Por Leonardo Boff*
Las muertes perpetradas por la dictadura no pueden ser olvidadas, pues su sangre clama al cielo y exige justicia. Estas personas se encontraban bajo la custodia del Estado, quien tiene el deber de salvaguardar sus vidas, independientemente de los motivos de su detención.
El 31 de marzo de 1964 nuestra democracia recibió un golpe mortal. Se implantó un Estado dictatorial, fruto de un golpe cívico-militar. Para mantenerse tuvo que crear cuerpos de seguridad y represión que arrestaron, secuestraron, torturaron, desaparecieron y asesinaron a muchas personas. Estas muertes no pueden ser olvidadas, ya que su sangre clama al cielo y exige justicia. Estas personas se encontraban bajo la custodia del Estado, quien tiene el deber de salvaguardar sus vidas, independientemente de los motivos de su detención.
Este 31 de marzo despertemos la memoria de estas víctimas y, sobre todo, fortalezcamos nuestra democracia. Está siendo amenazado por un gobierno de extrema derecha con prácticas autoritarias. Aparentemente, vivimos en tiempos posdemocráticos, ya que la Constitución y las leyes a menudo no se respetan.
CONCLAMACIÓN:
Cada uno en sus departamentos o casas, viviendo en confinamiento, hacemos alguna manifestación a favor de la democracia, con ruido, banderas, gritos por la democracia, cantos y otras pancartas para mostrar nuestra indignación y vigilancia.
En una situación de pandemia de coronavirus, todos estamos llamados a vivir la solidaridad, el cuidado de los demás, la generosidad de los gestos humanitarios de ayuda, especialmente para los más vulnerables.
Perplejos, seguimos el mal ejemplo del actual Presidente que se comporta en clara desobediencia a lo acordado por el propio Gobierno, saliendo del confinamiento, mezclándose con la gente e instando a la gente a salir a la calle y volver al trabajo. Tal gesto podría propagar exponencialmente el coronavirus y provocar un colapso en el sistema de salud.
A pesar de estos gestos irresponsables, viviremos y subsistiremos, porque la vida siempre se ha mostrado, en todas las aniquilaciones del pasado, para resistir y sobrevivir. Una vez más, la Madre Tierra tendrá compasión de sus hijos e hijas afectados y nos salvará. Los cristianos creen que Dios “es el amante apasionado de la vida” (Sabiduría 11,26:XNUMX) y no permitirá que esta crisis humanitaria se lleve demasiadas e innumerables vidas.
*Leonardo Boff Es teólogo, filósofo y escritor.