por EUGENIO BUCCI*
La base de gobierno de Tarcísio quiere instalar CPI sin fundamento ni objeto específico para investigar a la Fundación Padre Anchieta
La base de gobierno de la Asamblea Legislativa de São Paulo abrió fuego contra el TV Cultura. El 17 de abril, a las 19:00 horas, presentó el Proyecto de Resolución N° 9/2024 (Número de Proceso: 9652/2024), con el que pretende crear una Comisión Parlamentaria de Investigación para investigar “irregularidades” en la Fundación Padre Anchieta, titular de TV y Radio Cultura de Sao Paulo. El tiempo empieza a cerrarse. Si el CPI efectivamente se instala, las relaciones entre el Palacio dos Bandeirantes y la mejor televisión pública de Brasil se deteriorarán de una vez por todas.
La cosa empezó mal –y empezó muy mal explicada–. Hay al menos tres signos de ineptitud en el Proyecto de Resolución. La primera es la ausencia de un hecho objetivo a investigar. No se señala ningún hecho concreto, lo único que se dice es que hubo “denuncias de irregularidades en la gestión”. ¿Pero cuáles son las acusaciones? Nadie cuenta. Lo único que existe es una acusación vaga, indefinida, algo aleatoria y algo aleatoria.
Además, incluso si las acusaciones fueran reales, no está claro por qué sería necesario un IPC de inmediato. ¿Se negó la Fundación Padre Anchieta a proporcionar a la Asamblea o a cualquier otra persona alguna información sobre su gestión? ¿La Fundación oculta información? La respuesta es no. Por lo tanto, no hay razón para un procedimiento de investigación tan extremo, que sólo se justifica cuando las sospechas claras de abuso o malversación de fondos no pueden aclararse de otra manera.
El segundo descuido viene en la afirmación de que “La Fundación Padre Anchieta se mantiene con recursos públicos”. Una vez más, no es así. En parte, sólo en parte, su apoyo proviene del Tesoro, pero en otra parte –alrededor del 50%, en promedio– el dinero proviene de sus propios ingresos, que no tienen nada que ver con los poderes públicos.
El tercer error conceptual surge de la desinformación primaria. Ya en la apertura, el documento afirma que la Fundación sería una entidad “de derecho público”. Equivocado. La Fundación, de hecho, está regulada por el derecho privado. El propio Tribunal Supremo Federal, en sentencia de 2019, la calificó de “fundación pública de derecho privado” (punto 7 del resumen de la decisión del Recurso Extraordinario 716.378).
¿Desconocen los parlamentarios la naturaleza jurídica de la institución que pretenden someter a investigación? ¿O simplemente están sembrando confusión al insinuar que, como es “derecho público”, la TV Cultura ¿Debería inclinarse ante las autoridades?
Difícil de descubrir. Lo que se sabe, al menos hasta ahora, es que el ataque parlamentario presenta inconsistencias en el razonamiento, la precisión y el conocimiento de los hechos. Parece que alguien allí tiene el propósito no de buscar la verdad, sino de presionar, atemorizar y amenazar. Después de todo, si no hay ningún hecho específico que inspire serias sospechas y si no hay ningún episodio oscuro que no pueda dilucidarse por medios administrativos ordinarios, ¿por qué insistir en un proceso de investigación tan pirotécnico?
Se sabe que en Brasil la instauración de un IPC suele ir acompañada de un ambiente de concentraciones policiales. ¿Será sobre esta base que el Poder Legislativo de São Paulo tratará a una emisora pública que recibe aplausos y premios en todas partes? ¿Qué debemos esperar de ahora en adelante? ¿La choza por el bien de la choza? La estrategia es sofocar las actividades de la TV Cultura? ¿Está en marcha una vigilancia institucional? ¿Un estallido oscurantista? ¿Los representantes del pueblo no saben vivir la autonomía de una buena emisora pública?
Bueno, deberían saberlo. Deberían saber y enseñar. La autonomía de TV Cultura Ya es parte de la tradición paulista y también del derecho positivo. La ley estatal (9.849, de 26 de septiembre de 1967) que creó la Fundación Padre Anchieta se preocupó de dotarla, en el artículo primero, de “autonomía administrativa y financiera”. La independencia periodística surgió como una consecuencia natural, que sólo trajo beneficios a São Paulo y Brasil. Con vasalismo no se pueden crear buenas noticias, programación analítica, educativa y cultural.
Finalmente, como si ya no tuviéramos suficientes dudas, aquí hay una más: ¿el gobernador está de acuerdo con este ataque arbitrario? ¿Será la orden de recortar la financiación de la Fundación, como viene ocurriendo? ¿El Poder Ejecutivo hará la vista gorda ante esta repetida humillación?
Si el Palacio dos Bandeirantes tiene algún sentido, habrá que revertir la escalada anticultural. Todavía estamos a tiempo de disipar las nubes inquisitoriales. Un gesto, sólo un gesto, aunque sea discreto, puede cambiar el curso de los acontecimientos. TV Cultura ha sido derrotada no por supuestas “irregularidades” en la gestión, que no existen, sino porque tiene libertad creativa e informativa. Ella no sufre por sus errores, sino por sus aciertos.
O cambiamos esta situación, o sólo nos quedará la vergüenza, no para una televisión que sobrevive a base de brillo, orgullo y financiación limitada, sino para un parlamento y un gobierno que se han dejado instrumentalizar por la intriga al servicio de la intimidación.
*Eugenio Bucci Es profesor de la Facultad de Comunicación y Artes de la USP. Autor, entre otros libros, de Incertidumbre, un ensayo: cómo pensamos la idea que nos desorienta (y orienta el mundo digital) (auténtico). https://amzn.to/3SytDKl
Publicado originalmente en el diario El Estado de S. Pablo.
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