por GILDA WALTHER DE ALMEIDA PRADO*
Comentario a la película de Leon Hirszman, basado en la obra de Gianfrancesco Guarnieri
En 2001, en el vigésimo aniversario del estreno de la película. no usan corbata negra, dirigida por Leon Hirszman en 1981, la Central Única dos Trabalhadores (CUT) produce un breve video donde se celebra el clásico nacional por la relevancia de los temas de la huelga y por el protagonismo de su familia de trabajadores, Romana, Otávio, Maria y Tião , exponiendo cómo la política y la represión permean el espacio privado.
Los contornos de la trama existen desde 1958, en la obra original escrita por Gianfrancesco Guarnieri a los 21 años, puesta en escena por primera vez por Teatro de Arena, con el proyecto de transformar el teatro en un espacio abierto para historias marginadas a partir de la las propias vidas y experiencias de los dramaturgos y los actores. En este primer montaje, Guarnieri interpreta a Tião, un trabajador que descubre que su novia María está embarazada. Cuando otros trabajadores de la fábrica comienzan a hacer campaña por una huelga por mejores salarios, Tião choca con su padre Otávio, un líder influyente entre sus compañeros trabajadores de la fábrica, mientras que la matriarca de la familia, Romana, lucha por mantener a la familia unida y a su esposo fuera de la cárcel. .
La decisión de Tião de ir en contra de su padre y, más tarde, de María, negándose a participar en la huelga está ligada a cuestiones de juventud. Su motivación es preservar el futuro que quiere para él y su nueva familia; sin embargo, su rechazo a la identidad de trabajador y su vinculación con el cerro donde vive es la causa de su ruptura con los demás personajes. La obra pone aún más énfasis en el desplazamiento que siente el protagonista en relación con la vida que le rodea: su fin último es la ascensión social. Al final, esta es la trágica falla que separa a Tião de María y sus padres.
El carácter clásico de Lazo negro radica en el equilibrio entre el campo familiar, interpersonal y el del mensaje político sobre el contexto histórico en el que se produjo. La maduración de su hijo, Tião, y su novia embarazada, Maria; la dificultad de Otávio, su padre, para conciliar su papel político dentro de la fábrica y sus responsabilidades con la familia; el trabajo emocional de su madre, Romana, la presencia inquebrantable entre la incertidumbre de la huelga, la terquedad de Tião y la volatilidad de Otávio. La razón por la cual este mismo texto, con todos los cambios y reformulaciones que ha sufrido desde 1958, siguió siendo relevante y complejo décadas después, también está ligado al valor de este melodrama familiar en el centro de la trama.
La película
El firme mensaje político de la película de 1981 se reitera con referencias directas a los levantamientos de trabajadores en la región del ABC de São Paulo entre 1979 y 1980 ya importantes figuras sindicales como Santo Dias (a través del personaje de Bráulio, interpretado por Milton Gonçalves); Bete Mendes, integrante de la Vanguardia Armada Revolucionaria Palmares (VAR-Palmares) en la década de 1960, fundadora del Partido de los Trabajadores y quien en la película interpreta a María, forma parte del elenco. De esta forma, Leon Hirszman inserta la película en los debates políticos de la época sobre el futuro de las organizaciones de trabajadores y el papel y función estratégica de la huelga.
Por lo tanto, no sorprende que, en el video conmemorativo producido por la CUT, las escenas de Otávio hablando con Bráulio sobre la huelga inminente se intercalan con imágenes de archivo del histórico discurso de Lula a los huelguistas en São Bernardo do Campo, configurando una imagen política de la año en que la película. Este cuadro, sin embargo, es más complejo de lo que parece, y la evolución del legado de no usan corbata negra puede entenderse a través de la maduración de los movimientos obreros en Brasil y en las diferentes situaciones políticas y represivas de cada período en que reaparece.
Hay una diferencia esencial entre el desenlace de la obra y la película: mientras en 1958 triunfa la huelga organizada por los compañeros de Tião y Otávio, en la película ocurre lo contrario. Los manifestantes son brutalmente reprimidos, resultando en la detención de Otávio (algo que ya sucedió en la obra), la agresión de María, embarazada, y la muerte de Bráulio. En la adaptación de Hirszman, la violencia estatal está mucho más presente, reflejo de los 17 años de dictadura militar. El efecto que tiene esta elección, sin embargo, es debilitar lo que era el centro de la obra: la forma en que el individualismo y el desplazamiento de Tião lo separan trágicamente de María y su familia. Que la huelga no sea retratada tan directamente y que no traiga consecuencias tan drásticas en la vida de los personajes sirve para resaltar las consecuencias de los fracasos de Tião.
Al priorizar los significados y los resultados de la huelga, Hirszman y Guarnieri alteran fundamentalmente el equilibrio entre el arco de la mayoría de edad de Tião y su traición de clase, y adaptan la trama de sus propias experiencias políticas en la década de 1970. Partido Comunista Brasileño (aunque Guarnieri se fue después de la golpe) desde su juventud. En 1981 ocupaban el punto de vista de militantes experimentados, provenientes de una tradición del PCB de los años 40 y 50. Con las grandes huelgas de fines de los años 1970, hubo una nueva reivindicación dentro de la clase obrera, que de ninguna manera se incrustó en las estrategias y valores de los antiguos liderazgos.
Otávio es la voz de la razón, es sensato por mucho que realice acciones arriesgadas, retratadas como sacrificios por el bien de sus compañeros. Sin embargo, en la película existe en oposición a los organizadores de la huelga, que son retratados como agitadores, impulsivos y sin preparación. El personaje de Sartini, creado para la película, representaría al trabajador con menos experiencia sindical y que vería la huelga como una forma sencilla y objetiva de ganar un aumento salarial. Sus motivaciones son individuales, desprovistas de la misma conciencia de clase expresada por otros personajes como Bráulio, Otávio y Maria.
Contraponer los discursos pedagógicos de Otávio, interpretados con tanto cariño y delicadeza por Guarnieri a los 47 años, a los huelguistas desorganizados significa que el experimentado militante que representa es el trágico protagonista de esta historia, que se separa de su hijo y pierde lo mejor amigo por cuenta de la imprudencia de los compañeros que siempre defendió. La huelga aparece, desde un principio, como un elemento fundamentalmente desorganizador.
Memoria
Por ello, es interesante cómo encaja el legado de la película en la memoria de los levantamientos metalúrgicos, pues fue muy criticado en su momento por los personajes que protagonizaron este momento histórico, y que fueron personajes importantes en la obra de Leon Hirszman. proyecto anterior, el documental ABC de la huelga (lanzado solo después de su muerte en 1990). Hay una incongruencia interna en la elección de no representar las reuniones de sindicalistas en la película, valorando la discusión política y la experiencia de Otávio sin retratar los espacios colectivos donde los movimientos que defienden estos mismos valores en primera línea y construyen este se forman las mismas experiencias.
Discutido con motivo del lanzamiento de no usan corbata negra, El periodico Movimiento reunió a algunas de estas figuras para hablar de la película, y el propio Lula hace un comentario que resume esta confusa relación: “Quedarse en la afirmación de que hay que organizarse antes de hacer huelga es olvidar que la huelga en sí puede ser un momento importante para la organización de los trabajadores […]. En ningún momento [la película] describe el proceso de maduración política de la masa trabajadora durante la huelga”.
En vísperas de la primera victoria presidencial del Partido de los Trabajadores, la reanudación de los temas de la Lazo negro por la CUT está marcado por el intento de moderar los puntos más radicalizados en la historia de este período de lucha. Con base en la experiencia del sindicato, Otávio es un hombre de familia que honra el compromiso con sus compañeros, pero no se confunde con los “Sartinis” de la fábrica, que abusan del derecho de huelga para tener un día libre más. Desde el punto de vista de la narrativa, la violencia del clímax es consecuencia directa de esta desorganización e irresponsabilidad de los trabajadores que defienden la huelga independientemente de la aprobación o no del sindicato centralizado.
Es curiosa la forma en que el video corta los intentos frustrados de Otávio y Bráulio de llevar a sus compañeros al “sentido común”, con imágenes de estadios y plazas llenas de trabajadores escuchando los discursos de Lula. La derrota de la huelga en la película, cuando se usa en el contexto histórico de 2001, tiene el efecto de subrayar por qué los levantamientos de 1979 fueron victoriosos, elevando la competencia de sus líderes a una audiencia que quizás todavía los veía como indisciplinados y radicales.
*Gilda Walther de Almeida Prado* es un estudiante de historia en la USP.
Artículo publicado originalmente por Boletín GMARX.