Clement Greenberg y el debate crítico

Jackson Pollock, Sin título (Animales y figuras), 1942
Whatsapp
Facebook
Twitter
Instagram
Telegram

por LUIZ RENATO MARTINES

Comentario al libro organizado por Glória Ferreira & Cecilia Cotrim

el interés de Clement Greenberg y el debate crítico (Jorge Zahar) comienza con su aguda actualidad. Cosecha una animada discusión en países centrales sobre la noción de modernidad y en particular sobre el crítico de arte norteamericano Clement Greenberg (1909-1994). Sin reproducir una obra existente, reúne la colección en forma de círculo de debate –incluyendo algunos textos que, hasta el día de hoy, no habían sido recogidos en un libro, ni siquiera en EE.UU.

A esta inédita iniciativa se suma la apuesta por ampliar el debate a través de un extenso y minucioso material de apoyo, recogido en revistas raras y cuidadosamente elaborado por los organizadores. Cada texto se multiplica en notas con información precisa sobre lo que precede y se desarrolla la discusión. En total, considerando la amplitud de la riqueza bibliográfica y el pluralismo de la colección, nos encontramos con un libro de modelo insólito, supraautorial y casi interactivo, en el que la concepción y la ejecución priman la discusión abierta.

Aparte de estas aportaciones, ¿cuál es el debate? Se discute el proceso de constitución de la modernidad, y Greenberg es un autor central en esta discusión. A él le tocó delinear con rara claridad un sistema de arte de vanguardia, con fuerte influencia en los Estados Unidos. Además, en Brasil, vino a ocupar el lugar de portería de vanguardia que antes ocupaban los críticos de Mário Pedrosa (1900-1981), en las décadas de 1950 y 1960.

Es esta concepción propia de la escena artística estadounidense de posguerra la que se manifiesta en Arte y Cultura (1961)[i] en la crítica ocasional y en los estudios de los maestros modernistas, desde Manet (1832-1883) en adelante. Entre los escritos de Greenberg destacan los análisis sobre Monet (1840-1926) y Cézanne (1839-1906), el cubismo y el collage (que genera la escultura como construcción), de Miró (1893-1983) y Matisse (1869-1954), como post- cubistas, quienes, según el crítico, sentaron las bases de la pintura abstracta norteamericana posterior a 1945.

Sin tomar en cuenta factores de ruptura histórica –como la maldad nazi, la carrera atómica, la nueva división del mundo iniciada con el surgimiento de EE.UU. y la URSS–, Greenberg, contrario al existencialismo marxista de Harold Rosenberg (1907 -1978), aboga por la continuidad esencial del orden cultural en el período posterior a 1945, confiando en que las artes evolucionan por sí mismas y al margen de los hechos históricos, según la premisa de la irreductibilidad trascendental del acto estético.

Cree en una idea de progreso parcial frente al avance de la barbarie que denuncia, bajo el disfraz de la cultura de masas. Así, resume la “x” de la cuestión modernista en postulados: planaridad (llanura), la opticalidad, la purificación creciente e inmanentista del medio (mediano , es decir, pintura, escultura, etc.) lo que conduce a la literalidad de los signos plásticos. En este sentido, el mejor ejemplo concreto en el modernismo europeo de tal evolución antiilusionista –en convergencia con la razón moderna (en el molde del kantismo, según Greenberg)– sería el cubismo.

En los Estados Unidos de posguerra, Greenberg fue uno de los primeros en luchar por la nueva pintura abstracta. Afirma: “desde los días del cubismo no se había visto una galaxia de pintores vigorosamente talentosos y originales formada por los expresionistas abstractos”. Pero rechaza el término expresionismo abstracto y otros como pintura de acción, y en 1955 propuso la “pintura al estilo americano”. Todavía propondrá, en vano, el término abstracción pictórica (abstracción pictórica), entre 1962 y 64. Siempre para restar importancia al expresionismo alemán, plagado de influencias extrapictóricas, y para enfatizar el rigor cubista: el ejemplo de la autolimitación al plano.

Frente a quienes ven un tono espontáneo o expresionista en la pintura estadounidense de posguerra, como quieren los críticos (Rosenberg, por ejemplo) que se basan en categorías no pictóricas, Greenberg exige una atención especial solo a lo que está en el lienzo. Y su argumento ahí es que el arte de Pollock (1912-1956), de Kooning (1904-1997), Hofmann (1880-1966), Gorki (1904-1948), Still (1904-1980), Motherwell (1915-1991) ), Rothko (1903-1970), Kline (1910-1962) y Newman (1905-1970) actualizan el gran objetivo del modernismo (de Cézanne, de los cubistas) de resaltar el carácter plano de la pintura, llevándola a lo esencial; es decir, hacia una “consistencia científica”, ya vislumbrada en la “insistencia de los impresionistas en la óptica”. Con este grupo de pintores, Estados Unidos entra en la línea evolutiva de la historia del arte.

Correcto o no, tal conjunto de reflexiones -que es radicalmente antiespeculativo en su observancia de la literalidad de los hechos plásticos- cumple efectivamente la tarea del momento: sintetizar/superar el modernismo crítico europeo en la historia del arte estadounidense. De todos modos, el debate está abierto.

Greenberg, socio frecuente de Meyer Schapiro (1904-1996), a diferencia de este último, no se incorporó a instituciones académicas. Limitado al periodismo oa conferencias y eventos episódicos, se destacó como autor escribiendo en periódicos sobre las grandes retrospectivas de maestros europeos en USA y sobre libros de arte o temas afines. Su obra crítica cobra así un aspecto enigmático o incompleto frente a la firmeza y convicción de sus juicios, que, si bien sustentados en la cualidad de una singular atención visual y un razonamiento estructurado y coherente en torno a la historia del arte, sólo logran fugazmente exponer premisas. y corolarios.

Ahora, en este libro, la primera sección trae los raros textos teóricos de Greenberg en los que el autor tiene la oportunidad de presentar más razones y reflexionar sobre sus juicios. Aparece el crítico del crítico y el teórico que ve el arte moderno como esencialmente autocrítico o como aquello que, según Kant (1724-1804), se configura (esta es la “máxima expresión” de la autocrítica kantiana, dice Greenberg) como ciencia, en la medida en que expone el principio mismo como dato universal y se limita a sí mismo. Así, Greenberg anunció lo que ahora es más actual en varias áreas, pues el nombre de Kant gira como un refuerzo positivo en el eje de la agenda mundial de las ideas establecidas, impulsando las reformas de la llamada modernidad, según un sistema con norma única o que se supone universal.

En la segunda sección, entramos en contacto con textos desde diferentes ángulos, en torno a la actuación o legado del crítico. Son de cinco autores estadounidenses y tres de Francia, estos vinculados a la revista de arte contemporáneo Mancha. Excepto Barnett Newman y Rosenberg, todos participaron en el Coloquio Greenberg (Centro Pompidou, París, 1993). Hay textos del evento, pero no solo; los de Rosenberg, Leo Steinberg (1920-2011) y Rosalind Krauss (1941) son testigos de choques con los criterios de Greenberg en distintos momentos históricos.

En 1961, el rival Rosenberg polemizó agudamente con Greenberg, cuestionando tanto su formalismo como sus implicaciones sociales y colocando un "yo activo" como base de la pintura abstracta que llamó pintura de acción; en 1968 Steinberg destaca los límites del canon de Greenberg frente al trabajo de Rauschenberg (1925-2008) y JasperJohns (1930), quien inicia la el pop art en la década de 1950, y también contra el el pop art y el arte minimalista de los años 1960; Krauss, en 1972, antiguo discípulo de Greenberg, se apoya, en este texto juvenil, en las ideas de Steinberg, para divergir del antiguo maestro (con el mismo propósito, utiliza hoy el posestructuralismo francés).

De estos textos oposicionales destaca el de Steinberg, que apunta a la ruptura con la idea de un plano pictórico vertical, ligado a la oposición entre conciencia y naturaleza, en favor de una superficie operativa horizontal opaca (de superficie plana), “volver a abrirse al mundo”, concebida por Rauschenberg, pero ya sugerida por Duchamp (1887-1968), artista rechazado por Greenberg.

Los otros textos, sin embargo, recientes y sin el calor del choque, hacen un inventario del legado de Greenberg. Destacan los estudios de TJ Clark (1943),[ii] quien critica la transmutación del arte moderno en ciencia y la idea de vanguardia como actividad especializada, por encima de las fracturas sociales; y Hubert Damisch (1928-2017), que llega con el lastre de la retórica tortuosa y frívola del heideggerianismo galicizado, propio de un contingente de intelectuales franceses.

Pero, a la hora de elaborar la idea de autoeducación, Damisch tiene dos buenos momentos: el primero, cuando sitúa la autoeducación de Greenberg como una característica común a las obras fundamentales de la crítica de arte: Winckelmann ([1717-1768], La Historia del Arte en la Antigüedad, 1764), Diderot ([1713-1784], El Salón de 1765) y Lessing ([1729-1781], laocoonte, 1766). Y la segunda, cuando concluye con un paralelismo entre las perspectivas de Marx (1818-1883) y Freud (1856-1939). Presenta así la autoeducación como la forma de aprender de la clase obrera (todavía no sujeta a un partido guía), y también la forma de psicoanálisis de Freud.

*Luis Renato Martín es profesor del PPG en Historia Económica (FFLCH-USP) y Artes Visuales (ECA-USP). Es autor, entre otros libros, de Las largas raíces del formalismo en Brasil (Haymamercado/HMBS).

Revisión y asistencia en la investigación: Gustavo Mota.

Publicado originalmente con el título "Made in USA" en Revista de reseñas, No. 29 / PeriódicoEn 09.08.1997.

referencia


Glória Ferreira & Cecilia Cotrim (eds.). Clement Greenberg y el debate crítico. Traducción: Maria Luiza X. por A. Borges. Río de Janeiro, Jorge Zahar Editor / Funarte.

Notas


[i] C. Greenberg, Arte y Cultura (Boston, Beacon, 1961), selección de textos críticos, organizada por el propio autor (versión brasileña: Arte y Cultura/ Ensayos Críticos, prólogo de Rodrigo Naves, traducción de Otacílio Nunes, São Paulo, Ática, 1996). Para una colección completa de los ensayos de Greenberg, ver idem y John O'Brian (ed. by), Los ensayos completos y la crítica, 1939-69, 4 vol., Chicago, Prensa de la Universidad de Chicago, 1993.

[ii] Ver TJ Clark, "Clement Greenberg's Theory of Art" (1982), publicado en Nuevos Estudios Cebrap, No. 24, São Paulo, Cebrap, jul. 1989, págs. 131-146, con una traducción diferente, en este caso, de Marco Gianotti.

Ver todos los artículos de

10 LO MÁS LEÍDO EN LOS ÚLTIMOS 7 DÍAS

Ver todos los artículos de

BUSQUEDA

Buscar

Temas

NUEVAS PUBLICACIONES

Suscríbete a nuestro boletín de noticias!
Recibe un resumen de artículos

directo a tu correo electrónico!