conversaciones en sicilia

Banksy, surtidor de gasolina, 2011
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por FABRICACIÓN MARIAROSARIA*

Consideraciones sobre la película de Jean-Marie Straub (1933-2022) y Danièle Huillet (1936-2006), basada en el libro de Elio Vittorini

En mayo de 1941, Elio Vittorini lanza, a través de Bompiani, Conversación en Sicilia (conversaciones en sicilia), novela que había tenido una edición anterior en marzo de ese mismo año, bajo el título de nombre y lágrima y ya había sido publicado en cinco capítulos en una revista literaria, entre abril de 1938 y abril de 1939.

Conversación en Sicilia narra el regreso de Silvestro, un siciliano que vive en una ciudad indeterminada del norte de Italia, a su isla natal, con el pretexto de visitar a su madre, pero, en realidad, en busca de su propia infancia y, a nivel metafórico, su propia identidad. .

En 1998, Danièle Huillet y Jean-Marie Straub, cineastas suizos que se caracterizan por un cine experimental y abiertamente anticomercial, presentaron ¡Sicilia! (pueblo siciliano), inspirándose en la obra de Vittorini, a partir de la cual consiguen captar, de manera muy sugerente, una cuestión fundamental –la de la memoria– sin, sin embargo, reproducir íntegramente la novela.

En los dos fotogramas finales de la película, las palabras “constelaciones / diálogos de la novela / Conversación en Sicilia/ de Elio Vittorini / 1937-1938” y una foto del autor, como para confirmar que los dos directores se colocan bajo la égida del escritor siciliano, aunque solo utilizarán algunos capítulos de su obra, privilegiando los pasajes dialogados. . Es interesante notar la elección del término “constelación” que apunta al aspecto, a la vez, fragmentario y unitario de la película, porque, en una constelación, podemos distinguir cada parte que la integra, sin perder de vista su totalidad. De hecho, ¡Sicilia! se compone de aproximadamente una docena de secuencias, cada una acabada en sí misma e “independiente” de la otra, es decir, la relación entre ellas se da por yuxtaposición y no por subordinación.

Al transformar Conversación en Sicilia en Constelaciones, Huillet y Straub consiguen trasladar a la pantalla las intenciones de Vittorini, gracias a la exploración prácticamente fiel de los versos de la novela, que, combinado con el antinaturalismo en la declamación de los diálogos, el distanciamiento brechtiano de los actores en relación con los personajes y lo seco y despojado de la narrativa, permiten apreciar la calidad literaria de la obra original.

La novela consta de cinco partes (cuarenta y ocho capítulos), seguidas de un epílogo (49o capítulo) y una Nota, mientras que la película se puede dividir en tres macrosecuencias. la primera parte de Conversación en Sicilia Abarca los capítulos uno a ocho, en los que Silvestro, llevado por una furia abstracta y motivado por una carta de su padre que había abandonado a su mujer, decide volver a Sicilia para visitar a su madre. Es cuando se produce el encuentro con el pequeño siciliano, quien maldice a las naranjas que no logran sacarlo de su miseria; con representantes de la represión, Com Bigode/Sem Bigode; y con el Gran Lombardo, personaje que, a lo largo de la novela, se convertirá en arquetípico, ya que todos los hombres evocados en el viaje a Sicilia contribuirán a su composición.

Esta parte inicial corresponde aproximadamente a la primera macrosecuencia de ¡Sicilia!, que, sin embargo, se abre directamente con la conversación entre Silvestro y el siciliano (es decir, casi en correspondencia con el cuarto capítulo de la novela), cuando el protagonista se declara estadounidense hace quince años, en una respuesta ambigua, que puede o bien corresponden al deseo de no frustrar la expectativa de su interlocutor, ya que puede estar expresando la distancia de esa realidad que alguna vez fue suya y dentro de la cual se irá insertando nuevamente a lo largo de su camino.

Antes del comienzo de la segunda macrosecuencia, se produce una especie de pausa en la película, que corresponde a los dos primeros capítulos de la segunda parte de la novela. Tenemos una secuencia a lo largo del mar, en la que, tras los momentos iniciales, el sonido desaparece y la imagen, ahora en cámara lenta, a veces acelerada –siguiendo el ritmo del tren en el que viaja Silvestro– acaba acelerando al extremo (recordando el paisaje visto desde ese mismo tren en marcha), hasta que desaparece cualquier rastro realista y la imagen se vuelve cada vez más abstracta, como si de un trabajo de pintura de acción. Esta secuencia hace eco de la observación de Silvestro en el décimo capítulo de la novela, cuando tiene la sensación de viajar en la cuarta dimensión.

En la secuencia posterior, tenemos dos vistas panorámicas de ciento ochenta grados, casi idénticas -de izquierda a derecha y de derecha a izquierda-, que pueden interpretarse, en su diferencia de luminosidad, como el paso de un día al otro. siguiente y que puede representar la mirada de Silvestro sobre el paisaje en el que se inserta la casa donde vive su madre y cuya visión desencadenará la recuperación de la memoria infantil. Posteriormente, el encuentro con doña Concezione (la madre) da inicio a la segunda macrosecuencia de la película, que corresponde a la segunda parte de la novela, compuesta por los capítulos nueve a veinte (excepto el diecisiete, donde Vittorini profundiza en la imagen del abuelo materno de Vittorini, Silvestro) .

es el núcleo de ¡Sicilia!, en el que asistimos al choque entre el personaje-narrador y la poderosa figura materna, en diálogos francos ya veces incluso duros, en los que las reminiscencias de ambos se confrontan y complementan, y durante los cuales madre e hijo descubren que tal vez no No llegar a conocerse tan profundamente, ya que uno todavía puede representar una sorpresa para el otro, especialmente la madre para Silvestro, cuando descubre en doña Concezione una sexualidad vivida fuera del matrimonio que él desconocía.

Estos diálogos son momentos importantes en la narración, pues es gracias a ellos que se produce el reencuentro con la memoria y éste, en la película, es mucho más marcado que en la novela, por la opción de los directores de privilegiarlos en detrimento de la acción

Las conversaciones entre madre e hijo giran en torno a los hábitos alimentarios de Silvestro en la infancia, en las que tanto la novela como la película exploran el sentido del olfato (el olor a arenque y melón) como desencadenante de los recuerdos del protagonista. A partir de ahí se reconstituyen los hábitos de la casa, la rutina doméstica, las relaciones familiares. Además, se evocan las figuras del abuelo y del padre que, en los recuerdos de doña Concezione, a menudo se confunden y con los que Silvestro acaba identificándose al caracterizarlos como grandes lombardos: es decir, grandes hombres insatisfechos con la vida cotidiana. .

Al final de la segunda macrosecuencia, volvemos a tener esa especie de pausa, que ya no corresponde a ningún capítulo, sino que es la reiteración del panorama repetido al inicio de esa misma macrosecuencia, enmarcando así el núcleo central de ¡Sicilia!.

La tercera parte de la novela, que va del capítulo veintiuno al treinta y uno, en la que se omite por completo de la película la sucesión de visitas que madre e hijo realizan a varios vecinos del pueblo, a los que doña Concezione pone inyecciones. . De la cuarta parte, que comprende los capítulos treinta y dos al cuarenta, Huillet y Straub sólo utilizaron los capítulos treinta y tres y treinta y cuatro. En estos se narra el encuentro entre Silvestro y Calogero, el afilador, que pide cuchillos, tijeras y otras armas para combatir la injusticia, quedando abolidos los otros personajes con los que Vittorini configuró el tema del “mundo ofendido”: Ezequiel, que escribe sobre los dolores del mundo, y Porfirio, el vendedor de telas, que quiere agua corriente para lavar esos dolores y consolar al ofendido género humano.

En esta compresión que opera la película, sin embargo, no se pierde el tema del hombre ofendido, ya que estará representado por la suma del siciliano, Silvestro y Calogero, respetando así uno de los puntos de apoyo de la novela.

la quinta parte de Conversación en Sicilia y el Epílogo, así como la Nota, no aparecen en la película, es decir, se suprimen los capítulos relacionados con el encuentro de Silvestro con los fantasmas del pasado (su hermano, muerto en la guerra; los héroes de Shakespeare que representó su padre ) y la despedida de la madre, a la que encuentra lavando los pies a un anciano (¿el padre, el abuelo, el amante/vagabundo?). El Epílogo, sin embargo, al aclarar que las conversaciones en Sicilia duraron tres días y tres noches, parece arrojar luz sobre los tres bloques narrativos en los que los dos directores dividieron su película.

A la vista de los recortes realizados por Huillet y Straub, por tanto, se comprende claramente el por qué de la elección del término constelación para caracterizar su obra. De hecho, constelación se refiere a la construcción fragmentaria de la memoria, mediante la unión libre de bloques de memoria aislados. Y si la memoria es fragmentaria, es el diálogo, es la conversación que permite recuperar, coser y reinterpretar el pasado.

Al salir de la rutina y emprender un viaje en busca de su infancia, Silvestro intenta recuperar su propia identidad, ya que el pasado recordado -y, más que eso, revivido- se convierte en fuente del presente y ya no en un acontecimiento remoto. Y la identidad de Silvestro se construye identificando al niño que fue en la infancia con el pequeño siciliano, con el Gran Lombardo, con el padre, el abuelo, los fantasmas del pasado y el género humano ofendido, es decir, se reestructura al hablar con o sobre estos personajes

En la opción por una forma dialógica, la película, más que la novela, privilegia la memoria, porque, al eliminar prácticamente la acción, permite que los recuerdos se presenten, se impongan, rompiendo los límites del tiempo y del espacio y liberando al ser humano. .de la opresión de la realidad, permitiéndole trascender esta realidad a través de la creación y la imaginación.

*Mariarosaria Fabris es profesor jubilado del Departamento de Letras Modernas de la FFLCH-USP. Autor, entre otros libros, de El neorrealismo cinematográfico italiano: una lectura (Edusp).

Publicado originalmente en el diario El Estado de S. Pablo, el 4 de mayo de 2003.

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