Apalancamiento financiero y ciclos de desapalancamiento

Imagen: Terje Sollie
Whatsapp
Facebook
Twitter
@Instagram
Telegram

por FERNANDO NOGUEIRA DE COSTA*

Los ciclos están influenciados por la estructura institucional de la economía, ya sea que su sistema financiero se caracterice por la deuda bancaria o por el mercado de capitales.

La coevolución de las finanzas personales, corporativas, públicas, bancarias e internacionales, en ciclos de apalancamiento financiero y desapalancamiento, implica interacciones dinámicas entre todos los sectores. Estos ciclos están influenciados por la estructura institucional de la economía, ya sea que su sistema financiero se caracterice por la deuda bancaria (renta fija) o por el mercado de capitales (renta variable).

Es posible modelar las secuencias típicas de decisiones interactivas de los llamados “sectores institucionales” en cada tipo de sistema financiero y en cada fase.

En el primero, el ciclo de apalancamiento financiero se inicia desde los distintos puntos de vista de los agentes económicos. En el caso de las familias, los más pobres aumentan su consumo financiado con préstamos bancarios, aprovechando condiciones crediticias favorables con bajas tasas de interés y fácil acceso.

Las decisiones de financiar la compra de vivienda y de crédito directo para la compra de bienes de consumo duraderos son diferentes. La adquisición de bienes inmuebles requiere el compromiso de otorgar préstamos a largo plazo. En el financiamiento con hipoteca mobiliaria, hasta que se cancele el monto total del préstamo, el comprador disfruta del inmueble, pero la casa o departamento es la garantía de pago al banco. Si el comprador no paga la deuda, perderá la propiedad.

La financiación de vehículos tiende a ser una “estafa juvenil”. Antes de hacer realidad el lejano “sueño de tener casa propia”, es más fácil comprar coches financiados.

Muchos emprendedores tienen ideas pero no capital. Crean empresas con inversiones en capital fijo financiadas mediante préstamos bancarios.

Los exitosos, si están en la fase de expansión de operaciones e innovación, ya tienen relaciones de clientes con los bancos. Recurren a préstamos para ampliar la escala de producción y satisfacer la creciente demanda, ya sea de familias u otras empresas no financieras.

El desencadenante de esta fase suele ser una política fiscal expansiva: el gobierno aumenta el gasto público y las inversiones en infraestructura, financiándose mediante la emisión de títulos de deuda pública. Adopta esta política para estimular el crecimiento económico y el empleo.

Los bancos aumentan la oferta de crédito a las familias, las empresas y el gobierno, aprovechando la demanda de préstamos y la oportunidad de beneficiarse de los intereses. Contrariamente a la condena a priori del crédito por parte de los críticos de la “financiarización”, ¡todos los deudores toman “decisiones de servidumbre voluntaria” porque son beneficiosas o rentables!

En estas circunstancias favorables y/u optimistas, se produce una reducción de los requisitos crediticios. Los bancos facilitan los intereses y las condiciones de garantía para la concesión de crédito.

En una economía con un sistema financiero subdesarrollado, del que los ciudadanos desconfían y cometen fuga de capitales, se recurre a acreedores o inversores extranjeros. Se abusa de ellos si los deudores no pueden pagar los préstamos registrados en moneda extranjera (dólares).

Inicialmente, debido a la diversificación del riesgo internacional o geográfico, los inversores institucionales extranjeros compran títulos de deuda emitidos por el gobierno y las empresas, atraídos por los rendimientos ofrecidos que son muy superiores a los de la “empresa matriz”. El flujo de capital con abundante entrada de capital extranjero fomenta aún más el apalancamiento de las empresas no financieras locales.

Ocurre hasta el inicio del ciclo de desapalancamiento financiero. Ante el alto nivel de endeudamiento, las familias comienzan a reducir el consumo para pagar deudas, enfrentando limitaciones financieras. Se centran en aumentar el ahorro para reducir la deuda.

La desinversión se generaliza, cuando las empresas empiezan a recortar costes, debido a la caída de la demanda y la necesidad de pagar deudas. La situación empeora con la reducción del empleo con recortes de personal y congelación de contrataciones.

Los ideólogos neoliberales, empeorando la situación, contaminan el periodismo económico… con malas ideas. Presionan por la adopción de austeridad fiscal.

Un gobierno inepto, si es elegido por un populismo de derecha ignorante, adopta medidas de austeridad para reducir la deuda pública, recortar el gasto y aumentar los impuestos. Afirman que estas políticas son necesarias para la estabilidad inflacionaria, a fin de evitar “la eutanasia de los rentistas” (cuando la tasa de inflación excede la tasa de interés fija) y restaurar la confianza.

Como consecuencia del escenario pesimista, los bancos restringen la concesión de nuevos préstamos, debido al mayor riesgo de impago. Las provisiones para deudas de cobro dudoso se incrementan para cubrir el riesgo de pérdidas.

Ante esta situación de reversión de las expectativas optimistas, los acreedores o inversores extranjeros disponen inmediatamente la retirada de capitales antes de que el dólar se encarezca aún más. Los inversores extranjeros retiran sus inversiones debido a una mayor percepción de riesgo. Esta fuga (o repatriación) de capitales conduce a la devaluación de la moneda local y a la “inflación importada”.

En la economía de mercado de capitales (renta variable), el ciclo de apalancamiento financiero, desde el punto de vista microeconómico de las familias, comienza con la inversión en acciones. En Estados Unidos, alrededor del 10% más rico realiza compras directas de acciones y otros activos de renta variable, aprovechando la subida del mercado. El resto invierte en fondos de acciones bajo la administración de gestores profesionales.

Durante el auge, es común que los especuladores abusen del uso del crédito. Aumentan el apalancamiento para invertir más en los mercados de capitales.

Aprovechando la fase alcista, las empresas abren capital en IPOs (Oferta Pública Inicial) o realizan seguir adelante (ofertas posteriores) al emitir acciones para financiar expansión y nuevos proyectos. También se justifican por el aumento de las inversiones en Investigación y Desarrollo, financiadas mediante la emisión de acciones.

El gobierno ofrece el motor de arranque en caso de que el mecanismo privado se atasque. El Poder Legislativo aprueba incentivos fiscales y regulatorios para estimular el mercado de capitales. La financiación se produce, en países con capitalismo maduro, a través del mercado de capitales, donde la emisión de títulos de deuda pública compite con las acciones para atraer inversores.

Las instituciones financieras brindan servicios de gestión de activos de terceros. Los bancos ofrecen, a través de filiales, servicios de intermediación y gestión de activos, ampliando sus operaciones en el mercado de capitales. El crédito suele concederse para operaciones en el mercado de capitales.

En el ciclo alcista, los inversores extranjeros aumentan la inversión directa y de cartera en acciones y bonos. La entrada de capital extranjero fomenta el apalancamiento.

Todo va bien, lo que da motivos para exigir menores márgenes de seguridad o garantías. De repente, la desconfianza ante el desapego de los fundamentos hace estallar la burbuja de activos, desencadenando el ciclo de desapalancamiento.

La caída aparece cuando las familias comienzan a vender activos de renta variable para liquidar posiciones, obtener ganancias y reducir riesgos. Se centran en el ahorro, es decir, en recortar el consumo, para reducir la deuda.

Las empresas ya no abren capital ni reducen la emisión de nuevas acciones. Esta disminución se produce debido a la bajada de precios por el menor interés de los inversores. Se propusieron reducir costos reduciendo los gastos financieros, laborales y de proveedores. Hay un congelamiento de nuevos proyectos.

El gobierno toma medidas para estabilizar los mercados y restaurar la confianza de los inversores. Se acepta entonces la “regulación del mercado” con la implementación de medidas prudenciales para evitar prácticas excesivamente riesgosas.

Los bancos restringen el crédito para la especulación, es decir, operaciones apalancadas en el mercado de capitales. Se preocupan de aumentar las provisiones para deudas de cobro dudoso, es decir, pérdidas en inversiones y operaciones de mercado.

Los acreedores e inversores extranjeros están ahora “a punto de salir”. La salida de capitales provoca la depreciación de la moneda nacional. Peor es cuando el país tiene deuda en moneda extranjera y no hay reservas de divisas para pagar la deuda.

La coevolución de las finanzas personales, corporativas, públicas, bancarias e internacionales, en ciclos de apalancamiento financiero y desapalancamiento, depende de las interacciones dinámicas entre estos sectores institucionales. En las economías de deuda bancaria, el crédito bancario desempeña un papel central, mientras que en las economías de mercado de capitales, la emisión de acciones y otros instrumentos de renta variable son los principales impulsores.

En ambos casos, el apalancamiento conduce al crecimiento y la expansión, pero posteriormente a vulnerabilidades y crisis. Estos requieren procesos de desapalancamiento para restablecer la estabilidad económico-financiera.

*Fernando Nogueira da Costa Es profesor titular del Instituto de Economía de la Unicamp. Autor, entre otros libros, de Brasil de los bancos (EDUSP). Elhttps://amzn.to/3r9xVNh]


la tierra es redonda existe gracias a nuestros lectores y seguidores.
Ayúdanos a mantener esta idea en marcha.
CONTRIBUIR

Ver todos los artículos de

10 LO MÁS LEÍDO EN LOS ÚLTIMOS 7 DÍAS

Ver todos los artículos de

BUSQUEDA

Buscar

Temas

NUEVAS PUBLICACIONES