por VALTER SILVERIO*
Prólogo al libro recientemente publicado de Paulo César Ramos
El libro, que llega a un público más allá de universitarios y académicos, es el resultado de una investigación de maestría que siguió, desde la creación del Movimiento Negro Unificado en 1978, la violencia social ejercida por las instituciones brasileñas contra la juventud. La obra, al distinguir la adolescencia -el individuo como ser psíquico- de la juventud -la lectura de la experiencia colectiva de un segmento y/o grupo-, tiene el mérito de descongelar la actual concepción de juventud al expandirla a la juventud.
La juventud negra aparece, por tanto, como sujeto en su articulación con procesos sociales más generales y como resultado de relaciones sociales producidas a lo largo de la historia mediadas por la experiencia individual y colectiva de un grupo racializado en una sociedad racialmente estructurada en dominación.
Así, al considerar el propio desajuste de la discusión brasileña que enfatizaba la existencia de la juventud en singular, como máximo enmarcada por el origen social en términos de clase, el texto, por un lado, cuestiona la homogeneidad y, por otro lado, demuestra que ese desajuste animó a los jóvenes negros/las propias negras a encontrar formas de canalizar sus reclamos y demandas en una sociedad que se niega a reconocer tanto su existencia como grupo como sus demandas específicas, en particular la denunciada internacionalmente, primero, por Abdias Nascimento en Brasil en la mira del panafricanismo "contra el genocidio de la población negra (1978).
Florestan Fernandes, al enfatizar el aporte de Nascimento, observa que entre otros aportes del libro hay uno que utiliza “sin restricciones el concepto de genocidio aplicado a los negros brasileños. Es una palabra terrible e impactante para la hipocresía conservadora”. Y, al mismo tiempo, se pregunta: “¿Merece otro calificativo lo que se ha hecho y se sigue haciendo con los negros y su descendencia?”.
La respuesta es no. En particular, cuando se analiza a la luz de dos definiciones de genocidio, ya sea como “el uso de medidas deliberadas y sistemáticas (como la muerte, lesiones corporales y mentales, condiciones de vida insatisfactorias, prevención de la natalidad), calculadas para el exterminio de una raza grupo, político o cultural, o para destruir el idioma, la religión o la cultura de un grupo” (Tercer nuevo diccionario internacional de la lengua inglesa de WEBSTER). O incluso como la “negación del derecho a la existencia a grupos humanos enteros, mediante el exterminio de sus individuos, la desintegración de sus instituciones políticas, sociales, culturales, lingüísticas y de sus sentimientos nacionales y religiosos” (diccionario de la escuela del maestro).
El libro de Paulo Ramos se incluye entre los que buscan visibilizar el problema de un verdadero genocidio que atraviesa la historia social y política del país y gana visibilidad en su formación urbana e industrial que, aunque denunciado por intelectuales y activistas, persiste y se expande
Es, por tanto, en la constitución de la juventud negra como sujeto de lucha política que Ramos, algo optimista, ve la posibilidad de contradecir las estadísticas sobre el creciente número de muertes de jóvenes negros abandonados a su suerte en las periferias urbanas y en diferentes rincones del país.
Tal protagonismo está cubierto, primero, por la lucha por la propia supervivencia física y psíquica, segundo, por la conciencia de una existencia atravesada por prejuicios, discriminaciones y negación de acceso a políticas públicas que se niegan a reconocer la especificidad de sus prácticas culturales – criminalizando con ostensiva y letal represión policial- y, al mismo tiempo, son prueba concreta de una segmentación estratégica en términos del derecho a tener derechos, transformándolos en un “problema social” que se intenta inculcar en sus perspectivas, horizontes y pulsiones de vida que nada o poco importan a los poderes públicos constituidos.
El protagonismo también se articula con la propia resistencia en cuanto a la percepción de que no hay salida a la lucha política. De ahí la notable importancia del libro de Ramos: al acompañar la construcción de una agenda de lucha política por parte de los mismos jóvenes negros/negras a través de la participación directa en los eventos, y en las elaboraciones que de ellos resultaron, como, por ejemplo, la Juventud Plan Viva (de 2012 a 2013), la Mesa de Trabajo Juventud Negra y Políticas Públicas del Consejo Nacional de la Juventud (de 2008 a 2010) y los Encuentros Nacionales de Juventud Negra (entre 2005 y 2008). Las articulaciones entre el joven académico y el militante dan como resultado un trabajo en el que la intersección entre la adquisición de conocimientos y la agencia política generativa puede posibilitar que otros tengan contacto con un tema que está directamente relacionado con las posibilidades de transformar el país en una democracia. .
No podemos olvidar que la disertación que dio origen al libro fue defendida en 2014. El “optimismo” es, por tanto, justificable si tenemos en cuenta que todas las iniciativas del período se sustentaron en un ambiente de extrema efervescencia y actualización de las agendas políticas en un perspectiva hacia la construcción de la democracia con énfasis en la participación de la sociedad civil organizada nunca antes experimentada en las distintas etapas que plantea la literatura sociológica y política del país.
De esta forma, otro mérito del libro es que es un retrato instantáneo, por tanto, un documento de un campo de posibilidades que se fue abriendo y, en su apertura, el sujeto político juventud negra ganó visibilidad y materialidad. Un tiempo que en cuanto a duración fue muy corto. Tal vez podamos pensar que su interrupción tiene una relación directa con los pocos logros de la propia juventud negra. Leído bajo esta luz, este libro es también un manifiesto que puede estimular la construcción de nuevos caminos y/o rutas a través de los cuales se reanude el proceso de democratización, tan abrupta y violentamente interrumpido. Recordando, igualmente, la continua interrupción prematura de miles de vidas negras como resultado de nuestro racismo cotidiano.
* Valter Silvério Es profesor del Departamento de Sociología de la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar).
referencia
Paulo César Ramos. Contrario a las estadísticas: genocidio, juventud negra y participación política. São Paulo, Alameda, 2021, 324 páginas.