por José Feres Sabino*
El lenguaje revela que la propiedad es una ilusión de propiedad y la literatura funciona como la clave para el otro lado.
¿Qué se necesita para ser escritor? ¿Qué se puede tener con la literatura? Dos preguntas entrelazadas y una obra atravesada por ellas. Así lo propone Ricardo Piglia, en su prólogo a la edición argentina del libro el juguete enojado (1926), una forma de leer no sólo esta novela sino toda la obra de Roberto Arlt.
La idea de propiedad presente en las preguntas indica la presencia de dos mundos distintos y entremezclados: el espacio del mundo y otro espacio. A lo largo de toda la novela hay una espacialidad soberana -determinada por el dinero y dominada por el dueño del dinero- opuesta a otra -determinada por lo desconocido y que no es dominada por nadie, sino entrevistada por el narrador.
el juguete enojado es la novela de la formación de un escritor, Sílvio Astier, o de su paso de una espacialidad a otra. Entre el espacio prefigurado por el dinero y el espacio prefigurado por la literatura, se desarrolla la formación de este joven escritor “laminado de angustia” (p. 66).
En el primer capítulo, “Los ladrones”, el narrador se declara un apasionado lector de la literatura de aventuras bandoleras. Quiere ser como los personajes de estos cuentos: ladrón, protector de viudas y amante de doncellas. Pero la misma persona, un zapatero español, que le inicia en este tipo de literatura, también cobra alquiler por prestar los libros.
La yuxtaposición de espacialidades también está presente cuando Sílvio, junto a dos amigos, roban la biblioteca de la escuela. El robo es el gesto de realizar las aventuras leídas en el espacio prefigurado por el dinero. Los libros te servirán para ganar dinero o leer.
El segundo capítulo “Los trabajos y los días” abre con un llamado a Sílvio a entrar de lleno en el mundo del dinero. El imperativo materno, “Sílvio, tienes que trabajar”, se enuncia precisamente cuando lee un libro. Di adiós a la aventura y ponte manos a la obra. Comienza como vendedor de libros en una librería de usados y terminará su aprendizaje mundano como vendedor de papel. Entre trabajar como vendedor de libros usados y vender papel, hay un breve intento de pertenecer a la Escola Militar de Aviação para trabajar como inventor. (Sílvio era conocido entre sus amigos como el inventor de un cañón.)
En todas las actividades, Silvio falla. Roba la biblioteca pero es descubierto; intenta incendiar la librería usada donde trabaja, es descubierto; en la escuela militar, lo despiden; y, vendiendo papel, no puede hacer mucho dinero. Toda actividad termina en nada. Este es el fracaso de Sílvio Astier: no puede instalarse en el espacio delimitado por el dinero, pero tampoco puede salir de ese espacio. En esto, el narrador solo vislumbra, intuyendo, la presencia de otro espacio. La lectura, la aparición del amor una noche en un sueño, y la presencia del cielo azul contra la inmundicia de la ciudad y sus habitantes, escinden el espacio soberano del dinero, indicando la presencia de otra espacialidad.
¿Cómo hace Sílvio el paso de un espacio a otro? ¿Cómo se pasa del dinero a la vida? ¿Cómo cruzas la línea que separa el espacio del dinero (el juguete enojado) del espacio de la vida (el juguete feliz)?
Un compañero, Manco, lo invita a realizar un robo en la casa de un ingeniero. Sílvio acepta y organizan el robo. Poco después, decide denunciarlo. Va a la casa del ingeniero y le cuenta el plan de robo. La delación es el gesto que autoriza el paso. Al denunciar a Manco, salta al otro lado.
El ingeniero le ofrece dinero como recompensa por su traición. Pero también quiere entender por qué, sin motivo alguno, delata a su amigo. “¿No te da vergüenza tener tan poca dignidad a tu edad?”, le pregunta el ingeniero a Sílvio Astier.
Silvio rechaza el dinero; las respuestas que le da al ingeniero son las confesiones del nacimiento del escritor: “Todo me sorprende. A veces tengo la sensación de que hace una hora que vine a la tierra y que todo es nuevo, llameante, encantador. Entonces yo abrazaba a la gente en la calle, me paraba en medio de la acera para decirles: 'Pero ustedes, ¿por qué andan con esa cara de tristeza? Si la vida es bella, bella…” (p. 137).
Delation proporciona una distancia del mundo creado por el dinero. Abre un hueco en la ficción del dinero para que el narrador pueda pasar al otro lado. Solo puedes salir del juguete enojado cuando el juguete está roto (se ha cometido un crimen). Escribir es cometer el delito de rechazar el lenguaje soberano del dinero.
Las dos preguntas que abrieron este texto pueden recibir la misma respuesta: nada. No hay que tener nada para ser escritor, porque el escritor es el recién llegado al mundo. No trae nada. y nadie Tu tarea es escribir para pagar la deuda no con el mundo, sino con el otro lado.
Además, nada se logra expresando la existencia de dos espacialidades, es decir, con la literatura no se gana dinero para pagar las cuentas. En el caso de Sílvio Astier, esto es cierto. La escritura o la presencia del espacio prefigurado por la literatura le es casi imposible. La única ganancia de la creación, la invención arrancada de la nada, es el hecho de que el lenguaje funciona como una contrahistoria a la historia que establece el dinero. El dinero, el lenguaje de nuestra actividad diaria, le da al propietario un sentimiento de propiedad sobre todas las cosas. El lenguaje revela que la posesión es una ilusión de la posesión, ya que está enraizada en la nada, y la literatura funciona como la llave del otro lado, desconocido para los jugadores del juguete enojado. En la literatura, la propiedad equivale a la expresión de esta pobreza.
La escritura nace para expresar la sensación de frescura, el desborde de alegría por el simple hecho de estar vivo, sensaciones que el recién llegado sólo puede comunicar por escrito, de lo contrario sería considerado un loco. Por tanto, el escritor extiende a los jugadores del juguete rabioso (a los creyentes de la ficción del dinero) otra ficción: hay otro espacio y otro juego también.
* José Feres Sabino es candidato a doctor en el Departamento de Filosofía de la Universidad de São Paulo (USP).
referencia
Roberto Arlt. el juguete enojado. Traducción de María Paula Gurgel Ribeiro. São Paulo: Iluminuras, 2013. https://amzn.to/3RgSLmS
Ricardo Piglia. "Introducción". En: El juguete rabioso. Editado por Ricardo Piglia. Buenos Aires: Espasa Calpe, 1993.