué cumplirían, si no existe una gobernanza global capaz de imponer sanciones a los transgresores? Peter Wadhams, experto en el Ártico, refuerza esta percepción: “El gobierno [británico] puede afirmar su compromiso de que en 30 años reducirá nuestras emisiones de CO2 en un 80%. Puede citar el número que quiera en este compromiso, porque no tiene intención de cumplirlo”.[ 14 ]
En 2015 (COP21), Brasil se comprometió a reducir sus emisiones de GEI para 2030 en un 37% en comparación con 2005. La Figura 2 muestra la realidad.
En 2021 las emisiones aumentaron un 12,2% respecto a 2020 y en 2022 aumentaron aún más. En 2023 comenzaron a disminuir, pero aún están por encima de las de 2007 (y fíjate que la contabilización de las emisiones brasileñas no tiene en cuenta las emisiones de metano de las centrales hidroeléctricas ni, salvo error, las emisiones liberadas por los incendios). En la COP28, Colombia firmó el Tratado sobre No Proliferación de Combustibles Fósiles, mientras que Brasil prefirió aceptar la invitación para unirse a la versión ampliada de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP+) y ganó merecidamente el premio Fósil del Día, otorgado. desde 1999 por Red de acción climática (PODER). Y, como si esta vergüenza fuera poco, el 13 de diciembre de 2023, un día después de finalizar la COP28, la Agencia Nacional de Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles (ANP) promovió la obscena “Subasta del Fin del Mundo”.[ 15 ]
¿Hay razones para creer que la COP30 representará la milagrosa resurrección de la Convención Marco del Clima? Si este milagro no ocurre, si la COP30 continúa siendo secuestrada por el petróleo y la agroindustria, si los grupos de presión do Gran aceite y Big Ag Siguiendo sentados en la mesa de negociaciones, lo más probable (y deseable) es que más países sigan el valiente ejemplo de Papua Nueva Guinea. Ya veremos...
* Luiz César Marques Filho Es profesor del Departamento de Historia de la Unicamp. Autor, entre otros libros, de Capitalismo y colapso ambiental (Unicamp).
Publicado originalmente en Revista de la Unicamp.
Notas
[ 1 ] Cf. JT Houghton, GJ Jenkins y JJ Ephraums (eds.), Cambio climático, La evaluación científica del IPCC, Universidad de Cambridge. Prensa, 1990, pág. xi.
[ 2 ] Ver NOAA, Serie temporal global
[ 3 ] Véase Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Informe sobre la brecha de emisiones 2024, “No más aire caliente… por favor”.
[ 4 ] Ver Conferencia de las Partes en calidad de reunión de las Partes en el Acuerdo de París Quinto período de sesiones, Emiratos Árabes Unidos, 30/XI al 12/XII 2023. Primer balance global 28(d): “Hacer la transición para abandonar los combustibles fósiles en los sistemas energéticos, de manera justa, ordenada y equitativa, acelerando la acción en esta década crítica, a fin de lograr cero emisiones netas para 2050, de acuerdo con la ciencia.."
[ 5 ] Cf. “Los países desperdician dinero subsidiando los combustibles fósiles, dice el director del FMI”. Información climática, 1/III/2024.
[ 6 ] Véase Ben Lefebvre, “Los permisos de perforación petrolera de la administración Biden superan a Trump”. Político, 30 de enero. 2024.
[ 7 ] Ver Lista mundial de salidas de petróleo y gas
[ 8 ] Véase José Eustáquio Diniz Alvez, “El objetivo de 1,5ºC está más muerto que una puerta”. Proyecto Colabora, 25 nov. 2024.
[ 9 ] Citado en Adam Morton, Fiona Harvey, Patrick Greenfield y Dharna Noor, “Cop29: los países ricos acuerdan aumentar la oferta de financiación climática a 300 millones de dólares al año”. The Guardian, 23 de noviembre 2024.
[ 10 ] Véase Laurence Caramel, “COP29: un acuerdo 'trop faible, trop tardif et trop ambigu' para África. El mundo, 24 de noviembre 2024.
[ 11 ] Cf. Copérnico, Los impactos del cambio climático cicatrizan a Europa, pero el aumento de las energías renovables indica esperanza para el futuro”, 19/VI/2023.
[ 12 ] Véase el Informe Medioambiental Europeo (Informe EEA 01/2024), “Evaluación europea del riesgo climático”.
[ 13 ] Véase Alissa M. Kleinnijenhuis, “Por qué a las naciones ricas les conviene financiar el financiamiento climático”. Naturaleza, 13 de noviembre 2024.
[ 14 ] Véase Peter Wadhams, Advertencias científicas.org, 11/XII/2018.
[ 15 ] Cf. Luiz Marques, “De la cumbre de la Amazonía a la COP28: el negacionismo del gobierno brasileño”. Margen izquierdo, Revista da Boitempo, 42, 2024.
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