por MARCELO GUIMARÃES LIMA*
Los pájaros del bosque cantan: Fuera Bolsonaro!!!
Los pájaros de los bosques brasileños gritan BOLSONARO!!!! Los seres vivos en general, humanos y no humanos, tanto en Brasil como en otros lugares, también reclaman por sus vidas y proclaman contra el Señor de la Muerte y sus aliados, aquí y en el exterior. Quienes se benefician, simbólica y/o materialmente, de la situación actual, no claman. Algunos, periodistas, políticos, jueces, entre otras categorías, pretenden la exención. Otros siguen y ayudan al Senhor da Morte en su autoproclamado papel de restaurar el nefasto régimen de 1964, un régimen de censura, tortura, asesinato y explotación desenfrenada de las clases trabajadoras, actualizado a los tiempos neoliberales del siglo XXI.
Mientras escribo, comienza el CPI del fatídico desastre de la pandemia, desastre comandado por el (im)popular “Bozo”, y respaldado por figuras increíbles, entre ellas el asistente que confiesa haberse puesto la vacuna a escondidas porque esa era la del jefe. orientación, hombre adulto pero que acepta órdenes sin importar lo ridículo y trágico de su posición y no mide las consecuencias. Y no solo las consecuencias públicas de su postura, sino lo que cabría esperar de personas absolutamente egocéntricas e incapaces de empatía, esas consecuencias para su propia individualidad, su subjetividad, su personalidad, su sentido de propiedad y de valor propio.
Una cosa es cierta de quienes rodean y ayudan al presidente “accidental”: todos están hechos de la misma materia moral e intelectual. El señor. Paulo Guedes, economista, millonario, en fin, especulador y ayudante de especuladores, proclama en reunión oficial que los chinos inventaron el virus Covid 19, y afirma, perentoriamente, con admiración y profundo aprecio, la superioridad de Estados Unidos como productores de vacunas en la actualidad. ¿Qué digo? El ministro de hoy aclara que la gran nación del norte, la tierra del Tío Sam, es el paraíso encarnado en la tierra, el modelo, el guía magistral de los pueblos y especialmente de semibárbaros como nosotros, pobres y desorientados brasileños.
El señor. Paulo Guedes es economista y ministro: ¿de dónde sacó la información sobre la “nacionalidad china” del virus Covid 19? ¿Qué investigación realizó el hoy ministro para tal comunicado de gran trascendencia y sobre todo en una reunión de trabajo público? Cabe señalar que el Ministro no habla de una hipótesis, de una probabilidad, sino de un puro y simple “hecho”.
La educación científica reza para que las conclusiones se basen en datos y razonamientos que pasen por el tamiz de la racionalidad y la fiabilidad empírica y metodológica propia de la actitud científica, de los procedimientos metódicos de verificabilidad (lo que puede y debe ser verificado) propios de la ciencia. Pero tal vez la economía no sea una ciencia en sentido estricto, “j'en sais rien” digo, usando la formulación precisa del idioma francés que significa: sobre un tema tan controvertido me guardo el debido silencio. Y en este caso, no habría necesidad de que el Sr. Paulo Guedes.
El desprecio por Brasil y los brasileños, evidente en los dichos e iniciativas del Capitán de la Profundidad, es la atmósfera que respira la clase dominante brasileña. ¿Qué digo? El desprecio por los brasileños es el perfume embriagador (aquí se aplica la palabra hortera) sin el cual la clase dominante brasileña no podría vivir.
¿Cómo podría ser diferente en un país donde, por ejemplo, se producen alimentos a gran escala y la gente vuelve a pasar hambre bajo el actual régimen golpista? La explotación secular de las masas en Brasil sólo confirma para los grupos dominantes la condición subhumana o infrahumana de quienes producen la riqueza material del país en bienes y servicios.
Como los pájaros de los bosques brasileños, queremos el fin del estado de excepción del bolsonarismo y su desfile diario de horrores, absurdos lógicos, aberraciones de conducta, disparates naturalizados, crueldad activa y mentiras sistemáticas y sistematizadas.
Arriesgamos aquí la hipótesis de que el llamado neofascismo brasileño no puede ser pensado como “presocial”, según la caracterización de Vladimir Safatle, sino como “postsocial”. La ingeniería de la desorientación a gran escala, concebida, entre otros, por Bernard Stiegler, adquiere los contornos específicos de la actualidad en sus raíces en las nuevas tecnologías de la comunicación que se unen a la precariedad de la existencia, a la experiencia de la inutilidad personal, propias del neoliberalismo.
Aunque en realidad la iniciativa no atañe a la mejora inmediata de la vida de la mayoría, como bien observó el periodista, historiador y dirigente político Rui Costa Pimenta, entre otros, el CPI podrá ayudar a los más que urgentes cambios en el panorama nacional escenario político. Se desarrolla dentro del régimen golpista instalado en 2016 que encumbró, por medios escandalosamente ilegales, al Sr. Jair Bolsonaro de un político mediocre, marginal y folclórico al cargo de presidente de la nación. Lo que, en sí mismo, da una idea certera de la “seriedad” con la que la clase dominante ve al país y su estructura política. En tal contexto, no se puede esperar mucho de este proceso.
En todo caso, siempre es bueno recordar que la realidad es dinámica, que la realidad es lo que nos resiste y nos supera, lo cual es igualmente y especialmente válido ahora para los actuales dueños del poder y sus superiores.
Sobre el CPI, dice el cliché repetido por varios políticos en estos tiempos, siempre sabemos cómo empieza, pero no sabemos cómo termina.
¿Cómo terminará Bolsonaro, nos preguntamos? ¿Cómo terminará el régimen golpista? ¿Estafadores en general? En la historia, por ejemplo, algunos grandes líderes fascistas terminaron linchados en plazas públicas o se suicidaron. Pero esos eran otros tiempos.
*Marcelo Guimaraes Lima es artista, investigadora, escritora y docente.